Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

4 de julio de 2020

¿Gibraltar español? No, gracias (y II)


Tras atravesar la pista de aterrizaje nos internamos en territorio inglés a través de callejuelas jalonadas de supermercados de cadenas españolas y gasolineras de proveedores británicos.
Durante el ascenso hacia la reserva natural los guías nos fueron informando sobre la flora y fauna del peñón. Sobre la flora había poco que contar pues la zona no es precisamente un vergel y sobre la fauna tampoco porque básicamente allí solo hay lagartijas y otra especie que da mucho qué hablar: los monos de Gibraltar.
Estos bichos son lo más destacable del lugar, yo diría que lo único (ex militares británicos con acento andaluz aparte). Se trata de macacos de Berbería, y su particularidad reside en que son los únicos monos “autóctonos” de Europa, en ningún otro lugar del continente europeo hay monos en libertad. Esa es la principal característica desde un punto de vista biológico, pero en realidad su principal peculiaridad es que tienen una mala leche impresionante.
Nos dijeron que estos monos son una especie protegida por dos motivos. Una, porque son raros (por lo de que son los únicos de Europa) y otra, porque el gobierno de su graciosa majestad (la majestad británica) los preserva basándose en una leyenda que dice que cuando no haya monos en Gibraltar, este dejará de ser inglés, y como los ingleses cuando trincan algo no lo sueltan ni a tiros pues quieren asegurarse de no perder el territorio. Todo esto se traduce en que si le haces algo a un mono te buscas un lío, y la premisa cuando visitas la reserva es no meterte con ellos.
Y yo me dispuse a no meterme con ellos, a no acercarme, a no darles comida (está prohibidísimo); a intentar ignorarlos, en suma. Pero ¿qué haces si son ellos los que no pasan de ti? ¿qué se hace cuando te agreden? me tendré que defender ¿no? Vamos, digo yo.

Los monos (de Gibraltar) además son muy traicioneros, desde el primer momento fueron a engañar. Los primeros que se dejaron ver eran más o menos pequeños (sentados medirían medio metro), parece ser que esas son las hembras, y fueron las que nos “recibieron”, estaban quietas a los lados del camino e iban a lo suyo. Eso nos inspiró confianza, hasta nos decidimos a hacer fotos y ellas, complacientes, se dejaban fotografiar.
A medida que ascendíamos ya se empezaron a ver otros ejemplares más grandes, pero como estaban alejados de la senda ni parecían tan grandes ni amenazadores, aunque a mí no me gustaba nada su forma de mirarnos, es como cuando un atracador se fija en su próxima víctima centrándose en sus puntos débiles para atacar. Desde que se empezaron a ver en la lejanía esos monos más grandes, una servidora se puso en estado de alarma y muy tensa.
Mi intuición no me falló, porque cuando estábamos ya casi arriba del peñón, los monos grandes (sentados medían más de un metro y tenían la cabeza más grande que la mía) se situaban en el borde del camino. Si en la lejanía sus miradas eran amenazantes, ahora que los podía ver a menos de medio metro, sus miradas eran para acojonar al más pintado.
La fiesta comenzó cuando faltaban unos doscientos metros para llegar al centro de visitantes que se halla en el lugar más alto al que se puede acceder si no eres militar.
El primer ataque lo recibió un compañero que iba delante de mí. Sin previo aviso y con total alevosía, un pedazo de mono que era más alto que yo, se encaramó a la mochila de mi colega, este intentó zafarse sacudiéndose la espalda y zarandeando la mochila. En el vaivén y dado que yo iba justo detrás, el mono se acercó a mi cara, y por la parte menos agradable de su anatomía, es decir, el culo. Entre la visión culera, los alaridos del atacado y la cobardía que me caracteriza, salí corriendo en dirección contraria mientras otro compañero que iba atrás, más valiente que yo, cogió un palo y se dedicó a arrearle al mono agresor. En mi huida me crucé con otro mono que acudía al lío, yo pensé que para ayudar a su compañero, pero no, iba a llevarse la mochila del tío del palo que la había dejado en el suelo cuando acudió al rescate del primer agredido. Los monos estos, tienen mala leche, son traicioneros y unos ladrones; se ve que tanto tiempo viviendo en un nido de piratas les ha afectado el genoma.
Cuando conseguimos llegar al centro de visitantes pensamos que ya estábamos a salvo, pero tampoco. Allí dentro los monos se paseaban como Pedro por su casa. Como están protegidos pueden hacer lo que les dé la gana, incluso estar entre las mesas del bar. Los que no pudimos hacer algunas cosas fuimos nosotros porque nos prohibieron sacar los bocatas y nos tuvimos que salir a comer sentados en unas rocas. Mientras los monos estaban dentro de la cafetería, los humanos estábamos fuera, en el monte. Esto es lo que pasa cuando te encuentras en un país donde conducen al revés que los demás.
La ingestión del bocata fue bastante accidentada porque acudieron algunos ejemplares a quitarnos la comida y también la cartera (uno de ellos abrió la cremallera de una mochila con una facilidad pasmosa). Después de comer fuimos a visitar O’Hara’s Battery, un cañón que se encuentra en la punta más alta de la roca y que apunta a tierras africanas. Allí el guía nos explicó la importancia estratégica militar del enclave porque un disparo de ese cañón podía llegar sin problemas al otro continente (y también a España) y porque se vigilaba todo el paso marítimo del estrecho. Las vistas eran espectaculares, se podía ver la bahía de Algeciras, media costa de Cádiz y parte de la de Málaga; o eso creí entender porque yo, más que el paisaje, estuve mirando los veinte o treinta monos que se acercaron a nuestro grupo y que parecía estaban atendiendo a las explicaciones del guía, pero lo que realmente esperaban eran un descuido de alguno de nosotros para llevarse la mochila o lo que pudieran trincar. Tanto interés por llevarse lo de los demás fue, para mí, la muestra más palpable de que aquellos monos eran británicos hasta el último pelo.
Cuando ya regresamos a la ciudad de Gibraltar pude constatar que la ciudad es fea como un demonio. No tiene nada destacable, solo las tiendas de perfumes, alcohol y joyas que, se supone, son más baratas, y digo se supone porque como fuimos un domingo resulta que estaban cerradas, así que no pude comprobar esos precios tan sugerentes.
Para reponernos de tanto susto simiesco y de la fealdad del lugar nos quisimos despedir de Gibraltar tomándonos una pinta de cerveza en una terracita. Vimos un pub (inglés, claro) que tenía un nombre muy british, “Lord Nelson” y allí fuimos a saciar nuestra sed. Para empezar a mí no me gustó la idea porque ver tanta bandera británica por todas partes había sacado la patriota que tengo muy, pero que muy, escondida en mi interior, y eso de ir a un sitio con el nombre del almirante que nos dio estopa en Trafalgar, pues me escocía un poco. Pero la sed era grande y mi patriotismo de escasa duración, así que nos sentamos allí.
A la izquierda de la imagen, dos productos típicos de Gibraltar: la cerveza (al fondo) y los monos (en primer plano). En la derecha de la imagen un ejemplar típico hispano (mi churri), tomándose una pinta de cerveza.

En Gibraltar casi todo el mundo habla español, sobre todo porque la mayoría de los trabajadores son de Cádiz y porque los llanitos (los nacidos en Gibraltar) aunque su pasaporte ponga Gran Bretaña, son más andaluces que la Torre del Oro. No obstante, hay mucho militar desplazado allí eventualmente, pero incluso esos algo de español saben pues su ocio lo tienen en Algeciras y alrededores. Bueno, pues nosotros dimos con el único habitante de Gibraltar que no tenía ni pajolera idea de hablar español: el camarero y dueño del pub. Debía de ser primo hermano de Gareth Bale, porque hay que ser obtuso para vivir rodeado de gente que habla español y no aprender nada.
Inesperadamente tuve que acudir a mi rudimentario inglés y la cosa acabó más o menos bien, aunque yo me bebí una jarra de cerveza en lugar de una caña porque confundí los términos “small” y “big”. Tampoco me importó mucho porque con el calor y la caminata, necesitaba reponer líquidos.
Con el sol acostándose en el horizonte abandonamos Gibraltar. Ya en tierras españolas recapacité sobre el lugar: es una zona abrupta, con una ciudad bastante fea y unos habitantes violentos y groseros (me refiero a los monos). La verdad, por un lugar así yo no me molestaría en luchar. Por mí los monos pueden quedarse en ese lugar todo el tiempo que quieran, a ver si, con un poco de suerte, se encargan ellos solitos de dejar la roca libre de británicos a base de incordiar.
¿Gibraltar español? No, gracias.




21 comentarios:

  1. Por lo que cuentas no merece la pena visitar el lugar. Yo recuerdo estar en Algeciras y ver el peñón cerca, pero nada más. Un abrazo.

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    1. La verdad es que el sitio no tiene ná, desde luego no es para volver.
      Un besote.

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  2. Pues la verdad es que con tu experiencia me has quitado las ganas de ir. Ahora entiendo el título de la entrada. Si me pasa algo con los monos me muero del susto. Para ellos, que se queden ese pedrusco y sus habitantes, aquí no los vamos a echar de menos.
    Un besote

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    1. A mí me decepcionó bastante y eso que tampoco me había hecho muchas ilusiones. Lo de los monos puede parecer gracioso, y al principio así me lo tomé yo, pero cuando tras varias horas (en subir y bajar se nos fue casi todo el día) los monos no hacían más que incordiar, lo de los simios ya era muy molesto.
      Un besote.

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  3. Una cronica muy divertida.Me ha gustado tu relato. Yo disiento en lo de Gibraltar inglés.Prefiero que sea español, por fastiar y por no querer que nos mangoneen.
    Los monos serán el ejercito que tienen ahí camuflado.
    Un abrazo.

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    1. Reconozco que ese trozo de peñasco inglés en medio de territorio español es un pegote geográfico, y que por lógica debería volver a ser español. Dicen que estratégicamente es valioso, yo no me lo creo mucho porque ahora con la tecnología bélica, lo de estar cerca de África y tener una buena panorámica del paso del estrecho se compensa con los sofisticados aparatos actuales. Yo creo que si los ingleses no devuelven el peñón es más por cabezonería que por otra cosa, y lo de que los llanitos quieran seguir siendo ingleses, aunque sean de segunda categoría, es porque viven del contrabando que la madre patria les consiente y de los trapicheos fiscales a los que se agarran muchas empresas que tienen su sede allí.
      Lo de los monos adiestrados militarmente ya lo comentó alguno de mis compañeros, porque se les veía muy bien sincronizados, así que no descarto que pertenezcan a la "rá" (como el exmilitar de la primera parte).
      Un abrazo.

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  4. Yo tampoco tengo mayor interés en Gibraltar. Se ve que somos poco prácticas y que nos da igual "la situación estratégica a la entrada del Mediterráneo".
    No conozco Gibraltar más que de paso, pero la última novela que leí de Lorenzo Silva, de la serie de Bevilacqua y Chamorro, estaba ambientada en la zona y era muy ilustrativa de las miserias de la zona. Aunque de los monos no recuerdo que hable.
    Un beso.

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    1. Te puedo asegurar que si vas a la reserva natural los monos se te quedan grabados en la memoria.
      No he leído la novela de Silva, pero si tiene los mismos gazapos con Gibraltar como los que vi sobre la Gomera en La niebla y la doncella...
      La situación del peñón es estratégica y ahí puede que resida su principal valor,
      Un besote.

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    2. Como no conozco la Gomera no pillé gazapos, pero la novela me encantó. Me refiero a "la niebla y la doncella" y me entraron muchas ganas de ir a la isla. Pensamos ir en Semana Santa aprovechando que ibamos a Lanzarote a ver a Guzmán, pero no pudo ser.

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  5. Pues vuestra opinión tan negativa no la comparte mucha gente:
    https://elviajemehizoami.com/que-hacer-en-gibraltar/
    https://lacosmopolilla.com/que-visitar-en-gibraltar/
    https://atomarpormundo.com/que-ver-en-gibraltar-la-guia-completa-para-descubrir-el-lado-mas-secreto-de-la-roca/
    https://atomarpormundo.com/donde-comer-en-gibraltar/
    https://imanesdeviaje.com/que-ver-en-gibraltar/
    https://www.viajablog.com/video-volar-helicoptero-gibraltar/

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    1. Lo que he contado es simplemente mi particular opinión, de hecho este blog no es de viajes. Mis impresiones no tienen por qué coincidir con las de la mayoría, ni yo lo pretendo. Entiendo que haya gente a las que les guste Gibraltar, para gustos se hicieron los colores.
      Gracias por pasar, anónimo visitante.

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  6. Hola Paloma como siempre genial tu manera de contarlo. A mi los monos me parecen muy poco divertidos ni graciosos y supongo que en eso tiene mucho a ver que siendo chiquita fuimos a un parque en el que campaban los monos a sus anchas y más de uno tuvo que correr porque esos bichos son muy agresivos. Pensaba que los que corrían por el Peñón al menos eran más sociables pero por lo que has contado para nada.
    No es un lugar que me atraiga para visitar y si encima esos bichos corren por todas partes, menos pero peculiar me lo ha parecido mientras te leía, ese hablar andaluz en un lugar con tanta referencia british debe ser como mínimo curioso. Desde luego no creo que los británicos se hayan quedado por su belleza y sí por su posición estratégica como bien has comentado.

    A mi lo que más me gusta de estas experiencias que cuentas son eso, tu propia experiencia y cómo lo has vivido y como bien dices es tu blog y tus impresiones, gracias por tu sinceridad siempre.
    Besotes guapa

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    1. Hasta que conocí a los monos de Gibraltar, mi única experiencia directa con estos bicho fue en el parque Faunia, allí tuve un percance con un mono saimiri (son muy pequeñitos y parecen simpáticos pero tienen la misma mala leche que las especies grandes) que se empeño en quitarme las gafas de sol que llevaba en la cabeza, y cuando me las guardé en el bolso se encaprichó de la goma que me atrapaba la coleta. Vaya lío que nos montamos el mono y yo, él dándome zarpazos y yo chillando como una loca por todo el local mientras el monitor iba detrás para quitármelo de encimo. Un show.
      Está claro que los simios no son nada amigables, sean del tamaño que sean.
      Tú, que me conoces bien y conoces el blog, sabes que cuento las cosas tal cual las siento, no tengo 'patroncinadores' a los que dorar la píldora, este blog es independiente y más pobre que las ratas porque no hay espónsor ni nada parecido.
      Un besote, guapetona.

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  7. Pues la verdad después de leerte se me quitan las ganas de ir al Peñon, y encima para encontrarme con los monos incordian- tes, no va a ser que no.
    Te voy a contar algo que tiene relación con los monos. En Huelva había un parque donde habían monos, y mi abuelo que los conocía bien, nos decía una y otra vez a mi hermana y a mi que no se nos ocurriera darle de comer bajo ningún concepto, pero mi hermana a curiosa no la gana nadie, y bastaba por aquel entonces, tenia unos cuatro años o así, que le dijeran no hagas eso para ella zasca hacerlo, total que un día se le ocurrió darle un cacahuete a un mono, y que paso que le dio un bocado, mira la riña de mi madre y de su abuelo ya te puedes imaginar, y el dolor insoportable, pero mi hermana era así, cosas de la infancia jeje.
    Un besote y buena semana.

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    1. Lo de dar de comer a los monos está prohibido en Gibraltar, pero el caso es que ellos solitos se comen lo tuyo, no hace falta que se lo des, ya lo toman ellos.
      Por lo que cuentas, por lo que cuenta Conxita y por mis propias experiencias, está claro que a los monos, sean de la especie que sea, hay que tenerlos bien lejos que son mala gente.
      Así que los de Gibraltar espero que se queden allí tan ricamente.
      Un besote

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  8. Una visita un tanto accidentada, je,je. Los monos que conviven con el ser humano son muy cabrones. Hace poco vi unas imágenes (creo que de Tailandia) donde campan a sus anchas cientos y cientos de especímenes, y la gente ya no sabe qué hacer porque les despojan de todo e incluso les atacan.
    Los de Gibraltar creo que están adoctrinados para joder a los españoles que van por esos lares. Y la verdad, no me apetece ir por allí, pues no eres la primera persona que cuenta estas "hazañas". Querer recuperar Gibraltar se ha convertido en una cuestión de honor, pero no tenemos nada que pelar. Y si todavía estuviera la Thatcher en activo, ni te cuento. Los ingleses han metido las narices en todas partes, pero no quieren ser incordiados y no sueltan sus colonias si no hay sangre de por medio. O un Gandhi toca-cojones. O un gigante como China. Por mí, que se lo queden y que disfruten de sus monos.
    Un beso.

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    1. Pues como nosotros no tenemos un Gandhi (tocacojones sí hay, en el Congreso de los diputasos mogollón, pero no tienen ni la clase ni la inteligencia del indio), ni una potencia económica como la china, nos hemos quedado sin Gibraltar como yo me quedé sin abuelas. Yo tampoco creo que lo recuperemos nunca, es otra pupita más que añadir a nuestra historia política (porque lo de dejar a Franco hasta que se muriera es otra).
      Como he comentado, estratégicamente no dudo que tenga valor el sitio, pero por lo demás... pues para mí no hay nada que rascar ahí.
      Lo de los monos a mí no dejó de sorprenderme y eso que me lo habían avisado, no sé, creo que tenía una visión distorsionada de estos bichos por culpa de tanta película de Tarzán donde la mona Chita era un encanto, y claro, luego viene la realidad a darte de tortas.
      Un besote.

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Hada verde:Cursores
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