Hace unos días terminó una serie televisiva que ha dado mucho que hablar, tanto entre los seguidores como incluso entre quienes no la llegaron a ver nunca, me estoy refiriendo a la serie «Juego de Tronos». Las maniobras de la productora para que no se filtrara ningún dato del argumento fueron noticia incluso en los telediarios, y las especulaciones sobre qué iba a pasar con algunos personajes incendiaron las redes sociales.
Pero esta serie está basada en una saga literaria, al menos en su mayor parte pues cuando se empezó a rodar la primera temporada dicha saga aún no estaba terminada, y ocho años después tras otras siete temporadas más, el escritor aún no ha finiquitado la historia, de manera que los guionistas tomaron las riendas haciendo lo que les vino en gana.
Con semejantes premisas creo que esto no va a ser una reseña al uso porque para hablar de los libros a mí se me hace muy complicado no hacer referencia a la serie televisiva.
He sido una incondicional de la serie desde sus inicios, allá por el año 2011. Si me animé a verla fue porque ya había leído un par de libros de la saga y sabía que el argumento era muy interesante.
Trasladar a la pantalla los personajes que ya conocía literariamente me resultó atractivo y no me defraudó porque las primeras temporadas eran un calco de los libros en los que estaban basados todos los episodios.
Pero poco a poco empezaron los problemas. El principal escollo fue que el escritor y creador de la saga no se decidía a terminarla. Las temporadas se sucedían, más o menos a una por libro, pero llegó un momento en que ya no había más argumento del que tirar. Mientras se rodaba una de las temporadas se publicó el quinto libro de una serie de siete. Aún faltaban (faltan) dos libros para acabar, pero no estaban escritos.
Cuando salió este quinto volumen (Danza de dragones) los guionistas ya empezaban a sacar los pies del tiesto y a cambiar cosas de la obra literaria. Esto puede ser razonable, pero algunas de esas cosas cambiadas rompían el derrotero de ciertos personajes cruciales e incluso de la historia global. A mí eso no me gustó nada.
Entonces hubo sus dimes y diretes entre la productora y el escritor y al final rompieron las relaciones. La verdad es que no sé muy bien cómo acabaron entre ellos realmente y si llegaron o no a algún acuerdo. El caso es que los guionistas se pusieron a la tarea y siguieron la historia que George R.R. Martin dejó a medias. Y, a mi modo de ver, aquí se torció la cosa completamente.
Cuando los encargados del guion televisivo se pusieron a inventar del todo (por falta de argumento literario ante la inhibición del escritor) no pude ni objetar ni recriminar pues ya no tenía con qué comparar.
Pero una vez acabada la serie definitivamente creo que se puede hacer balance.
Se han quedado muchos flecos pendientes y cosas sin aclarar, algo que me esperaba porque el autor se dedicó a abrir muchos frentes y la historia se había complicado demasiado.
Pero lo que más me ha molestado ha sido el cambio de ritmo en la recta final. Si las cinco primeras temporadas fueron bastante lentas —cosa comprensible porque los libros son igualmente lentos— el ritmo va acelerándose en las siguientes para acabar en un sprint agónico en la octava y última temporada.
Suceden tantas cosas y tan deprisa que creo no ha dado tiempo a que el espectador asimile todo lo que ocurre, de manera que la historia pierde fuerza y cuando al fin se desvela quién ocupará el trono de hierro uno se queda como flojo, como rumiando con cierto pasmo qué ha pasado.
Además, el personaje que acaba reinando es uno de los que más incógnitas me dejaron tras leer los libros, su trayectoria está llena de misterio y fue con el que más me perdí. Y esas incógnitas no se me despejaron en ningún momento en la trama televisiva, así que mal, muy mal.
No quiero insistir más porque acabaría haciendo spoiler y no sé si algún seguidor de la serie va a animarse a leer los libros. Por si alguno se decide aquí dejo la reseña exclusivamente literaria que escribí hace ya seis años. Luego no digáis que no os avisé.
Esta saga que está arrasando por todo el mundo, y más ahora que su fama ha aumentado con la emisión de la serie televisiva, es para mí un compendio de sensaciones encontradas.
Por un lado la historia es apasionante. George R.R.Martin recrea un mundo de fantasía y realidad con múltiples personajes que reflejan todo lo bueno y malo que puede albergar el ser humano. El ritmo de la narración es trepidante en muchos momentos y no se hace aburrido.
Por otro lado según he ido leyendo los cinco libros que de momento comprenden la saga, mi adhesión a la historia ha ido cambiando.
En Juego de tronos, el primer libro, nos introducimos en las intrigas de los Siete Reinos. Invernalia, Desembarco del Rey, el Muro, Stark, Lannister, Targaryen, son nombres con los que nos familiarizamos y que ya no nos abandonarán en toda la saga. Desde el primer momento la trama engancha y cuando se acaba este libro la única idea que permanece es seguir con el siguiente.
En Choque de reyes se sigue desarrollando el argumento iniciado en el primer libro. Sin embargo en éste el ritmo se ralentiza y aunque sigue siendo una lectura entretenida uno empieza a tener la sensación de que las páginas se suceden unas a otras sin que se den cambios significativos. Si se analiza en qué situación se encuentran los principales personajes al inicio del libro es la misma en la que están al final del mismo.
Tormenta de espadas me reconcilió de nuevo con las vicisitudes de los Siete Reinos. La historia vuelve a ponerse al rojo vivo dando giros inesperados. Aunque para que esos giros imprevistos se den hay que esperar al final, a las últimas cincuenta páginas, y teniendo en cuenta que el librito tiene casi mil trescientas, a mí eso me mosqueó mucho.
Festín de cuervos y Danza de dragones, me han resultado los libros más flojos de toda la colección. La lectura se hace entretenida por la fluidez con la que el escritor muestra la acción, pero lo que para algunos son libros de transición para mí ha sido una vuelta más de tuerca en una historia que ya se empieza a embrollar demasiado y, lo que es peor, que no avanza.
Lo que empezó como una saga épica y muy interesante, con acción, intriga y aventura, se está convirtiendo en un culebrón de tomo y lomo. ¿Llegaremos a ver el final algún día?
(publicada el 28 de mayo de 2013)
Kirke
Retomando la pregunta que dejé planteada en esa publicación de mayo de 2013, está claro que el final llegó a la tele, pero no a los libros. La lentitud del señor Martin a la hora de escribir es exasperante y creo que una estafa para sus lectores. Quizás no sea cosa de ser lento, puede que aún no se haya gastado el dineral que le pagaron los de HBO por los derechos de autor y no tenga necesidad, ni ganas, de ponerse a la tarea.
De momento nos quedaremos con ese final de los guionistas, que puede gustar o no, como todos los finales, pero que es un final después de todo.
Quién sabe, quizás George R. R. Martin consiga terminar la saga y podamos comparar qué final nos gusta más, yo no pierdo la esperanza. Cosas más raras se han dado.