"Invierno de 1284; los habitantes de Draguan, una pequeña población del condado de Toulouse, viven aterrorizados desde el día que el río arrastró hasta ellos unos cuerpos descuartizados. El obispo Haquin envía a unos hombres aguas arriba para investigar el crimen y estos vuelven con una extraña noticia: en mitad de unos nauseabundos pantanos han descubierto un pueblo en ruinas, Harteloup. Nadie sabe qué les ocurrió a los habitantes. ......"
Esta es parte de la sinopsis y todo el misterio que se percibe en ella es el que impera en todo el relato. La descripción del pueblo en ruinas del que se creía que toda su población había desaparecido, es muy buena. El ambiente tenebroso de la aldea y sus extraños habitantes hacen que la lectura de algunos pasajes sea realmente escalofriante. Nada que envidiar a los mejores relatos de terror.
La trama está muy bien urdida, con un final bien elaborado. La tensión y el misterio se mantienen hasta el final dando una solución a cada enigma que va apareciendo. A caballo entre el thriller y la novela histórica se nos hace una exposición muy clara de cómo las religiones han intentado siempre dominar las conductas de sus feligreses jugando con sus conciencias en pos de intereses particulares de los dirigentes. Esto es común tanto para la religión 'oficial' o la 'extraoficial' (la que se le llama herejía) y cómo siempre la reacción ante las divinidades (creadas o impuestas) es la misma. El ser humano en este aspecto es bastante predecible.
Kirke