DÍA 51 (2 de mayo)
Hoy era el primer día de libertad condicional. Ha sido emocionante, he llorado y todo. Mi reloj-pulsera de actividad también se ha emocionado, ha empezado a vibrar y a emitir lucecitas en cuanto ha notado que he caminado más de veinte pasos sin detenerme. Creo que, a su manera, él también ha llorado de emoción al comprobar que su dueña no está muerta. Es gratificante comprobar tanta lealtad. Lo hemos celebrado juntos dando un buen paseo y apurando hasta el último minuto de la hora permitida.
Este primer permiso carcelario además de emocionante ha sido complicado. Cumplir con todas las condiciones para poder disfrutarlo ha sido muy difícil. Mantener la distancia de seguridad en algunos momentos fue estresante; como los parques están cerrados la gente ha salido a hacer deporte por las aceras y en algunas, que eran demasidado estrechas, al cruzarme con un deportista o con otro paseante me he tenido que poner de perfil.
He llevado mascarilla para evitar que yo pueda contagiar y no mandar a nadie al hospital, aunque por su culpa la que casi acaba en urgencias he sido yo. Caminar a buen paso con un trapo en la cara es angustioso y dificulta mucho la respiración, además, me he asustado porque al no respirar bien, creí que tenía neumonía por el coronavirus.
No se puede ir más lejos de un kilómetro y eso también me ha agobiado. He mirado constantemente el reloj para ver cuánto me había alejado de mi casa, pero en las aceras estrechas eso casi me cuesta chocarme con un runner, entonces he salido a la calzada y casi me choco con un repartidor de Glovo.
La verdad, el paseo no ha sido muy relajante.
Además, es dos de mayo, en 1808 los madrileños salieron en tromba a la calle para oponerse a la invasión francesa, hoy, por otros motivos, también nos hemos echado a las calles. He visto alegoría en esta fecha. A ver qué pasa mañana, el tres de mayo de 1808 mogollón de madrileños murieron fusilados. Si seguimos con la alegoría lo mismo no es buena idea salir de casa mañana.
Lo he pensado y he decidido salir igualmente: la vida no es para cobardes.
DÍA 54 (5 de mayo)
Durante este confinamiento me estoy haciendo muchas preguntas. ¿Cuánto durará el encierro? ¿Habré pillado el virus? ¿Lo habré pillado sin darme cuenta y estoy inmunizada? ¿Estoy inmunizada sin haberlo pillado? ¿Se han infectado todos los periodistas y todos los políticos y les ha afectado al cerebro o ya estaban así antes? Como no encuentro respuesta, me rayo mucho.
Hay una pregunta que me hago siempre y con asiduidad diaria: ¿qué día es hoy? ¿es lunes o martes? ¿es jueves o es viernes? Da igual qué dia sea, pero por culpa de eso discutimos en casa. Hay que tirar la basura, dice mi marido, me toca. No, le contesto yo, los miércoles la tiro yo. Ya, pero hoy es martes, contesta él. No, es miércoles, digo yo. No, es martes, dice él. No, es jueves, dice mi hija, me toca a mí. Entonces, me hago más preguntas: ¿desde cuándo esta familia se pelea por tirar la basura? ¿qué nos está pasando?
Solo hay un día de la semana en que no tengo dudas: el sábado. Sé que es sábado porque el vecino que está al otro lado de la pared de mi dormitorio me lo dice. Es evangelista y los sábados oye misa, además debe de haberse propuesto convertir a todo el barrio dado el volumen que pone en la radio donde retransmiten la ceremonia. Es desconcertante despertarse a las siete de la mañana con un ¡Regocíjate, Dios te quiere! Madrugar tanto un sábado a mí no me da ningún regocijo. Y me vienen más preguntas: ¿Dios no podría quererme un poco más tarde? No sé… ¿a las diez?
DÍA 58 (9 de mayo)
Hoy nos han cateado y nos toca repetir, los del Ministerio de Sanidad no dejan que pasemos a la siguiente fase. Es injusto porque he sido una buena alumna: me he quedado en casa encerrada y cuando he salido a la calle ha sido para comprar comida y solo una vez a la semana, pero el caso es que me han suspendido.
Dicen que no tenemos infraestructuras sanitarias suficientes para combatir un repunte, ahí también he sido aplicada porque yo nunca voté a quienes se empeñaron en privatizar la sanidad y en quitarnos camas hospitalarias que resulta ahora que se necesitan para pasar de fase.
¡Qué injusticia! ¡El profe me tiene manía!
DÍA 61 (12 de mayo)
A las mujeres se nos ha acusado, en mi caso injustificadamente, de no saber aparcar. Siempre se ha achacado esto a que no sabemos calcular bien las distancias porque el sexo masculino nos ha hecho creer que quince centímetros es algo que en realidad mide bastante menos. Yo creo que esta leyenda urbana está detrás de no saber mantener la distancia social para evitar la transmisión del virus y, por eso, el metro y medio de distancia se convierte en la práctica en cuarenta centímetros como mucho. Pero esto es válido para las mujeres ¿y los tíos? Será que ellos también se creen que “eso” mide quince centímetros y así nos va.
No nos aclaramos con el sistema métrico decimal. En un metro y medio pueden caber veinte personas o solo una, depende de quien lo interprete. Ayer me fui al centro comercial, me puse en la cola de la farmacia, pero como estaban todos tan separados me equivoqué de fila y me puse en la de la carnicería, cuando me tocó turno y pedí una caja de paracetamol, el dependiente me dijo que no tenía, pero que el pollo estaba de oferta. Me llevé kilo y medio de pechuga en filetes para hacer a la plancha.
Esperemos que tantas colas, tanto deporte, tanto pasear al perro y salir con el niño y acompañar a la abuela y estar todo el p...o día en la calle no termine por meternos otra vez en casa sine die. Mucha gente se lo toma con mucha alegría y, como dicen en mi tierra "días de mucho, vísperas de nada".
ResponderEliminarMenos mal que ahí están tus diarios para ponernos una sonrisa en la cara.
Un beso.
Yo creo que, de momento, la cosa no está desmadrada del todo, que se puede controlar. Hasta cierto punto es lógico lo que está pasando. Somos gente que vive en la calle porque el clima invita a eso, somos gente muy de compadrear, de charlar con el de al lado, y después de tanto tiempo encerrados en casa, pues como que hemos salido en desbandada, pero yo creo que todo volverá a su cauce una vez pasado el frenesí inicial.
EliminarDe hecho, yo ahora no veo tanta gente paseando a la vez como los primeros días que debimos de salir todos y cada uno de los que podíamos caminar.
A ver qué pasa este lunes en Madrid, que ya nos han aprobado y pasamos de fase. Supongo que habrá tortas para coger sitio en una terraza y tomar una caña, yo seré la primera, así que entiendo que puede haber algo de confusión, pero es que hay tantas ganas...
A ver cuándo llega la normalidad, aunque sea nueva (que yo sigo diciendo que si es nueva, entonces no es normal).
Un besote, Rosa.
Muy bien tu diario, Paloma. Me encanta, me divierte y no das puntada sin hilo, que se dice. Sobre este encierro (el más largo de los países de Europa) yo también tengo mis opiniones que semanalmente (las denomino 'temporadas') voy dejando caer en un blog que tengo en wordpress que denomino "Reflexiones". En fin, no sé en qué parará todo esto. Hoy he leído a dos virólogos antropólogos que dicen que esta especie de virus no son nuevos, que siempre han existido y que es un mecanismo natural para equilibrar las poblaciones; por eso, dicen, afecta a los mayores (a los más débiles en definitiva) y menos a los jóvenes. La verdad no me consuela nada porque yo ya voy entrando (quizás ya esté dentro) en ese grupo de débiles sobrantes. Bueno, lo dejo porque si no me sale uan de mis reflexiones semanales.
ResponderEliminarUn beso fuerte, Paloma
Conozco tus reflexiones en ese blog y sabes que comparto lo que opinas de todo esto.
EliminarSí que estamos siendo muy prudentes con el tema de la desescalada si lo comparamos con otros países, pero si no fuera así, seguro que lo criticaríamos también.
Yo no creo que estos virus salgan para equilibrar la balanza, aunque es cierto que las epidemias tienen ese efecto, pero eso no quiere decir que sea a propósito. Mira, estoy leyendo ahora mismo un libro que nos recomendó nuestra común amiga Rosa, en él se dice que la naturaleza no tiene un propósito, que no hay intención en lo que pasa, solo consecuencias. Cuando algo nos ataca, es lógico que caigan los más débiles, pero no por intencionalidad, sino porque es la ley de la vida del más fuerte, o del que mejor se sabe adaptar, en nuestro caso, ¿tenemos población vulnerable? pues la vamos a defender mejor dándole las herramientas. Creo que han sucumbido los más débiles al principio, pero eso se va a controlar porque sabemos adaptarnos, ahora tendremos más cuidado con la higiene y con algunos hábitos que ya eran malos sin el coronavirus y que ahora se han visto más en relieve.
Un ejemplo de lo que digo, de que no hay intención de equilibrar la balanza, es que hace años, cuando salió la gripe A, atacaba más a una franja de edad supuestamente "sana", gente entre 20-35 años, en ese intervalo de edades las complicaciones eran mayores, mira tú por dónde.
Si sabemos sacar provecho al refrán "No hay mal que por bien no venga", saldremos reforzados de todo esto.
Un besote.
Estas peripecias me recuerdan las que tuviste que soportar cuando hacías el doctorado, pero diría que en este caso todo queda más fuera de tu control, je,je. Una cosa es depender o tener que lidiar con un jefe o con superiores y hasta colegas de profesión y otra muy distinta con una muchedumbre desbocada e irraconal que no se para a pensar en lo que hace y si lo que hace tiene o no repercusión en los demás.
ResponderEliminarY lo que últimamente se lleva es mezclar salud y política y que para aceptar un camdio de fase, en lugar de atenernos a los datos objetivos sobre nuevos contagios y/o fallecimientos, se pida, como moneda de cambio, determinadas contraprestaciones políticas. ¿Qué es lo más importante, que se me conceda tal o cual cosa o que acabemos de una vez con esta pandemia o, por o menos, que desaceleremos (ay, mira, otro término que podrían utilizar junto con la desescalada) su expansión? Y qué tendrá que ver una reivindicación en contra de la alarma general a ir blandiendo banderas españolas como si eso fuera (que lo es, en realidad) una batalla para cargarse al Gobierno, aduciendo una mala gestión de la pandemia.
En fin, de momento, no nos toca otra opción que tener paciencia, que es la madre de la ciencia, e intentar sobrevivir a tanta locura.
Un beso.
Esto es peor que mi doctorado y con diferencia, porque en aquella ocasión mi tortura tenía fecha de caducidad, sabía el día que defendería la tesis y ahí se acabaría todo, bien o mal, pero acabado al fin y al cabo. En cambio, esto no se sabe ni el cuándo, ni por supuesto, el cómo.
EliminarAunque en los dos casos, la tesis y la cuarentena, el humor me lleva a pasarlo mejor, a desdramatizar y asumir todo lo que me está ocurriendo que, bien mirado, es absurdo. También te confieso que tanta peripecia, del tipo que sea, me está minando, estoy ya harta de tanta normativa, de tantas normas.
Yo tampoco entiendo que se mezcle política con salud, lo de las banderas y las caceroladas es de juzgado de guardia, pero en el congreso tampoco dan mucho ejemplo, porque no entiendo qué tiene que ver derogar una ley laboral con mantener un estado de alarma que, se supone, es necesario para mantener a la población a salvo de la epidemia. Como ves, en este país, somos muy dados a confundir churras con merinas (no sé si en Cataluña tenéis esta expresión, pero creo que se entiende muy bien). Aquí, cada cual, va a lo suyo e intenta sacar tajada.
Un besote, colega, y a aguantar que ya queda menos (digo yo).
El primer día que pudimos salir fue algo maravilloso lo único que sin poder distanciarse un km y con la máscara puesta, pero ahora que vamos con la desescalada parece que vamos consiguiendo un poco más de libertad, lo principal es no ir para atrás.
ResponderEliminarMe gustan estos diarios del confinamiento, porque vamos escribiendo nuestros momentos históricos, los que nunca han sucedido en la vida, momentos para no olvidar.
Besos.
Yo no sé si esto lo leerán mis nietos algún día (de momento no sé siquiera si tendré nietos), pero creo que cuando pase tiempo nos daremos cuenta, y si la cosa no se repite, de que esto es una vivencia excepcional y única (esperemos). Lo que ocurre es que visto desde dentro, la cosa carga y cansa un poquito, pero yo también creo que acabaremos asumiendo la situación y mejorando.
EliminarUn beso, María.
¡Buenísimo, como siempre!Ya nos van soltando poco a poco veremos si no volvemos otra vez al redil.
ResponderEliminarBesitos
En mi comunidad ya nos han aprobado y pasamos a la fase 1 pasado mañana, Me imagino que los primeros días será un follón porque estamos como potros encerrados deseando salir, pero supongo que, después de la estampida, vendrá la calma.
EliminarUn besote.
Lo de las semejanzas con la salida del pueblo madrileño a la calle el dos de mayo pasado y el de 1808, me ha hecho sonreír, lo del solapamiento "aceríl" entre corredores, ciclistas y viandantes toda una verdad y con respecto a lo de tirar la basura, pues que quieres que te diga, por eso yo no he reñido nunca, pero es cierto que tampoco se en que día vivo, yodos son como el de la marmota.
ResponderEliminarBesos.
Hoy, como es sábado, sé perfectamente qué día de la semana es porque mi vecino de al lado de mi dormitorio ha vuelto a recordármelo. Sé que es muy poco cristiano, pero he deseado que volviera la Santa Inquisición para que se lo llevara a la hoguera (como es evangelista supongo que eso se considera ser hereje para los católicos ultraortodoxos), ¡lleva cuatro horas con la misa!
EliminarEl lunes ya tendremos un poco más de libertad, Javier, a ver cómo nos comportamos todos (supongo que los primeros días, bastante mal).
Un besote.
Hola, Paloma. Sigo tu diario, día a día. En todas partes pasa lo mismo, por eso es tan reconfortante. Dios quiera que salga esa bendita vacuna y podamos volver a andar por las calles con normalidad. Lo que más angustia es no poder ver a los seres queridos que viven no tan cerca. La pandemian nos recuerda que un abrazo, una sonrisa son muy valiosos.
ResponderEliminarCuando todo esto pase, prometo visitar más seguido a mis amigos. Uno a veces, con el asunto de la tecnología, va distanciándose sin darse cuenta. Espero para ese entonces no confundir los miércoles con los jueves. Porque, ante todo, hemos de luchar por mantener la cordura.
Un abrazo
Creo que, de todo esto se pueden aprender muchas lecciones, pero la más importante es que estamos valorando los abrazos, los besos, las caricias de nuestros seres queridos. Es cierto que, en algunos casos, tenemos las vídeo conferencias, y nos vemos y nos oímos, pero no nos tocamos, no sentimos ese calor que solo se da con el cara a cara.
EliminarYo, desde luego, tengo ganas de reunirme con mis amigos y familiares (afortunadamente tengo a mi hija en casa y mi padre vive en el mismo edificio que yo por lo que lo veo todos los días, aunque respetando la distancia de seguridad porque es muy anciano). Necesito verlos de cerca, aunque sea con un metro y medio, pero cerca, no por la pantalla de un ordenador o de una tablet.
En fin, la vacuna yo creo que saldrá más temprano que tarde, pero no tan pronto como nos quieren hacer creer algunos medios, también te lo digo. Creo que no es ético hacer pensar al personal que este invierno estará disponible (eso dicen desde EEUU) porque no creo que sea así. De momento, deberemos seguir las normas de prevención hasta que esto se controle y se "domestique" el virus.
Un abrazo, Mirna, cuídate.
A sido gratificante reírse (de nuevo, ya que te sigo por la redes sociales).
ResponderEliminarNo eres la única que no sabe en qeu día vives yo también me pasa, uf.
Gracias por este diario, sigue que esto se hace menos duro.
Besotes.
Encantada que este diario sirva de esparcimiento y para olvidar, aunque solo sea por un rato, la situación tan agobiante que estamos viviendo.
EliminarUn besote, Tere.
Fase 1 y 38º C a mediodía. El termostato de casa echa humo. Es curioso que con las primeras salidas haya aflorado también la crispación. Es demencial. No me extraña que hayan reanudado la Liga y en julio abrirán las puertas a los guiris que quieran venir, a ver si se calman los ánimos. Son tiempos extraños, pero habrá que disfrutar de la semilibertad con el mismo humor con el que escribes, Paloma. Ya nos contarás esa fase 1 como se vive en la capital.
ResponderEliminarUn abrazo.
Supongo que tanto tiempo encerrado, obedeciendo órdenes (algo que se nos da tremendamente fatal) y sin poder hacer lo que nos da la gana (por lo menos, la mayoría) nos tiene que pasar factura. En cuanto abren la mano nosotros nos desbocamos.
EliminarEsto, tarde o temprano, tiene que volver a lo de antes, más o menos, la incógnita es si traerá consecuencias irreversibles, esperemos que no.
No sé cómo nos tomaremos en Madrid lo de la fase 1. Teniendo en cuenta que llevamos más tiempo en la fase 0 que la mayoría y que nos han jaleado nuestros dirigentes políticos, supongo que saldremos en tromba.
Yo, mañana, me he propuesto tomarme una jarrita de cerveza en una terraza, no sé si lo conseguiré porque el aforo está muy reducido y creo que esa misma idea la tienen muchos más, incluidos los que nunca se toman cervezas en las terrazas. Ya lo contaré por aquí, cuenta con ello.
Un abrazo, Gerardo, y cuidado con esas temperaturas.
Me encanta y me divierte como lo cuentas y si nos han suspendido, pero creo que con bastante razón, en Madrid el día de las elecciones deben soltar algún gas "atotante" porque si no no se puede explicar tanta idiotez. Un abrazo y salud.
ResponderEliminarYo también creo que nos han suspendido merecidamente y que "el profesor" tiene argumentos de peso para catearnos, no es que nos tenga manía, es que no nos hemos aplicado lo suficiente en mantener un sistema sanitario eficaz.
EliminarYo pienso que en los días previos a las elecciones, le echan algo al agua y por eso sale lo que sale en las urnas. A mí no me afecta porque soy más de cerveza que de agua.
Un abrazo, Pura, y cuídate en esta desescalada loca, loca.