Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

7 de noviembre de 2019

La Encantada - Crónicas bercianas (I)


Tras un parón de varios meses volví al blog anunciando ciertos cambios en el mismo (Renovarse o morir). Entre otras cosas, avisé que escribiría algún relato basado en mi viaje de vacaciones. Bueno, aquí os presento el primero de ellos que formará parte de una serie llamada “Crónicas bercianas”, una especie de diario de viaje por una comarca idílica y entrañable: El Bierzo. Espero que os gusten si decidís leerlas. Al igual que pasó con las “Crónicas astures”, aparecen algunos personajes muy curiosos.



El sol empezaba a declinar y la hora me pareció perfecta para ir en busca de la ansiada soledad. Necesitaba reflexionar y para ello debía estar sola. Tras argumentar una pobre excusa, me despedí de mis acompañantes de viaje y me encaminé hacia la cueva que había visitado esa misma mañana con un grupo de excursionistas.
Nada más ver aquel recinto horadado en el interior de la montaña por la ingeniería romana muchos siglos atrás, supe que ahí encontraría el reposo y la tranquilidad que andaba buscando desde que partí de vacaciones. En aquel primer contacto, la cueva estaba ocupada por una veintena de personas que en su interior nos maravillábamos con los colores de sus paredes: naranjas, amarillos y ocres de muchas tonalidades. Pero a pesar del bullicio producido por tanta gente, pude intuir la paz que se respiraría allí una vez que los visitantes se hubieran ido, y en ese instante me propuse volver con la caída del sol, esa vez en solitario y esperando que nadie más tuviera la misma idea.
Y allí estaba por fin, constatando que no me equivocaba en mi apreciación de la mañana. La cueva estaba silenciosa e invitaba a recogerse en su interior con una penumbra acogedora que prometía sosiego y paz. Lo que yo quería para mis cavilaciones.
Si estaba tan necesitada de reflexión era porque un problema me venía rondando desde hacía meses y quería solventarlo. Mis cuitas se centraban en una actividad que durante mucho tiempo me había reportado mucho gozo pero que últimamente me resultaba insatisfactoria y hasta tediosa: administrar un blog.
Necesitaba pensar qué hacer con él, qué nuevo rumbo tomar, cómo repartir mi ocio y no agobiarme por no poder dedicarle todo el tiempo necesario. En fin, eran muchas las preguntas que me hacía y que quería responderme.
Relajada, me recosté en una de las paredes de la cueva y me dispuse a cavilar. Mientras observaba embelesada cómo el sol en su ocaso daba tonalidades cambiantes a la tierra arcillosa y cómo las sombras en movimiento retorcían aún más los troncos de los castaños, oí un carraspeo.
«Vaya» ―pensé― «al final resulta que no estoy sola. A la porra la soledad y la tranquilidad». Me incorporé para ver quién se había acercado hasta allí fastidiándome el momento zen, pero en principio no vi a nadie. Creyendo que habían sido imaginaciones mías, retomé mis meditaciones, pero entonces una piedra pequeña rodó hasta mí. Cuando seguí con la mirada la dirección por la que había llegado vi unos pies descalzos llenos de mugre y callosidades. Atónita seguí mirando hacia arriba para tener una visión completa del poseedor de aquellas extremidades y así comprobar que se trataba de una mujer desaliñada de bastante edad.
Tenía el pelo alborotado con signos de no haber visto ni un peine ni el champú en meses. En su cara destacaba una enorme nariz ganchuda en la que afloraba, como una roca en medio del inmenso océano, una verruga gorda y peluda que competía en tamaño con la propia nariz. Vestía una especie de túnica suelta llena de lamparones y rasgaduras.
«¡Una sintecho!» me dije, porque la pinta que presentaba mi nueva acompañante parecía la de una vagabunda en toda regla. Cuando me disponía a saludarla y pedir perdón por invadir su hogar ―supuse que aquella cueva era su morada, aunque no había rastros de que nadie viviera allí― ella empezó a gesticular exageradamente.
―¡Estoy harta! Qué digo harta, hartíiiiiisima. ¡Por el falo de Belcebú y sus efluvios!
Creyendo que su enfado se debía a mi intromisión quise disculparme, pero ella siguió con su diatriba sin mirarme siquiera.
―Cuando me necesitan bien que se acuerdan de mí, pero cuando ya no les hago falta, entonces me ignoran. Hasta tienen el descaro de despreciarme. ¡A mí! ¡¿Cómo se atreven?!
Viendo que su cabreo nada tenía que ver conmigo y que la buena mujer estaba al borde del colapso por la rabieta, decidí hablar.
―Cálmese, no sé a qué es debido su disgusto, pero seguro que no merece la pena que se lleve ese sofoco ―dije con el tono más conciliador del que fui capaz.
―«Ruxa, hazme el bebedizo». «Ruxa, ayúdame». «Ruxa, cuida por mi fillo que no levanta». «Ruxa, mira por las cabras que no las lleve el lobo». Ruxa, Ruxa, Ruxa. Así se les cayera un diente por cada vez que dicen mi nombre ―siguió ella, haciendo caso omiso de mi intervención a la vez que hacía extraños signos con las manos, como si dibujara en el aire.
Me acerqué para hacerme ver mejor. Hasta ese momento no parecía que aquella mujer se hubiera percatado de mi presencia y la penumbra de la cueva, que empezaba a convertirse en oscuridad, podía ser la causante.
Pero sí me había visto pues, cuando estaba a menos de medio metro, ella levantó la mano para detenerme, gesto que yo agradecí mucho porque su falta de higiene provocaba un hedor francamente desagradable.
―¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
―Verá, estaba dando un paseo por la zona, me alojo en la aldea que está abajo y…
En cuanto cité la aldea, el rostro de mi acompañante se arrugó como si fuera papel y adquirió un tono ceniciento que me dio muy mala espina. Viendo que le sobrevenía otro acceso de cólera intenté mediar, pero ella me lo impidió.
―¡Aldeanos del demonio! ¡Que todos los engendros del infierno se los lleven a un agujero inmundo y apestoso para no salir jamás! ―espetó airada y volviendo a hacer los mismos signos extraños en el aire de unos momentos antes.
Estaba claro que esa mujer andaba muy enfadada así que, por si le daba por volverse violenta y descargar su ira conmigo, decidí marcharme de allí y dejar mis reflexiones blogueras para otra ocasión más propicia. Cuando vio que me disponía a salir de la cueva, la mujer me interceptó el paso.
―¿Tú también me abandonas? ―me dijo con una mirada triste en unos ojos que entonces aprecié eran de un bellísimo color gris―. Eres igual que ellos ―añadió cabeceando y mirando al suelo.
Tras oír aquello me sentí fatal y no sabía muy bien la razón. La acababa de conocer y que me comparara con personas que la habían agraviado me parecía una injusticia por su parte. Aun así, me dio lástima y me embargó cierta responsabilidad por su tristeza, así que desistí de marcharme y me dispuse a hablar con ella. Quizás si conseguía saber de dónde venía su enfado pudiera ayudarla en algo. Total, ya que estaba allí…
―Disculpe si la he molestado, pero como la veo tan enojada he creído que mi presencia era un añadido más a su malestar ―normalmente no suelo ser tan redicha, pero, no sabía por qué, aquella mujer me invitaba a utilizar un lenguaje en desuso.
―No tienes nada de qué disculparte, filliña. Perdóname tú. Cuando esos malditos me pagan con tan mala moneda, la cólera me invade y pierdo los estribos. Soy yo la que debo pedirte disculpas ―respondió conciliadora y con un cambio tan drástico, en sus gestos y en el tono de voz, que parecía haberse trasmutado en otro ser.
―Tranquila, no pasa nada ―añadí yo mientras me llevaba las manos a la espalda sonriendo.
«Lo mismo, en lugar de una sintecho, es una desequilibrada que se ha escapado de algún psiquiátrico y yo estoy a punto de convertirme en una de sus víctimas» pensé alarmada y recordando algunos casos de enfermos mentales que acabaron matando a su madre o a su vecina… o a una idiota en busca de soledad en medio del monte al anochecer.
Pero mi extraña acompañante se sentó en el suelo y con gesto abatido comenzó a lamentarse.
―Tú no sabes la impotencia que se siente cuando una comprueba que ha sido utilizada, cuando solo se acuerdan de ti cuando te necesitan, y una vez pasada la necesidad, o cuando has satisfecho sus demandas, se olvidan de ti e incluso te desprecian.
Entonces pensé cuántas veces yo también había experimentado la misma sensación. Siempre ha habido gente interesada que solo trata a los demás en función del provecho que puedan obtener, que utiliza al prójimo como herramienta para conseguir sus egoístas propósitos. Me vinieron a la mente algunas situaciones vividas precisamente en el blog.
―Quizás le sorprendería cuánto la entiendo. A mí me ha pasado algo parecido. Más de una persona en horas bajas de creatividad se ha sincerado conmigo, y yo la he escuchado, la he consolado mientras la fama internauta se mostraba cruel con ella, o no la satisfacía plenamente. Mientras esas personas se quejaban ante mí del estrés de mantener activos sus blogs, de los requerimientos energéticos que supone estar diariamente publicando o contestando comentarios, yo escuchaba y aconsejaba y les dedicaba mi tiempo. En cambio, cuando el bajón pasa, cuando se rehacen y vuelven a sus tareas, superado el bache creativo, entonces quien ha estado apoyando y consolando es solo un recuerdo vago que se acaba ignorando en pos de los oropeles de la fama bloguera, de los “Like” y de las estadísticas de Google.
Según hablaba me di cuenta de que estaba pensando en voz alta, que estaba reflexionando sobre el problema que me había traído hasta allí. También me di cuenta de que mi interlocutora no se estaba enterando de nada a juzgar por la cara de extrañeza que ponía. Aun así, fui incapaz de controlar el torbellino de pensamientos que acudían a mí y, como si hubiera abierto una puerta imposible de volver a cerrar, seguí desahogándome con aquella desconocida.
―A mí también me han buscado cuando querían algo de mí: consuelo, consejo o simplemente un oído amigo donde descargar las penas y luego, cuando ya no me necesitaban tras desaparecer sus males, si te he visto no me acuerdo.
―¡Tú eres una bruja!
―Bueno, tampoco hace falta insultar. Vale que algunas veces digo las cosas bruscamente y con mala baba, pero siempre lo hago desde cierta inocencia…
―No te insulto, filla mía. ¡Te reconozco! Eres una de las nuestras: ¡una bruja!
Aquel plural me descolocó un poco, pero que me reconociera como una bruja me sentó mal porque algo en mi interior me decía que esa mujer tenía razón. De golpe, recordé algunas veces que me habían llamado eso, bruja: el vecino del quinto cuando le mandé a paseo en aquella junta de propietarios tan bronca, un taxista con el que tuve un encontronazo en un ceda el paso, o un noviete al que, para romper, decirle «no eres tú, soy yo» no le convenció en absoluto.
Sí, me han llamado bruja muchas veces, pero en esta ocasión la manera de decirlo llevaba cierta comprensión y algo de compadreo.
―Eres igual que yo ―insistió ella.
Ahí sí que me mosqueé. No soy ninguna belleza, pero compararme con ella… eso era demasiado. Inconscientemente me toqué el pelo, mucho más limpio y cuidado que el de ella y me toqué la nariz, que también es algo grande pero libre de verrugas pilosas. Por último, miré mi indumentaria y, aunque las zapatillas de montaña no estilizan mucho la figura, ni los pantalones multiusos son favorecedores, desde luego no presentaba el mismo aspecto de quien me decía que éramos iguales.
―Mire, señora, con todos los respetos, usted y yo no nos parecemos en nada.
―Dices eso porque no quieres ver. En la superficie no te quedes, en las profundidades has de ahondar, ahí la verdad y la esencia se encuentran.
«Esta mujer no es una vagabunda ni una loca» ―me dije― «¡Es la madre del maestro Yoda!»
Tras recolocar las palabras que había dicho para dar más coherencia a las frases, me di cuenta de que tenía bastante razón.
―Eso que dice tiene mucho sentido, pero no deja de ser demagogia, y yo necesito ahora mismo respuestas, algo tangible para tomar decisiones. No quiero hacerle perder más tiempo, así que, si no le importa, yo me retiro. Buenas noches.
―No encontrarás respuestas ahí fuera. Aquí está lo que buscas. ¿Por qué huyes? ¿Tienes miedo de lo que puedas encontrar?
―Mejor lo dejamos, no tengo ganas de discutir, pero ya le digo que es usted muy impertinente. Un poquito de urbanidad no le vendría nada mal ―le contesté algo enfadada pues además de bruja me estaba llamando gallina.
¿Bruja, yo? ¿Cobarde? Y ella, una borde. ¡No te digo!
―Eres terca, filliña. Estás ciega, quieres ver y te empeñas en cerrar los ojos. Solo aquí la luz encontrarás.
«Estará hablando figuradamente» ―pensé― «porque aquí no se ve un carajo». El sol se había ocultado completamente tras la montaña y el interior de la cueva se encontraba tenuemente iluminado por los débiles rayos de una luna tímida que apenas se dejaba ver entre las nubes.
―La carga de un pesar es más llevadera si se comparte y ¿quién mejor para compartir que alguien que es igual que tú? ―prosiguió―. ¿Por qué no te sientas aquí, conmigo, y me cuentas qué te pasa?
Accedí a su invitación porque el tono de su voz era tan suave que me sentí como hechizada. Mientras yo me sentaba en el suelo, ella se levantó y comenzó a trajinar con unos maderos que habían aparecido por ensalmo porque juraría que allí no estaban cuando yo entré. De un pliegue de su túnica raída sacó un yesquero y prendió la madera. Enseguida se hizo una fogata que templó la cueva y la llenó de una cálida luz. En las paredes se proyectaron sombras que danzaban al son de las llamas.
―La verdad es que no sé muy bien por dónde empezar ―le dije a mi anfitriona una vez que ella se acomodó frente a mí―. Tengo un blog y no sé qué hacer con él porque de un tiempo a esta parte ya no me divierte tanto como cuando lo creé.
―Aquello que lastra el equipaje, mejor es dejarlo en el camino porque si no el viaje será difícil y la meta inalcanzable.
Tras oír esto, ya no sabía si esa mujer era la madre de Yoda o la abuela del maestro de Kung Fu del pequeño saltamontes. Incliné la cabeza como un signo de incomprensión y entonces ella me aclaró:
―Deshazte del bog… del blog, o como se diga.
―¡No! Yo no quiero deshacerme de él.
―Pues quédatelo.
―Pero debería hacer cambios.
―Entonces cámbialo.
―Oiga, no me está sirviendo de mucha ayuda. No sé si se da cuenta.
―Estoy aquí para escuchar. El oído amigo no habla, atiende.
―Vale, está bien. Pues eso, que quiero cambiarlo, pero no sé muy bien cómo.
―Empieza por transformar lo que no te gusta o lo que ya no te ilusiona.
―¡Las reseñas! ―solté sin pensar. Reseñar libros se me hacía muy cuesta arriba últimamente.
―¿Por qué no te gusta eso?
―Mi opinión no suele coincidir con la de la mayoría y eso me hace creer que soy un bicho raro. Encima, escribo sin tapujos, y cuando algo no me agrada no me corto un pelo. Me da igual si el autor es famoso o no, o si me va a leer incluso. Además, si el libro está mal escrito suelo ponerme borde, utilizo un sarcasmo que en algunas ocasiones roza la crueldad. Puedo ser muy hiriente.
―¿Ves cómo sí eres una bruja?
Tanta insistencia con lo de que era una bruja empezaba a cansarme, pero preferí ignorar su último comentario y seguir con el desarrollo de mi idea.
―Bueno, pues me quito de encima las reseñas. Una cosa menos.
―¿Qué más cosas te disgustan en el… blog?
―Los relatos. En realidad, los relatos en sí mismos no. A veces me resulta incómodo tener que acortarlos porque si son muy extensos no se leen. O eso es lo que les pasa a algunos.
―¿Por qué?
―Pues porque vamos acelerados, visitamos muchos blogs y si se dedican demasiados minutos para leer un cuento extenso entonces se pierde tiempo para acudir a otros…
―¿Leer un relato largo es perder el tiempo? 
Si es malo, sí. Bueno, en el caso de ser malo, aunque sea corto, también.
Había supuesto que quien lee por afición ama la lectura. Entonces tus visitantes ¿solo van a tu blog, si van a estar poco rato?
―Podría decirse, sí. Aunque no todos mis seguidores son así, hay un puñado de fieles que leen todo, sin importarles la extensión. Son más majos…
―¿Y tú?
―Y yo, ¿qué?
―¿Que qué prefieres tú? ¿Escribir relatos cortos o largos?
―Pues, depende. Hay historias que no necesitan muchas páginas y otras requieren más espacio para contarse bien.
―Escribe como tú creas que tu historia lo necesita.
―Pero en el blog algunos relatos no tienen cabida.
―¿Seguro? Alguien los leerá, aunque sean largos.
―Tienes razón. Puede que sí.
―Tienes otra opción: no publiques en el blog las historias largas.
―Entonces nadie las leería. Un escritor quiere disfrutar escribiendo, pero también que le lean, que su trabajo sea conocido.
―¿Solo se pueden leer relatos en un… blog? ―a la buena mujer, la palabreja se le atragantaba―. ¿No hay otra manera de conseguir lectores?, aunque solo sean unos pocos, esos que te leen siempre, sin condiciones.
―Bueno, la verdad es que no todo tiene que depender del blog, eso es cierto…
―Pues escribe lo que quieras, como tú quieras, y olvídate del blog. Seguro que encuentras una manera de difundir el resultado. Aunque yo lo primero que haría sería ponerme a escribir.
La recomendación era de lo más sensata y muy sugerente. Llevaba tiempo dándole vueltas a una historia que tenía en la cabeza, con unos personajes que podían dar mucho de sí, pero que necesitaban espacio y tiempo para crecer y desarrollarse.
―¡Una novela! Voy a escribir una novela.
La idea me asaltó como una ola, de esas que aparecen repentinamente cerca de la orilla de la playa con el mar calmado y que de golpe te levantan y te dan la vuelta en un torbellino de agua y arena.
Aturdida por la revelación que había inducido aquella bruja, me levanté de un brinco.
―¡Ay, madre mía! Voy a escribir una novela ―repetí para asegurarme de que aquello no era un pronto pasajero.
―¿Y lo vas a hacer ahora mismo? Siéntate, anda. Te noto agitada.
―Ya, bueno, es que me he puesto nerviosa. Esta decisión es transcendental para mí, porque la tarea va a ser complicada, que yo no soy Cervantes precisamente. Además, es ya muy tarde, en la aldea ―la bruja torció el gesto ante su mención― están mis acompañantes y no quiero que se preocupen por mi tardanza. Ha sido usted de gran ayuda. Gracias por escucharme y por los consejos.
―De nada, filliña. Pero yo poco hice. Solo indiqué con un gesto de la mano el camino que tú misma te habías trazado pero que no sabías, o no querías, ver. Para eso estamos las hermanas, para apoyarnos y ayudarnos. ―Entonces se levantó y se acercó conmigo a la boca de la cueva, añadió: Saberse acompañada y comprendida siempre ayuda. Por eso, de vez en cuando, nos juntamos algunas de nosotras. Precisamente esta noche nos vamos a reunir aquí. ¿Te quedas?
―¡¿Un aquelarre?! ―contesté con los ojos como platos― ¿con cánticos, pócimas, sapos y machos cabríos?
―¿Sapos? ¡Qué dices! ¡Qué asco! El único animal que permitimos es el gato de Gelda que ya está mayor y no le gusta quedarse solo, así que se lo trae. En cuanto a pócimas, elaboramos simplemente una queimada con el orujo que hace Rosaura, ¡está buenísimo! Tienes que probarlo. Y lo de cantar… depende de las tazas de queimada que caigan ―se rio a carcajadas―. No, un aquelarre, no. Solo será una reunión entre colegas para hablar de nuestras cosas ―añadió afable.
La invitación era más que sugerente pero no estaba yo para reuniones brujeriles y, además, a mí el orujo me sienta fatal. Ya era hora de marcharme. Me acerqué a mi compañera y la abracé. Sorprendida comprobé que el mal olor que al principio percibí ya no estaba, en su lugar un suave aroma a brezo impregnaba su pelo.
Cuando estaba a punto de llegar a mi albergue, escoltada por la plateada luz de la luna, me pareció oír el maullido de un gato acompañado de unas carcajadas lejanas, al mismo tiempo percibí el inconfundible olor del orujo quemado. Entonces me arrepentí de no haberme quedado en esa reunión de colegas y pensé: «¡Qué bien se lo deben de estar pasando!»



NOTA
Este verano anduve por el Norte, tras unos días disfrutando del paisaje y la gastronomía gallegos, recalé en El Bierzo, concretamente en Las Médulas. La cueva a la que hago referencia es la de La Encantada, una oquedad de las muchas que se encuentran en las antiguas minas de oro romanas. Según la tradición popular allí reside una bruja y según lo que me ocurrió parece ser que es verdad.
Sé que el texto es muy largo y, precisamente, una de mis reflexiones sobre el futuro del blog se centraba en esta cuestión: la necesidad de acortar las historias porque si no, no las lee casi nadie. A la vista de este relato, se puede concluir que me trae al pairo si el texto no se ajusta a los cánones de aceptación bloguera.
Me lo he pasado pipa escribiendo esto, me encantaría que se leyera, pero si no es así… pues no pasa nada. Gracias a todos los que también pasáis de cánones y de prisas, y habéis leído hasta el final. Sois lo mejor. En cualquier caso, siempre puedo acudir a Ruxa, la habitante de la cueva, ella sí que me escucha y comprende porque las dos somos unas brujas.

33 comentarios:

  1. Así que bruja, ¿eh? Pues vete tú a saber si lo eres. Pero, eso sí, en todo caso una bruja buena o una buena bruja, ja,ja,ja.
    Me ha encantado este relato aun siendo un poco largo. Cierto será que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Sin embargo, lo bueno, si largo, hace más duradera la satisfacción que produce su lectura.
    Yo también me encontré en esa tesitura: ¿relatos breves o largos? Tiempo atrás tenía la tendencia de escribir largo y tendido y, pensando igual que tú, que los lectores se cansan de los textos largos e incluso los evitan, decidí dividirlos en varios episodios. Pero ello tampoco me satifizo, pues hubo quien me dijo que prefería leer de un tirón que en etapas, pues se olvidaba del pasado y debía releer los capítulos anteriores. Contentar a todos es harto difícil; a unos les gusta lo breve y a otros lo contrario. Así que, como no tuve ninguna bruja a mano, decidí hacer lo que el cuerpo me pidiera. Si se me ocrurría una historias larga, pues adelante. Y si alguien decide, por tal motivo, no leerla, pues qué le vamos a hacer. No hay que escribir pensando en los gustos ajenos sino en los propios.
    Escribes fenomenal y espero que podamos seguir disfrutando de tus relatos. Y si decides emprender la "aventura" de escribir una novela, mejor que mejor. Debe ser una experiencia tan extraordinaria como compleja. Yo también estoy planteándome ponerme manos a la obra, pero siempre lo voy postergando.
    Un beso, querida Paloma.
    P.D.- Tus quejas sobre el egoísmo de algunos blogueros me ha obligado a hacer un examen de conciencia, por si yo hubiera sido uno de ellos, pero creo que no, je,je.

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    1. Hola, Josep Mª.
      Creo que compartimos opiniones y vivencias muy parecidas.
      Yo también hice algún experimento con historias divididas en capítulos y, al igual que a ti, algunos blogueros se quejaron porque al dividir la historia era más difícil retomar el hilo del argumento. Nunca llueve a gusto de todos.
      Creo que lo mejor es hacer caso a la bruja del Bierzo, escribir cómo y de la manera que nos pida el cuerpo sin hacer caso de tendencias o modas. Que la historia fluya independientemente de la extensión y que quede bien es lo que realmente importa.
      La novela que me he propuesto ha quedado algo aparcada por mi nuevo trabajo que ha mermado considerablemente mi tiempo libre, pero te aseguro que es una tarea agotadora y al mismo tiempo fascinante. Estas semanas que llevo sin retomar su escritura estoy sufriendo una especie de síndrome de abstinencia.
      Ahora que nadie nos "oye" te diré que se da la casualidad que una parte de la acción de esa novela trascurre cerca de donde ahora tengo mi puesto de trabajo (es curioso cómo el destino hace coincidir algunas cosas porque cuando empecé a escribir la historia no tenia ni la más remota idea de que acabaría trabajando donde estoy ahora), el caso es que cada vez que cruzo por un puente que atraviesa un río que sale en mi historia, se me representan en la cabeza los personajes protagonistas y les echo de menos, tengo ganas de volver a estar con ellos. No sé si esto es cosa mía o le pasa a más gente, pero es algo que a mí me tiene sorprendida.
      Te animo a que emprendas tú también esa aventura, Josep Mª. Talento no te va a faltar y te aseguro que vas a disfrutar mucho.
      Entre una bruja buena y una buena bruja, creo que me viene mejor lo segundo, porque, reconozcámoslo, soy bastante bruja, ja, ja, ja.
      Puedes hacer todos los exámenes de conciencia que quieras pero ya te digo yo que no va a salir nada malo. En lo que a mí respecta tú eres de esos comentaristas que leen lo corto, lo largo y siempre atentamente. Eres de los majos a los que hago referencia ;)
      Un besote y gracias por la paciencia para leer el relato... y este comentario, que me he enrollado de lo lindo.

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  2. Hola, Paloma. Conozco la comarca berciana y lo cierto es que tiene una aroma místico, de brujería o como lo queramos llamar. Creo que has desarrollado y combinado muy bien una historia entre lo real, lo fantástico y la reflexión bloguera que llevas a cabo. En mi caso no me supone ningún problema leer un texto largo o uno corto. Me sucede lo mismo al escribir. Es decir, creo que cada texto debe tener la longitud que requiera la idea presentada. Sí es cierto que prefiero las historias, los textos o los relatos de una vez, que divididos en partes o capítulos. Pero eso es una cuestión mía que tengo la cabeza muy marciana y pierdo el hilo. También es cierto que un texto viajero se hace más cómodo de leer pues ya tenemos el contexto geográfico señalizado (sin el maldito G.P.S ja, ja, ja) y es muy sencillo retomar el hilo.
    Un beso y buen final de semana.

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    1. Hola, Miguel.
      Ese halo mágico que tiene El Bierzo yo creo que es por culpa de los castaños, ja,ja, ja. Esos árboles con el tronco tan retorcido y con huecos que parecen las puertas de una casa de hobbits, a mí me recuerdan los cuentos de la niñez cuando unos niños se perdían en el bosque y siempre aparecía algo raro, léase una bruja, un hada, un duende o un lobo que habla.
      Tienes toda la razón en que una historia puede ser corta y contar lo que sea muy bien. Tus crónicas de cine son buena muestra de ello, algunas son breves pero muy claritas (me estoy acordando de la que hiciste sobre el último Terminator y me estoy riendo), pero otras veces hay que explayarse, para plasmar mejor lo que se quiere contar.
      Gracias por pertenecer a ese estupendo club de los que leen todo aunque sea largo.
      Si te gusta El Bierzo creo que los siguientes personajes que saldrán en las próximas semanas te van a gustar.
      Un abrazo.

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  3. ¡Pero si se lee en un suspiro, Paloma! He visto tu publicación cuando ya estaba recogiendo en el trabajo y me la he imprimido para leerla en el metro. ¡Ni siete minutos de lectura he tardado! No solo por la estupenda narrativa o por el diálogo que la compone, sino porque como bloguero es imposible no sentirse identificado con las dudas que has planteado en la historia.
    ¿Esa ruxa atiende sábados y domingos? Lo digo porque me parece que yo mismo necesito su terapia.
    Llevar un blog necesita de entusiasmo, y ese entusiasmo se consigue disfrutando cada entrada, sintiendo ese cosquilleo cuando vas a dar el clic a publicar. Tener la sensación de que se ofrece algo que uno mismo considera que merece la pena. Todo ello es algo propio, esa satisfacción empieza y acaba ahí, con la publicación. Sin ello, no tiene sentido una actividad que quita horas de ocio, de sueño o de tu propia escritura.
    Por supuesto, es imposible leer todas y cada una de las publicaciones que aparecen en nuestras redes. Hay que elegir cuando uno trabaja de lunes a viernes y empieza a conectarse a partir de las nueve, con la mochila cargada de cansancio por la jornada o "a saltos" dado que también tenemos que atender a nuestra familia.
    Comencé en este mundillo hace unos tres años, en ese tiempo abrí y cerré un blog e inicié otro más enfocado a las letras ajenas que a las propias. Y esa actividad sin duda te obliga a renuncias, pero también te ofrece oportunidades. Todos los que escribimos ansiamos una isla desierta, o la cueva que visitaste, para quedarnos allí solo con papel, boli y tiempo para desarrollar historias. Es una quimera, hay que intentar organizarse y solo dedicarse a lo que nos aporta cosas, dedicando el cero coma de nuestro escaso tiempo a los malos rollos o las cuitas que en ocasiones nos caen sin saber de dónde.
    Lo dicho, se lee en un suspiro. Publica siempre lo que sientas que debes publicar. Y te lo digo yo que en alguna ocasión he publicado entradas que creo duplican esta.
    Y sobre todo, disfruta de la creación de esa novela. Un fuerte abrazo!!

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    1. Hola, David.
      Me alegra saber tu percepción de este relato, que haya sido ameno da muestra de que no me he puesto en plan pesado. He intentado añadir bastantes diálogos para que la cosa fuera más llevadera.
      No sé el horario de consulta de Ruxa, pero con que encuentres un lugar tranquilo y donde se pueda estar relativamente a solas, yo creo que Ruxa aparecerá en forma de pensamientos propios.
      Creo que la palabra que debe describir cómo gestionar un blog es la que tú mismo has dicho: entusiasmo. Cuando desaparece, entonces es hora de parar y reflexionar. Eso es lo que me pasó con el blog, ya no me ilusionaba tanto publicar, y decidí poner remedio. No sé si acertadamente o no, pero he cambiado algunas cosas y estoy más conforme.
      Lo que tú haces por los demás blogueros es algo encomiable, no solo gestionas fenomenal tu tiempo, además lo repartes para nuestro beneficio, enseñándonos y animándonos con retos y propuestas. Toda una muestra de tu generosidad.
      Gracias por eso y por los ánimos que me das. La novela no va tan rápido como a mí me gustaría porque este cuatrimestre lo tengo complicado con la asignatura que debo impartir, espero que a partir de Navidad ya puede dedicarle más tiempo porque echo de menos a mis personajes, quiero estar con ellos.
      Un abrazo fuerte, y que pases un buen domingo.

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  4. ¡Hola!
    Creo que haces bien en publicarlo auqnue sea largo. Yo lo he leído cuando he podido y ya está.
    Me ha encantado, adoro El Bierzo, creo que Las Médulas es un lugar qu eimpresiona y tu historia es ágil amena y atrapa.
    Muy feli finde y no sé, quizás llame a Ruxa proque necesito ayuda en algunas cosas, o más bien dudas, que tengo pendientes.

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    1. Hola, Gemma.
      Veo que Ruxa va a estar muy solicitada, el problema es que no le pedí el teléfono, aunque me da que no tenía y en esa cueva, además, no hay cobertura.
      Cualquier día podemos hacer "aquelarres" entre blogueros y nos consultamos las dudas que nos asalten.
      Feliz día de votaciones.
      Un besote.

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  5. Precioso relato, Paloma. Y nada pesado a pesar de su extensión. La "bruja" te vino muy bien para aclarar las ideas. ¿Es cierto que estás escribiendo una novela? Qué bien. Me encantará leerla.
    Conozco muy bien la zona de las Médulas. Hace muchos años planearon hacer una carretera hasta la Cuevona que creo que es la que tú llamas Encantada. El grupo ecologista del que yo formaba parte, peleamos mucho y conseguimos que no se hiciera. Al menos en aquellos momentos. Hace tanto que no voy...
    La actividad bloguera como toda actividad social es un toma y daca. No sé puede pretender que te lean y luego no leer. Te entiendo muy bien porque se emplea más tiempo en leer y comentar que en escribir el propio blog. Hay que dedicar mucho tiempo y yo ahora (cuando estoy en casa) lo tengo.
    Un beso.

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    1. Hola, mi fiel y 'vieja' compañera Rosa (lo de vieja es por lo de antiguo, que nos conocemos desde los inicios, ya sabes).
      La Encantada es la que se llama también 'cuevona'. No sabía lo de la carretera, menos mal que lo impedisteis porque hubiera sido una barbaridad. Yo he estado dos veces en Las Médulas, la primera, hace más de veinte años, pude acceder al interior de esa cueva, pero ahora está prohibido y solo se la puede ver desde unas vallas que están justo en la entrada, dicen que hay riesgo de desprendimientos.
      Tienes toda la razón, no se puede pretender que te lean si tú no lees también a otros compañeros. Hace unos meses restringí mis comentarios en otros blogs (sigo leyendo más o menos los mismos, pero comentarlos me supone mucho más tiempo y debo desistir) por motivos de tiempo libre, y eso se ha notado en el mío propio. Esto es lo que hay, son las 'normas', lo acepto y lo asumo.
      La novela está en marcha desde agosto, pero es verdad que anda un poco apartada por cuestiones laborales que espero se solventen cuando termine el cuatrimestre y se acaben las clases (seguiré teniendo otro tipo de ocupaciones en la universidad pero de manera más relajada, o eso espero). Si alguna vez la termino, tú serás de mis primeras lectoras, cuenta con ello.
      Un besote.

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  6. Hola, Paloma.
    No soy quién para dar consejos sobre como llevar un blog, todo lo contrario, vengo a ser la antítesis, en pocas palabras: el desertor. Por eso entiendo perfectamente los quebraderos de cabeza, la gestión de tiempo y sentirse que llega un momento, que no abarcas con todo. Y necesitas parar.
    Esta frase es profunda y bella, …en la superficie no te quedes, en las profundidades has de ahondar, ahí la verdad y la esencia se encuentran… Maravillosa.
    A mi me gustaban mucho tus reseñas, Paloma, y de bicho raro nada, todo lo contrario. Una de las cosas que más me gustan de ti, es precisamente eso, la sinceridad y esa mordacidad que desprenden tus entradas.
    Espero que escribas la novela, me encantará leerla, :)
    Por cierto, de largo nada, lo he disfrutado de principio a fin, y me quedo a la espera de más.
    Un beso enorme, y feliz fin de semana.

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    1. Hola, Irene.
      Veo que mis cuitas blogueras son bastante comunes entre los que gestionamos un blog. Eso me tranquiliza porque me siento menos rara.
      No sé si yo sería capaz de dejar el blog por grandes temporadas, solo lo hice una vez (este verano) y a punto estuve de abandonarlo definitivamente, aunque tenía nuevas ideas en mente, me costó mucho volver a conectar.
      De todas formas, siempre viene bien airearse y cambiar de escenario.
      La novela va a paso de tortuga, pero sí que quiero seguir con ella porque disfruto mucho, de verdad.
      Sé que tú eras de mis fieles seguidoras con las reseñas, pero ya estaba muy quemada y tuve que dejarlo, aunque de vez en cuando escribo mis impresiones en Facebook sobre algún libro, pero muy brevemente, nada que ver con lo que ponía por aquí.
      Un besote y gracias por "aguantar" hasta el final este relato largo.

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  7. Hola Paloma , por mera curiosidad comentando en un blog amigo , me tope con el nombre de tu blog
    y la verdad es que esta entrada es larga , pero no por eso menos interesante , ya que yo me he divertido
    empece a leerte anoche ya tarde casi a la hora bruja , y como me gusto lo que iba leyendo , te guarde en mi porta papeles
    para terminar de leer el relato esta mañana , y ahora que tengo un poco de tiempo te digo , que me gusta mucho , y si me permites un pequeño consejo , es que yo de tú , ya que te gusta escribir relatos , según lo largo que sea ¿Por que no lo haces en dos partes? poniendo que continuar , así tus lectores no se cansaran y no se irán sin haberlo leído , ahora el que de verdad sea un seguidor fiel , te leerá siempre ya sea largo sea o corto con continuaciones o sin ellas , en fin que me a gustado pasar por aquí y descubrir este bello rincón , y conocer a la persona que lo gestiona , te deseo una feliz tarde , besos de flor.
    http://forecillaysubaul.blogspot.com/2019/11/que-bello-es-vivir-de-nuevo.html
    http://elbauldemislibrosyjuguetes.blogspot.com/2019/11/palabras-raras-o-en-desuso-1.html

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    1. Hola, Flor.
      Buena idea esa de leer a la 'hora bruja', supongo que ayudaría a entrar en situación, ja, ja, ja.
      Algunas veces he publicado algún relato largo en capítulos, como tú sugieres, pero no me termina de convencer esa técnica, creo que se pierde el hilo si se deja una historia a medias para retomarla varios días después. Al menos eso me pasa a mí. De hecho, algunas veces, cuando otros compañeros han publicado así, he preferido esperar a que se terminara la serie para leerla de tirón. Pero es cuestión de gustos.
      En lo que a mí respecta, he decidido hacer caso a la bruja de la cueva y publicar el relato entero, sea lo largo que sea, y que me lean o no ya será otra cuestión; una cuestión por la que no pienso preocuparme demasiado para dejarme de malos rollos que nada me van a aportar.
      Muchas gracias por tu visita, sé muy bienvenida.
      Un beso grande.

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  8. Me he divertido de lo lindo con los diálogos entre el personaje ficticio y tú, con el que aprovechas de paso, para desahogar y compartir cuitas blogueras por las que hemos pasado algunos. yo también dejé en su momento las reseñas y según que temporadas dispongo de mas o menos tiempo, más de lo segundo que de lo primero. añade fallos en conexiones internautas y obligaciones filiales y obtendrás un descontrol a la hora de publicar, visitar, leer y comentar. Yo, como Josep hago examen de conciencia y la verdad es que no puedo estar siempre ahí, a tu lado, pero nunca abandonada del todo, no podría prescindir de un humor cuajadito de sarcasmo, ironía y un poco de mala leche. Bien servido, por otro lado envuelto en formato relato sea largo o corto. Me encanta que el mono de la escritura te posea todita toda.
    Un beso y a seguir.

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    1. Hola, Javier.
      Es complicado esto de gestionar el tiempo libre cuando se tienen tantas cosas que se quieren hacer. Yo tampoco comento todo lo que quisiera porque no me da la vida para tanto como quiero hacer. Como le digo a Rosa, he dejado de comentar en algunas ocasiones aunque no de leer, pero es que llega un momento en que hay que elegir.
      Sí que me ha servido este texto, como bien comentas, para desahogarme, ese diálogo con la bruja ha sido catártico y una buena terapia para liberar toxinas. De paso he podido aclararme y decidir qué hacer.
      Me encanta que te encante mi manera de contar las cosas, pero sabes que si no ironizo no me quedo a gusto, y si no suelto la mala baba, reviento. Además de llamarme bruja, también me han llegado a decir que tuviera cuidado con morderme la lengua porque podría envenenarme...
      Gracias por tu paciencia y tu visita, como Rosa, eres de los 'viejos' compañeros.
      Un beso.
      P.D. Una novela, padrino, ¡quién me lo iba a decir a mí hace tres o cuatro años!

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    2. ¿Te cuento un secreto?
      ¡Mi primer libro está ya en proceso!

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    3. Genial!!!
      Ya nos mantendrás informados.

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  9. Paloma es una historia un poco larga pero, como la estoy leyendo muy a gusto y me divierte, me resulta muy amena. La zona del Bierzo sobre todo ese lugar de las Médulas, la he visitado, es un lugar con un color increíble y tiene mucha historia de Brujas o meigas. Has enlazado tu propia reflexión con la conversación de la bruja con mucho acierto. Un abrazo.

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    1. Hola, Mamen.
      El lugar es mágico, esos castaños y el color de la montaña, invitan a la imaginación, y en completo silencio uno tiende a oír seres fantásticos. El escenario es ideal para conocer a brujas, de hecho yo hablé con una...
      Un besote y gracias por el tiempo.

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  10. Comentarios sobre tu divertida historia aparte, Paloma, comprendo muy bien tus "cuitas blogueras". Es más, creo que nos asaltan a todos los que llevamos un tiempo administrando un blog. Los cambios son necesarios porque nosotros mismos cambiamos y lo que antes era un reto ahora es rutina, lo que antes era novedad, ahora nos parece archi manido. Yo me tomo larguísimos descansos, ya lo sabes, y hace no tanto me mudé de blog de la noche a la mañana y sin previo aviso buscando precisamente esos cambios, tratando de satisfacer la necesidad de que no sea siempre más de lo mismo. Yo no he encontrado mi solución perfecta, así que difícilmente puedo participar en la tuya, pero si te sirve de consuelo saber que no estás sola... :)

    Por otra parte, quizás una alternativa para publicar esas historias largas que tú "necesitas" escribir como parte de tu evolución, podría ser subirlas al blog en sucesivas entregas. Por experiencia te digo que la gente las lee, que si les gusta el argumento y se enganchan, son absolutamente fieles. Para qué vamos a engañarnos, los posts muy largos se leen menos porque el tiempo es algo que a niguno nos sobra, ya lo has dicho tú misma. Por supuesto la idea de una novela también está genial, aunque mucho me temo que si te dedicas a ella, te perderemos de vista una larga temporada :(

    En fin, ya iremos viendo el resultado de tus reflexiones.

    Un beso enorme para ti y recuerdos para Ruxa y sus colegas. Parece un grupo la mar de divertido.

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    1. Hola, Julia.
      Está visto que lo que me pasa a mí, os ocurre a muchos de vosotros. El ser humano tiende a evolucionar, es lógico que lo que se percibe en un momento dado sobre algo, cambie y eso se refleja en nuestra manera de actuar.
      Recuerdo el cambio que hiciste cuando abriste un nuevo blog, me llamó la atención en su día porque yo aún no tenía estas "dudas existenciales blogueras", pero hoy te comprendo perfectamente. Fuiste muy valiente y creo que quien no arriesga nunca podrá ganar nada que valga la pena.
      Lo de poner capítulos no me termina de convencer, eso va en gustos. Como yo tengo tan mala memoria, cuando otros compañeros hacéis algo así, yo necesito repasar las entregas anteriores porque se me han olvidado algunas cosas, ja, ja, ja.
      La novela (me parece algo pretencioso llamarla así pero el caso es que llevo ya unas cien páginas y me queda mucho por contar aún, eso es una novela ¿no?) es una de las decisiones que más satisfacción me están dando, me lo paso pipa ideando situaciones, escenificando, perfilando los personajes y documentándome para no meter la pata. Es un trabajo abrumador, pero sumamente gratificante. Aunque la tengo aparcada un poco desde que se inició el curso académico, la pienso retomar en breve.
      No sé cuándo la acabaré, no tengo prisa, además tampoco me quiero centrar única y exclusivamente en ello porque, en mi caso, variar me viene bien para airearme y no obcecarme.
      Ruxa y sus colegas se lo deben de pasar fenomenal.
      Un besote grande de domingo.

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  11. No lo pienses más,... tienes la historia, los personajes y la trama,... seguro que también los lugares donde se va a desarrollar,... ¿ a qué esperas?,... solo avisa cuando firmes ejemplares ;)

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    1. Hola, Norte.
      Qué guasa te gastas, ¡firmar ejemplares! Bueno, si acabo esa novela algún día y la publico (que esa es otra) siempre puedo convocaros en un bar para tomar unas cañas y de paso os dedico los ejemplares, ja, ja, ja.
      Te tendré al tanto ;)
      Un abrazo.

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  12. ¡Vaya, qué pena que no te hayas quedado al aquelarre! Menuda oportunidad, esa de participar en uno... Encima, podrías contárnoslo... Al menos a mí, me has dejado con la miel en los labios... ¿Otra vez será?
    Afectuosos saludos

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    1. Hola, Juan Manuel.
      Lamenté mucho no haberme quedado a esa reunión porque se lo debieron de pasar bomba. No hay nada más divertido que reunirse con gente afín a ti y que piensa igual que tú.
      No descarto volver y apuntarme. Si lo hago, os lo contaré, contad con ello.
      Un abrazo y gracias por la visita.

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  13. Hola Paloma. Es la eterna duda: posts largos o cortos, entregas únicas o por partes... La respuesta es simplísima: lo que a ti te plazca. A los que nos gusta leerte, lo haremos sea como sea. A estas alturas considero tontería leer por compromiso así como el hecho de comentar sin haber leído.
    Me ha gustado mucho tu historia, cómo has enlazado tu viaje con esta cuestión que a muchos trae quebraderos de cabeza, y no te considero una bruja sino una amiga que, aunque llevara tiempo desaparecida de este mundillo, nunca me soltó la mano.
    Escribas lo que escribas, aquí estaré.
    Un abrazo

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    1. Hola, Chelo.
      ¡Qué alegría tenerte de nuevo por aquí!
      Sé que tú eres de esos visitantes fieles que leen porque les interesa y no por compromiso, y en cualquier caso sin importarte la extensión.
      Además, entre tú y yo hay una conexión especial, y sin ánimo de ofender, te diré que tú también eres un poco bruja, al menos yo lo veo así.
      Cuando me quejaba de esos egoístas que solo utilizan a los demás para sus propios fines también pensaba en quienes están en el otro platillo de la balanza, y ahí te encuentras tú. No solo eres solidaria, sino que también tienes "memoria" y eso es de agradecer siempre.
      Gracias a ti por estar presente incluso cuando no lo parece ;)
      Un besote y ¡bienvenida!

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    2. No me ofendes, me gusta lo que dices porque sé que lo dices en el sentido de "adivinar"...

      Un beso, me voy volando en mi escoba ;-)

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  14. Hola Paloma muy acertada esa bruja en ayudar a encontrar las propias respuestas, esas que conocemos pero que a veces se necesitan expresar en voz alta para convencernos que sí ese es el camino. Me ha gustado la manera de ponernos en situación y esa bruja que en un primer momento nos podia desagradar y que acaba teniendo más razón que un santo. Hay personas que se aprovechan de aquellas que escuchan, sueltan angustias y preocupaciones y cuando están bien desaparecen, es asi pero mira peor para ellas.
    Respecto al blog, las rutinas cansan y aquello que hacemos porque nos gusta no puede convertirse en una obligación, haz lo que te apetezca. No más reseñas pues no las hagas aunque yo también debo ser rara jajaja porque coincidia contigo en muchas de tus reseñas y seguiré pidiendo recomendaciones al margen del blog😜
    Relatos largos, lo mismo. Cuando escribes no siempre puedes controlar la extensión, depende del relato y de eso ha de depender de la historia que contarás. Si es larga y no tenemos tiempo pues en mi caso volveré en otro momento y darte mi opinión no dependerá de si es largo o corto. Haz amiga aquello que te haga disfrutar y muchas felicidades por esa novela que estás escribiendo, bien por ti y me encantará leerla cuando la tengas acabada.
    Un beso enorme

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    1. Hola, Conxita.
      Agradezco tus palabras porque sé que eres una persona muy sensata y coherente.
      El hablar sobre esos egoístas que andan por todas partes, no solo en los blogs, ha sido una especie de desahogo, de liberar toxinas.
      En cuanto a poner sobre el papel esas dudas que a casi todos los blogueros parece que nos asaltan en algún momento, también ha tenido cierto efecto catártico, es como plantear un problema en voz alta y así comprobar que la solución nos viene al exponerlo.
      Sí que voy a hacer lo que me pida el cuerpo y dejaré de rayarme. Como bien comentas, esto no es una obligación, el blog debe ser un divertimento.
      En cuanto a la novela... la cosa va para largo, pero sea cual sea el resultado, lo conoceréis. De momento la tengo que terminar y aunque en mi cabeza la historia está casi completa, llevarla al papel es muy laborioso y necesito mucho tiempo. Pero todo llegará (o eso espero).
      Gracias por estar ahí, Conxita, tú también eres de las fieles con las que siempre se puede contar.
      Un besote muy grande.

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  15. Me da igual si es largo o corto, sinceramente me ha gustado desde el primer momento que empece a seguirte tu manera de escribir, y ese sarcasmo y sentido del humor que le pones al texto, que lo hace muy entretenido, de modo que no te lo plantees, sigue escribiendo y punto, o al menos yo es lo que pienso.
    En cuanto a la novela, espero que pronto puedas retomarla, eso si, cuando la vayas publicar y a firmar ejemplares por favor avísame que viajo a Madrid por supuesto, no me pierdo yo tal acontecimiento por nada del mundo.
    Un besote.

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    1. Hola, Tere.
      Me alegra mucho que este relato ni se te hizo largo, ni aburrido.
      En cuanto a lo de firmar ejemplares... eres muy optimista, tú. De todas formas, si consigo publicarla ya te firmaré uno a ti, eso sí.
      Gracias por tu fidelidad.
      Un besote grande.

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