Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

8 de marzo de 2018

Ya no


Este relato corresponde a un ejercicio donde hay que mostrar el desarrollo de una relación de pareja a través de diálogos. Aquí el narrador no debe tener protagonismo para dejar que sean los propios personajes los que se definan y describan cómo es su relación.

YA NO

—Mira qué flores más bonitas te he traído. Peonías rojas, las que tanto te gustan —dijo él.

—Gracias —respondió ella.

—Eva, podías ser más entusiasta. Encima que me he acordado de elegir tus flores favoritas. No creas que es fácil encontrarlas, tuve que buscar en varias floristerías.

—Eres muy amable. Ya te he dado las gracias.

—Qué desagradable puedes llegar a ser cuando quieres —le dijo él sentándose enfrente de ella y cruzando las piernas—. ¿Todavía estás enfadada?

—No, ya no. Es que estoy cansada; pero hubiera preferido en lugar de flores una disculpa.

—Esta es mi manera de disculparme, ¿no te has dado cuenta? Tan listilla conmigo para unas cosas y tan tonta para otras, Eva.

—Da igual, Vicente. Son muy bonitas. No quiero discutir más contigo. Ya no.

—Si discutimos es porque tú quieres. Te gusta mucho buscarme las cosquillas, me tocas las narices con tonterías y claro, yo luego respondo y tú te enfadas. Ahora mismamente, te traigo flores y te pones muy borde.

—Por favor, Vicente. Déjalo ya. He dicho que no quiero discutir.

—Sí, claro, no quieres discutir, pero mírate, toda seria y con cara de vinagre. No te hagas la ofendida, sabes que tengo un pronto muy fuerte, me conoces desde hace muchos años, Eva. ¿Cuántos llevamos juntos? ¿Quince, dieciséis?

—El mes pasado se cumplieron catorce, Vicente.

—Es verdad. Menuda cara de cordero degollado me pusiste porque se me olvidó el aniversario. Yo soy muy malo con las fechas, Eva, lo sabes. De sobra lo sabes. Pero te empeñas en que me comporte como si fuera uno de esos moñas que solo están pendientes de su chica, como el marido de tu amiga Encarna, que está todo el día con regalitos y cenas sorpresa. Yo no soy así, nunca lo fui. No sé a qué viene que te pongas a estas alturas tan exquisita conmigo.

—No quiero cenas sorpresa ni nada parecido. Ya no. Lo que siempre he querido ha sido un poco de atención, Vicente, solo eso. Que me escucharas, que me tuvieras en cuenta. Y respeto. ¿Es mucho pedir?

—Mira, no empieces, Eva. Ya estás otra vez. ¿Respeto? No paras, cuando te da por un temita no lo sueltas. Eres una obsesiva de compulsión, o como se diga eso que tienen algunos y que les hace repetir las cosas una y otra vez.

Un silencio incómodo se instaló entre Eva y Vicente, como un paréntesis. Tras un minuto, Vicente se levantó y se acercó hacia donde estaba Eva. Mientras le acariciaba la mejilla le dijo:

—Venga, no nos enfademos. Sabes que tú eres lo más importante para mí, todo lo que hago es por ti y para ti. Por eso me preocupo tanto cuando llego a casa y no estás o cuando te llaman por teléfono y no sé quién es. Tú eres muy confiada, Eva, y la gente es mala; no te das cuenta pero es así. Pero para eso estoy yo, para cuidarte y protegerte. Lo malo es que de puro buena eres tonta y no sabes ver las cosas y es entonces cuando yo pierdo los nervios, Eva. Ya sabes cómo soy. Tengo un pronto muy fuerte y se me va la mano, pero sabes que es porque tú me lo pones muy difícil, nena. Por eso ayer la cosa se complicó un poco.

Eva no dijo nada y Vicente dejó de acariciarla para seguir hablando, esta vez en un tono de voz más elevado.

—¡Qué terca eres! Si sabes que me molesta que la cena no esté a su hora ¿por qué ayer tuviste que llegar tarde y sin avisar de que te retrasarías?

—Me quedé sin batería en el móvil y solo me retrasé diez minutos, Vicente, por favor.

—Ya estamos con lo de la batería del teléfono. A mí no me engañas, Eva, ¿te crees que soy tan tonto como tú? No, te olvidaste de avisarme porque estarías muy entretenida, vete tú a saber con quien. Y si hay algo que detesto más que cenar tarde es que me tomen por idiota.

—Vicente, esto no va a ninguna parte. Vamos a dejarlo. Ya da igual.

—No, no da igual. ¿No quieres hablar y que te escuchen? Pues a mí me pasa lo mismo. Yo también quiero hablar y explicarme. Si la cosa ayer acabó tan mal fue porque tú llegaste tarde y no me diste ninguna explicación y ya sabes que tengo un pronto muy fuerte. Lo sabes, Eva, lo sabes.

—Sí, lo sé. También sé cómo terminan tus prontos. Pero ya me da igual. Se acabó, Vicente. No insistas, por favor, ya no.

—¡Cómo que ya no! –dijo Vicente a voz en grito.

En ese momento las personas que estaban cerca dejaron de hablar y miraron hacia donde estaba la pareja.

—Insisto porque la culpa la tuviste tú, como las demás veces —siguió gritando Vicente—. Luego la Policía siempre me acaba deteniendo a mí, pero sabes que yo no soy culpable porque me dejas volver. Tú lo sabes, lo sabes perfectamente.

Tras un momento de silencio y cuando los demás dejaron de prestar atención a la escena, Vicente volvió a bajar el tono de voz y en un susurro le dijo a Eva:

—Pero ya pasó todo, cariño. Aquí estoy, con esas flores que tanto te gustan. Venga, Eva, no seas rencorosa.

—No, Vicente, ya no pienso volver más, no quiero estar contigo. Te dejo. Ya no me importan tus estúpidas explicaciones, ni tus patéticos arrepentimientos, ni tus prontos, ni tus flores. No me importan nada. Ya no.

En ese momento dos hombres uniformados entraron en la sala.

—¿Señor Bejarano?

—Si, soy yo –contestó Vicente.

—Tenemos que cerrar el ataúd de su esposa. El sepelio saldrá camino del cementerio en quince minutos.

Mientras esto decían, una pareja de policías se acercó a Vicente para escoltarlo.

—Por favor, agentes —dijo Vicente— ¿podrían quitarme las esposas? Me gustaría entregarle este ramo de flores a mi mujer cuando me despida de ella. Son peonías rojas. Sus preferidas. Solo quiero dejarle unas flores, no le voy a hacer nada malo. Ya no.




NOTA: Como sé que muchos de vosotros me vais a preguntar la opinión del profesor os la cuento ya. El ejercicio estaba mal hecho y no le gustó. Creo que si hubiera puesto nota me habría cascado un cero. Me dijo, y cito textualmente, que el relato es inverosímil porque los muertos no pueden hablar. Cuando le argumenté que era un diálogo imaginado de Vicente, me contestó que entonces no estaba bien expresado, que debería haberlo redactado con la forma de un diálogo interior. También me dijo, y vuelvo a citar textualmente, que los finales sorpresa están sobrevalorados en literatura.
Por suerte o por desgracia, soy bastante rebelde y en este caso no he seguido las indicaciones del profesor por lo que he publicado el texto tal como lo escribí. Díscola que es una. O terca.





29 comentarios:

  1. Estremecedor relato, Kirke. Has conseguido algo que debe de ser difícil por lo que dicen los escritores, y es un diálogo ágil, natural y sumamente creíble (aunque sea una muerta la que habla). Me ha encantado. Cada vez escribes mejor.
    Lo de los finales sorpresa lo he oído más veces. Dicen que es un pretexto para ocultar un mal texto, pero yo creo que si lo anterior es bueno, el resto depende de gustos y si es malo, no hay final que lo salve.
    Una buena aportación a este día de huelga por los derechos de las mujeres, entre ellos el derecho a la vida.
    Un beso enorme.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Rosa, me han levantado el ánimo.
      Reconozco que salí algo alicaída de clase con los comentarios del profesor. Si no le hice caso fue porque en mi fuero interno, y aunque no tenga una preparación técnica como él, pienso que el texto es bueno.
      Tu criterio y puesto que eres una lectora empedernida me resulta muy valioso.
      Gracias, guapa.
      Un beso grande.

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  2. He estado a punto de soltar dos exabruptos, el primero, de sorpresa, cuando he sabido que Eva estaba muerta. El maltratador había, por fin, acabado con ella (ojo, digo "por fin" no "al fin", ¿vale?). Y el segundo cuando he leído la opinión de tu profesor. En ambos casos, me los guardo para mí.
    Yo también tuve algunas discrepancias con mi profesora del taller de escritura creativa y si bien al principio seguía sus consejos y acataba sus críticas al pie de la letra, pues en los inicios sueles meter la pata con bastante frecuencia, al final, cuando hacía comentarios como los que te ha hecho a ti, intentaba defender mi punto de vista, pero si de todos modos reprobaba mi versión de los hechos, acababa pasando olímpicamente de su opinión y aplicaba la máxima de que "el cliente siempre tiene la razón", jajaja. En cambio, debo reconocer que le encantaban los finales sorpresa.
    Si te sirve de algo, a mí me ha encantado este diálogo y lo asumo perfectamente como algo imaginario. Ahí reside la originalidad. Imagínate si a Delibes le hubieran dicho lo absurdo de que una mujer hable con su difunto marido cinco oras seguidas cuando este lo le va a poder contestar, jeje.
    Un abrazo, campeona.

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    1. Salió a colación en la clase Cinco horas con Mario, y la diferencia con mi texto (aparte de la calidad literaria, claro, ja, ja, ja) es que ahí Mario no habla y por eso el profesor me dijo que si Eva estaba muerta solo Vicente debería hablar.
      Pero mi intención, como tú has sabido ver al leer el texto, era plasmar ese diálogo imaginario que se trae Vicente con su víctima.
      Creo que mi evolución por este taller es parecida a la que tú tuviste en su día. Al principio obedeces a rajatabla porque, es cierto, tienes muchos fallos que no sabes ni que existen, pero poco a poco, escribes a tu manera, incluso cuando sabes que estás haciendo algo "mal" y creo que dejar que cada uno muestre una historia como piensa que es mejor, aunque técnicamente no sea de forma adecuada, no es mala idea. Al final, los lectores tienen la última palabra.
      Muchas gracias, Josep Mª, por plasmar tu opinión, me ayuda muchísimo.
      Un beso.

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  3. No soy ninguna experta pero no creo que tu texto esté mal escrito y me encantan los finales sorpresa, la verdad. Estoy releyendo unos cuentos cortos de García Márquez y en uno de ellos un hombre viaja con el cadáver de su hija en una maleta y se conserva hermosa e incorrupta, y eso tampoco es muy realista, vale, sabemos que él era muy de realismo mágico pero quiero decir que a no ser que te pidieran un texto en el que no se podía utilizar nada que no resultase creible, no entiendo esa valoración.

    Mola que seas rebelde y a mí me ha encantado. Además me gusta más porque creo que mi punto débil son los diálogos, me aterra hacerlos poco realistas, que parezcan demasiado impostados, cosa que a ti, desde luego, no te ha pasado.
    Besos.

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    1. En el ejercicio no se pedía que todos los personajes debían estar vivos al hablar, ja, ja, ja. Así que ahí no incumplí ninguna regla.
      Cuando el profesor me regañaba (lo de regañar es una broma porque ´le fue correcto en todo momento) yo pensé en Cien años de soledad de García Márquez precisamente o en La casa de los espíritus de Allende, en esas novelas los muertos hablan con los vivos como si tal cosa y nadie pone objeciones (perdón por la arrogancia de comparar mi texto con esos dos monstruos de la literatura).
      Mi rebeldía, Gemma, hizo que pasara de las objeciones de mi profesor. A lo mejor me equivoco, pero de momento a los que habéis comentado no os ha importado mi transgresión.
      Un besote muy grande, guapa.

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  4. Hola Paloma, te diré que un relato a base de unos buenos diálogos como has realizado, me parece una opción super buena y que da una agilidad a la lectura que hacen que el texto se lea en un suspiro lo que es ya un logro en cualquier relato de un escritor. Al leer tu nota final, me he dado cuenta que he interpretado el relato mal o muy a manera. Y es que pensaba que el dialogo había sido real y al finalizar el mismo, se había cometido un asesinato de violencia machista. Luego entonces se habría vivido la detención de Vicente en el sepelio. En cualquier caso, me parece un ejercicio muy bueno y me gusta tu autoconfianza al publicarlo a pesar de la no buena impresión del profesor, y que además en un ejercicio de humildad, te atrevas a expresar en público la opinión del maestro. Respecto a la ola de maltrato que es realmente sobrecogedora, me gustaría dejarte una pequeña referencia cinematográfica (para cuando tengas tiempo), en forma de cortometraje, que es como un relato literario en este caso muy visual y a través del cine.

    El orden de las cosas: https://www.youtube.com/watch?v=hfGsrMBsX1Q

    Un fuerte abrazo.


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    1. Guau, Miguel, antes de ponerme a contestar los comentarios he visto el cortometraje, ¡es brutal! Y una obra cargada de simbolismos, ese cinturón que pasa de padres a hijos, Julia en la bañera sin hablar y sin poder/querer salir, ese grifo goteando que llena la bañera sin terminar de rebosar de una vez, y esa imagen final en la playa... Uff, cuando terminé de verlo me he echado a llorar y, sin ánimo de presumir de dura, te aseguro que yo no lloro fácilmente.

      Si te imaginaste que el asesinato había ocurrido después es culpa mía, ese salto tan brusco te descolocó, aunque en mi descargo he de añadir que el texto no podía exceder de un número de palabras y en tan poco espacio no podía dar lugar a transiciones más suaves.
      Muchas gracias por manifestar tu opinión, Miguel, me ayuda mucho.

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  5. Pues contrariamente a lo que opina tu profesor a mi personalmente me ha encantado la historia y la manera de plantearla.
    Y que te voy a decir yo sobre los finales sorpresa que no sepas ya.
    Un beso.

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    1. Contigo, mi profesor sufría un infarto, ja, ja, ja. Eres el maestro de los finales sorpresa.
      Creo que esos finales es cuestión de gustos, y ahí no se puede pontificar como si de una regla se tratara.
      Rosa lo ha explicado muy bien, un final sorpresa puede ser un recurso fácil para dar valor a una historia pero si la historia no es buena no hay final, por muy sorprendente que sea, que la salve.
      Un beso.

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  6. También discrepo con el profesor y es que debo ser poco obediente. Me ha parecido un buen diálogo en el que iba aumentando la tensión entre los protagonistas.
    Creo que más que decir que no era creíble, a mi me parecería más adecuado explicar cómo deberías resolver ese diálogo interior, cómo transmitirlo para que el lector no se sintiera engañado, porque me parece que al final lo que se insiste mucho es que a los lectores no les gusta que se los engañe y se podría entender que ese diálogo podría verse así, vamos esa es mi interpretación pero a mi me ha gustado cómo lo has llevado y cómo nos transmites lo que estás aprendiendo y también las dudas y las observaciones del profe.
    Recuerdo que empecé a escribir (de muy chiquitita) para cambiar las historias que no me gustaban, así que esa es la magia de escribir, crear un mundo en el que puedas hacer que pasen cosas posibles e imposibles pero es tu mundo.
    Besos

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    1. Hola, Conxita.
      Para hacer creíble ese diálogo, tal como tú dices y el propio profesor explicó también, debería haber sido un monólogo interior de Vicente, debería haber expresado él solo tanto lo que él opina como lo que, según él, opinaría su mujer. Esa hubiera sido la forma correcta.
      Pero yo quería dar voz a Eva, quería que ella hablara, aunque estuviera muerta. Y si no dejé pistas previas, como por ejemplo decir que estaban en un tanatorio o algo así, fue para hacer más manifiesto que la relación con un maltratador solo acaba definitivamente cuando ella muere. Es trágico, pero es así.
      Mi intención con ese final sorpresa no era engañar sino golpear con la triste realidad, la mayoría de las mujeres maltratadas abandonan la relación y a su torturador cuando ya es tarde, cuando mueren.
      En ese mundo imaginario que al escribir creamos yo quise que Eva hablara y mandara a la mierda a Vicente, aunque fuera desde un ataúd.
      Muchas gracias, guapa. Tus comentarios, como los de todos los demás, me ayudan muchísimo. Sois maravillosos, de verdad.
      Un beso enorme.

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  7. Me gusta muchísimo que compartas, además de tus relatos en el taller, la propuesta del ejercicio y los comentarios del profe. Te aseguro que eso nos permite aprender contigo mediante.
    Creo que lo que quizá quiso decir el profesor con eso de los finales sorpresa es fiar el relato a ese final. Es decir, ocultar deliberadamente datos al lector para que no pueda anticiparlo. De todas formas, yo siempre seré partidario de esos finales, o al menos, de intentar ese efecto. En unos casos se consigue y en otros no, pero pienso que dan tablas. Conseguir el final sorprendente es una guía para estrujarnos el cerebro en cuanto a la trama, nos entrena la imaginación y el concepto de giro de la historia. Así que te animo a buscarlos, ahora que no nos oye tu profesor.
    A mi el relato me ha gustado vamos descubriendo la historia, tristemente típica, de un crímen de género. Pero lo hace mostrándonos la perversa lógica del maltratador. Eso me encanta, no es plano, eso me gusta más todavía.
    En cuanto a los diálogos si creo que podrían ser más naturales. Explican demasiado al lector con la intención de contarle la historia cuando, en un diálogo real, serían más concisos. Esto lo he detectado en la intervención de él cuando habla de lo olvidadizo que es para las fechas.
    Tampoco es necesario nombrar en un diálogo al otro, y más cuando solo son dos personajes. No digo, por ejemplo: Esther, ¿me pasas la sal? -Claro, David. Toma. Diría: -Cariño, ¿me pasas la sal? -Ay, qué pesado eres. Toma.
    Pero sin duda pienso que este relato demuestra el enorme potencial que tienes para la narrativa. Un fuerte abrazo!!

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    1. Tomo buena nota, David, de esos fallos que no vi (ni el profesor tampoco), así que te agradezco mucho que me los hagas notar.
      Puede que mi preocupación por plasmar la obsesión de un maltratador para justificarse, para echar siempre la culpa a ella, me haya hecho excederme con las descripciones. Ese constante nombrarse uno al otro, tienes razón, es excesivo. Me empeñé, por lo visto demasiado, en que el lector conociera a los personajes por su nombre, no como algo genérico (el maltratador y la víctima), sino como personas concretas.
      Te lo comenté en una ocasión y vuelvo a hacerlo, eres un crítico excelente, sabes analizar muy bien un texto y tus aportaciones son realmente útiles. Serías un profesor de escritura muy, pero que muy bueno. Te lo digo en serio.
      En cuanto a estos ejercicios compartidos, qué quieres que te diga, David. Estoy encantada, vuestros comentarios son un añadido de calidad al curso que estoy haciendo. Saber vuestra sincera opinión me ayuda mucho y complementa lo que estoy aprendiendo en el taller.
      Como ya le he comentado a Conxita, sois todos maravillosos. Estoy contrayendo con vosotros una deuda impagable.
      Un beso enorme.

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  8. Me ha parecido un diálogo interesante donde has logrado definir la personalidad de los dos. Me sorprendió el final y te diría que si bien los muertos no hablan podría pensarse que el hombre se volvió loco y escuchaba a la muerta. Un abrazo

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    1. Mi idea al hacer hablar a Eva era ante todo darle voz, dejar que ella también pudiera decir cómo se sentía.
      Pero ese diálogo imposible puede tener una explicación si pensamos que Vicente "oyó" a su mujer, porque se volvió loco o porque quiso seguir con ella después de todo, porque se negaba a perder a su víctima.
      Gracias, Mirna, por tu visita y por tu comentario.
      Un beso.

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  9. Bueno, iba a dar mi opinión Paloma sobre lo que me ha parecido el relato, pero tras leer el comentario de David creo que él ha expresado bien la misma idea que me ha inspirado a mí su lectura.
    El planteamiento del cuento me parece muy bueno, expresar una relación tóxica a través de un diálogo, donde el final que vamos entreviendo ya se ha producido, sin posibilidad de volver atrás. Creo que la idea es original y se le puede sacar mucho jugo. Tal vez donde se pueda aducir algún pero es en la forma.
    Yo sí creo que los finales sorpresa son un plus que le da vida al relato, pero los finales sorpresa deben seguir ciertas normas. No hay nada peor que un final sorpresa sacado de la manga, que no quiero decir que este sea el caso, pero sí es cierto que durante el relato no hay ninguna pista o indicación, por muy encubierta que pudiera estar, de que la mujer está muerta, y el final sorpresa debe estar sustentado en todo el relato anterior, no puede haber una discontinuidad entre lo que vienes contando y el final. Si aparece sin más, efectivamente el lector se puede sentir engañado.
    Por otro lado también estoy de acuerdo en que los diálogos son demasiado explícitos por parte de él. Supongo que la idea del ejercicio era que los lectores nos hiciéramos una idea de la escena sin que se cuenten explícitamente las circunstancias en que se desarrolla, pero sin embargo la autora nos lo cuenta con pelos y señales por boca de Vicente. La voz de Vicente se ha convertido en la voz de la autora, cuando la premisa del ejercicio era que no se viera a la autora por ningún lado.
    Creo que la crítica va más por la forma que se le ha dado que por el planteamiento inicial, que insisto me parece bueno. Es mi opinión por supuesto y espero que no te parezca mal el haberla expresado así. Es normal y saludable ese impulso de rebeldía, pero tras la reacción inicial que todos tenemos cuando se critica algo de lo que escribimos, después de una reflexión sosegada siempre suele quedar algún consejo aprovechable.
    Un abrazo Paloma. Y por cierto creo que este taller te está viniendo muy bien y se nota, como ya te he dicho alguna vez, en la evolución de lo que escribes.

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    1. Aunque buscaba ese final brusco para recalcar más cómo suelen terminar este tipo de relaciones, dejé algunas pistas sutiles (compruebo que demasiado sutiles porque no las ha visto nadie, sniff), por ejemplo, ella dice varias veces "ya no", o cuando dice "ya da igual", o cuando ella dice que le hubiera gustado que la escucharan lo dice en pasado. Pero se ve que me pasé de sutileza. Algo que no ocurrió cuando habló Vicente, que ahí se ve que me pasé pero por el otro extremo. Ay, qué difícil es esto. Supongo que algún día le cogeré el tranquillo.
      A mí no me importan las críticas ni las correcciones si se hacen con ánimo de instruir y con educación, así que, Jorge, tú critica y corrige todo lo que quieras porque yo lo que busco al compartir es eso, saber vuestra opinión sincera. También te digo que me gustaría que el ejemplo cundiera y se dieran debates parecidos en otros blogs, creo que aprenderíamos todos mucho, especialmente yo que me hace mucha falta.
      Normalmente hago caso de las instrucciones del profesor, esta es la primera vez que saco los pies del tiesto porque no estuve de acuerdo en que el relato fuera inverosímil porque hablara una muerta. O sí, pero es que yo quería buscar ese efecto.
      Un abrazo muy fuerte, y muchas gracias por tu aportación, me ha ayudado muchísimo.

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  10. Me ha encantado el relato, me ha entretenido mucho, l leí con mucho entusiasmo y me pareció muy verosímil todo. Excepto, como en el anterior que te leí, el final. Esos mazazos psicológicos, sin que me hayan dado una miguita antes no me agradan. Y ese empeño por matar a todo el mundo... Pero, qué te voy a decir. Te sigo leyendo con entusiasmo.
    Un gran beso.

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    1. Se me quedó en el limbo la o de "lo leí con entusiasmo".

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    2. Te reconozco que en el relato de los indigentes puede que el final "mortal" estuviera de más, aunque vivir en la calle es peligroso y hay muchos vagabundos que mueren pero no salen en las noticias.
      Sin embargo, en este relato el final creo que es de lo más realista porque, seamos sinceros, y más ahora que tenemos todos el ánimo muy subidito por las manifestaciones del 8 de marzo, la mujer maltratada está sola, el maltratador no cambia (ni órdenes de alejamiento, ni cárcel, ni terapias, ni leches) y la mayoría de estas relaciones acaban mal, en el mejor de los casos con ella "huida" y con el miedo en el cuerpo constantemente.
      Como le comento a Jorge, se supone que alguna pista sí dejé, pero fue tan sutil que no se notó. Intentaré no ser tan brusca la próxima vez ;)
      Gracias, Ángeles, por tu opinión y por seguir leyéndome.
      Un beso.

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  11. Siento que a tu profesor no le haya gustado, Paloma, porque a mí me ha encantado. El final es impactante, aunque ya intuía que la cosa no podía terminar bien por las pistas que nos ibas dando. Y el uso del "ya no" final por parte de él me ha parecido un broche de cierre genial. Ole por tu terquedad literaria :))

    ¡Un beso grande, guapa!

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    1. Con ese 'ya no' quise recalcar que en este tipo de relaciones los lamentos y las medidas siempre llegan tarde; como las flores de Vicente, se las lleva cuando ya no puede verlas.
      Gracias, Julia, por defender mi terquedad ;)
      Un beso muy grande.

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  12. A mí me ha gustado, y no comparto la opinión de tu profesor al decir que es inverosímil, de hecho cuando me he dado cuenta de que era una conversación imaginaria y de que ella ya había muerto me ha parecido que hilabas la historia muy bien. Los maltratadores se definen todos con el mismo patrón controlador y lleno de excusas, en las que ellos siempre son inocentes y siempre la culpa es de ella.
    No sé si los finales sorpresa están sobrevalorados o no, o si es un medio para camuflar lo que sea, pero el tuyo especialmente lo encuentro correcto, al menos a mí me ha gustado! Es impactante!
    Un besote guapa! :)

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    1. Gracias, María, por todo lo que me dices.
      En cuestión de gustos y percepciones no hay nada escrito, aunque se quieran seguir unas pautas a la hora de escribir es evidente que cada autor ve las cosas de una manera y hace de su capa un sayo.
      Lo mismo ocurre con los lectores, cada uno tiene sus gustos; a unos les gusta los finales sorprendentes y a otros no. En cualquier caso yo quise dejar alguna pista de que Eva estaba muerta, pero no todos lo llegaron a ver.
      Un besote, maja.

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  13. En lo particular, a mi se me hacen difíciles los diálogos. Encuentro que en tu relato tienen calidad. Lo que no imaginé en ningún momento es que ella estuviera fallecida, y que él maltratador, en su delirio pensara que estuviera viva. Es un buen ejercicio de imaginación, y poco a poco vas "tocando todos los palos".


    "Ya no" buen título.
    Saludos

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    1. En ese "ya no" iba implícito el final absoluto cuando la víctima muere, y cuando ya no sirven de nada ni las lamentaciones ni las medidas policiales, al menos para la víctima.
      Un saludo.

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  14. Pues a mi me ha gustado la forma de relatar la historia. La situación es dura, muy dura y por desgracia está a la orden del día, pero el punto de vista que has utilizado me parece distinto.
    Claro, que yo solo soy lector...

    Un abrazo.

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    1. Pues eso de que "solo" eres un lector, para mí es más que suficiente y que te haya gustado la forma de contar esta historia tan dura me da mucho ánimo.
      Cuando escribimos lo hacemos para que nos lean y si quien lee le gusta lo que escribimos, se puede decir eso de "misión cumplida".
      Gracias, David.
      Un beso.

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Hada verde:Cursores
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