Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

21 de marzo de 2018

Un segundo de una vida


El texto que viene a continuación se basa en un ejercicio donde había que redactar un 'haiku' para luego escribir un relato relacionado con él. Un 'haiku' es un poema de origen japonés basado en el budismo zen. En este tipo de versos se trata de concentrar en 17 sílabas repartidas en tres versos (5-7-5) la esencia del poema y de la filosofía zen. Si partimos de la base de que una servidora no tiene ni la más remota idea de en qué consiste la filosofía esa, el ejercicio se me antojó desde sus inicios ya muy complicado; si, además, añadimos que soy una negada absoluta para la poesía en general y para la poesía nipona en particular, redactar el dichoso 'haiku' ya fue por sí solo todo un desafío.
A continuación, el resultado.

UN SEGUNDO DE UNA VIDA


Haiku
Es un segundo,
y todo se derrumba,
nada es igual.


De joven, en aquellas borracheras universitarias después de los exámenes, jugaba con sus compañeros a imaginar qué harían si pudieran retroceder en el tiempo.  Qué cambiarían de sus vidas, qué harían de otra forma o qué dejarían de hacer para llegar a otro punto distinto del que se encontraban. Entre risas estridentes provocadas por el alcohol hablaban de besos no dados o de bocas equivocadas a las que fueron a parar. No dejaba de ser un juego estúpido, pero ahora, en medio de aquella incómoda sala del hospital, ese recuerdo le traía un sabor amargo y un dolor en el estómago que le provocaron una arcada.

El objeto de aquel juego pueril se le antojó ahora una pretensión imposible, pero deseaba con desesperación que se hiciera realidad. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo a un segundo concreto, solo uno, aquel en que decidió hacer caso a Luisa y bajar el volumen de la música. Mientras ella intentaba calmar a Rubén, que en su silla se revolvía inquieto, él solo desvió un segundo la vista de la carretera para acceder a los mandos de la radio en el salpicadero. Fue tan solo un segundo. No hizo falta más. Un segundo después, cuando levantó la mirada, un camión se abalanzaba sobre ellos y todo se derrumbó.

Por megafonía una voz sin alma llamaba a los familiares de un desgraciado que estaría luchando por su vida; sus allegados tenían que saber el resultado de esa lucha, si había ganado o si había perdido. Pero él estaba concentrado en capturar los instantes previos al derrumbamiento. Los gorgeos de Rubén en la parte de atrás, la voz de Luisa tarareando la canción que sonaba. ¿Era Melendi? ¿O era Juanes? No, era Bisbal, o el guaperas del hijo de Julio Iglesias ¿Cómo se llamaba? Luisa tamborileaba con los dedos en la parte baja de la ventanilla mientras cabeceaba al compás de la música. No conseguía recordar qué estaba sonando. Se lo preguntaría a ella. En ese instante, otro segundo, la voz metálica de la megafonía le devolvió a la sala del hospital y al presente. No podría preguntarle nunca a Luisa qué canción sonaba en aquel momento, como tampoco podría preguntarle si le gustó el regalo de cumpleaños que le había comprado, ni si el olor de las flores que estaban escondidas en el maletero le evocaban aquella primera tarde que se citaron los dos solos y, como un pánfilo, se presentó con un ramo parecido. Ya nunca podría preguntarle esas cosas, y él se quedaría con la duda, sin saber la respuesta.

 Cuando los sanitarios del Samur se llevaron a Rubén en un tumulto de ruido y luces de colores parpadeantes, él vio por última vez el rostro de Luisa, el rostro después de ese segundo maldito, un rostro sin vida, un rostro muy distinto al de un momento antes, cuando sonreía y tarareaba aquella canción de Juanes. No, era Malú.

Uno de los enfermeros le dijo que su esposa había sufrido politraumatismos muy graves e incompatibles con la vida. Muerta. Luisa está muerta. ¿Por qué dan tantos rodeos? ¿Por qué no llaman a las cosas por su nombre? Pero intentaremos salvar a su hijo, prosiguió el hombre vestido de amarillo.

La megafonía seguía citando nombres de desconocidos, anunciando a los familiares que la sentencia definitiva ya estaba preparada para ser comunicada por el doctor. Entonces, esa voz metálica pronunció el nombre de su hijo.

Él se levantó y se dirigió a un pasillo iluminado, con paredes blancas que reflejaban aún más la luz hasta casi deslumbrar. Al final de ese pasillo, le esperaba una mujer vestida de verde y con las manos enfundadas en guantes de látex. Estuvo tentado de dar media vuelta y escapar, no quería saber lo que esa desconocida le tenía que decir, no quería que en un segundo su vida se derrumbara de nuevo, esta vez contundente e irremisiblemente. Quería huir y volver a ese instante antes de manipular la radio del coche. Pero no lo hizo, siguió adelante, al encuentro de la doctora.

¿Qué le diría esa mujer? ¿Que las lesiones de su hijo fueron incompatibles con la vida? ¿Que Rubén estaba vivo? ¿Que su vida, la de él, ya no tenía sentido o que, en medio de la desesperación, había un resquicio de luz? En un segundo saldría de dudas.

NOTA: Para el profesor el texto estaba muy bien (del haiku no opinó). Me puso un par de objeciones. Hice caso a una de ellas y a la otra no. Como ejercicio paralelo, y como viene siendo habitual últimamente, esperaré vuestros comentarios y si alguno objeta lo mismo lo tendré en cuenta. Solo adelantaré que si no hice caso a esa segunda observación del profesor fue porque, a mi entender, estaba más relacionada con su gusto personal que con una valoración objetiva del texto. Esperaré a saber qué opináis quienes por aquí pasáis y, si acaso, ya desvelaré al final qué objeción fue esa.






30 comentarios:

  1. Hola Kirke, tampoco puedo opinar del haiku.
    En mi humilde opinión creo que el relato es perfecto, cuando se narra el juego de cuándo eran adolescentes, y la segunda parte. La situación del personaje principal, Rubén. Describes con maestría los diversos episodios de miedo, preocupación, y una pequeña esperanza.
    Creo que te superas cada día en díficil arte de escribir. Esas clases y tú constancia seguro que hacen de ti mejor escritora.
    Un abrazo literario

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    1. En realidad Rubén es el hijo, al protagonista no le puse nombre. Gracias por tus comentarios siempre tan animosos, me ayudan mucho para seguir escribiendo.
      Un abrazo, Lola.

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  2. No entiendo nada de Haikus, pero el tuyo se atiene perfectamente a la estructura, tiene un ritmo perfecto y suena muy bien. Es todo lo que me atrevo a decir.
    Respecto al relato, salvo que se pueda objetar que nos dejas sin saber el final, cosa que sabes que yo siempre alabo porque creo que el lector tiene que aportar también algo, no veo que más objeciones se pueden hacer, a no ser, como dices, las que atañen al gusto personal de cada uno. Por mi parte, lo encuentro muy medido, muy bien escrito y con un final perfecto; dosifica la información con soltura, carece de estridencias o sentimentalismos, nos sumerge con naturalidad en el trajín de una sla de espera de urgencias... vamos, que me ha encantado. Ardo en deseos de saber las objeciones del profe. Por cierto, ¿sabe él de la existencia de este blog?
    Un beso.

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    1. Sé que te gustan los finales abiertos, y pensé en ti cuando hice este. En cambio a mí no, pero como en este curso, entre otras cosas, quiero tocar todas las teclas pues de aprender se trata, me "obligué" a ir en contra de mis preferencias y dejar esa puerta abierta del final.
      No sé si el profesor conoce el blog, yo dije que administraba uno cuando me presenté el primer día, pero nadie me preguntó ni cómo se llamaba ni han vuelto a hacer alusión a él (yo tampoco). Tengo la impresión, y esto es una idea muy particular mía, que tanto el profesor como mis compañeros, tienen una idea bastante despectiva de los blogs.
      Gracias por esos detalles a los que haces alusión y que te parecen buenos para el relato, me hace ilusión que los cites porque mi idea era transmitir todo lo que comentas sin caer en ñoñerías (esto también me lo alabó el profesor).
      Un beso y muchas gracias por tu constante apoyo, amiga.

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  3. De Haikus mejor no opino porque no tengo ni idea y voy a evitar meterme en un berenjenal del que no sabría salir airosa, pero el relato te ha quedado de lujo y yo no le veo ningún fallo. ¿No será que tienes un profesor muy tiquismiquis? :D
    Besos

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    1. Más que tisquismiquis creo que es muy exigente, algo que yo agradezco. No voy al curso a que me regalen el oído, sino a que me señalen los errores y si hago algo bien que me lo digan también, claro.
      Pero te confieso que algunas veces además de opinar "técnicamente" dice lo que le gusta o no y es ahí donde yo no suelo hacerle caso pues eso es muy subjetivo y nada tiene que ver con el escribir bien o mal. Además, él y yo tenemos gustos diametralmente opuestos.
      Un besote, guapa, gracias por tu comentario tan animoso.

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  4. Hola Paloma, aunque he leído algunos haikus se me hace una disciplina complicada para aquel que los escribe, dicho lo cual, en el que has realizado has conseguido sintetizar perfectamente el valor de del tiempo y como en un segundo o en unos pocos segundos te puede cambiar la vida. Hace un tiempo leía, en este caso en positivo, que las grandes decisiones o ideas que tomamos en nuestra vida, surgen de pensamientos internos que duran menos de un minuto. En lo relativo al relato, yo no encuentro objeciones, y me parece que está muy bien escrito y desarrollado. Supongo que la labor de un profe debe ser poner objeciones, aunque también estimular a su alumnado, espero que el tuyo cumpla con ambas funciones. Un abrazo y gracias por compartir tus trabajados ejercicios literarios.

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    1. Como le comento a Marina, el profesor tiene sus gustos particulares que vierte a la hora de analizar el texto, ahí es donde yo no suelo coincidir con él pero tampoco me preocupa demasiado, soy consciente que sobre gustos no hay nada escrito (esta frase viene que ni pintada para lo que estamos hablando, ja, ja, ja) y a mí si le gusta mi relato o no (suele ser más bien que no) me da lo mismo. Lo que me interesa es que me diga si la técnica empleada es correcta, si el mensaje se entiende y si caigo en exceso de detalles o, por el contrario, me falta información que dar al lector.
      Para no marear más la perdiz, la segunda objeción del profesor se refería a los cantantes que cito en el texto. Según él Melendi incita a la risa (por lo visto le cae fatal) y quita seriedad al texto. A mí, esta observación me pareció absurda y no le hice ni caso.
      Un abrazo, Miguel, gracias por tu comentario. Tu opinión como lector me resulta muy valiosa.

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  5. A mí la poesía en general se me resiste y en cuanto a los Haikus pues nunca les he encontrado nada especial. Hace tiempo practiqué otro tipo de poesía japonesa, el Tanka, que al ser un poco más largo puedes expresar más cosas. Así que yo también paso de opinar sobre tu Haiku, aunque me parece muy correcto.
    En cuanto al relato, me ha gustado mucho y solo cuando he visto que preguntabas si podíamos hallar alguna objeción, me he visto obligado a releerlo para ver si lograba identificar algo que, poniendo más atención, me rechinara. Lo único que me resulta extraño (quizá es que no lo he entendido bien) es que, en el tercer párrafo, el protagonista (o el narrador) dice que le preguntará a Luisa el nombre de la canción que sonaba antes del accidente, cuando este ya sabe que su mujer está muerta, cosa que afirma al cabo de dos frases y luego explica al recordar que se lo dijo el médico del Samur.
    Sea o no sea este el detalle, en su conjunto me ha parecido un relato perfecto, con un final abierto, abierto a la esperanza. Y es que en un segundo nuestra vida puede dar un giro inesperado e irreversible.
    Un abrazo.

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    1. Cuando el protagonista piensa en preguntarle a su mujer qué canción sonaba yo pretendía transmitir la confusión y el estado de shock que sigue a un accidente, él aún no asimila la muerte de su mujer, la megafonía del hospital le devuelve a la realidad.
      En cuanto a esa fijación por saber qué sonaba es solo un síntoma más de la confusión del momento y del sentimiento de culpa por haber desviado la atención de la carretera a causa de esa música. A este respecto, sé por propia experiencia y por alguien muy cercano a mí, que tras un accidente de coche uno piensa en las cosas más insignificantes, no sé si es un mecanismo de defensa de nuestro cerebro para huir del horror. En mi caso el accidente no tuvo consecuencias fatales pero los que íbamos en aquel coche pudimos habernos matado (el coche se quedó hecho papilla) y yo solo estaba preocupada porque mis apuntes de botánica habían salido desperdigados fuera del auto y no iba a recuperarlos todos.
      La objeción a la que no hice caso al profe fue la de que quitara el nombre de Melendi porque restaba seriedad al texto, parece ser que este cantante le resulta ridículo. Pasé de esa observación, como es obvio.
      Muchas gracias por tu comentario tan detallado. Me encantan vuestras aportaciones.
      Un beso grande.

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  6. A ver, compi, te digo lo que yo he visto: en mi opinión, la frase "ojalá pudiera retroceder en el tiempo TAN SOLO UN SEGUNDO" no es del todo acertada porque se trata más bien de retroceder en el tiempo AL SEGUNDO en que pasó todo.

    Por otra parte, al igual que a Josep Mª, me ha descolocado un poco ese "se lo preguntaré a ella" y en el mismo párrafo, casi al final, ese "ya nunca podría preguntarle esas cosas...".

    Por lo demás, me ha encantado el relato, ¡sueña tan real todo!
    La introducción que has hecho recordando viejos tiempos del protagonista me ha parecido perfecta para "meternos en ambiente". Luego el núcleo de la historia está muy bien desarrollado, creando una atmósfera de incertidumbre y, a la vez, transmitiendo en palabras la frialdad que se vive en los hospitales, así como la tristeza por lo sucedido.
    El final abierto me parece perfecto porque me he quedado con ganas de saber más.

    También opinaré del Haiku. Sin tener ni idea de este tipo de poemas (-recuerdo que escribía muchos la bloguera Marisa Doménech-) te diré que, aunque hayas empleado palabras sencillas, es contundente y muy cierto su contenido: ya nada es igual nunca, todo cambia para siempre.

    Y no voy a obviar decirte cuánto me ha gustado la estética de la palabra Haiku que precede al título del post, con tu "K" favorita. Te ha quedado precioso.

    Te felicito, amiga, por este trabajo tan bien realizado.

    Un beso muy fuerte.

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    1. Gracias, Chelo, por tus observaciones. He corregido la primera porque tienes toda la razón. Eres muy observadora y te lo agradezco. En cuanto a la segunda ya le he contestado a Josep Mª qué pretendía con ese desconcierto por parte del protagonista, aunque me temo que el protagonista no ha sido el único que se ha desconcertado, ja, ja, ja.
      Muchas gracias también por las demás cosas que comentas. No me cansaré de repetirlo, todo lo que me decís por este canal me resulta tan útil como las enseñanzas del curso. Aprendo un montón.
      Añadir esa "K" en la imagen de cabecera ha sido porque leí la última publicación de nuestro común amigo David Rubio, y decidí hacerle caso en eso de personalizar las imágenes de nuestras entradas.
      Un besote enorrrrme, compañera.

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  7. Jo, ni en un millón de años hubiera adivinado esa objeción oculta. Melendi, Juanes, el hijo de Julio Iglesias... ¿qué diferencia hay? Aunque no me hagas caso porque no suelo escuchar música posterior a los noventa, je, je, je... A mi el relato me ha encantado, e insisto en tu talento para escribir, aunque parezca reiterativo. Este relato tiene fuerza, tiene personalidad, tiene dominio de cómo se cuenta una historia. Intercalas recuerdos con presente, juegas con frases cortas y largas, con el ritmo. El final es fantástico, es un final abierto, pero es que lo importante no es saber si vive su hijo o no. Lo importante es que un segundo basta para cambiar la vida para siempre. El final realza el efecto y demuestra que tienes dominas la historia, que tienes intención en lo que cuentas.
    Lo único que sugeriría por si te sirve es que podría ser interesante remarcar al inicio quién nos cuenta la historia. Fíjate en el primer párrafo, que es el que ancla al lector. No sabemos nada del personaje. No sabemos ni si es un hombre o una mujer. Lo intuimos en el segundo párrafo cuando aparece Rubén y ella; pero no constatamos que es un hombre, y por tanto el marido, hasta la frase del tercer párrafo "pero ÉL estaba concentrado en...". Creo que eso esa es la razón de esa confusión que te han comentado. Siempre es bueno que en las tres primeras líneas sepamos quién es nuestro personaje y qué hace, en el momento de inicio. En este caso, al iniciarse con esa divagación el lector no visualiza quién es el que lleva la historia. Creo que bastaría con que en ese primer párrafo mencionaras un "se pasaba las manos por la cara; sintiendo el raspado de una barba de dos días" o cualquier cosa que nos indique desde el principio que es un hombre que está en el hospital. Con ello se ancla al lector y creo que facilitaría al lector el identificar su papel en el coche.
    ¡Ah! Me ha encantado ese "tuneo" de la imagen. Te recomiendo que le eches un ojo al Canva, si usas una de sus plantillas para insertar la imagen no tendrás problemas de que te salga incompleta al compartir y podrás jugar con el logo para insertarlo donde te parezca mejor.
    Un fuerte abrazo, y ¡quedo a la espera del siguiente ejercicio! Te prometo que me engancha como una clase de narrativa.

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    1. Eso que dices de los cantantes ¡es lo mismo que le repliqué yo al profesor! Qué más dará quien cantaba, cité esos nombres por poner algunos de los que se suelen oír cuando pones la radio, pero yo tampoco sabría tararear ninguna canción en concreto de todos los que cito. En cualquier caso, saber quién cantaba solo le preocupa al protagonista y por esa fijación en detalles nimios que parece nos acosa cuando acabamos de sufrir une episodio traumático.
      Tienes razón en que no digo si el protagonista es un hombre o una mujer hasta bien entrado el relato. Este error no lo vi porque para mí no lo es, me explico: en relatos cortos a mí no me supone una traba no saber el género del protagonista (en cambio, en novelas quiero saber quién es en seguida, es curioso), sé que a otros lectores no les pasa como a mí, así que intentaré tenerlo presente en el futuro.
      En cuanto a ese final abierto me llama mucho tu interpretación, primero porque esa era mi intención, es decir, lo importante no es saber si el niño ha sobrevivido o ha muerto, lo que quería recalcar es que en un segundo todo cambia (para mejor si sobrevive, para mal si no lo hace). En cambio algunos de mis compañeros no les gustó ese final abierto, porque dicen que había creado muchas expectativas para luego dejarlo en suspenso (hubo otros a los que les gustó mucho que no desvelara el destino de Rubén), en fin, que para gustos los colores. Cada lector es un mundo y no se puede contentar a todos.
      La que sí está contenta soy yo con vuestros comentarios, son el complemento perfecto a este curso que tiene una ramificación estupenda con vosotros.
      Muchas gracias por tus palabras, David, me animan mucho, de verdad. El próximo texto va de "historias cruzadas". La semana que viene no hay clase por la Semana Santa así que ese ejercicio tardará un poco más de lo habitual (no obstante tengo otro del mes de febrero que se me quedó descolgado y a lo mejor aprovecho para publicarlo).
      Un beso muy grande.

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  8. ¡Ah! Al compartir he visto que la imagen ya te sale perfecta. Otro abrazo!

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    1. Ayer estuve trasteando con el Canva y ¡mola un montón!
      Gracias por la recomendación. Poco a poco iré probando las demás utilidades que nos proporcionaste en tu fantástica publicación.

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  9. Ese segundo, como dice Kirke, no es siempre igual. A veces te sonríe con la vida o te castiga (¿?) sin ella. El final siempre es potente, como el ocaso de tu relato. Me ha despistado la bata verde y los guantes de látex del penúltimo párrafo pues me parecía que te referías en la dos líneas anteriores (otro segundo) a esa luz que dicen se aparece un segundo antes del encuentro personal con la eternidad de la muerte. Y... no sé, no he vivido así ese momento, pero he participado y hecho participar de segundos parecidos, que aunque me ponen la piel de gallina, fueron más suaves y me han permitido conocerte y leerte.
    ¡Ya vas sabiendo más de la filosofía Zen!

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    1. Como el protagonista se levanta en cuanto dicen el nombre de su hijo se supone que ese pasillo es del hospital y es real, pero entiendo que cada lector con su imaginación aporta datos que pueden distorsionar la historia.
      En cierta ocasión entrevistaron a un hombre que había escrito un libro que trataba de los instantes breves, siempre muy breves, en que nuestras vidas cambian de manera radical (ni recuerdo el escritor, ni el título del libro). El caso es que yo pensé que si tu vida cambia en solo un instante es casi siempre para mal (un accidente, el diagnóstico de una enfermedad) porque las cosas buenas, esas se gestan y se ven venir (el nacimiento de un hijo, enamorarte) o esa es la impresión que yo tengo. Aunque otro comentarista, Miguel, hacía referencia a que las decisiones importantes se toman en un instante en nuestro cerebro.
      En fin, que se pueden interpretar de muchas maneras esos segundos tan decisivos.
      Siento disentir, Paco, pero mi conocimiento de la filosofía Zen sigue siendo nulo.
      Gracias por comentar.

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  10. A mi el relato me parece que está bastante bien, sobre todo me parece bien estructurado, ordenado, nos cuenta los hechos de forma gráfica, empezando en el hospital y partir de ahí se construye toda la secuencia pasada de los hechos hasta devolvernos al primer instante en el hospital de nuevo, donde el protagonista ha de conocer el desenlace. Nos preparas para ello, lo haces reflexionar sobre su vida y todo pende de un hilo, suponemos que ha de terminar con un si o un no y nos preguntamos cual será la respuesta, y al final optas por la tercera vía que no hubiéramos podido imaginar, la del final abierto. Muy bueno.
    Si que es cierto que me despistó el principio, pensé que era una mujer, sobre todo por la frase de "besos no dados y bocas esquivadas" a priori tendemos a asociarla más con el romanticismo femenino e inconscientemente nos imaginamos que el personaje es una mujer. Por eso cuando luego te refieres a él tuve que volver atrás para centrarme de nuevo. Supuse que esa podría ser una de las objeciones que te puso el profesor. La otra iba relacionada con los cantantes, aunque mi idea era que se puede confundir a Juanes con Melendi, pero confundirlo con Malú quizás es más rebuscado, aunque no imposible. Lo de que Melendi mueva a la risa, como argumentó tu profesor, me parece tan subjetivo que no se ni como lo menciona en una lección de literatura. Con eso ha perdido enteros.
    En definitiva que me ha gustado tu relato, Paloma, creo que estás aprovechando el curso. Un abrazo.

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    1. Lo del género del protagonista, que también me lo hizo ver David, para mí no supuso ningún problema de ahí que no supiera ver ese fallo. Como le comento a David, en historias cortas normalmente no me preocupa saber si es un hombre o una mujer el personaje (salvo contadas excepciones). No obstante, y siendo ya dos quienes me lo hacéis ver he optado por cambiar el inicio para que quede claro.
      En cuanto a los cantantes, si te soy sincera elegí los primeros que me vinieron a la cabeza, pero sin fijarme en estilos ni voces, simplemente quise poner los intérpretes que se suelen oír en la radio. Si el protagonista está tan obcecado en recordar quién cantaba es por recalcar ese estado de confusión que sigue a un hecho traumático y porque él centra "la culpa" en la música, tan confuso estaba que ni recordaba si quien cantaba era un hombre o una mujer (Malú).
      La otra objeción del profesor, a la que sí hice caso, se refería a un párrafo inicial, que estaba en el texto original, que era reiterativo e innecesario para comprender la historia, por lo que decidí eliminarlo.
      No sabes cuánto agradezco vuestros comentarios, que me hagáis ver los fallos o las debilidades del texto. En esto de escribir yo lo que quiero es aprender y con vosotros lo estoy consiguiendo. Gracias de corazón.
      Un besote, Jorge.

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  11. Desde luego o yo soy muy conformista con esto de la lectura de relatos ajenos, o tu profesor es de lo más estirado, estricto y exigente. Creo que a los ejercicios hay que darles un valor objetivo, pues no dejan de ser eso. En mi humilde opinión es una narrativa correcta, y salvo las cosillas que ya te apuntaron algunos compañeros, no tengo más que aportar. Pero si una observación, y es que veo con sorpresa, que gracias al curso, los escritos personales van ganando terreno a las reseñas.Y eso me gusta personalmente.
    Besos y enhorabuena por esa publicación de uno de tus relatos ( Que uno se entera de todo)

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    1. El profesor es exigente, algo que no me importa, pero también deja traslucir sus gustos personales y ahí ya no comulgo con él, porque la objetividad brilla por su ausencia. Pero cada uno es como es.
      Si ahora publico tantos relatos es porque tengo que hacer los deberes que me mandan todas las semanas, no sé yo si seré tan prolífica cuando termine el curso. Por otro lado, las reseñas se están espaciando porque mi tiempo de relax que antes dedicaba casi en exclusividad a leer ahora se reparte también con la escritura y estos relatos puede que sean cortos pero me llevan mucho tiempo.
      Gracias por tus palabras y por esa enhorabuena (estás muy bien informado, ja, ja, ja).
      Un beso muy grande.

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  12. Hola.
    Pues he leído el relato y no encuentro nada que objetar. El párrafo al que se refiere Josep Mª lo he interpretado como tú dices, esos momentos en los que uno no asimila la pérdida, habla aún en presente y quiere preguntar algo al fallecido, creo que lo has representado genial.
    Y mira que no gustarle mi paisano a tu profe...pues como letrista yo lo encuentro buenísimo.
    Besos.

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    1. No sabía que Melendi es de tu tierra. Bueno, por no saber, no sé muy bien qué canta ese hombre, también te lo digo.
      Como le comento a Jorge, puse esos cantantes por citar a los que suelen salir en muchas emisoras de radio (en la de los conciertos de RNE no, claro) pero sin buscar ninguna conexión de género musical o algo así.
      Me encanta que supieras ver esa confusión que tiene el protagonista a causa del accidente, esa era mi intención al escribirlo.
      Un beso muy grande, Gemma, que tengas un buen sábado.

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  13. Hola Paloma sobre el haiku no entiendo mucho de poesía y menos de la oriental pero al menos he sabido cómo se construyen y en el tuyo me ha parecido muy acertado lo que transmite o al menos lo que a mi me transmite.
    Respecto al relato creo que has conseguido transmitir esa confusión mental y bloqueo de la realidad que sigue a un suceso traumático. Tu protagonista está desconcertado, angustiado, negando una realidad que no quiere ver y sí, puede hacer eso que seguramente hemos visto más de una vez en personas en esta situación, que están intentando recordar una letra de una canción, o un detalle cotidiano sobre no haber tendido la lavadora o una mancha que hay en la pared. Las personas necesitamos tiempo y eso ha quedado muy bien reflejado en tu relato. Sobre el final abierto personalmente a mi en este relato me ha gustado.
    Respecto a los profes de los cursos es interesante que sean críticos y que corrijan los errores, lo que no acabo de entender tanto es cuando quieren cambiar un texto porque a ellos no les encaja por su manera de entenderlo, ahí estoy contigo que no me parece bien y para algo escribimos.
    Besos guapa y siento el retraso en comentar.

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    1. Me alegra mucho saber que captaste mi intención de mostrar la confusión que acompaña a un suceso traumático. Creo que es algo habitual, como le comenté a Josep Mª yo tuve un accidente de coche y aunque no hubo ni siquiera heridos (tan solo un par de moratones en mis brazos) sí fue muy grave (un milagro dijo mi madre), pero yo salí del coche toda preocupada porque mis apuntes de botánica habían salido desperdigados. Es muy compleja la psique humana y sigo pensando que esa forma de actuar es un mecanismo de defensa ante el horror.
      Estoy de acuerdo contigo que un profesor ha de dar su opinión técnica pero no la suya personal, o al menos no como una pauta a seguir por parte del alumno. El comentario sobre Melendi me pareció fuera de lugar.
      Ese final abierto fue una manera de recalcar que lo importante para mí era mostrar no tanto el desenlace de ese accidente como la importancia que tienen algunos instantes/segundos en nuestras vidas para trastocarlo todo.
      No tienes que disculparte por tardar o no tardar en comentar, Conxita, te confieso que siento mucho interés por saber tu opinión sobre mis escritos pero no te sientas agobiada y mucho menos obligada a comentar, para nada.
      Un beso muy grande, guapa.

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  14. Alguna vez he sentido curiosidad por los haikus y he buscado en qué consistían exactamente. Si la poesía tradicional, con su métrica y sus normas, ya me parece difícil, los haikus son totalmente imposbles para mí. Dicho esto debo añadir que de todos los que he leído en mi vida, el tuyo es de los que más sentido tienen para mí y mejor comprendo. Vamos, que a mí me ha gustado, y el relato es el complemento perfecto por su argumento y el mensaje que quiere dejar tras de sí.

    Se me antoja un ejercicio difícil del que has salido muy bien parada, Paloma. No sé cómo serán los otros alumnos del curso, pero sin duda tú mereces el calificativo de aplicada y muuuy aventajada. Por cierto, espero que tu profe no se deprima ante tus negativas a hacer las corecciones que sugieres, ¡hasta me está dando pena el pobre! jajajaja.

    ¡Un beso grande de domingo!

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    1. Yo había oído hablar de los haikus pero como soy una inepta con la poesía nunca me había parado a indagar en qué consistían exactamente. Ahora, por imperativos del curso, me enteré e hice lo que pude porque eso de hacer versos no es lo mío.
      En el curso no ponen notas pero me parece que los gustos del profesor van por otros derroteros muy alejados de "mi estilo" así que no creo que me considere una alumna aventajada, así de claro te lo digo. No obstante, aprendo mucho y me consta que en cuanto a seguir las reglas del ejercicio lo hago bien en casi todos los caso porque así me lo hace saber. Otra cosa es si lo que cuento le gusta o no (que creo que no).
      Pero para eso yo soy así de cazurra, no pienso cambiar mi idea de qué es una historia. Para mí, un relato debe estar bien escrito pero también, y aquí difieren nuestros gustos, debe contar algo tangible; debe haber un argumento. Haces bien en sentir pena por el profe porque le hago caso la mitad de las veces, ja, ja, ja.
      Un besote muy grande, Julia.

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  15. Kirke, dicen cosas tan ciertas y tan bien dichas en los otros comentarios que yo no soy capaz de añadir más, salvo que, desde mi humilde opinión, hay tres clases de escritos: los que pueden estar muy bien escritos, pero no dicen nada; los que podrían decir algo si estuvieran bien escritos y los que el fondo y la forma van de la mano y entonces aparece el arte, en este tercero coloco el tuyo. ¡Enhorabuena! Un abrazo

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    1. Ana, te agradezco infinito las palabras que me dedicas. Yo también pienso que un relato ha de estar bien escrito pero decir algo también. Creo que das en el clavo, de hecho se lo acabo de comentar a Julia, un relato debe contar algo, bien contado, pero algo al fin y al cabo. A mí esos textos que están muy bien redactados pero que en realidad no cuentan nada me aburren soberanamente.
      Me alegra mucho que catalogues este relato en ese grupo de relato con forma y fondo. Muchísimas gracias.
      Un abrazo muy fuerte.

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Hada verde:Cursores
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