Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

4 de febrero de 2019

Henry Cavendish: la soledad del excéntrico.

"Fue un opulento y neurótico genio que vivió y murió en una soledad casi completa, pero que realizó algunos de los experimentos más interesantes en la historia de la Ciencia."
Isaac Asimov.

Como ya avisa el nombre de esta sección, muchos de los personajes que por ella pasan tienen en común la demencia en forma de diversas extravagancias. El protagonista de hoy creo que se lleva la palma en cuanto a rarezas y manías, puede que solo superado por Nikola Tesla (este también tenía lo suyo, como ya conté hace tiempo AQUÍ)

Henry Cavendish nace en Niza el diez de octubre de 1731. En aquellos años la ciudad pertenecía al reino de Cerdeña, aunque él era hijo de británicos, pero su madre se encontraba allí por motivos de salud cuando la sorprendió el parto. Sus padres además de británicos eran aristócratas pues los dos eran hijos de duques.

Cuando Henry cumple dieciocho años ingresa en Peterhouse, uno de los colleges más antiguos de la Universidad de Cambridge. Allí se comporta como un alumno aplicado aunque muy poco comunicativo pues apenas se relaciona con nadie. El joven Henry ya empieza a dar muestras de una timidez enfermiza que le aislará de todo y de todos para bien y para mal, pues ese aislamiento si bien le hizo una persona huraña también consiguió que se dedicara por completo a sus investigaciones científicas.

Con poco más de cuarenta años hereda una gran fortuna de un tío suyo y se convierte en uno de los hombres más ricos de la época. Pero esta riqueza no le supone ningún cambio en sus hábitos. Dicen que iba vestido con una casaca morada raída y que llevaba siempre el mismo sombrero de tres picos desfasado y nada acorde con la moda. También se cuenta que un día, en el banco donde tenía depositado su dinero, un empleado le sugirió invertir parte del capital en lugar de tenerlo estancado, a lo que el científico muy enfadado reaccionó amenazando con llevarse toda la pasta a otro banco si tanto molestaba que estuviera en aquel.

El único dispendio que se permite Cavendish consiste en comprar libros y material para sus investigaciones científicas. Llega a reunir una importante biblioteca que ubica en una casa aparte y presta muchos de sus volúmenes a otros colegas apuntando minuciosamente cada ejemplar prestado, incluso apunta los que él mismo se lleva.

La escrupulosidad y la obsesión por el detalle es otra de las características de este científico, algo que redundaría en la calidad de su trabajo por mucho que pudiera parecer extraño a ojos de los demás. Esa minuciosidad estuvo presente hasta el final de sus días: el veinticuatro de febrero de 1810, Cavendish se dirige a uno de sus criados para comunicarle que en unos minutos se va a morir. Y así fue, fallece en su domicilio con setenta y ocho años.


Las investigaciones de Cavendish abarcaron diferentes campos, algo muy común en los científicos del siglo XVIII, aunque se centraron sobre todo en la química y en la física. La minuciosidad en su vida también se trasladó a sus logros pues la exactitud de sus cálculos es objeto de admiración hoy en día, más de doscientos años después.

En el campo de la física se dedicó a medir la masa de la Tierra. Para ello empleó una máquina que había ideado un párroco rural llamado John Michell. Este religioso creó una especie de balanza que permitía medir la fuerza de la gravedad en objetos situados en un laboratorio; lamentablemente murió antes de experimentar con ese artilugio y cuando, por cosas del destino, la máquina cayó en manos de Cavendish, este sí hizo uso del aparato consiguiendo calcular el peso “aproximado” de la Tierra para “equivocarse” solo en un 1% respecto a las mediciones actuales realizadas con los más modernos, y precisos, aparatos de la ingeniería reciente.

En el campo de la química fue el primero en aislar el hidrógeno, y también en formar agua en el laboratorio a partir de sus componentes (oxígeno e hidrógeno). Averiguó algunas claves importantes para que, más adelante, se descubrieran los elementos químicos llamados gases nobles (elementos sumamente complejos que no suelen formar parte de las reacciones químicas).

También experimentó con la electricidad. Es en este campo donde se comportó como un auténtico lunático: al no haber aparatos que midieran la fuerza de una corriente eléctrica no se le ocurrió otra cosa que someterse él mismo a crecientes descargas eléctricas, y así apuntar su intensidad atendiendo al dolor experimentado, hasta niveles donde no podía ya ni sujetar la pluma para hacer las anotaciones o simplemente perder el conocimiento.

Descubrió muchas cosas más pero no se le atribuyeron a él porque, entre sus múltiples excentricidades, tenía una que fue un grave impedimento para ser reconocido en el mundo de la ciencia: no le gustaba compartir sus estudios. De hecho, la mayoría de sus investigaciones no fueron conocidas hasta muchos años después de su muerte cuando un profesor de Cambridge recopiló sus escritos y comprobó los descubrimientos de este peculiar científico. Pero a esas alturas todos sus hallazgos ya se los habían atribuido a otros que habían llegado a las mismas conclusiones.

Cavendish fue un personaje muy peculiar, y uno de los más claros exponentes de “científico loco”. El retraimiento y la poca comunicación con sus semejantes le convirtieron en un ser solitario y arisco. Odiaba el contacto físico no soportando que lo tocaran ni que le dirigieran la palabra, sobre todo si su interlocutor le miraba a los ojos.

Cuentan que una vez llegó hasta su casa un admirador procedente de Viena. El austriaco, en cuanto le vio en el umbral de la puerta, emocionado comenzó a alabarlo. Cavendish aguantó los cumplidos como si le estuvieran torturando hasta que no pudo soportarlo más y huyó de su propia casa dejando la puerta abierta. Tras varias horas de insistir consiguieron que volviera al domicilio.

También padecía una grave misoginia que obligaba a las criadas de su servicio a no dirigirle la palabra y comunicarse con él a través de notas escritas. Ni que decir tiene que ni se casó ni tuvo hijos.
 
Las pocas veces que asistía a las veladas científicas, que tan de moda estuvieron en la segunda mitad del siglo XVIII, quienes querían “departir” con él debían evitar mirarle a los ojos y hablar al vacío lanzando los comentarios como al azar cuando estaban cerca de él. Si había suerte, el comentario hecho así podía recibir una respuesta de Cavendish en forma de susurro, aunque la mayoría de las veces el resultado consistía en un agudo chillido al mismo tiempo que el científico huía a refugiarse en algún rincón de la sala.

Recuerdo que cuando un compañero de laboratorio me comentó esta manera de actuar yo pensé que Cavendish debía de padecer algún tipo de autismo. Al documentarme para preparar esta publicación averigüé que un psiquiatra, Oliver Sacks, publicó un artículo argumentando que posiblemente Cavendish podría haber padecido el síndrome de Asperger. No soy médico pero parece que me acerqué bastante al diagnosticar al maniático de Herny.

Cavendish no vio reconocida gran parte de su labor por no divulgarla, pero la sociedad científica ha intentado paliar en cierta medida esta injusticia. En la Luna, un lugar donde él se encontraba muchas veces —metafóricamente hablando—, hay un cráter con su nombre y un tocayo suyo en forma de asteroide anda recorriendo el firmamento.

 Que su nombre se encuentre en la Luna o pululando por el cosmos me parece una buena alegoría para este lunático que tan poca afinidad sentía hacia sus congéneres terrícolas.






33 comentarios:

  1. Al principio iba a decir que casi todos los genios son un poco lunáticos y maniáticos, pero cuando has descrito su comportamiento social, o más bien asocial, también he llegado a la conclusión de que padecía el síndrome de Asperger. Desde luego, al margen de su genialidad, sus rarezas superan las de Sheldon Cooper, el físico teórico que protagoniza la serie "The Big Bang Theory", una divertidísima serie norteamericana que me encanta.
    Estupenda reseña de un científico "loco" y muy prolífico. Lástima que muchos de sus descubrimientos fueran atribuidos a otros científicos que llegaron a las mismas conclusiones después de él. Pero, en este caso, la culpa de tal injusticia fue suya, aunque el pobre no podía ni sabía comportarse como un ser social.
    Como siemrpe, me ha encantado descubrir nuevos personajes de la historia de la ciencia.
    Un beso.

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    1. Hola, Josep Mª.
      La primera vez que supe de este loco fue leyendo el libro "Una breve historia de casi todo" de Bill Bryson, (si no lo has leído te lo recomiendo, es estupendo) y aquella primera lectura fue hace más de quince años por lo que la serie Big Bang Theory (de la que soy fiel seguidora) aún no existía, así que no pude pensar en nuestro entrañable Sheldon. Pero cuando he vuelto a releer el pasaje en el que se habla de Cavendish, sí que he pensado en el doctor Cooper, es casi clavado aunque al personaje televisivo el contacto con otros semejantes lo ha pulido y humanizado algo, lo que no ocurrió con Cavendish.
      Me alegra saber que esta sección te gusta. Encantada de hacer algo más visibles a estos genios de la Ciencia.
      Un beso.

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  2. Vaya con los Cavendish, en cierta manera me ha recordado a otra compañera marciana como fue Margaret Cavendish,y que también tenía ciertas excentricidades en su personalidad aunque de otro tipo. En otro orden de cosas, ella destacó por ser pionera en impulsar el feminismo, al contrario que el científico que nos traes hoy y que por lo visto era misógino entre otras lindezas. Y lo paradójico es como un hombre de ciencia no quería que sus investigaciones vieran la luz pública. Se supone que es la razón de ser de la ciencia. Quizás como expones, todo este trastorno de la personalidad estuviera enfocado hacia algún tipo de trastornos mental. En todo caso, si nos dejó importantes hallazgos fruto de sus investigaciones, bienvenida sea esta entrada y esta sección tan interesante de tu blog. Un beso Paloma y gracias por tan documentado trabajo.

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    1. Hola, Miguel.
      La Cavendish a la que haces referencia (Madge, la Loca) no compartía genes (aunque sí excentricidades) porque el apellido Cavendish le venía de su marido. Conozco a esta mujer, y estuve pensando que protagonizara una publicación de esta sección, pero la verdad es que sus incursiones en la Ciencia fueron más una manera de llamar la atención que algo realizado con rigor (por lo visto todo lo que escribía estaba lleno de faltas de ortografía y presumía de ello). En su "tratado" de fisiología natural llegó a escribir que conocía muy bien las vísceras de los animales, aunque no sabía cómo estaban colocadas realmente porque las había visto cuando las preparaban para aderezarlas en la cocina. En fin, una mujer rara pero con poco fundamento en la investigación científica.
      Desde luego el otro Cavendis, Henry, no estaba bien, su Asperger o lo que fuera que padecía fue la cara y la cruz de una misma moneda, por un lado consiguió que realizara investigaciones de gran valor y por otro evitó que se divulgaran.
      Gracias por la especial fidelidad con esta sección y por recordarme a Madge la Loca.
      Un beso.

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  3. Que personaje curioso.lo que tenia de genio lo tuvo de loco! Pobre.Gracias me encanta esta sección. Abrazosbuhos.

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    1. Hola, búhos.
      Hay una cita de un escritor, Leonardo Sciascia, que dice "La ciencia, como la poesía, está a un paso de la locura".
      Un abrazo.

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  4. Hola, Paloma :)

    Tu colección de lunáticos brillante sigue en aumento para pasmo de tus lectores (para el mío al menos). A menudo me pregunto por qué mentes tan brillantes eran incompatibles con un comportamiento social normal y solo se me ocurre pensar que en esta vida no se puede tener todo :(

    Confieso que desconocía hasta el día de hoy quién era Henry Cavendish y sus meritorias contribuciones a la ciencia, así que ya he aprendido cosas nuevas hoy. Solo espero que si realmente padecía un trastorno diagnosticable que justificara su comportamiento, no sufriera mucho por ser tan incomprendido.

    ¡Un beso de recién llegada! :))

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    1. Hola, Julia.
      ¡Qué alegría verte por aquí de nuevo!
      Me pregunto hasta qué punto Cavendish era consciente de su aislamiento, si su incapacidad para relacionarse con sus semejantes le hacía sufrir; o, por el contrario, él estaba en su mundo, pasando de todo y de todos, e investigando y haciendo lo que realmente le gustaba.
      Estos personajes tan complejos creo que nos fascinan tanto porque nos resultan incomprensibles.
      Un beso grande y ¡bienvenida!

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    2. Muchas gracias, Paloma. He vuelto y espero que sea para quedarme y dar mucha guerra :D

      ¡Un beso grande, guapa!

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  5. Yo también estaba pensando en el síndrome de Asperger al leer las peculiaridades de este hombre. En los últimos años he tenido varios alumnos con esa dolencia y son bastante típicos los síntomas de Cavendish a quien, por cierto, no conocía.
    Me ha resultado muy interesante lo que cuentas de él. es curioso, pero hay mucha gente con ese síndrome que tienen un cociente intelectual bastante elevado y son muy buenos en las disciplinas científicas.
    Es una lástima que muchos de sus hallazgos se les hayan atribuido a otros científicos por no haber él dado a conocer su descubrimiento, aunque creo que tampoco le hubiera importado mucho de haberlo sabido.
    Una gran e interesante entrada.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      No soy una experta en la materia, pero tengo entendido que los individuos que padecen este tipo de alteraciones en el comportamiento social suelen tener un coeficiente intelectual muy elevado y esa inteligencia, añadida a su tendencia a centrarse en un tema aislándose de todo lo demás, les hace ser unos investigadores rigurosos y muy eficaces pues dedican toda su energía a resolver el problema que les tiene ocupados en ese momento.
      En la otra cara de la moneda está que todo lo que averiguan no lo comparten pues son incapaces de comunicarse adecuadamente, aunque yo creo que, como tú bien comentas, eso les da igual. Su desafío es resolver una cuestión, del tipo que sea, y ya está.
      Gracias por tus palabras hacia esta sección.
      Un besote.

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  6. La genialidad y la locura suelen ir de la mano, Paloma. Conforme dibujabas el perfil de Cavendish me vino a la cabeza, como a a Josep, el personaje de Sheldon Cooper. Hoy día, seguro que tú tienes más conocimiento de ello, es cada vez más rara la figura del "científico loco" que va investigando en las distintas ramas de la ciencia. Creo que ahora los procesos de investigación son más colectivos y especializados. Puedo que ello sea más efectivo, pero le quita ese halo romántico a estas figuras, a estos gigantes sobre los que camina sobre sus hombros la ciencia actual. ¡Fantástico artículo, Paloma! Un abrazo!

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    1. Hola, David.
      Es cierto que hoy en día se investiga de otra forma (y menos mal, porque ahora me está viniendo a la cabeza a la pobre Marie Curie toda radiada y llena de tumores). Como bien comentas, el científico solitario y aislado ya no se da, ahora son equipos de investigadores que en conjunto desarrollan un estudio muy concreto y de una especialidad bien definida. Además las cosas se hacen en un laboratorio homologado y con todas las medidas de seguridad. Ya nadie experimenta en su casa, a lo más que yo he llegado, y mis compañeros, es a llevarme los resultados de un experimento para tratar los datos en el ordenador de casa y seguir con la investigación, pero ahí se acaba.
      De todas formas, esto no quiere decir que no haya locos investigando. No voy a entrar en detalles porque sé que me leen muchos de mis colegas, pero a alguno se le ha ido la pinza más de una vez ideando alternativas a experimentos que no salían bien. Y hasta ahí puedo hablar, ja, ja, ja.
      Pioneros como Cavendish abrieron las puertas a los que vinieron detrás y nos dieron una lección de seriedad e implicación a la hora de hacer las cosas.
      Un abrazo.

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  7. Hola, Paloma. Como a David, me venia a la mente Sheldon y pensaba que la realidad siempre supera a la ficción. Genial articulo, te felicito.

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    1. Hola, Mirna.
      Como seguidora de la serie Big Bang Theory y sabiendo que los guionistas están muy bien documentados en ciencia, no me extrañaría que se hubieran basado en Cavendish para perfilar, al menos en parte, el personaje de Sheldon Cooper, porque la verdad es que tienen muchas cosas en común.
      Un abrazo y gracias por tus palabras.

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  8. Esto sí que es un científico loco y lo demás son tonterías jajaja
    Me encantan estas secciones en las que nos descubres la rarezas de personas que han contribuído en la sociedad.
    Me ha parecido más que una persona asocial, la anécdota del admirador de Viena refleja quizás un transtorno. Llegar al límite de tener que abandonar tu casa...supongo que no pudo soportar la presión.
    Ay Paloma, son muy interesantes estos artículos!! La investigación es lo tuyo!! Un besote!!!

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    1. Hola, María.
      La primera vez que supe de este científico, si te soy sincera, no me quedé con el nombre, solo se me quedó grabada la anécdota del admirador y lo de que se daba descargas eléctricas para calcular la intensidad de una corriente. Me lo imaginaba recibiendo calambrazos y anotando lo que sentía, es de ¡loco total!
      Me alegra mucho que guste tanto esta sección, yo la tengo un especial cariño.
      Un besito, guapa.

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  9. Extraordinaria entrada, por el contenido y por la forma tan amena en la que está escrita. Lo negativo es que se negara a compartir sus descubrimientos, ¿cómo puede avanzar la ciencia entonces? He oído hablar del "síndrome del sabio", personas con habilidades extraordinarias, buena parte autistas o afectados por otras enfermedades mentales ¿habrá alguna relación? Nuestro cerebro es, sin duda, la última frontera.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Gerardo.
      Francamente, creo que a Cavendish lo de que la ciencia avanzara le traía al fresco y por eso no compartía nada con los demás.
      Estoy segura de que su trastorno influyó a la hora de investigar, para bien y para mal, pero en otras áreas del conocimiento, y del arte, la "locura" en sus diferentes facetas fue la base para creaciones exquisitas. Muchos escritores atormentados y afectados por alteraciones mentales escribieron obras magníficas. La obsesión por un tema, en la mayoría de los mortales, da como resultado algo negativo, pero en el caso de estos genios es todo lo contrario.
      Volviendo al campo de la ciencia, de Newton se cuenta que cuando Halley le visitó y le preguntó cómo eran las órbitas que describen los planetas en su movimiento alrededor del Sol, este le contestó que elípticas y que lo sabía porque lo había calculado "hacía tiempo" pero que no podía enseñarle esos cálculos porque los había perdido en el desorden de su laboratorio.
      Un abrazo y gracias por tu valoración tan positiva de esta publicación.

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  10. so good post:) follow:) hope U follow back:)

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  11. Hola Paloma
    Muy interesante el personaje que nos traes y que no conocía nada. Estoy contigo que muchas veces esas "rarezas" encubren otro tipo de síndromes o hasta de enfermedades mentales que los hacen tan distintos y tan poco sociables, se centran en aquello que les interesa porque el mundo como tal no lo hace lo más mínimo y de esa obsesión salen cosas buenas para la ciencia aunque vaya vidas las de estas personas y de aquellos que tienen que convivir con ellos.
    Mientras te leía pensaba justo en la serie que varios de los compañeros han mencionado y en los personajes que allí aparecen, tan inteligentes y tan carentes en muchos casos de habilidades sociales y justo esas habilidades pueden facilitar o dificultar mucho la vida.
    Besos y disculpa por tardar tanto en venir a leerte.


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    1. Hola, Conxita.
      No sé hasta qué punto este tipo de personas son conscientes de la extrañeza que suscitan a su alrededor, es algo que yo me pregunto a menudo. Además, debe de ser muy complicado convivir con ellos, y como tú comentas, las personas que los tratan asiduamente deben de sentir una gran frustración.
      Lo bueno de todo esto, y por sacar algo positivo de una enfermedad que tanto incapacita para relacionarse, es que algunas de estas personas nos regalan descubrimientos y estudios muy útiles.
      Gracias por tu esfuerzo, sabes que me encantan tus visitas y puedes tardar todo lo que sea para venir por aquí que siempre eres bienvenida, pero lo que no quiero es que te agobies por culpa de este blog. Cuando otros temas nos tienen ocupados es lo que hay y no pasa nada.
      Un besote muy grande.

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  12. Hola!!! Muy buena entrada!! muchas gracias por toda la información!!
    Un besito!

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    1. Hola, Pippi.
      Encantada de que esta publicación te haya gustado y que te haya aportado información, esa era la idea.
      Un abrazo y gracias por tu visita.

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  13. Desde luego hay personajes que son para echarles de comer a parte. Si es cierto que padeció la enfermedad de Asperge tiene su disculpa, pero que mérito no tendrían aquellos que tuvieran que convivir con él.
    Vas demostrando que todos los genios tienen su punto de locura, pero la amortizan con sus aportaciones.
    Un beso.

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    1. Hola, Javier.
      Algunos genios tienen genialidades que no siempre van acompañadas de un buen comportamiento social, o al menos uno que sea acorde con lo medianamente aceptable. Pero nada es perfecto y habrá que perdonárselo si a cambio nos aportan descubrimientos útiles que nos ayuden a comprender mejor lo que nos rodea.
      Desde luego, Cavendish en este aspecto se llevaba la palma.
      Un besote.

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  14. Jajaja,... estaba leyendo tu entrada y me estaba viviendo a la mente Sheldon Lee Cooper, el personaje de la serie estadounidense The Big Bang Theory y nada más comenzar a leer los comentarios me encuentro con el de Josep Mª,... menuda casualidad. He tenido compañeros similares con ese perfil y créeme son adorablemente difíciles de aguantar!
    Te deseo un feliz fin de semana!

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    1. Hola, Norte.
      Qué bien lo has definido, este tipo de personajes son "adorablemente insufribles", se nota que has tenido que convivir con alguno de ellos. A mí también me ha tocado bregar con alguno aunque no durante demasiado tiempo y por eso salí indemne de aquello, ja, ja, ja.
      Un abrazo y buen fin de semana también para ti.

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  15. Buenas, soy Ángela.
    Por alusiones sobre "algunos compañeros se les va la pinza buscando alternativas a experimentos que salen mal" me gustaría aclarar que lo que pasó con aquella rata no fue para tanto y que, como toda nueva técnica fue susceptible de mejoras, pero necesitaba llevarse a la práctica para ver los posibles fallos, ja, ja, ja.
    Todavía te acuerdas, puñetera, y eso que han pasado más de veinte años de aquello (estoy segura que estabas pensando en mí cuando has comentado eso de antes).
    Un beso, colega, sigues siendo única para divulgar ciencia, algo que no a todos los investigadores se nos da tan bien y que necesitamos para ser mejor comprendidos.

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    1. Hola, Ángela.
      Ya sabía yo que ese comentario mío iba a levantar ampollas, aunque el que se pica ajos come.
      Te lo dije en su momento y te lo vuelvo a repetir: si la protectora de animales se entera de "aquello" de la rata, te denuncia (hoy en día sería el partido animalista y te haría un escrache), aunque reconozco que la rata en cuestión no sufrió daños (en cambio no tengo tan claro que el humano que recibió al animalito en toda la jeta haya salido indemne de aquello, ¿qué habrá sido de él? ¿andará de psicólogos todavía?).
      La verdad es que sí estaba pensando en ti cuando dije que he tenido compañeros "peculiares", pero, si te sirve de consuelo, en mi nueva etapa en la Complutense también me he topado con algunos más.
      Un besote, antigua compañera, y que sepas que me ha hecho mucha ilusión leerte por aquí.

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  16. Saludos, Kirke. ¿O debo llamarte Paloma? Vos diréis. ; )

    Lo primero: interesante artículo sobre la vida y milagros del tal Cavendish. Un personaje inspirador. No para imitarle, desde luego, sino como modelo de personaje de ficción. La anécdota del admirador me ha resultado maravillosa, por lo excéntrica y absurda. ¿Por qué será que todo lo absurdo me atrae como un planeta a sus satélites? Uhm, a ver si soy un excéntrico y no me he dado cuenta. Desde luego, muy normal no soy. Eso seguro. ; )

    Un abrazo, Kirke. O Paloma. O lo que vos digáis. ; )

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    1. Hola, Pedro.
      No me extraña que este personaje te haya atraído ya que eres un gran defensor, y admirador, de lo absurdo. En el mundo de la ciencia personajes así hay unos cuantos, así que si alguna vez necesitas inspirarte para tus relatos en alguien raro, raro, no tienes más que indagar en la vida de algunos científicos; ejemplos no te van a faltar.
      Gracias por tu visita.
      Un abrazo.
      P.D. Puedes llamarme como gustes. En principio Kirke fue el alias en el blog, pero la relación tan estrecha con casi todos los comentaristas que por aquí pasan ha hecho que conozcan mi nombre real y empleen ése. Tú elige que cualquiera de los dos nombres me gusta y me siento aludida con los dos.

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Hada verde:Cursores
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