Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

2 de marzo de 2016

Francisco de Quevedo


   En este mes de marzo el poeta elegido para Poemas y Cantares es Francisco de Quevedo.

   Francisco de Quevedo nació el 14 de septiembre de 1580 en Madrid, aunque su familia era oriunda de Cantabria. Sus padres ocuparon cargos en Palacio. Su madre era dama de la reina, y su padre era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria.

   Nació con los dos pies deformes lo que se tradujo en una cojera manifiesta y además sufrió una severa miopía. Estos dos aspectos hicieron que sufriera las burlas de los que le rodeaban, especialmente cuando fue niño. Quizás en esta deformidad se encuentre el origen del talante cínico, satírico y mordaz que siempre le caracterizó.

   De pequeño estudió en el Instituto San Isidro, regentado en aquella época por jesuitas. Más mayor estudió Teología, en la Universidad de Alcalá de Henares, además de diferentes lenguas como el árabe o el latín. Pero en la universidad no todo fue estudiar, también dejó constancia de su carácter pendenciero pues se vio inmerso con frecuencia en peleas y disputas a raíz de su viperina lengua y su deforme figura. En esta etapa universitaria también se dedicó a escribir artículos burlescos, desvergonzados y de mal gusto que pasados los años y cuando anduvo metido en política le trajeron más de un disgusto. Por aquel entonces no había Twitter ni Facebook pero los desafortunados comentarios de juventud también pasaban factura a los que luego salían a la palestra pública. No hay nada nuevo bajo el sol.

Universidad de Alcalá de Henares

   Fue amigo del Duque de Osuna y con él ascendió y cayó en su trayectoria pública realizando diferentes tareas como la de ejercer de espía. Dicen que por su buen hacer en el espionaje recibió el hábito de Santiago. Cuando llega Felipe IV al trono, Quevedo vuelve a la política, esta vez bajo el amparo del Conde Duque de Olivares.

   Por aquel entonces es un solterón aficionado a las tabernas y los burdeles. En todos los garitos consume bastante alcohol, de manera que algunos malintencionados le llamaban "Quebebo".

   Lenguaraz empedernido escribe una sátira sobre el mal gobierno de Olivares y éste, como es natural, le retira su apoyo y le manda encerrar en un convento. Cuando el valido cae en desgracia, Quevedo recupera la libertad pero para entonces lo que ha perdido es la salud. 

   Fallece el 8 de septiembre de 1645 en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) a los 64 años. Actualmente, y dado que era un gran fumador, se especula que falleció de cáncer de pulmón.

   Entre la abundante obra de este pendenciero poeta he elegido un soneto donde se critica la baja catadura moral de un juez: A un juez mercadería. Dado que Quevedo anduvo metido en política su opinión al respecto es muy válida pues conoció de primera mano todos los entresijos de esta actividad. 

   Este soneto me parece ideal para demostrar lo que más arriba reseñaba, que no hay nada nuevo bajo el sol. 

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!, 
menos bien las estudias que las vendes; 
lo que te compran solamente entiendes; 
más que Jasón te agrada el Vellocino. 

El humano derecho y el divino, 
cuando los interpretas, los ofendes, 
y al compás que la encoges o la extiendes, 
tu mano para el fallo se previno. 

No sabes escuchar ruegos baratos, 
y sólo quien te da te quita dudas; 
no te gobiernan textos, sino tratos. 

Pues que de intento y de interés no mudas, 
o lávate las manos con Pilatos, 
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.

Francisco de Quevedo (1580-1645)

   Todos los días desayunamos con noticias de políticos corruptos; cuando no es un ex-ministro es un ex-alcalde o un diputado, o un lo-que-sea, el caso es que robar, llevarse el dinero público y estafar está a la orden del día. Los trapicheos que se traen algunos gobernantes son bochornosos; el tráfico de influencias y el soborno son moneda común en muchos ámbitos de poder. Parece que algunos altos cargos no dudan en beneficiar a quienes les dan, y que los tratos, bajo cuerda, están por encima de las leyes.

   El último recurso es que se haga justicia pero empiezo a sospechar, y ante la evidencia de que no hemos cambiado nada con el transcurrir de los años, que el humano derecho y el divino sea interpretado con ofensa para todos los que esperamos arreglo a tantos desmanes.
   
Kirke  


17 comentarios:

  1. Muy buena tu entrada, Kirke. Quevedo me encanta. El más hermoso soneto que he leído en mi vida es suyo. Me imagino que lo conoces es "Del amor después de la muerte", ese que termina diciendo "polvo serán más polvo enamorado". Es una maravilla.
    Por cierto, el convento en el que estuvo Quevedo tras el memorial que escribió contra el conde-duque de Olivares fue en San Marcos de León. Sitio que veía desde las ventanas de mi casa durante toda mi infancia hasta que construyeron otra casa delante y nos taparon las espectaculares vistas. Parece que lo mandaron allí porque era muy friolero y frío en León no falta.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabía yo que la elección de ese convento para recluir a Quevedo fue para añadir un sufrimiento más al reo. Desde luego el conde-duque tenía muy malas pulgas.
      Es curioso cómo Quevedo podía tener ese lado tan romántico (tiene muy bellos sonetos de amor como el que tú mencionas) y al mismo tiempo esas rimas tan hirientes y que tantos problemas le causaron.
      Nuestro Quevedo fue ingenioso y crápula a partes iguales.
      Un beso, Rosa (y gracias por compartir)

      Eliminar
  2. Hola! Bueno creo que ya sabes que la poesía no es lo mío pero siempre está bien conocer algo más a Francisco de Quevedo.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchos sonetos de Quevedo merecen ser leídos aunque no seamos aficionados a la poesía. Los de amor porque son maravillosos y los satíricos porque no deja títere con cabeza.
      Un abrazo, Beatriz.

      Eliminar
  3. Qué interesantes datos sobre Francisco de Quevedo, la verdad es que el nombre lo reconozco pero no estoy segura de recordar haberlo leído. Qué pena ... espero remediarlo pronto. Saludos y este segmento de tu blog me encanta, yo estoy leyendo un poemario de Bladimir Vïquez un poeta de mi tierra, es un librillo modesto pero precioso, contemporáneo kío por cierto y me siento gratamente sorprendida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me vendría a mí mal que tú tuvieras otro rinconcito de poesía latinoamericana porque mi ignorancia al respecto es muy grande. De allende los mares conozco a Neruda, Rubén Darío y pocos más.
      Intentaré poner remedio a esto.
      Un besote.

      Eliminar
  4. Muchas gracias Kirke por dejarnos conocer un poquito mas a Quevedo y su obra, y desde luego me parece que como bien tú dices nada a cambiado, en fin una pena, para que decir mas. un beso. TERESA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es deprimente comprobar que algunas actitudes son prácticamente iguales. La evolución, en algunos aspectos, se ha estancado con nosotros.
      Un beso, Teresa.

      Eliminar
  5. Sabía poner el dedo en la llaga, Quevedo. Por eso era tan "incómodo" para los poderosos y hoy día me temo que el partidismo nubla la vista a más de uno, incluso a las mejores mentes pensantes. En cuanto a la justicia, ya sabes que en España no existe una verdadera división de poderes.
    Cambiando de tema, los mejores sonetos de Quevedo son la perfección: insuperables.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que sabía tocar las narices el buen Quevedo. La verdad es que tenía mucha chispa. Es curioso también que se metiera con los defectos de otros, siendo él cojo. Se metió mucho con Ruiz de Alarcón porque era jorobado. En fin, que era un caso.
      De la justicia y sus vinculaciones con el poder hablamos otro día que hoy no tengo ganas de enfadarme.
      Un beso, Gerardo.

      Eliminar
  6. Este poeta es otro de mis preferidos.
    El más conocido y famoso "Calambur" fue escrito por su mano: "Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja". Una manera muy elegante de criticar la minusvalía de una reina orgullosa sin que le pudieran acusar de insulto.
    Lo que más destaco de él es el afán de critica a los poderosos, no se casaba con nadie y la fina ironía era digna de mención.
    A pesar de su cojera era formidable espadachín y creo saber que a alguno se llevó por delante.
    Fue un gran amigo del capitán Alatriste: Esto en la ficción literaria de Reverte claro.
    Besos y gracias por traer a otro favorito. Me falta Machado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que fuera un buen espadachín siendo cojo me llama mucho la atención y que hiciera escarnio de los defectos físicos de otros también.
      Eso de criticar a todos sin casarse con nadie lo llevó hasta el extremo de censurar a quien le patrocinaba, el conde-duque de Olivares, que le retiró su apoyo (y le encarceló) en cuanto se vio criticado, natural.
      Machado está en la lista de espera, viendo que te gusta le pasaré a la "pole position". Tus deseos son órdenes, padrino.
      Un besote.

      Eliminar
  7. Buenas noches. Quevedo, Cervantes, Lope... está claro que tengo que releer a los grandes de nuestra literatura. Como siempre estas entradas de nuestra querida y apreciada Kirke me sirven para refrescar mi olvidado gusto por lo tradicional.

    Sigue así!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro que esta humilde entrada te anime a releer a los grandes, que en nuestro país tenemos mucho dónde elegir.
      Gracias por tus palabras de ánimo.
      Un beso, Jose y enhorabuena por esa nueva edición de La morada de Dios.

      Eliminar
  8. Una entrada estupenda, Kirke, en todos los sentidos. Por películas y series de televisión sabía que Quevedo cojeaba, y hoy he conocido la razón. Lo cierto es que la Naturaleza no le dotó con las mejores cualidades físicas, aunque le dió una mente despierta y una lengua ágil y cortante jajajjaa. Para la "mala vida" que se dió, vivió bastantes años. A buen seguro que su mordacidad le mantuvo en forma :))

    Respecto a tu reflexión, completamente de acuerdo. A veces veo el telediario y pienso si es que no queda nadie honrado en este mundo. Los trapicheos y los delitos de índole monetaria están a la orden del día en cualquier tipo de situación o negocio en el que haya cantidad suficiente a repartir. ¡Ni el fútbol se libra! Como para llorar :((

    Un beso grande!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces pienso que si no hubiera tenido ese defecto congénito quizás no hubiera escrito como lo hizo. ¿Hasta qué punto condicionantes aleatorios son determinantes en una conducta posterior? A saber.
      Respecto a la corrupción que nos rodea yo siempre recuerdo un dicho que solemos decir en mi familia: Dios mío, ponme donde haya que de coger ya me encargo yo.
      Que tengas un buen domingo, Julia.

      Eliminar

Hada verde:Cursores
Hada verde:Cursores