Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

31 de marzo de 2015

Hombres buenos


     A finales del siglo XVIII los integrantes de la Real Academia de la Lengua deciden obtener los 28 volúmenes de la primera edición de la Encyclopédie francesa, un compendio de ideas filosóficas y científicas que está causando indignación y admiración, a partes iguales, en el mundo intelectual. Para este propósito envían a dos académicos, el bibliotecario Hermógenes Molina y el brigadier de la Marina Pedro Zárate. Pero en esta misión encontrarán muchas dificultades propiciadas por otros dos académicos que por diferentes razones se oponen a que esa obra llegue a España; uno porque le parece que es insultante y poco honorable y otro porque es inadecuada y peligrosa para el pueblo inculto y poco preparado.

    Con la maestría que caracteriza a Pérez-Reverte se relata el viaje y la estancia en Francia de los dos intelectuales. Magnífica la escenificación de un París que se encuentra en la antesala de la Revolución Francesa. De la mano de un oscuro personaje, el abate Bringas, que acompaña a los dos protagonistas en su búsqueda, se vislumbra la situación social que desencadenará los hechos violentos que acabaron con la monarquía en Francia. Este abate es el ejemplo del personaje mediocre y resentido que aprovecha el descontento popular para dar rienda suelta a su fanatismo y rencor.

     Intercalada en esta historia el autor muestra cómo se preparó y documentó la novela. La finalidad de esta parte no la tengo muy clara, no sé si lo ha hecho con el ánimo de añadir una particularidad a la novela o más páginas porque el efecto ha tenido resultados opuestos según qué cosas detalla; por ejemplo cómo eran las rutas y las postas en el siglo XVIII o los mapas disponibles me ha parecido muy didáctico pero hay fragmentos donde se explica minuciosamente las ediciones de ciertos libros de la época -quién los publicó y hasta quién los vendió- que me parecieron algo pesados.

    Mientras los dos eruditos intentan adquirir tan polémica obra se fragua una amistad entre estos dos personajes que aunque les une una idea común -traer las luces y con ellas dejar siglos de oscuridad- tienen puntos de vista muy diferentes. El militar lo supedita todo a la razón mientras que el bibliotecario no concibe el conocimiento sin la religión. Quiero destacar aquí los diálogos que se dan entre estos dos individuos, son realmente esclarecedores. Podría llenar varias páginas con las frases que apunté de estas conversaciones porque -además de mostrar cómo un debate entre personas razonables con ideas opuestas siempre es enriquecedor-  es fascinante comprobar que hay ideas que permanecen a lo largo de los siglos; esos coloquios bien podían darse en la actualidad en cualquier reunión de amigos. No puedo resistirme a plasmar aquí algunas:

      "Nadie puede ser sabio sin haber leído por lo menos una hora al día, sin tener biblioteca por modesta que sea, sin maestros a los que respetar, sin ser lo bastante humilde para formular preguntas y atender con provecho las respuestas"
      "Un pueblo libre y alegre será naturalmente laborioso y a los buenos gobernantes corresponde no imponer sino garantizar esa clase de felicidad"
      "Bajo un dios injusto y temible, un devoto apacible es alguien que no ha razonado en absoluto"
     "Una tiranía ilustrada, por muy ilustrada que sea, siempre será una tiranía"

      Y como trasfondo a todo esto se impone el espíritu que llevó a la creación de la Encyclopédie, reunir ideas científicas y filosóficas ya que las artes, las ciencias y la educación, son materias que hacen a los hombres libres. 

     La novela es una continua reflexión sobre cómo el conocimiento rompe el sometimiento y la esclavitud de los hombres, pero si esos hombres no tienen la educación suficiente pueden ser fácilmente manipulados de ahí que algunos por retrógrados y otros por elitismo no quieren que la Encyclopédie llegue a España; son los hombres inspirados los que iluminan al pueblo, y los fanáticos quienes los extravían.

      Menos mal que frente a esos fanáticos y en tiempos de oscuridad siempre hubo hombres buenos que lucharon por traer a sus compatriotas las luces y el progreso. Y aunque los españoles solemos empeñarnos en apagar las luces allí donde las vemos brillar siempre habrá para evitarlo hombres buenos.

Kirke  


4 comentarios:

  1. Parece ser que este nuevo libro del autor merece más la pena que el anterior. Lo leeré en breve.

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    1. Con 'Hombres buenos' me he reconciliado con Pérez-Reverte. Yo creo que te gustará. Un saludo

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  2. Paso por encima por tu entrada, como siempre te me adelantas con las lecturas previstas. Cualquiera te reta.
    La tengo en pendientes y me alegro que digas que te reconcilias con el autor, pues yo estaba deseando que volviera a escribir algo con el espíritu de club Dumas o El Maestro de esgrima.
    Un beso

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    1. En cuanto salió la nueva novela de Pérez-Reverte me hice con ella porque quería quitarme la espinita que se me clavó cuando leí El francotirardor paciente que no me gustó nada. En Hombres buenos aparece el Pérez-Reverte que más me gusta. Espero tu reseña para ver si estamos de acuerdo. Un beso

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Hada verde:Cursores
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