Tras el nombre Boticaria García se encuentra Marian García, farmacéutica con botica propia y que escribe un exitoso blog sobre diferentes temas relacionados con la salud y la farmacia.
En este libro se recogen un montón de anécdotas acaecidas en su carrera profesional como boticaria al servicio del ciudadano. Con un estilo ligero y divertido nos cuenta los diferentes tipos de pacientes que han pasado por su botica: el paciente amigo, el paciente ladrón, el paciente pedigüeño, el paciente pensionista, el paciente ludópata, etc, etc.
Todas las experiencias vividas tras el mostrador vistas con un punto de humor y mucho sarcasmo.
Es una lectura fresca y ligera. Para leer a ratos, al menos así me ha gustado a mí hacerlo porque todo de un tirón se me hacía menos divertido. Al ser historias más o menos independientes no hay una historia única a la que seguir y por eso preferí leer cada capítulo esporádicamente insertado entre novelas de más extensión.
La verdad es que todo trabajo que se realice de cara al público se presta a vivir muchas anécdotas. Me ha divertido comprobar que algunos de los pacientes de Boticaria García también los conocí yo en mis guardias de juventud cuando me dediqué a las suplencias en oficinas de farmacia. ¡Qué recuerdos!
De esa fugaz experiencia profesional yo también tengo mi propio anecdotario. Por eso no me puedo sustraer a contar aquí una anécdota que me ocurrió.
La primera farmacia en la que trabajé estaba ubicada cerca de un enorme hospital de Madrid famoso por su edificio de maternidad. Hasta el mostrador se acercaban muchos padres que acababan de tener un hijo y venían por complementos para el avituallamiento. De todos estos el chupete era el rey.
Por aquel entonces-estoy hablando de hace más de veinte años-la oferta chupetera no era muy variada. Los colores básicos eran azul (mayormente utilizado para los niños y también para las niñas con padres sin ideas preconcebidas), rosa (siempre para las niñas y también para los niños con padres sin complejos pero que yo no tuve la suerte de conocer) y el blanco (comodín que yo utilizaba para no darme paseos en balde, porque no fallaba, siempre que cogía un chupete al azar al abrir la caja el padre en cuestión me decía: "Este chupete es rosa y lo quiero para un niño, ¿me lo puedes cambiar?" o "Este chupete es azul y es para una niña ¿lo tienes en rosa?)
Por esa cercanía a la maternidad del hospital las existencias de chupetes volaban y había que reponer constantemente. Además no sé por qué motivo la farmacéutica titular colocó los chupetes en el sótano y en la parte alta de la estantería y una servidora, que nunca tuvo mucho equilibrio al subirse a las escaleras de tijera, evitaba ir a esa zona por lo que ya digo que cuando me pedían un chupete elegía el blanco y sanseacabó.
Un día que los chupetes blancos se acabaron cuando llegó el primer padre (primerizo) a pedirme un chupete le pregunté si era para niño o para niña y él con los ojos como platos me contestó: "¿No da igual? ¿¡Las bocas de las niñas son distintas de las de los niños!?"
Claro que el (padre) que se llevó la palma fue el que me pidió un chupete "de esos que cuando se le pone en la boca el niño deja de llorar".
En fin, que las guardias pueden ser muy pesadas pero siempre hay algún paciente que nos las hace más llevaderas.
Si queréis que os aparezca una sonrisa con las anécdotas que ocurren en las farmacias podéis leer este simpático libro.
Kirke
Me ha gustado tu anécdota, me ha hecho reír. Qué inocente el papi novato. Si el libro tiene anécdotas así, me apunto a leerlo. Un beso, Kirke
ResponderEliminarLas anécdotas del libro son mejores porque la escritora tiene mucha chispa a la hora de contarlas.
EliminarTe gustará.
Un besote.
Me he reído con el "da igual de tu cliente" es que hay gente complicada y descomplicada jajajaj ese habrá sido el cliente del año.
ResponderEliminarSuena muy bien esta lectura, quien trabaje con el trato al cliente conoce cualquier cantidad de personalidades. Si lo sabré yo que trabajo en cárceles y ciertos reclusos me han hecho preguntas y dado comentarios muy extraños o muy graciosos.
Cada persona es un mundo y trabajar de cara al público implica conocer un montón de formas de ver la vida y de reaccionar ante ella.
EliminarTú seguro que también tienes una buena cantidad de anécdotas que contar.
Un abrazo.
Qué anécdota más divertida, la figura del padre primerizo la tengo bien fresca. Yo alucinaba con la cantidad de chupetes, los había personalizados con el nombre, con tetina de látex o de silicona, anatómicos, etc. Hasta vi uno que le ponías dentro el medicamento y así te quitabas de líos. Al final mi hijo el mayor se apañó con el de Mercadona y el pequeño no quiere ni olerlo, prefiere el "natural" que le ofrece su madre (y ahí sigue, es todavía un bebé).
ResponderEliminarEn fin, me parece una buena lectura para relajarse y echar unas risas. Y para pensar en la cantidad de anécdotas que se cuecen detrás de un mostrador, que parece mentira, pero así es.
Un abrazo.
Cuando nació mi hija yo estaba trabajando en un hospital y las compañeras de maternidad me regalaron un montón de muestras de chupetes que les daban los fabricantes. A mi hija ninguno le gustaba hasta que mi marido, todo un padre primerizo, se acercó a una farmacia y pidió un chupete de los de toda la vida, los que son de una pieza de goma (todogoma se llaman); enorme y feísimo pero que la niña aceptó desde el primer momento.
EliminarPor cierto tu hijo pequeño sí que sabe :))
Un beso
Divertido parece el libro y las anécdotas de chupetes que cuentas. Puede que me anime a leerlo como tú dices: capítulos sueltos entre otras cosas. Lo has reseñado de manera que se hace muy atractivo.
ResponderEliminarUn beso.
Si la anécdota que he contado te parece graciosa tendrías que haber visto la cara del padre en cuestión, fue todo un poema. Qué suspiro de alivio soltó cuando le aclaré que preguntaba el sexo del bebé para elegir el color.
EliminarCon el libro te reirás más porque la autora tiene un estilo muy gracioso y hace comparaciones muy divertidas.
Un beso
Hola! Yo como enfermera he leído alguno escritos por enfermeras con anécdotas también muy buenas. Este no tiene mala pinta y a lo mejor me animo a leerlo!
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Un saludo!
Hay un libro de estas características pero con anécdotas de un hospital y escrito por una enfermera: "La vida es suero". No sé si lo has leído, es también muy gracioso.
EliminarUn beso.
Hola! Si lo he leído, en realidad por mi blog está la reseña, jeje! Y ahora ha sacado otro: El Tiempo Entre Suturas (pero esté todavía no lo tengo)
EliminarUn beso!
Pues habrá que leer ese tiempo entre suturas. A mí el primero me entretuvo mucho.
EliminarMe recuerda a esas historias de la señorita Puri, la diferencia que esta que nombro es una cajera de una gran superficie. relatos que son una sucesión de anécdotas solapadas que hacen esbozar continuas sonrisas.
ResponderEliminarLo que tienen en común estos libros son que las autoras son escritoras blogueras.
Buena referencia que te ha hecho recordar tus propias anécdotas.
Besos
Leí de la señorita Puri "Te dejo es jódete al revés" y también me reí. Como tú bien comentas son lecturas ligeritas pero que te hacen sonreír y relajan un montón.
EliminarEs verdad que las dos escritoras son blogueras. Oye, a lo mejor deberíamos pensar nosotros también en hacer una recopilación de nuestras entradas y publicar. Yo seguro que ya tengo vendido un ejemplar: el de mi padre, jajaja.
Sí que me ha gustado con este libro recordar mi etapa de farmacéutica tras un mostrador. Fue una experiencia bastante dura porque las jornadas eran agotadoras, sobretodo cuando me tocaban farmacias grandes con mucho movimiento, y el salario exiguo pero con todo y con eso lo recuerdo con mucho cariño; supongo que porque era muy joven.
Un beso.
Buenos días, Kirke!
ResponderEliminarEste libro me ha recordado a uno que leí en cierta ocasión sobre las anécdotas profesionales de un médico escrito, igualmente, en tono irónico y humorístico. Creo recordar que se llamaba "diga 33". La verdad es que resultaba muy divertido aunque, como bien dices, se disfrutaba más en pequeñas dosis para no "saturarse".
Me han encantado tus anécdotas y me han hecho sonreir. Cuando se trabaja de cara al público nunca ha terminado de verse u oirse todo. Un padre feminista y uno que pensaba que hay chupetes especiales para hacer calla a los críos, casa nada!! jajajajaja.
Gracias por presentarnos este libro que calificas de ameno y divertido. Sin duda es una buena opción a considerar :))
Un beso, que tengas un martes estupendo!!
El padre que me pidió el chupete que hace callar a los niños y a juzgar por las ojeras que tenía yo creo que dijo eso movido por la desesperación; pobrecito mío.
EliminarUn beso también para ti, Julia, y que tengas un buen día.
Siempre que he leído este tipo de libros (el último creo que era de enfermeras) me han dejado un sabor de boca desigual, así que ahora los concibo como lecturas para compartir con otras lecturas, leyéndolas un poco a trocitos.
ResponderEliminarUn abrazo
Entiendo lo que dices porque a mí me ha pasado lo mismo con este tipo de lecturas. Por eso en este caso lo que hice fue insertar capítulos de este libro entre la lectura de otros. Como si de una tira cómica se tratara, más o menos.
EliminarUn abrazo, Ana.
¡Que me perdí esta entrada, Kirke! Con lo divertida que es ;-) El libro pinta bien y lo leeré (voy sumando a la lista), y respecto a las anécdotas, deberías hacer más posts sobre ellas, han sido buenísimas las de los chupetes. Casi que me estás dando la idea para mi blog, mira lo que te digo, porque en el centro donde trabajo se producen bastantes.
ResponderEliminarSin embargo, me viene a la memoria un libro que se llamaba "A la Notaría por la vicaría" donde se recogían muchas anécdotas de opositores y una era de un pobre chico al que el ujier, sí, el ujier, cuando fue a examinarse, le dijo "hombre, fulanito, ¿cómo usted por aquí otra vez? ¡ah, claro, no me acordaba que el año pasado LE SUSPENDÍmos" ;-)
¡Kisses Kirke!
Estoy pensando en abrir una nueva sección en el blog con anécdotas del laboratorio, que tengo unas cuantas. También podría poner las que viví cuando trabajé en el hospital.
EliminarTodo el mundo, creo yo, tiene un anecdotario con las vivencias diarias. La gente, incluidos nosotros mismos, es muy pintoresca y si se tiene sentido del humor siempre podemos relatar la faceta más divertida de lo cotidiano.
A lo mejor tú también acabas escribiendo un libro como la Boticaria García!
El ujier ese seguro que él mismo se había presentado más de una vez a una oposición y también había suspendido, porque además de engreimiento me parece ver en él algo de disfrazado resquemor.
Un beso y buen finde.
Hola Kirke,
ResponderEliminarEn 2013, cuando vivía en Cádiz, en la prensa local leí una noticia acerca de un libro que iba sobre anécdotas de mujeres taxistas de toda la geografía española. Se editó gracias a la financiación de una plataforma para solicitar servicios de taxi de forma directa, sin intermediarios ni terceros y surgió a raíz de las anécdotas que se contaban diversas profesionales del gremio en un grupo de facebook. Una gaditana las recopiló en dicho libro, "Mujer y taxista. Anécdotas". No lo leí, pero dudé en si adquirirlo. De veras. Solo por curiosidad y así poder comprobar si ciertamente abundaban las anécdotas de corte machista, tipo "abuelete conservador se niega a subir al taxi cuando se da cuenta de que lo lleva una mujer" y ese tipo de cosas. Pero me pareció una buena iniciativa. Así que, te propongo que te pienses para cuándo un libro de anécdotas de laboratorio o de investigadores, jajaja. Sería la primera en leerte.
Me ha encantado la reseña y las anécdotas de los papás que buscaban chupetes. Libros así, desde mi gusto, son ideales para desconectar y pasar un buen rato.
Un beso
Como ya se ha comentado, todo trabajo que conlleve trato con el público da para muchas cosas curiosas. No conocía ese libro de las taxistas pero me imagino que será muy jugoso porque las personas son/somos impredecibles y siempre hay actitudes curiosas que si se toman con humor pueden dar para mucho.
EliminarLa investigación es un campo abonado para situaciones grotescas porque de partida casi todos los que nos dedicamos a ella ya estamos un poco chiflados.
Un beso