Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

17 de noviembre de 2015

El monte de las ánimas

"Ese monte que hoy llaman de las ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos. 
  Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.
  Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche."

    Esta leyenda sobre el monte de las ánimas es la que le cuenta Alonso a su prima Beatriz que escéptica le reta a buscar esa noche de difuntos una banda azul que ha perdido en el monte. 

    Por si a estas alturas todavía hay alguien que no se ha leído este relato de Gustavo Adolfo Bécquer no seguiré contando más.

    La lectura de esta leyenda era obligada en mi colegio cuando llegaba el mes de noviembre. Recuerdo que la profesora nos hacía leer un par de párrafos a cada alumno y algunos se esmeraban especialmente en dar una entonación lúgubre a algunos pasajes, sobre todo los que se referían a espíritus y muertos en busca de venganza. Añoro esa lectura conjunta de toda la clase porque aunque ya sabíamos el desenlace de haberlo leído en anteriores cursos siempre asistíamos al final con el corazón encogido. 

    En este mes dedicado a los difuntos he querido volver a leer esta corta historia y rememorar esa sensación de miedo que nos invadía a todos los niños, cómo nos imaginábamos los esqueletos saliendo de sus tumbas para lamentarse de su triste sino. 

   También he querido hacer con esta lectura un homenaje a nuestros clásicos que permanecen relegados ante tanta novedad editorial y que esperan en un rincón de nuestras bibliotecas que volvamos a rememorar su excelente prosa.

    Bécquer con un estilo magistral nos sumerge en un escenario tenebroso y lúgubre donde se siente el miedo sin necesidad de escenas sangrientas. Una excelente historia de fantasmas que sólo puede escribir un maestro de la pluma como fue este ilustre sevillano.

(Fotos del Cementerio de La Almudena, Madrid)

Kirke  



16 comentarios:

  1. Bécquer como buen romántico relata escenas traídas de otros tiempos. en este caso esta que nos traes me hace recordar esa otra de cultura anglosajona llamada: Sleepy Hollow en la que detrás de una historia tenebrosa trasformada en leyenda se esconde un drama o una tragedia.
    Para las criaturas que eramos entonces estas historias nos sobrecogían al leerlas,y cuando las rememorábamos, nos encogíamos mirando hacía los lados, o nos arrebujábamos bajo la manta.
    Los templarios han sido figuras muy recurrentes antes y ahora. Se siguen escribiendo muuuuchos libros sobre ellos y todo parece valer y encajar en estos personajes que fueron reales: Esoterismo, brujería, grandes hazañas,épicas batallas,misterio, aventura, misticismo.
    Sin embargo cuando nos ceñimos a la pura historia documentada nos damos cuenta de los errores o las licencias que se toman los escritores como Bécquer para relatar escenas como la que has transcrito.
    Estos caballeros tenían posesiones cedidas por el rey o por ciertos caballeros nobles, pero ninguna personal. hasta la ropa era de la orden, el caballo, la espada todo.
    Se ceñían a la regla del Cister con sus correspondientes votos de pobreza, obediencia y castidad.
    Tenían prohibida la caza, los torneos y los excesos. Y nunca podían luchar y menos matar a Cristianos. Con lo cual esas licencias del escritor quedan muy patentes en su leyenda.
    No obstante ese morbo que tenemos los humanos por el mundo del más allá es esclarecedor, pues hasta en los fuegos de campamento de mi juventud salían todas esas historias a relucir.
    Una entrada la tuya, para el recuerdo.
    Besos Kirke

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, Francisco, también los actuales religiosos tienen votos de pobreza!!!, castidad!!! y obediencia!!! y, entre hijos bastardos y abuso de menores, áticos de una porrada de millones y la desobediencia que todo eso implica (y ya sé que no son todos, ni siquiera muchos, espero), cualquier historia un poco heterodoxa sobre ellos no peca de "licencia" para nada.

      Eliminar
    2. ¿Que no podían cazar los templarios? No tenía ni idea pero a mí lo de cazar en esta historia era lo de menos, lo que me espantaba eran esos muertos saliendo de sus tumbas y el tontaina de Alonso yendo a buscar un trapo la noche de difuntos al monte de marras.
      De todas formas creo que a Bécquer se le puede perdonar el poco rigor histórico en cuanto a los templarios se refiere.

      Veo que Rosa ya está repuesta de su ataque viral porque está igual de combativa que siempre.

      Un besote a los dos.

      Eliminar
    3. Casi no puedo hablar así es que entretengo a los alumnos con interesantes documentales sobre evolución humana. Salvo a los de Segundo de bachillerato. Ahí no queda más remedio que hablar. Espero sobrevivir y seguir combatiendo.

      Eliminar
  2. Nunca olvidaré el comienzo. Cito de memoria, perdón por los errores: "Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana. Lentas, sordas, tristísimas y entreabrió los ojos. Creía haber oído..." Hasta ahí se me quedó grabado a fuego de las veces que nos lo hicieron leer. Lo que no recuerdo es si era en Noviembre o en otro momento.
    Muy buena entrada, Kirke y muy nostálgica para mí.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nosotros teníamos a Bécquer y a Zorrilla (por el Tenorio) como constantes en el mes de noviembre en el cole y en el instituto también.
      Además mi padre solía contar esta leyenda siempre que se iba la luz en la casa de mis abuelos (algo que ocurría con frecuencia cuando yo era pequeña) y todos mis primos nos agarrábamos las manos y oíamos con los ojos comos platos la historia de Alonso y Beatriz.
      Esta leyenda también es muy nostálgica para mí.
      Un beso

      Eliminar
  3. Bonita entrada Kirke, me encantan las leyendas de Bécquer. Por suerte se siguen leyendo en colegios e institutos. De hecho tengo ahora entre las manos una versión de Vicens Vives que es la que suelen mandar a los escolares, con unas ilustraciones muy sugerentes. Hay una ambientada en Toledo ("El beso") que me gusta mucho, pero mi favorita es "El rayo de luna". Gracias por la recomendación!! Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que algunas lecturas tienen que ser obligatorias por necesidad, es tal la belleza que encierran que no se pueden saltar.
      A raíz de esta entrada y al tomar entre mis manos el libro "Rimas y leyendas" he vuelto a leer las demás y recordar qué bonitas historias se encuentran entre sus páginas.
      Un beso, Gerardo.

      Eliminar
  4. Yo, leyendo tu post y los comentarios de Francisco, Rosa y Gerardo, me he entretenido muchísimo (os admiro no sabéis cuánto) y me he quedado ensimismada pensando en la época del colegio y que me encantaban las rimas de Bécquer, ¡la de trabajos que hice sobre ellas!
    Las fotos que has puesto también me han gustado, muy apropiadas y eso que los cementerios no son muy de mi agrado.
    ¡Te mando un beso, alma bonita!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puse esas fotos porque me parecieron muy apropiadas para una historia romántica. Es de un cementerio con tumbas muy antiguas y unos panteones decimonónicos que dan repelús y eso que yo lo he visitado de día. De noche no he ido entre otras cosas porque está cerrado pero aunque estuviera abierto no iría ni borracha.
      Un beso también para ti, guapa.

      Eliminar
  5. Me fascinan las leyendas de Bécquer y sus poemas, esta en concreto también la leíamos en el cole en noviembre, por el día de los fieles difuntos. Era una tradición preciosa, por lo menos yo lo creo así, y es una pena que se pierda.
    Un beso, Kirke, una gran entrada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puestos a elegir tradiciones desde luego a mí esta me gusta más que la de disfrazarse de monstruo sangriento, pero sobre gustos no hay nada escrito.
      Además a mí me da más miedo un relato de este tipo contado a la luz de las velas que una calabaza con luces dentro.
      Un beso, Chari.

      Eliminar
  6. Hola! Pues la verdad es que no lo he leído, no me gustan mucho los clásicos aunque el tema de los templarios siempre me ha llamado la atención.

    Muy buena reseña como siempre.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues te recomiendo que leas todas las leyendas. Son relatos muy cortos y encierran una belleza propia del escritor romántico que fue Bécquer.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Si alguna vez he leído este relato, no lo recuerdo (no es raro con mi mala memoria) pero hago firme propósito de leerlo en breve. El aperitivo que nos sirves me parece realmente apetecible :)

    Qué costumbre más bonita la que teníais en tu colegio. Señal de ello es que tú la recuerdas con cariño y la añoras. Me parece una forma estupenda de que los niños se impliquen en la lectura de un texto y lo asimilen.

    A estas horas de la noche no me dan para mucho las neuronas y escribo unos comentarios deplorables, pero conste que la reseña me ha gustado mucho y que has despertado mi deseo de leer a Bécquer de nuevo :)

    Un beso!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este relato muy cortito, se lee en un momento. Si te decides anímate a leerte ya de paso todas las leyendas porque son preciosas.
      Sigue mandándome comentarios, aunque sean deplorables (que no sé yo a qué le llamas tú deplorable porque lo que has escrito no lo es)
      Un beso y buen fin de semana.

      Eliminar

Hada verde:Cursores
Hada verde:Cursores