Yo soy de las que siempre ven la botella medio vacía en lugar de medio llena y siempre he pensado que nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con el que se mira.
Si me pongo tan filosófica es porque he estado pensando mucho –es raro que yo piense pero de vez en cuando lo hago– y he decidido opinar acerca de un tema sobre el que otros compañeros de la red han publicado: una reunión bloguera que tuvimos unos cuantos aficionados a esto de escribir.
Tanto Francisco (En la feria con los amigos) como Chelo (Encuentro de película) nos relataron un encuentro entrañable y estupendo. Es cierto que la sintonía fue muy buena y que nos lo pasamos muy bien pero quiero puntualizar algunas cosas porque no todo fue de color de rosa. Y como yo soy muy criticona aquí os voy a contar mi versión de aquella jornada.
Habíamos quedado en el Parque del Retiro, porque es un lugar precioso y porque si queríamos ir a la Feria del Libro es ahí donde se encuentra. Es un parque muy bonito lleno de flores y de árboles –con flores también–; todos sabemos la belleza que tienen esas partes de las plantas, el inconveniente es que además de regalar colores e imágenes bonitas, las flores también producen polen, y cuando alguien es alérgico a estas partículas la belleza empieza a ser relativa. Y si no que se lo pregunten a Rosa (que digo yo que llamarse así y ser alérgica al polen es una ironía del destino). Menos mal que la farmacología acudió en nuestra ayuda –Chelo y yo también somos alérgicas– y atiborradas de antihistamínicos aguantamos el tipo.
Antes de acudir a la cita pensé en llevarme la cámara de fotos. La que tengo es bastante voluminosa y pesa mucho así que me decidí por la cámara que tiene mi teléfono móvil como la solución más práctica. Me imaginé que sería bonito posar todos juntos y para eso había dos posibilidades: dar el teléfono a un transeúnte para que hiciera la foto o recurrir al “selfie”. La primera opción quedó para mí descartada, pues en lugares de aglomeración siempre hay amigos de lo ajeno a la caza de incautos, es decir que no quería que me quitaran el móvil –además de ser criticona soy muy desconfiada–. Entonces la solución era el selfie pero yo tengo varios problemas con esta técnica, el principal es que mis brazos son cortos, si quiero separar la cámara lo suficiente para que se vea algo, mi mano no llega al disparador. Qué dilema.
Es entonces cuando recordé que me habían regalado hace tiempo un palo de selfies y que no había utilizado nunca. Me gustaría resaltar esto último para explicar por qué en algunas fotos se nos ve con cara de despiste. No nos habíamos fumado nada, es que ninguno sabía dónde estaba realmente el obturador y además no estábamos seguros de que la foto hubiera sido tomada.
Salvo Conxita y Chelo los demás estamos mirando a la cámara y pensando "¿habrá salido algo?" A Rosa se la ve especialmente preocupada |
Reconozco que fui bastante insistente con lo de hacernos fotos todos juntos. Lo que Francisco ha dado en llamar educadamente “un estreno compulsivo” se tradujo realmente en estar pidiendo a mis amigos que posaran para el autorretrato cada dos por tres. Aquí debo agradecer la inmensa paciencia y educación exquisita de mis compañeros por no mandarme a tomar viento y con el palo metido en salva sea la parte.
Después de un agradable paseo por las zonas más típicas del parque sobre el que no incidiré pues Francisco lo describió a la perfección, nos fuimos a la Feria del Libro propiamente dicha, es decir, nos fuimos al mogollón y es que a media mañana aquello estaba abarrotado.
Francisco y Juan Carlos tenían la ilusión de visitar a sus escritores favoritos que estaban firmando ejemplares. Yo no soy de que me firmen libros, pero respeto a quien sí le gusta. Chelo también se apuntó a esta afición por tener un libro autografiado aunque el libro no era para ella sino para su sobrina. De todos los firmantes y sin menospreciar a los demás a mí es la que más me gustó, porque la que firmaba era ¡una ratona! Eso sí, le firmó a la segunda intentona, porque en la primera nos pusimos en una fila donde estaba también un ratón firmando pero nos avisaron que ese no era el que correspondía al libro que Chelo llevaba. Serán diferentes, pero para mí Geronimo Stilton es clavado a Tea Stilton, qué queréis que os diga.
En este proceso de firmas y minicharlas con los escritores de turno creo que puedo afirmar que quien más disfrutó fue Francisco y si no mirad la foto de al lado, tiene pintada en la cara la ilusión de un niño. Además para obtener algunas de las firmas tuvo que esperar un buen rato a pleno sol mientras nosotros, insolidariamente, nos refugiábamos a la sombra de un edificio fuera del paseo de los puestos.
En esto de recoger en imágenes las firmas hubo un poco de descoordinación, porque yo era la encargada de grabar en vídeo el momento de la firma de Andrés Trapiello y Conxita de hacer la foto. Ella estaba en un lado y yo en el otro por lo que, y dado que Francisco no tiene la capacidad de mirar en dos direcciones opuestas a la vez, se tradujo en que Conxita le hizo la foto perfectamente y yo le filmé la espalda.
Había muchísima gente y las colas para algunas firmas eran tremendas. Algunas despertaron nuestra curiosidad por saber quién era el responsable de tanta expectación y nos hacíamos cábalas sobre el autor o autora. Para satisfacer nuestra curiosidad Juan Carlos fue un valioso recurso pues despejaba nuestras dudas por el sencillo procedimiento de preguntar a alguno de los que estaban esperando.
Cuando íbamos de camino al restaurante donde íbamos a comer, Francisco, que es un pozo de sabiduría, nos señaló el árbol más antiguo de Madrid. Por cierto, se queja de que sólo le acompañó Chelo a verlo de cerca; los demás preferimos esperar a la sombra de un vetusto edificio del paseo de Alfonso XII porque ese árbol además de antiguo es muy grande y desde donde estábamos se veía perfectamente.
Días antes de la reunión algunos participantes alegaron que les haría ilusión comer un buen cocido. Por eso elegí para almorzar una taberna famosa por preparar muy bien ese plato típico de Madrid. Como el calor no invitaba a comidas consistentes resulta que ninguno pidió cocido. He de confesar que una vez hecha la comanda anduve algo amoscada. Busco una taberna típica madrileña y al final los platos elegidos para comer fueron: ensaladilla rusa, calamares a la romana y pulpo y empanada gallegos. ¡Venga ya!
Menos mal que antes de la comida sí tomamos algo típico de Madrid: vermut de grifo. Pero en esto también hubo una pega –cómo no–, el local estaba lleno hasta la bandera pero de entre toda la gente tuvimos que elegir, para que nos hiciera una foto inmortalizando el brindis, al único que tenía Parkinson porque la foto salió movida. Ya es mala suerte. De todas formas tampoco importó mucho porque a ninguno se nos ocurrió posar con el vaso en la mano.
Por encima del hombro derecho de Chelo se ve uno de los vasos de vermut |
Y hablando de fotos de grupo. Una vez terminada la comida quisimos inmortalizar –oootra vez- el momento delante del restaurante en que habíamos repuesto las fuerzas. Resulta que había un grupo de guiris estorbando la toma y Chelo amablemente, y en un correctísimo inglés, les pidió que se apartaran y ya de paso que nos hicieran una foto con su móvil (con el de Chelo, no con el de los guiris). Pero Francisco, que es todo un caballero pero también muy impulsivo, dijo vehementemente en español, que la foto la hicieran con su teléfono que era mejor. El guiri en cuestión no sé si entendió lo que dijo Francisco pero algo debió de intuir porque tomó el móvil que le ofrecía pero a la vez “castigó” a Francisco a no salir en la foto. Al final le dejó que apareciera y la cosa no terminó en un conflicto internacional.
Delante de la Taberna de la Daniela |
Podría contar más cosas de aquel día porque hubo muchas más anécdotas pero no quiero cansar al personal. Tan sólo comentar que todas las pegas no fueron tales. Sí ocurrió lo que he contado, doy fe, pero cuando la compañía es estupenda, cuando quienes sufren los inconvenientes de la improvisación son maravillosas personas no hay foto mal tomada, ni sol asfixiante que pueda estropear una jornada encantadora junto a los que son definitivamente para mí unos buenos amigos.
Gracias, Rosa, Chelo, Conxita, Juan Carlos y Francisco por ser como sois. Por hacerme sentir tan bien y por dejarme un recuerdo imborrable en la memoria y en el corazón.
De todas formas en el caso de que los años me hagan olvidar algo, siempre podré recurrir a las fotos, las obtenidas con el palo especialmente.
He llorado de la risa leyéndote, eres única contando las cosas "de otra manera".
ResponderEliminarAdemás de escribirlo rematadamente bien, tienes una gracias al escribir que no se puede aguantar.
Lo de que el árbol era tan grande que se veía de lejos es buenísimo y para mataros a todos, con la ilusión que puso Francisco (así meto yo un poquito de cizaña y rematamos la faena).
En fin, que es una delicia irse casi a dormir (aún tengo sueño acumulado, que está noche pasada estuve andando en sueños por la feria) con tanta risa en el cuerpo.
Absolutamente todo buenísimo: lo de la alergia, lo de los guiris, lo del palo...todo menos el cocido que no probamos.
Gracias querida Kirke, por este post tan especial y por el humor que te gastas.
Creo que a ninguno se nos va a olvidar el encuentro nunca.
Un besazo, ¡bona nit!
Me alegro que te fueras a descansar con una sonrisa en la cara gracias a esta publicación.
EliminarSé que Francisco te enseñó ese árbol con toda la ilusión del mundo y los demás os hubiéramos acompañado de no ser por el sol de justicia que había en esos momentos. Nos pudo el calor y el sentido práctico.
Gracias a ti por la parte que te toca en cuanto a que ese encuentro fuera tan entrañable.
Un beso.
Reconoce que no era tiempo de cocido. A ver quién se mueve del sitio después, jeje. Estoy viendo las fotos, tuvo que ser una jornada muy provechosa, percibo buenas vibraciones, aparte de que el parque del Retiro es un paraíso (excepto para los los alérgicos, entre los que también me incluyo). Luego comentáis como fueron las compras, que seguro también las hubo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo.
Ya me sospechaba yo que lo del cocido no iba a tener éxito por las fechas que eran. Como alternativa yo sugerí unos callos a la madrileña pero tampoco tuvo aceptación. Acabo de darme cuenta que para degustar la típica gastronomía de Madrid hay que venir aquí en invierno...
EliminarLas compras fueron escasas por mi parte, es decir, nulas. Pero eso no quiere decir que no me llevara libros a casa porque mis compañeros fueron tan buenos que me regalaron varios. Suerte que tiene una.
Francisco, Chelo y Juan Carlos sí que compraron. En su día colgarán las reseñas pertinentes, lo sé de buena tinta.
Un abrazo, Gerardo.
Me encanta!!!! He leído la crónica de Chelo y ahora me paso por aquí y es genial. Ayyyy yo con lo bruta que soy me habría comido el cocido, soy especialista en comidas pesadas con calor extremo,jejeje.
ResponderEliminarBesos y he disfrutado mucho leyendo el encuentro.
Si para la próxima quedada vienes ten asegurado un puesto de honor en ese restaurante porque el cocido está de muerte, aunque sea con calor.
EliminarTú no eres bruta, tú eres toda una valiente, sí señora.
Un besote, guapa.
Qué rato más divertido he pasado leyéndote, xd. Has dado muy bien el contrapunto. Con lo que habéis escrito, Chelo, Francisco y tú ha quedado perfectamente reflejado lo que fue ese día. Alegre, entrañable, desenfadado y muy, muy agradable.
ResponderEliminarUn beso.
Con esta entrada sólo quise añadir que, además de conectar, de charlar y sentirnos muy a gusto, también nos gastamos bromas continuamente y que estuvimos riéndonos casi todo el rato.
EliminarY en todo esto tú tuviste tu parte de culpa.
Un besote.
Que rato mas divertido Kirke , entre todos habéis mostrado ese encuentro a las mil maravillas. Me parece que yo estaba allí sin estarlo por lo bien que lo contasteis todos. Que envidia no haberlo sabido, me coincidió fiesta este fin de semana. Aunque yo el sabado tuve una excursión con los artistas a Hendaya. Un abrazo
ResponderEliminarHubiera sido ideal que en ese grupo estuvieran otros blogueros asiduos entre nuestros blogs. Soy consciente de lo complicado que es cuando cada uno vivimos en una ciudad diferente, pero no descarto la idea de una reunión con los que faltasteis.
EliminarUn beso.
La ahijada para sacar las patitas del tiesto y dar ese contrapunto tan divertido de la jornada se las pinta sola. ¡Eres genial! pero no te perdonaré nunca que te alejaras del árbol de marras para verlo de lejos, esa fue una burda excusa para ampararte a la sombra y acceder al restaurante la primera.
ResponderEliminarDoy fe que todo eso que cuentas ocurrió y también que quedará como recuerdo entrañable de una jornada inolvidable.
¡Sois estupendas personas!
Besos
Cómo me conoces, Francisco, si no me acerqué al árbol dichoso fue porque hacía calor y porque mi estómago ya estaba pensando en comer. De todas formas en mi próxima visita al parque iré a visitar el árbol y lo haré en tu honor. No será lo mismo pero algo es algo.
EliminarTe digo lo mismo que a Chelo y Rosa, si el encuentro fue estupendo fue gracias a vosotros (la Feria, el parque e incluso el árbol fueron lo de menos).
Un besote.
Qué divertido lo cuentas, Kirke. Me hizo sonreír. Me parece estupenda esa reunión de personas que comparten intereses comunes. Como tú, tampoco soy de que me firmen libros, primero porque los compro en ebook, y segundo, porque odio las colas. Un beso.
ResponderEliminarOpinamos lo mismo respecto a lo de las firmas, y veo que tenemos el mismo problema, pues la mayoría de mis lecturas de los últimos años son digitales, malamente pueden firmarlas los autores.
EliminarAdemás no tengo la paciencia necesaria para esperar tanto tiempo a pleno sol en la cola de turno.
Un beso.
Me ha encantado vuestra quedada. Y sobre todo contada con tanta naturalidad. Debiste pasarlo genial. Ahora me voy a leer a los demás que no había leído.
ResponderEliminarGracias por tu magnífica forma de contarlo.
Un besillo.
Me alegro que te haya gustado esta publicación. El encuentro fue entrañable pero como también hubo mucha broma y risas quise reflejarlo desde una perspectiva más humorística.
EliminarUn beso y gracias por la visita.
He disfrutado mucho leyéndote. Un saludo a todos..
ResponderEliminarEncantada de haber entretenido, esa era la intención.
EliminarUn abrazo.
Me he reìdo muchìsimo con este post. Tengo que leer las impresiones de los demàs. MIra que yo soy experta tomando selfies para mì solita, pero cuando se trata de fotografiar un grupo, no lo logro jajaja asì que quien te haya regalado el palo de selfies, se merece un abrazo porque sin èl no nos hubieras traìdo tantas fotos bonitas.
ResponderEliminarSe nota que la han pasado estupendamente. Todos se ven felices y muy a gusto. NO creo que haya mejor ocasiòn para un encuentro de bloggers que una feria de libros. YO nunca he ido a una, porque es que en mi ciudad nunca las hacen. Aquì entre nos ... hasta envidia me da jajaja pero de la buena mija.
Fuerte el abrazo.
El palo de selfies me lo regalaron hace meses, lo guardé en un cajón y ya ni me acordaba de él. Menos mal que lo llevé porque, a pesar de todos los inconvenientes que tuvo, nos sirvió para reírnos mucho y ya de paso hacer fotos de grupo, claro.
EliminarTengo la inmensa suerte de vivir en una ciudad donde todos los años se celebra una de las ferias sobre literatura más importantes del mundo y creo que no he faltado a ninguna convocatoria en los últimos 25 años.
Esta última tuvo el aliciente añadido de ir acompañada por estupendos amigos con los que comparto el gusto de escribir.
Ojalá que algún día pudieras atravesar el océano y reunirte con nosotros. Quién sabe, la vida da muchas vueltas y soñar es fácil.
Un beso grande, grande, Leslie.
Paloma, muy bueno ese contrapunto lleno de humor porque tal y como dices la jornada estuvo llena de risas y de alegría, de comodidad y de compañerismo, de intereses compartidos y ganas de pasarlo bien y lo conseguimos.
ResponderEliminarLas sensaciones eran como si nos conocíamos de toda la vida, fue extraordinario ver como a través de las letras se puede congeniar tanto con las personas que las escriben, me ha encantado conoceros presencialmente y espero que sea un primer encuentro de muchos que vendrán porque el Mediterráneo y en eso Chelo estará de acuerdo conmigo también sería un buen punto de encuentro, aunque con los extraordinarios anfitriones que tuvimos será difícil de superar. Me encantaron todas las historias y lugares que nos enseñasteis y nada en el próximo encuentro preparamos un picnic de merendola alrededor del árbol de Francisco.
Un beso.
Creo que cuando existen intereses y gustos comunes la conexión está asegurada y si además el carácter de cada uno es agradable la diversión también.
EliminarYo espero que estas reuniones se repitan, en el Mediterráneo o donde se tercie, siempre que sea posible para todas las partes. Es verdad que el ser cada uno de un lugar diferente dificulta un poco el encuentro pero cuando se tiene ganas los obstáculos son menores.
A mí también me gustó mucho conocerte en persona y departir contigo.
Un besote.
Había leído las "versiones" que Francisco y Chelo daban del encuentro, pero me faltaba ésta, la que ofrece "otro punto de vista". No he podido evitar reírme con tus ocurrencias, aunque la conclusión que saco sigue siendo la misma, que fueron horas compartidas entre amigos y llenas de cariño y buen rollo. Me alegro muchísimo por vosotros y espero que sea la primera (o segunda para algunos) de muchas quedadas que hagáis.
ResponderEliminarRespecto al tema de tu "controvertido" palo de selfie, yo soy de las que por comodidad nunca quiere llevarlo y luego lo lamenta. Hisciste muy bien en inmortalizar todos esos momentos y seguro que aunque a los demás no les pareciera necesario hacer tantas fotos, hoy están felices de tener recuerdos tan bonitos :))
Gracias por compartir con todos nosotros el encuentro, Kirke.
¡Un beso!
Aunque fuera un "poco" pesada con lo de las fotos también tengo que contar que yo tuve mi cuota de sacrificio porque no me dejaron acceder al interior del Palacio de Cristal por llevar el palo de selfie. Así que me tuve que quedar fuera, acompañada amablemente por Rosa, junto al estanque. Sufrida que es una.
EliminarSería maravilloso poder vernos algún día todos los que habitualmente comentamos por aquí y por otros blogs amigos.
Yo no pierdo la esperanza. Nunca dejes de creer.
Un besote.
Pero Rosa, alma de cántaro, cámbiate el nombre ya! jaja. Muy buena crónica de una KDD anunciada. No sabes lo que os envidio por haberos podido conocer y compartir un momento excepcional como es el de la Feria del libro. Me alegra haberos conocido a todos.
ResponderEliminarBesos
Hubiera sido mucho mejor que nos conocieras en vivo y en directo y nosotros a ti también. Pero, como dicen en mi barrio: a falta de pan, buenas son tortas.
EliminarMe alegro de que esta entrada haya servido para ponernos cara.
Un besote.
Qué genial está narrado el encuentro bloggero. Muy entretenida entrada. Se ve que la pasaron muy bien.
ResponderEliminarSaludos.
Fue una jornada muy divertida y entrañable. Sí que nos lo pasamos bien y con ganas de repetir.
EliminarUn saludo
Un estupendo encuentro, sin duda. Me alegro que disfrutarais de él y de la feria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí que fue agradable, charlar y reír con personas que ya eran conocidas a través de las letras y que no hicieron más que corroborar la idea que tenía de ellas a través de sus escritos y comentarios.
EliminarUn abrazo.