Leer, el remedio del alma

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Imagen creada por Ilea Serafín

13 de octubre de 2016

Hable con ellas (II)


El teléfono móvil.

   Otra máquina con la que suelo hablar diariamente es con mi teléfono móvil. No me refiero a hablar por el móvil, sino con el móvil. 

   Hablar con alguien a través del móvil es lo normal, al fin y al cabo para eso se diseñaron; o así fue en un principio, porque dadas las múltiples funciones que tienen los nuevos dispositivos de telefonía casi que lo de hablar por teléfono es lo de menos –al mío ya solo le falta que me ponga un café para ser perfecto–. 

   De hecho,  estos últimos modelos de teléfono son los que más cancha me dan para hablar –con ellos–. Desde que son táctiles mis problemas han aumentado. La sensibilidad de la pantalla es tal que sin llegar a tocarlo se pone a hacer cosas; como abrir aplicaciones que yo no sabía ni que tenía instaladas –aplicaciones que luego resulta que son las responsables del sobrecalentamiento o de que vaya más lento, o eso es lo que me dice un programa chivato del sistema–. Otras veces me dice cuánto me falta para llegar a casa, información totalmente innecesaria pues la mayoría de las veces que me cuenta eso resulta que me dispongo a ir a otro sitio –yo creo que esa utilidad la diseñó una madre controladora–. 

   También me enfado mucho con mi teléfono cuando escribo una cosa y “su” corrector me pone otra –completamente distinta y la mayoría de las veces absurda– de manera que el destinatario del mensaje puede pensar que tengo serios problemas de redacción y/o de ortografía (o que estoy bajo los efectos de alguna sustancia química). Además, en estos casos, siempre me doy cuenta del error una vez que ya está lanzado el mensaje, con lo que suelo decir a mi dispositivo:

- Nooooo, pero ¿por qué pones eso? ¡yo quería decir otra cosa!

  Además yo creo que mi móvil me quiere relegar al ostracismo. No sé por qué pero todos los mensajes de whatsapp me llegan más tarde que a los demás. He descubierto que esto no depende ni de la compañía telefónica ni del modelo. Es mi teléfono, que me tiene manía. 

   Estando en una reunión de amigos algunos teníamos la misma teleoperadora y marca de teléfono, ellos recibieron un mensaje de un grupo que compartíamos mucho antes que yo. Es decir, no me llegan los mensajes a tiempo y siempre estoy fuera de onda. En una sociedad donde una noticia a los diez minutos de saberse ya está obsoleta, si yo recibo los mensajes media hora después estoy condenada a la extinción social.

   De las cosas que le digo a mi teléfono cuando decide quedarse sin batería mejor no entraré en detalles. Sigo en la idea de que me tiene manía, pues siempre elige quedarse sin carga justo cuando estoy esperando una llamada importante o debo hacerla yo. No falla.

   Es en estas ocasiones cuando además de maldecirle me entran ganas de darle la movilidad perpetua, es decir, tirarlo por la ventana y que se mueva a otros mundos alejados del mío.

   Son muchas las máquinas con las que hablo; la aspiradora,  la lavadora o el lavavajillas son interlocutores con los que me comunico a diario –una comunicación algo rara porque la única que se expresa soy yo-.

   La lavadora.


   Con la lavadora mi principal motivo de discusión es la mala costumbre que tiene de no hacerme ni caso cuando la programo. Si yo le pongo que empiece a las once para que acabe a la una, ella empieza a las doce y termina a las tres, o comienza a las diez y finaliza a las once. Normalmente, suele elegir la opción que más tarda. Si le pongo que centrifugue a 800 r.p.m. ella decide hacerlo a 1000, o viceversa. No me hace ni caso.

   Tanto es así que llegué a llamar al servicio técnico para dejar una queja, el mecánico que me atendió llegó a sugerir que yo tenía un problema de “tacto”, se refería a que al indicar las opciones que yo quería no presionaba bien la tecla correspondiente y ella –la lavadora– elegía otras. Después de esta (absurda) explicación, decidí consensuar con el electrodoméstico pero yo creo que lo debió de diseñar algún diputado de nuestro congreso porque no quiso negociar y no pudimos llegar a ningún acuerdo. 

    Pero de todas las máquinas con las que hablo hay una que ocupa el primer lugar, sin ningún género de duda. Mis conversaciones son largas y la mayoría de las veces broncas; de chillar y hasta gesticular con grandes aspavientos. Las trifulcas que he tenido –que tengo– con el aparato en cuestión han sido de juzgado de guardia. Yo confieso: me llevo a matar con el GPS de mi coche

   Pero de esa máquina hablaré en la próxima entrega. Ahora voy a leer un mensaje que me ha entrado por whatsapp, seguro que es algo que ha ocurrido ayer o antes de ayer.



30 comentarios:

  1. Pero, qué divertida eres, Kirke. Tus conversaciones con los aparatos se parecerán a las que tenemos todos, pero tu forma de contarlas es única.
    Yo también odio a mi GPS, hasta el punto de que muchas veces lo sustituyo por el Google maps del móvil aunque me quede sin datos. He llegado a apuñalarle con mi dedo (hasta dolerme la yemita) tratando de poner una dirección sin que se digne marcar una sola letra.
    Qué ganas tengo de leer tus conversaciones con el resto de aparatos.
    Un beso.

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    1. Creo que las reacciones que nos provocan nuestras máquinas son muy parecidas. Yo creo que las creemos más inteligentes de lo que realmente son y por eso no aceptamos que se equivoquen.
      De mis desventuras con el GPS ya sabrás dentro de poco, pero mis peleas con ese artilugio se podrían considerar auténticas broncas.
      Ya verás, ya.
      Un beso grande.

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  2. Jajajajajaja ¡Me partoooo! Divertidísimo. A mi marido le pasa igual que a ti. Él se enfada con el móvil, el mando de la tele, la lavadora... Pero no os preocupéis por ello, por algo se llaman "teléfonos inteligentes" y seguro que entienden vuestros enfados y regañinas y algún día os dejarán de hacer sufrir.
    Un saludo

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    1. Pues si tan inteligentes son y nos entienden, que no nos hagan ni caso quiere decir que lo hacen con mala intención. Yo, en muchas ocasiones, estoy segura que mi móvil hace lo contrario de lo que yo quiero solo por fastidiar.
      Ojalá tengas razón y llegue el día en que dejen de hacernos sufrir, y espero que sea pronto.
      Gracias por tu comentario.
      Un saludo.

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  3. jajaja muy bueno Paloma, eres única contándolo. Yo odio al corrector del móvil aunque reconozco que también me ha dado risas memorables por lo absurdo que ha escrito, eso sí una vez que supero el apuro por lo que pueda pensar el destinatario de mi. Más de una vez me he quedado mirándolo intentando entender qué me estaban diciendo, aún recuerdo unos algoritmos, no sé qué palabra era la qué sustituían pero sí que lloré de risa.

    Y lo del GPS es mítico, aunque creo que, en mi caso básicamente le dirijo insultos y me peleo con la señora que habla y pretende que gire en medio de la autopista.

    Me encantará leer tus aventuras con el GPS.

    Un beso en esta tarde terrible de lluvias en Barcelona

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    1. Lo del corrector tiene traca porque ya la palabra que define esa utilidad es completamente 'incorrecta', más que corregir lo que hace es fastidiar.
      Con el GPS, como ya he comentado, mi relación es muy tensa, siempre que lo utilizo se masca la tragedia. Cualquier día aparecemos, los dos, en la sección de sucesos.
      Un beso y espero que los destrozos de ayer por la lluvia ya estén siendo reparados.
      Que tengas un buen fin de semana.

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  4. Qué bueno Kirke, elocuente y divertido. El corrector es para sacarte de tus casillas, la forma más clara de tergiversar toda la conversación, ah! y lo del GPS, mejor dejarlo de escuchar cuando no "tiene razón" es que "te pierde". Un abrazo

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    1. Lo de que el corrector corrija adecuadamente es tan raro como que el GPS te lleve a donde quieres. Es curioso, pero normalmente el efecto que tienen es el contrario al que se espera. Es para ponerse de los nervios.
      Un beso, Eme.

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  5. Debemos tener la misma versión del whasita porque me pasa lo mismo que a ti, jeje. Me has provocado unas risas en un día algo apretado. Gracias, reina. Besos

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    1. Me alegra mucho saber que he conseguido suavizarte un mal día. Siempre he pensado que el humor es una terapia muy buena.
      De hecho, suelo escribir este tipo de entradas "gamberras" cuando me siento agobiada y desbordada (generalmente por problemas laborales). Escribir cosas así me relaja mucho.
      Un beso.

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  6. Que divertida eres Kirke, tiene una gracia contado las anécdotas que me hacer reír a carcajada. El móvil nos toma a bromas a todas, lo mismo me pasa a mi, lo tiraría y lo estrellaría. De lo de el GPS todavía no tengo , nos está haciendo falta por que cada vez que hacemos un viaje nos recorremos mas kms, perdidos que la ruta que vamos a recorrer. De momento la lavadora es obediente. Un abrazo

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    1. Yo que tú me pensaría lo del GPS, ya te digo yo que no es tan útil como parece.
      Veo que los teléfonos móviles dan quebrantos a muchos, a lo mejor se comunican entre ellos y han decidido boicotearnos la existencia. Quién sabe.
      Un beso.

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  7. Hola! Yo con la lavadora no suelo hablar excepto para decirle que para que pone un tiempo si después dura lo que le da la gana, jajajaja! Con el móvil si que tengo muchas conversaciones interesantes, sobre todo ahora que ya está mayor, jajajaja!

    Un saludo!

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    1. Con mi lavadora no puedo hacer planes, como la tuya, tarda lo que quiere y si creo que va a acabar a una hora en concreto la realidad es completamente distinta. Me saca bastante de quicio porque así no hay quien se organice.
      Un saludo, Beatriz.

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  8. Jajaja. Me he sentido totalmente identificado con tus problemas con el maldito móvil. Lo peor de todo es que se pone a hacer cosas raras cuando más urgencia tienes por llamar o enviar un mensaje. Creo que deben estar diseñados para aguantar las broncas más terribles. Son bronca-resistentes. Y menos mal que no graban lo que les decimos para luego reproducirlo en voz alta delante de los amigos, como los loros metepatas.
    Un gusto leer tus desventuras con la tecnología moderna.
    Un abrazo.

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    1. Más que resistentes a las broncas yo creo que son impermeables a ellas, que les resbala todo lo que les decimos.
      Lo de grabar lo que les decimos y luego divulgar... mejor no dar ideas, cualquier día aparecen con una aplicación que hace eso.
      Gracias por tu comentario, Josep.
      Un abrazo.

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  9. Tu humor ácido es lo mas querida mía. Lo del Whasapp es una guasa, lo de la lavadora es de centrifugado, lo del corrector un despropósito con patas y con respecto al navegador, ni comprándose uno de 500€ te dejas de perder. O los planos son muy complicados, o los satélites se descolocan cada dos por tres, o quizás son las calles y las vías que cambian de dirección.
    Con la lavadora no tengo ningún problema...a lo mejor porque pongo pocas.ja,ja,ja.
    Besos y gracias por las risas.

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    1. Hay veces que intento recordar cómo era mi vida cuando no tenía tanto artilugio, y soy incapaz de saber cómo me las apañaba porque la dependencia es grande. Lo que sí recuerdo es que no me cabreaba tanto, y desde luego no hablaba a cosas que no me contestan.
      Besos.

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  10. Una delicia esta segunda parte de "Hable con ellas" aunque mejor sería: "Sufra con ellas y aguante sus impertinencias" ¿verdad?.. ja,ja,ja En fin, estas "granujas" nos tienen fritos a todos por lo que voy leyendo también en tus comentarios, ya que en mi caso también podría llenar páginas, pero sintetizaré lo posible:
    -Teléfono móvil- He preferido comprar uno clásico que solo sirva para llamar y recibir llamadas, que al fin y al cabo esa es la función que debe tener este aparatito, porque como tú dices cuando tienes la dichosa pantalla táctil te puedes pasar la tarde dándole veinte mil vueltas a las aplicaciones y enredarte con el "invento" sin resolver otros temas pendientes más importantes y no menciono que se te quede bloqueado con alguna aplicación o te maree pidiendo datos como si estuvieras rellenando un parte médico o una denuncia en comisaría.... Creo que se pasa de la raya con tanta aplicación que no sabes para qué la colocan tan hábilmente en ese aparente e inofensivo artilugio.
    Después viene la otra parte, la del wasap, otra aplicación "gratis", que me da muy mal rollo porque todo lo "gratis" es por algo a cambio, para este sistema de poder, que normalmente ya te tiene "fichado" para sus intereses, que ignoras, pero que quizás cuando un día tengas que pedir un préstamo o buscarte un empleo te sorprenderás de como te conocen, incluso mejor que tú.

    Discúlpame que me haya alargado demasiado, pero quería comentarte mi peculiar modo de entender este mundo del móvil.
    Muchísimas gracias, querida Kirke por robarme también muchas sonrisas.

    Muchos besos

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    1. La tecnología, como casi todo en esta vida, tiene sus virtudes y sus defectos. Hay que ser razonable y utilizarla con sentido común. Es cierto que muchas veces nos obsesionamos o nos volcamos en tareas que, 'desinteresadamente', nos ofrecen las compañías y que nos roban tiempo para otras actividades más enriquecedoras.
      Como digo, todo es cuestión de sentido común y saber dosificar nuestro tiempo de manera inteligente.
      La verdad es que el mundo del móvil, y la dependencia que está creando en algunos, da para mucho reflexionar.
      Me alegra que esta publicación te haya hecho sonreír. Misión cumplida.
      Un beso grande, Estrella.

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  11. Me has hecho reír y no sabes la falta que me hacia, después del robo de mi bolso ayer, con una cita importante de trabajo de por medio, en fin tenia el ánimo por los suelos y tú has conseguido en un segundo lo que mi pareja lleva desde ayer, que me ponga de mejor humor, gracias a dios el bolso a aparecido, aunque imagino que si aparece la documentación ya me doy por satisfecha, porque el dinero y el móvil no lo espero.
    Yo al GPs le digo de todo, aunque voy siempre de copiloto pero nos a hecho cada una jeje, si yo te contará. Y lo del móvil yo también le digo de todo menos bonito muchas veces, jejee. En Salamanca hace un año nos quedamos mi pareja y yo sin batería, y gracias a eso tardamos dos horas en encontrar el hotel donde nos alojabamos y no veas, y todo porque los dos tiramos de GPs durante el camino y claro no llegaron ninguno de los dos móviles al destino, en fin me ha hecho unas cuantas, y si como el dictes al móvil para que escriba por tí la llevas clara jeje, te juega muy malas pasadas y tienes que corregir y corregir lo que has dicho para no crear malos entendidos. un beso kirke y gracias por hacerme reír que falta me hacía. TERE.

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    1. Desde la apararición del GPS nos hemos olvidado que antes solíamos orientarnos por lugares desconocidos con unos papeles muy útiles y mucho más efectivos: los mapas.
      Me alegra mucho saber que gracias a esta publicación has conseguido mejorar tu humor después del disgusto del robo de tu bolso. Menuda faena.
      Un besote, Tere.

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  12. Kirke, muy entretenida, original y divertida esta segunda parte. Tengo parecidas conversaciones. Con la lavadora no, porque en la distribución de funciones caseras lidiar con ella no me compete, pero sí coincido con el móvil y el gps. Este lo usamos en verano y es fuente de impetuosas recriminaciones (el mío se equivoca mucho) por parte de mi marido y yo. Un beso.

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    1. Si no tienes que vértelas con tu lavadora, eso que te ahorras, porque es uno de los electrodomésticos que más me incordian.
      Respecto a las peleas con el GPS ya verás, en la próxima entrega, cómo han sido causa de algún conflicto conyugal (mi GPS es un liante).
      Un beso, Ángeles.

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  13. Ya vemos que todos somos igual de notmalitos. Creo que con el celular es con uno más habla. He visto hasta violencia real e insultos hacia ellos. Son los más vulnerables en este mundo de violentos.
    Saludos.

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    1. Con mi teléfono móvil solo he empleado la violencia verbal. De momento.
      No me atrevo a llegar a la violencia física porque si lo "mato" tendría que comprarme otro y mi economía no está para dispendios, pero no sería por falta de ganas.
      Un saludo, Raúl.

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  14. ¡Qué guasa tienes, amiga! hay que ver la habilidad que tienes para hacer cómica cualquier situación. Por cierto, ¿¿cómo osa el técnico de la lavadora a decirte que tenías un problema de "tacto"? me parto de la risa imaginando tu cara al oírlo.

    Con lo del whats me solidarizo contigo, es algo que desquicia. Yo también hubiera deseado convertir más móvil que nunca mi teléfono (lanzándolo contra el suelo o por la ventana) cuando, queriendo mandar un mensaje privado manifestando una cosa sobre una persona, lo he mandado a un grupo (en el que estaba esa persona).

    Y si lo del GPS es lo que estoy imaginando, que se preparen tus lectores ;-)

    Kisses, Kirke!!!

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    1. Lo del "tacto" yo creo que lo dijo con segundas intenciones. Alguna de las funciones de mi lavadora, son digitales y hay que programar tocando teclas que se supone no captan la presión de mi dedo, de ahí lo de "tacto", pero para mí que lo que me quería decir es que trataba mal al aparato.
      Yo también suelo escribir mensajes dirigidos a una persona y los acabo mandando a otra, pero más que culpa del móvil, reconozco que es mía; no me pongo las gafas y luego pasa lo que pasa. Por si acaso, y conociéndome, procuro no escribir nada incriminatorio, jajaja.
      Un besote, compañera.

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  15. Me muero de risa con tus ocurrencias, Kirke. La verdad es que te podías plantear participar en algún programa de "monólogos de humor"; material tienes de sobra en tus muchas entradas :D

    No creo que te sirva de consuelo, pero mi anterior móvil también era de los que pasaba mucho de entregarme los mensajes a no ser que expresamente abriera la aplicación de whatsApp. Estuve consultando por internet y al parecer es algo muy común que el internet entre en "reposo" si no se le pide nada durante un rato. Claro que a igualdad de modelos y operadoras... ¡va a ser verdad que tu móvil te tiene manía! jajajaja.

    Un entrada divertidísima, muchas gracias por las risas.

    ¡Besitos de finde, guapa!

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    1. No sabía lo de que entraba en reposo, pero si es así ya me explico lo que ocurre: guardo el teléfono en el fondo del bolso y me olvido de él, a lo mejor es que se declara en huelga y pasa de trabajar creyendo que yo no lo necesito. Podría ser una explicación ;)
      Gracias por tu generosa apreciación de mis dotes humorísticas. Como le comenté a Marina, me suelo poner sarcástica cuando estoy agobiada y con mucho estrés, creo que es una reacción de mis defensas para no sucumbir al desánimo.
      Me alegro muchísimo de haberte hecho reír, de verdad.
      Un besote grande y pasa un buen domingo, Julia.

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Hada verde:Cursores
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