En esta nueva novela de Eduardo Mendoza nos reencontramos con el protagonista de El misterio de la cripta embrujada. Han pasado muchos años desde aquella aventura pero un suceso casual hace recordar a nuestro detective loco un caso en el que se vio envuelto en los años 80 del siglo pasado y que dejó algunos flecos sueltos.
Para ponernos en antecedentes el protagonista -del que no se cita el nombre en ningún momento- nos relata qué ocurrió entonces y cómo fue acusado de un asesinato.
En un barrio residencial aparece el cuerpo sin vida de una mujer, "el inusitado acontecimiento causó gran revuelo en el vecindario, porque el cadáver vivía precisamente en un apartamento de dicho inmueble desde hacía poco menos de una año, durante el cual no había dado motivos para pensar que acabaría así, pese a ser modelo de profesión". Dispuesto a demostrar su inocencia escapa de la policía y se dedica a averiguar qué o quienes están detrás de este asesinato.
Así nuestro protagonista vive grotescas experiencias que rayan lo absurdo pero que son totalmente creíbles. Todo contado con el humor y la socarronería propia de Eduardo Mendoza que, una vez más, nos presenta personajes estrafalarios: un antiguo Guardia Civil convertido en travesti, la regente de un restaurante de comida riojana donde el jefe de cocina es de Bután y sólo sabe preparar arroz con calamares, un conserje celoso de su profesión que vigila noche y día el portal del edificio donde trabaja. Hay también policías -falsos y verdaderos-, camioneros rumanos, contables arrepentidos, etc. Hasta ninjas aparecen en esta divertida historia.
Al mismo tiempo Mendoza nos introduce de lleno en la Barcelona de los años 80, una ciudad sucia y poco acogedora, sin ningún atractivo, donde "Gaudí tiene poco predicamento entre los barceloneses y es un desconocido" para los que no son catalanes. Pero unos cuantos próceres "están fraguando una operación que pretende sacar a la ciudad de su actual estancamiento y convertirla en negocio" con el consiguiente descalabro para los más débiles pues "cuando Barcelona se pone en marcha, los ricos ganan y los pobres pagan".
Como de pasada el autor refleja la situación anímico-social del momento porque con una democracia recién estrenada el desencanto y los inconvenientes se empiezan a ver ya, "de un tiempo a esta parte los medios de difusión se lanzan como aves de rapiña sobre los sucesos dramáticos, los distorsionan, los tergiversan y de este modo convierten la depravación en espectáculo y la desgracia en befa. Es una de las caras oscuras de la democracia" y la decepción es palpable entre algunos personajes, "ahora triunfa y prevalece el que halaga los bajos instintos del populacho y no hay autoridad que pueda ponerle freno o que, pudiendo, se arriesgue a enajenarse al electorado aplicando las necesarias medidas restrictivas".
Una vez que ya se nos ha puesto al día sobre aquellos sucesos pasados volvemos a la época actual donde Barcelona ha cambiado "pero para convertirse en la capital mundial del baratillo y de la idiocia". El protagonista contacta, treinta años después, con los principales personajes de aquella historia pasada para aclarar algunas incógnitas que quedaron sin resolver. Así se reencuentra con los mismos personajes marginales que se sienten desarraigados en una Barcelona tan distinta que ya no es su ciudad.
Sin embargo la situación social ha cambiado muy poco, y si lo ha hecho ha sido a peor, "bajo la apariencia de la libertad de expresión, nos han borrado de la cabeza las pocas ideas sólidas que tuvimos en un tiempo. Ahora todo es ligereza y olvido. La novia de un torero y santa Teresa de Jesús valen lo mismo en el mercado de la frivolidad".
Eduardo Mendoza por Sciammarella |
Dado el argumento cualquiera podría pensar que se trata de una novela policíaca. Pues no lo es. De hecho en la resolución del misterio/secreto de la modelo extraviada hay algunas lagunas que para los expertos en ese género serían imperdonables. Pero ya he comentado que no es una novela detectivesca. Es una sátira demoledora de nuestra sociedad, llena de humor y situaciones hilarantes.
Hay continuas alusiones a temas candentes como la crisis financiera: "Las guerras las pierden los militares, los enfermos se les
mueren a los médicos y los pufos los hacemos los que manejamos el dinero".
La postura de determinados sectores ante la deriva secesionista tiene su insinuación igualmente: "La clase empresarial catalana es laboriosa y emprendedora, pero algo remisa a la hora de posicionarse".
También se alude a la corrupción y sus consecuencias: "Un amigo ministro o presidente de autonomía te puede
proporcionar bicocas, pero si te trincan, ni el mismísimo presidente del
Gobierno moverá un dedo por ti. Cuando entras en la cárcel se acabó. Linier (...) tras no
pasar mucho tiempo entre rejas, al salir y como no había devuelto ni un céntimo
de lo que había chorizado ni nadie se lo reclamó, siguió viviendo con holgura". Y todo con un punto de humor y sarcasmo: "El clásico ciclo catalán pobre-rico-preso favorece la movilidad social".
Al final la moraleja estriba en el peligro que entraña el poder; "El poder también encierra un serio peligro para quien está cerca, y muy especialmente para quien se le arrima"
En todo el relato y dada la deriva de los personajes a lo largo de tantos años se respira cierta nostalgia y aunque el autor comenta, a través de uno de los actores, que no piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor sí le puede el desánimo y la añoranza de tiempos pretéritos, llegando a la conclusión de que no hemos evolucionado nada: "En realidad, no hay avance, no hay progreso. El hombre de Neandertal debía de ser más juicioso. No más guapo, pero sí mejor. Vivimos en un mundo insensato".
Desánimo y añoranza que yo comparto y que se reflejan muy bien en esta frase y con la que me identifico plenamente: "Tengo la sensación de haberme hecho viejo sin madurar".
Kirke
Me encanta Eduardo Mendoza, he leído todos sus libros y me apasionan. Los del "innombrable detective" me parecen geniales y ¡¡éste es el libro que estoy terminando en estos momentos!! Me lo regalé para Reyes y ya me queda poquito pero ya puedo decir que, como todo lo que escribe este autor, me parece buenísimo.
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña, Kirke. Mil besos
Yo no he leído demasiado de Eduardo Mendoza, creo que esta es la cuarta novela, pero ninguno de los libros leídos me ha defraudado.
EliminarAparte del humor, la ironía y la constante crítica que realiza en sus escritos, su prosa es exquisita y por tanto un placer leer sus obras.
Un beso enorme, Chari.
Hola! He leído algún libro de él pero la verdad es que aunque Sin Noticias de Gurb me encantó, los otros no han acabado de atraparme tanto y no me pongo nunca con él. Me alegra ver que este te ha gustado, la verdad es que parece entretenido.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Un saludo!
Si has leído "El misterio de la cripta embrujada" este va en una línea parecida. Situaciones absurdas y un enigma que resolver con la excelente prosa que caracteriza a este autor.
EliminarUn abrazo
Qué reseña tan buena. No tenía muchas ganas de leer el libro pues los últimos de Eduardo Mendoza, me han decepcionado un poco. Después de leer tu reseña, lo pongo entre los próximos porque me atrae mucho Barcelona en los años ochenta y el contraste con la actualidad. Muchas gracias, Kirke, por abrirme los ojos.
ResponderEliminarUn beso.
Yo creo que te va a gustar. En cualquier caso, independientemente del argumento, la prosa es muy buena, así que por esa parte no hay nada que temer.
EliminarUn beso
Si es para divertirme, suena muy bien, una crìtica social siempre es entretenida de leer porque las semejanzas en este aspecto, entre paìses europeos o americanos, de una manera u otra siempre son las mismas.
ResponderEliminarPor desgracia, como tú bien comentas, los defectos humanos son universales y casi todos los vicios de la sociedad son iguales en todos los países.
EliminarUn beso
Hola Kirke, sabía que habías publicado esta reseña gracias a Rosa Berros, pero no quise leerla hasta hoy, porque yo he publicado hoy mi reseña que tenía ultimando.
ResponderEliminarCoincido en tu visión, de que "..no es una novela detectivesca. Es una sátira demoledora de nuestra sociedad, llena de humor y situaciones hilarantes". Has hecho hincapié en la visión devastadora de la sociedad y es una verdad como un templo. A mí me gusto principalmente el apego por la vida de los personajes, excéntricos, desgraciados pero llenos de esperanza y de dignidad. Si quieres leerla
https://todonegro.wordpress.com/2016/01/21/el-secreto-de-la-modelo-extraviada-eduardo-mendoza-2015/
Un saludo.
Es cierto que los personajes a pesar de su mala situación y la suerte adversa que les persigue, mantienen la ilusión y la esperanza y eso es un rayo de luz en toda ese desencanto que se respira de fondo.
EliminarEncantada de leerte por aquí, Josevi.
Un abrazo
Pues sí, sin dudar y debido a su argumento, hubiera pensado que es un libro de detectives. Me hubiera gustado, pero tampoco me disgusta la semblanza de la obra que tú nos muestras. Reflexión, crítica, humor, imaginación, sátira... son ingredientes más que suficientes para hacer atractiva la novela. Además, así me estreno con Eduardo Mendoza :))
ResponderEliminarMuchas gracias, Kirke!!
Besos y feliz tarde.
Leer a este autor es chocante la primera vez. Las situaciones tan estrambóticas pueden resultar demasiado llamativas pero en el fondo subyace una crítica feroz.
EliminarEl suspense, con no ser una novela estrictamente policíaca, también es importante y tiene en vilo al lector hasta el final, cuando se desentrañan todos los interrogantes.
Gracias a ti por tu visita.
Un beso, Julia.
Yo me estrené con este autor con su libro-El asombroso viaje de Pomponio flato- y coincido plenamente en que el lenguaje utilizado por este autor es claro y directo. sus argumentos en general son reflexiones juiciosas envueltas con divertimento y situaciones absurdas.
ResponderEliminarEs la manera que tiene el autor para contarnos una historia real y descarnada entre risas.
No lo descarto después de tu acertada reseña, pero de momento estoy embarcado en muuuuuuuchos otros libros. Lo apunto no obstante.
¿No tenías puesto en el lateral otro título que no era este ni el que figura ahora?¿Me estaré confundiendo?
Besos
Has descrito magistralmente el estilo de Eduardo Mendoza. Es un escritor que me ha gustado siempre aunque no he leído todas sus obras.
EliminarPuedes animarte tranquilamente a leer esta novela pues no es demasiado extensa y aunque la prosa es muy cuidada y tiene un lenguaje bastante elaborado se lee ágilmente (que no deprisa, ya sabes que luego nos acusan de atolondrados y no enterarnos bien).
En el lateral al que haces alusión tenía otra novela (buen observador) pero la dejé aparcada para otro momento porque no me situaba bien en la trama y decidí cambiar de tercio con esta de Mendoza. La que tengo ahora en curso me ha descolocado más aún que la que tú haces referencia. Ya leerás la no-reseña que estoy preparando.
Un beso, Francisco.
De lo que he leído de Eduardo Mendoza me quedo con La ciudad de los prodigios. Este título que nos propones suena bien, me gusta esa conjunción de novela negra (aunque no canónica, como dices) y crítica social. Tengo un novela de Petros Markaris que creo va por ahí, y me gusta. La nostalgia parece otro ingrediente, inevitable. Todo aquel que se ha criado en los 80 (en las zonas rurales el cambio llegó más tarde, en los 90) se siente a veces un poco desorientado. Lo anoto en mi lista, que no es infinitiva, pero ya va, ya va...
ResponderEliminarUn abrazo.
La ciudad de los prodigios es una de mis lecturas pendientes; cuando me propongo leer algo de Mendoza siempre hay una novela recién publicada que se le adelanta y la voy dejando pero creo que más pronto que tarde la leeré.
EliminarSiento abultar las listas de libros para leer, y de paso agobiar, con críticas tan positivas como esta. Si te sirve de consuelo la próxima reseña no será tan entusiasta.
Un beso, Gerardo.