Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

3 de octubre de 2024

No soy yo

 



Esa mujer no soy yo, no sé qué hago aquí, por qué estoy descalza, en pijama, en esta calle solitaria. Estoy cubierta de sangre, no creo que sea mía, no me duele nada, no siento nada, tan solo desorientación.

No sé qué me está pasando. Por qué llevo un cuchillo en la mano. Qué hago con él, por qué veo sangre en su filo. Si esa sangre no me pertenece, entonces... ¿de quién?

Camino por la carretera, espero encontrarme a alguien, o mejor no. Tengo miedo de asustar, o recibir una agresión, así como voy, puedo parecer peligrosa. Esa mujer no soy yo.

Tengo un velo rojo en la mirada, no puedo ver con claridad, estoy sucia, estoy enfadada, siento que se me pasa cuando miro el cuchillo. Recuerdo a fogonazos y veo imágenes pasadas. Un hombre conocido, mi marido. Lo veo caído a los pies de la cama, ensangrentado, veo la misma sangre en el cuchillo. Cierro los ojos para ahuyentar el recuerdo, pero no lo consigo. Siento golpes en la cara, siento dolor, ahora sí, siento puñetazos de manos recias, golpes, veo esas mismas manos en el cuerpo del suelo. Estoy aturdida con tantas sensaciones, pasadas pero reales. Me froto los ojos, siento escozor porque tengo las manos manchadas de sangre. No soy yo, no puedo ser yo. Esto no me está pasando a mí.

Me duele el cuello, siento marcas de apretar, tengo laceraciones. Tengo otro fogonazo de memoria y veo las mismas manos de antes alrededor de mi cuello. Me duele, quiero gritar, no puedo. De repente, siento un líquido caliente y rojo en las manos, las mías, en la tela de mi camisón…, ya no me duele la garganta, no siento la presión que me impide respirar, veo caer flácidas las otras manos, respiro a bocanadas. Veo el cuerpo inerte de mi esposo.

Estoy aturdida, hace frío, tirito bajo la tela empapada en sangre de mi camisón. Veo las luces de un coche al final de la carretera, quiero pararlo, quiero que me ayude. Lo consigo. Veo bajar un hombre, ensangrentado como yo, le miro a los ojos y atasco un grito en la garganta, no emito ningún sonido, pero quiero gritar. Bajo la cabeza y pienso de nuevo que no soy yo, que todo esto no me está pasando a mí. Vencida levanto la mirada y delante de mí veo a mi marido.



NOTA: Este es un relato para el taller de escritura, en este caso la premisa era que todos los tiempos verbales estuvieran en la primera persona del singular del presente de indicativo. Puede parecer una tontería, pero seguir esa norma me ha parecido muy difícil. Es complicado. Me encanta que este tipo de talleres ponga a prueba mi capacidad escritora. Es todo un reto




3 comentarios:

  1. Pues lo has hecho muy bien, superando con creces el reto. Y además de la forma, me ha encantado el fondo. Qué situación más tremenda la de esa mujer maltratada que no logra deshacerse de su maltratador. ¿Qué será de ella ahora que lo vuelve a tener cara a cara? Me temo lo peor.
    Un beso.

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  2. El cuchillo era jamonero, estoy seguro.

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  3. Reto superado con creces. Y encima lo has hecho con una historia entre negra, criminal, sobrenatural... y con ese final que deja puertas abiertas y del que se pueden interpretar varias cosas. Me ha encantado. Y aún más en una segunda lectura. Enhorabuena.
    Un beso.

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Hada verde:Cursores
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