Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

8 de agosto de 2015

La tecnología y las buenas costumbres


    Hace unos días mi amiga Arethusa me nominó/me retó a hacer un tag muy original. Había que responder a unas preguntas -esto es habitual en algunos blogs- pero la novedad en este caso estribaba en que había que hacerlo a mano. Es decir, nada de ordenadores, nada de teclados, nada de cacharritos. Con lápiz/bolígrafo y papel. Me pareció inusitado y me puse a la tarea; fue entonces cuando me di cuenta que me resultaba extraño el tomar un lápiz o un rotulador o un bolígrafo para escribir, cuando lo normal es hacerlo mediante un teclado. Todo esto me hizo reflexionar y de ahí esta entrada.

    Por mi profesión estoy acostumbrada a utilizar tecnología puntera -todo lo puntera que la universidad pública se puede permitir- y no me asusta aprender nuevas formas de hacer las cosas. Siempre que esa nueva manera implique una mejora en el trabajo -en rapidez o eficacia- no tengo inconveniente en aplicar nuevos aparatos, programas informáticos o lo que proceda. Sin embargo creo que tanta innovación nos ha hecho perder la perspectiva.

    Las nuevas tecnologías nos han facilitado muchas tareas pero nos han hecho olvidar buenas costumbres. Por ejemplo, la costumbre de escribir a mano. El tomar un lápiz, un bolígrafo -en mi caso una pluma estilográfica- ya se considera arcaico. Para qué 'obligar' a otros a descifrar nuestra letra cuando se puede mandar un mensaje vía telemática en letra de imprenta hecha por una máquina. Sí que es más cómodo y práctico pero pienso que también es más impersonal.

    Cuando yo iba al colegio una de las disciplinas que se impartía era caligrafía, con ella se perseguía tener una bonita letra. No siempre se conseguía pero al menos se intentaba. Ahora no nos esmeramos demasiado en nuestra letra entre otras cosas porque apenas escribimos a mano. Yo, hasta la lista de la compra la tecleo en el móvil para que así no se me olvide cuando voy al súpermercado. 

    Recuerdo las novelas ambientadas en el siglo XIX donde la gente se citaba enviándose notas que un lacayo -en el caso de las clases pudientes, claro- entregaba. Ahora ya está el whatsapp y no hacen falta lacayos, pero creo que el mero hecho de escribir de puño y letra ya llevaba un mensaje añadido al que literalmente se mostraba en el papel. Eso por no mencionar el vicio de acortar palabras que se ha extendido ahora y que hace olvidarnos de cómo hay que expresarse correctamente.

    Las nuevas tecnologías además de facilitarnos muchas tareas también nos han acostumbrado a una inmediatez que no estoy segura que sea siempre beneficiosa. Cuando yo era adolescente me comunicaba con mis primas de Santander y de La Coruña mediante carta; nos contábamos vivencias cotidianas que no tenían especial relevancia y éramos conocedoras de ellas con dos o tres días de retraso sin que ese paréntesis temporal afectase al mensaje transmitido. Actualmente cuando queremos comunicar algo tiene que ser en el momento, instantáneamente, no podemos esperar. De hecho si ahora nos enteramos de algo que ocurrió hace dos días ya está desfasado y no interesa.

 
   También recuerdo que en esas cartas añadíamos pequeños dibujos como ornamentación; ahora tenemos los emoticones. Nunca se me dieron bien las artes plásticas pero ahora ya ni siquiera me esfuerzo porque para eso ya tengo el power-point.

 Después de esta reflexión sigo pensando que las nuevas tecnologías nos han mejorado mucho la vida, no reniego de ellas pero eso no debe ser un impedimento para mantener algunas buenas costumbres como la de escribir, al menos de vez en cuando, con un bolígrafo en un papel. Yo intento seguir esta tradición aunque a los ojos de algunos me haga parecer algo rara. Me viene a la memoria una conferencia a la que asistí en un congreso -muy bien dotado tecnológicamente- donde yo era la única persona que estaba tomando notas a mano en una libreta mientras que mis vecinos empleaban sus tablets o sus ordenadores portátiles

   Quizás este empeño sea un brindis al sol pero creo que la tradición no tiene por qué estar reñida con la modernidad. Algunas cosas por antiguas no son necesariamente obsoletas. O quizás todo esto es fruto de la velocidad vertiginosa de los avances tecnológicos que con sus constantes actualizaciones nos tienen descolocados.

 Ya lo decía Don Hilarión en "La verbena de la Paloma": "la ciencia avanza que es una barbaridad"


Kirke     



18 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en tu reflexión. Pero de nada vale lamentarse. Entramos ya en el terreno de la nostalgia y eso sólo les / nos ocurre en algún momento de su / nuestra vida, ¿no?
    Es un comentario jocoso.
    Saludos

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    1. Bendita nostalgia que nos hace vivir de nuevo, al recordarlas, cosas ya pasadas.
      Encantada de leerte por aquí, Juan Carlos, un abrazo.

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    2. De todas formas y sin querer chafaros la nostalgia, donde esté un buen ordenador, de última generación, con el mejor y más moderno procesador de textos, que se quiten hasta las plumas estilográficas más bonitas. Y conste que me encantan, pero para adornar.

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    3. Hace unos días vi una exposición sobre documentos antiguos del archivo municipal de Madrid (Madrid.doc). Quien nos explicó la muestra era la directora de dicho archivo y comentó preocupada que ahora podíamos ver cartas y actas de hace nueve o diez siglos de antigüedad si se consiguen conservar en las condiciones necesarias pero que no tenía claro si los documentos actuales que se generan informáticamente podrán verse dentro de cien años ya que las tecnologías cambian continuamente y versiones modernas de un mismo programa no permiten visualizar elementos que se generaron con versiones más antiguas. Ahí lo dejo.....

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  2. Es muy cierto Kirke, MI esposo me escribía cartas de amor cuando éramos novios hace apenas 6 años, para mí fue la novedad de la vida porque yo era muy así en medio de un mundo apoderado por el hotmail. gmal y whats app.

    Se ha perdido mucho el arte de escribir a mano, no por bonito, sino por lo personal que se vuelve una carta. Me ha encantado la entrada.

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    1. Si se mira detenidamente lo que importa es el mensaje y no el medio por el que se transmite. Pero es cierto que algo que se hace "manualmente" lleva añadido esa artesanía que ya no se ve en casi ningún proceso.
      Gracias por tu comentario.

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  3. Yo escribo a mano, pero todo lo transcribo a la lap, aunque debo admitir que a veces me da pereza y lo hago directamente en la lap.


    Genial entrada, saludos. x:D

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    1. Esa comodidad que nos brinda la tecnología es lo que la hace tan atractiva y que conste que no me parece algo malo, todo lo contrario, para eso están los aparatos, para facilitarnos las tareas. De todas formas no pierdas esa bonita costumbre de escribir a mano.
      Un abrazo

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  4. Es un tema muy interesante, muy bien expuesto y comparto mucho de lo que dices.

    Escribir a mano tiene sus ventajas, a mi me gusta anotar argumentos e ideas en un cuaderno. Es mi cuaderno de inspiración.

    Además creo que escribir a mano es un buen ejercicio de precisión, el hecho de poder borrar y reescribir de manera tan fácil (y rápida) en el ordenador, a priori una ventaja, creo que merma la habilidad, además del hecho de estar a la vez conectado y ser más fácil distraerse. Escritores como Paul Auster o Luis Landero escriben siempre un primer borrador a mano. Y Álvaro Pombo creo que ni escribe, dicta sus libros!!!

    Una de las cosas que me inquieta de lo digital, es la ausencia de soporte físico (sí, puedes grabarlo en un CD o pasarlo a un Pen, pero son soportes que no duran lo que el papel y que necesitan de una máquina a su vez).

    Un comentario hablaba de aquellas cartas de amor que conserva de su marido, mira, hace poco encontré un buen montón de cartas de una amiga mía de la adolescencia, de hace casi veinte años. Fue curioso leerlas otra vez, recordar como éramos entonces. Es un ejercicio de memoria y un testimonio de que has estad ahí, de tu paso por el mundo. ¿Qué ejercicio de nostalgia harán nuestros jóvenes? Lo virtual les deja sin memoria, solo les da inmediatez. No sé, un mundo muy raro este. Creo que cuando llegue el empacho digital, que no tardará, mucha gente volverá a lo hecho a mano y por supuesto, volverá a la escritura.

    Me he alargado mucho, pero es que es un tema en el que también pienso a menudo.
    Un saludo, por cierto.

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    1. Interesante comentario el tuyo.
      Yo tampoco tengo muy claro cómo se podrá recuperar en un futuro todo lo que ahora se encuentra en internet en los discos virtuales o simplemente en programas que ahora funcionan pero que más adelante estarán descatalogados.
      Hace un par de años hice limpieza de una habitación en la que estudiaba, encontré disquettes en los que había archivado textos de la tesina que realicé al terminar la carrera, como ahora ningún ordenador tiene ya disquetera no los pude recuperar (afortunadamente la tesina la tenía impresa en un libro).
      Sin renegar en ningún momento de la tecnología deberíamos ser más autosuficientes y no fiarlo todo a los aparatos que nos rodean.
      Por cierto, Álvaro Pombo sí que sabe montárselo bien, qué listo!
      Un saludo y muchas gracias por tu comentario.

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  5. Hace años cuando tenía 15 para ser exactos con mis amigas del pueblo en especial con una q vive en Barcelona durante los inviernos nos enviaban os cartas de hasta diez páginas contándonos nuestras cosas. Hoy ya tengo su wassap y te aseguro q no se ni la misa la mitad de ellla . Como mucho un wassap cada tres o cuatro meses. Evidentemente la tecnología nos facilita la vida pero y todo lo q nos la "jode"??? Preciosa reflexión. Para la reinaguracion del blog la tendré en cuenta

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    1. Otro de los inconvenientes de esa inmediatez que nos obsesiona es que lleva implícita una brevedad que nos impide gozar de la retórica que tenían las cartas de antaño.
      Qué bien que vuelvas por estos lares, Rocío.
      Un beso.

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  6. La escritura a mano es mucho más personal y sí que da pena que haya cosas que se pierdan. Pienso en los colegios ahora en los que cada vez se utiliza menos el papel y creo que es casi inminente que algún día a los niños pequeños nos se les enseñe a escribir sin un teclado. No sabrán usar un lápiz para comunicarse, no tendrán su propia caligrafía. Me da pena y miedo a la vez.
    Interesante tu reflexión.
    Besos!!

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    1. Mi hija creció rodeada de ordenadores, se comunica con amigos de diferentes países, incluso tiene su propio blog y reconozco que se expresa muy bien pero yo creo que no ha escrito una carta en su vida.
      De momento toma apuntes a mano cuando va a clase pero no sé cuánto tiempo durará esa 'manía' porque en la universidad muchos profesores cuelgan en el campus virtual las clases que imparten y las aulas se están adaptando para que haya enchufes en los pupitres y así poder conectar el ordenador portátil.
      Al final el bolígrafo y el lápiz serán objetos de museo.
      Un beso.

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  7. Escribir, como leer es en si mismo un aprendizaje que se convierte en conocimiento y herramienta personal para poder expresarte y comunicar. "Se lee lo escrito y se escribe para ser leído"
    La pena no es, que utilicemos el ordenador o las tablets y los Iphones para escribir y leer. La pena es que no practiquemos de vez en vez la terapia de la escritura manual que al fin y al cabo es una labor artesana hecha con las manos.
    Además esa imprimación tan personal de nuestra letra, tan diferentes a otras y que nos representa, habla de nosotros por si sola y nos muestra como somos.
    Una entrada completa e ilustrativa que nos muestra que lo más cómodo, rápido y útil no es siempre lo más creativo, satisfactorio y bello.

    Un beso y gracias por recordarlo

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    1. Hace tiempo leí que en cinco o seis generaciones nuestros dedos pulgares serán algo más largos de lo habitual de tanto utilizarlos para escribir en los teléfonos. Evidentemente no hay ninguna sustentación científica al hecho porque, aunque nos vendría muy bien, los dedos no crecen por usarlos de una manera concreta pero creo que es ilustrativo de que algo está cambiando en nuestras costumbres y por ende en nuestras formas.
      Lo que nunca hará una máquina es mostrar lo que muestra nuestro tipo de letra. Según los grafólogos además de mostrar aspectos de nuestra personalidad también enseñan nuestro estado de ánimo.
      Gracias a ti por pasar y dejar tu siempre interesante opinión.
      Un besote.

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  8. Si que coincidimos en muchas cosas, sí... a mi me encantaba la caligrafía, me sigue gustando aún. Mi abuela era maestra y me enseñaba haciéndome copiar poemas en un cuaderno pautado. Y a mi me fascinaba ya de muy, muy niña tanto leer, como escribir, como la poesía... y mi letra es muy bonita porque como me gustaba, me pasaba las horas muertas escribiendo. Hay costumbres que no deberíamos perder, por muy irracional que sea el término "debería"... ¡¡¡son TAN bonitas!!! Un beso

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    1. Reconozco que mi letra es regular porque la mayoría de las veces no me esfuerzo en escribir despacio para que la caligrafía sea buena, las malditas prisas. Por eso me llama tanto la atención cuando veo un manuscrito con una letra bonita.
      Independientemente de lo que puedan decir los grafólogos creo que una buena letra habla muy bien del que la escribe. Si además te la encuentras cuando tienes que descifrar una receta (las de antes, las que se escribían a mano por los médicos) la admiración se torna en sentido agradecimiento (las suplencias que realicé en una oficina de farmacia fueron una auténtica tortura a cuenta de la letra de algunos facultativos).
      Un beso y gracias por tu visita.

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Hada verde:Cursores
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