Este es el típico ejemplo de una novela que tiene muy poco que contar y muchas páginas para hacerlo. De hecho, no entra en materia hasta casi la mitad.
Sin exagerar un ápice al libro le sobran más de dos tercios de la lectura si la autora se hubiera ceñido a la historia esencial; pero, por desgracia, se ha empeñado en reseñar prolijamente detalles tan innecesarios como la clase de alimentos que ingieren la(s) protagonista(s) así como el color de los platos donde se sirven, la marca del vino que bebe, las veces que se ducha y a qué horas, el número de horquillas que se pone en el pelo, de qué material son los botones de sus vestidos..... ¡por favor!
Otra curiosidad es el título, porque la historia referente al sepulcro supone un 10% de la trama total y es como un añadido al argumento principal (una historia de venganzas y persecuciones bastante pueril). Destacar que ese añadido es lo único que me ha parecido interesante de todo el libro y aún así no merece la pena, leer tanta paja para tan poca sustancia.
Se me ha hecho más largo que un día sin pan.
Se me ha hecho más largo que un día sin pan.
Kirke
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