Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

24 de septiembre de 2023

Cada loco con su tema

 


Tanto los personajes como los hechos reflejados en la siguiente historia son reales, pero se han modificado algunas situaciones para añadir dramatismo. El final es completamente inventado, aunque no se descarta la posibilidad de que acabe siendo real.

 

Amigo, no gima.

El hombre se giró hacia quien así había hablado.

—¿Perdona, me hablas a mí?

Ante el cabeceo afirmativo de la mujer, él añadió.

—No estoy gimiendo, Paloma, tan solo es un suspiro de concentración para hallar una prosopopeya adecuada al texto. Otra cosa, ¿por qué me tratas de usted?

—Porque si te tuteo no me sale.

—¿El qué?

—El palíndromo.  «Amigo, no gimas» no se lee igual del derecho que del revés, le tengo que quitar la “s”. Por cierto, si en lugar de Antonio te llamaras Otto me facilitarías mucho las cosas, también te lo digo.

Antonio se encogió de hombros y siguió escribiendo en su tablet ignorando a Paloma que empezó a dar vueltas sobre sí misma mientras murmuraba palabras sueltas.

Ojo, eje, anilina, oro, kayak, orejero

—¿Qué te ocurre, mi niña? Te veo algo… perdida le dijo una mujer con los ojos claros y mirada dulce.

—¡Ana! Tú nombre sí me sirve respondió Paloma a la vez que movía las manos como si escribiera en el aire. «Ana eje…  Ana». No, eso no me vale.

—Cálmate, ya verás como se te ocurre algo la tranquilizó Ana. Ahora mismo te sientes perdida cual hoja mecida por el viento, pero eres una perla en un mar solitario. Dale tiempo y reposo a tu creatividad.

—Para ti es fácil. Te sale la poesía por los poros de la piel contestó Paloma malhumorada. Las metáforas se te dan como setas se giró dando la espalda y siguió hablando sola: Seta es palíndromo de ates, pero cómo coño pongo esas dos palabras juntas.

—La que has liado, Nacho dijo Ana a un hombre que se encontraba en una mesa cercana escribiendo en un ordenador portátil. La propuesta de emplear varias figuras retóricas en un relato está siendo difícil para algunos —miró a Paloma—. Tu dominio de la oratoria desborda el cántaro de nuestras capacidades.

—Creo que esto nos puede servir para espolear nuestra creatividad respondió el aludido. Yo también ando picado buscando hipálages. Sin embargo, se puede oler el desatino en el ambiente y eso es divertido ¿no?

—Las figuras retóricas son buenos recursos del lenguaje se unió a la conversación otro hombre alto con gafas y pinta de profesor de literatura, el uso poco frecuente de las palabras potencia su significado y realza su belleza interior. Solo es cuestión de esforzarse un poco. A mí me gusta este desafío, estimula mi intelecto buscar epanadiplosis, aunque reconozco que anda Paloma alborotada y así anda.

—Estoy de acuerdo en que puede ser estimulante, Juan Carlos dijo Antonio con su tablet en la mano. Mi búsqueda de prosopopeyas está provocando que el aire susurre en mi cabeza ideas inimaginables y el tiempo se arrastre en silencio tenuemente.

—«Ana lava aval…», «Ana oro lana...» siguió hablando sola Paloma en una esquina de la sala. «Adán, nada», ¡esa vale! exclamó dando un bote para, acto seguido fruncir el ceño. ¿Adán sabía nadar? ¿Había ríos en el Paraíso? ¿Con mucha corriente? Porque entonces nadar iba a nadar poco.

Se equivocó la paloma… empezó a canturrear Antonio mirando de reojo a su compañera.

Huele el silencio, oye el azul del mar y camina por el aire de tus pensamientos.

—¿Cómo dices, Paco? preguntó Nacho.

—Nada, estoy escribiendo un poema.

—Pues te han salido unas cuantas sinestesias dijo Juan Carlos. ¿Os dais cuenta? Complicado no es, solo pensamos que es complicado. ¿Veis o no veis?

—Vemos, pero esto es laborioso cual río estridente y cautivador contestó Paco rascándose la nuca y achicando los ojos. No sé qué acabo de decir, la verdad. ¿Una sinestesia o una prosopopeya? ¿Una metáfora? Un palíndromo seguro que no.

Anita lava la tina dijo Paloma.

—¿Qué? preguntó Ana. ¿Me estás hablando?

A ti no, bonita contestó la otra.

—¿Por qué no nos tomamos algo a ver si así las musas acuden prestas a calmar la ansiedad de nuestros sentidospropuso Ana conciliadora viendo que la cosa se iba de madre.

—¡Eso sí que es una metáfora! exclamó Nacho. Sí, ¿verdad? ¿O no? Es un enigma etéreo en un ambiente adivinatorio.

—Amigo Nacho, creo que te estás columpiando cual zarigüeya soñadora intervino Antonio.

Divaga en el mar de sus pensamientos y así se divaga —propuso Juan Carlos.

Mi mente oye cómo habla tu piel —recitó Paco.

—Insisto, vamos a tomar algo para despejarnos dijo Ana con cara de preocupación.

¿Aquí tendrán cerveza? ¿Será propio de aquí? preguntó Juan Carlos.

—¡Arriba la birra! —exclamó Paloma ¡Por fin, algo que se puede decir con sentido!

—Yo prefiero un vino que arrulle mis pensamientos —habló Antonio.

El dulce éter del alcohol amargo dijo Nacho preguntándose a la vez si el éter era amargo y el alcohol dulce para así tener otra hipálage.

El amor por las letras nos nubla el entendimiento dijo Ana dándose por vencida.

—¡La medicación! dijo un hombre vestido de blanco irrumpiendo en la sala.

Junto al hombre iba otro sanitario arrastrando un carrito con varios recipientes de plástico que contenían comprimidos y cápsulas de diferentes colores y tamaños. Cada vasito llevaba el nombre de su destinatario.

Uno de los enfermeros comenzó a repartir los vasitos.

El sabroso sueño del azúcar soporífero dijo Nacho tragando el comprimido que le había tocado.

Buena es la ayuda que se da por buena dijo Juan Carlos haciendo lo propio.

La primavera acude a nuestra vida a través de la química dijo Ana.

Siente el silencio, acuna el pensamiento dijo Paco.

La creatividad callará suavemente dijo Antonio.

Yo hago yoga hoy dijo Paloma rechazando, infructuosamente, su medicación.

 ­Y a estos ¿qué les pasa? preguntó a su compañero el que llevaba el carrito.

—No lo sé muy bien. Ingresaron por urgencias ayer, todos a la vez, y los trajeron directos a psiquiatría. Parece ser que estaban haciendo un taller de lectura o de escritura, no estoy seguro, y se les fue la pinza. Un brote psicótico colectivo.

Los dos sanitarios miraron con conmiseración a los pacientes mientras estos se tomaban sus medicinas. El del carrito añadió:

—Para que luego digan que leer es bueno.

 




NOTA: Este es un relato que intenta cumplir con los requisitos propuestos para el taller de escritura en el que participo. Se trata de introducir en un mismo texto varias figuras retóricas. Para quienes tengan ya olvidadas estas herramientas de escritura pongo a continuación la definición de las que aquí aparecen.

 

HIPÁLAGE: Figura retórica de construcción que consiste en aplicar a un sustantivo un adjetivo que corresponde a otro sustantivo.

PALÍNDROMO: Palabra o expresión que es igual si se lee de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.

EPANADIPLOSIS: Figura retórica de construcción que consiste en terminar un verso o una frase con la misma palabra con la que empieza.

METÁFORA: Figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.

PROSOPOPEYA: Figura retórica de pensamiento que consiste en atribuir a los seres inanimados o abstractos características y cualidades propias de los seres animados, o a los seres irracionales actitudes propias de los seres racionales o en hacer hablar a personas muertas o ausentes.

SINESTESIA: Figura literaria que consiste en la asociación de elementos que provienen de diferentes dominios sensoriales.




10 comentarios:

  1. Desde luego una buena y abundante muestra de las seis figuras. Además, y esto me ha encantado, las atribuyes debidamente a cada uno de los que las propusieron y propusimos (je, je...). Se lee muy bien con ese punto de humor que es seña de identidad de tus escritos, Paloma. ¡¡Bravo!!
    Besos

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    1. Gracias, Juan Carlos.
      Con el reto de esta semana me he tenido que emplear a fondo porque no soy yo de figuras retóricas y, la verdad, me ha costado bastante. Me alegra saber que te ha gustado el resultado.
      Estoy deseando averiguar qué has escrito tú.
      Un beso.

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  2. Caramba, Paloma, esta vez te has empleado a fondo. MIentras leía, me decía que este texto, por lo complejo, tenía que ser el resultado de algún reto, como así ha sido, je, je.
    Dicen que el saber no ocupa lugar, pero quizá sí que querer saber demasiado de forma compulsiva nos puede llevar a la demencia, ja, ja, ja.
    Gracias por ilustrarme sobre estas figuras retóricas, de las que solo conocía un par.
    Un beso.

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    1. Hola, Josep Mª.
      Lo bueno de los talleres de escritura es que hacen que escribas textos que de motu propio no escribirías. En mi vida se me habría ocurrido utilizar epanadiplosis, entre otras cosas porque, hasta que se propuso, no tenía ni la más remota idea de qué era eso.
      Esperemos que los integrantes del taller no acabemos como nuestros alter ego en este relato...
      Un beso grande.

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  3. Buenísimo, Paloma. Me ha venido fenomenal además porque alguna figura la había olvidado y alguna otra no le había oído en la vida (¡¡¿Epanadiplosis?!!) Te ha quedado genial y ese final tan inesperado es buenísimo. Veo que Bremen sigue también este año. Nos dará alegrías, sin duda.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Yo tampoco sabía qué era la epanadiplosis, ni la hipálage, pero nunca te acostarás sin saber una cosa más. En el taller del Bremen estoy aprendiendo un montón aunque algunos retos son difíciles.
      Conocer esas figuras está muy bien, pero tener que emplearlas en un texto eso ya es harina de otro costal.
      De hecho, y tal como apunta Juan Carlos, he centrado cada figura en el integrante que la propuso. Es decir, Juan Carlos propuso utilizar la dichosa epanadiplosis, Nacho la hipálage y así sucesivamente.
      Por cierto, a mí se me ocurrió proponer lo del palíndromo y no sé en qué estaría pensando porque es muy complicado hacer uno.
      Este año el Bremen viene cargado de propuestas interesantes.
      Un beso.

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  4. Excelente y divertido!!! Y por supuesto muy bien empleado, me has refrescado varios conceptos.
    Gracias, saludosbuhos.

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    1. Me alegro de que te haya servido de ayuda y de que te haya gustado.
      Un saludo.

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  5. Está muy bien ese relato, además es un buen ejercicio para comenzar unas clases. Es un buen reto que sin alguien que lo pida a mi no se me ocurriria. Un abrazo.

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    1. A mí tampoco se me hubiera ocurrido si no es por el taller. Por eso me gusta tanto asistir a él, porque me estimulan y hace que me esfuerce por escribir algo diferente.
      Un abrazo, Mamen.

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Hada verde:Cursores
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