Leer, el remedio del alma

Leer, el remedio del alma
Imagen creada por Ilea Serafín

30 de agosto de 2018

"Duelo" - Eduardo Halfon


Eduardo viaja a Guatemala en busca de información para terminar un puzle de recuerdos de la infancia. En ese puzle falta una pieza, falta saber qué pasó con un hermano de su padre que murió siendo un niño. A él, al Eduardo niño, le dicen que su tío Salomón murió ahogado en el lago Amatitlán pero no tiene más datos, tan solo la referencia imprecisa de un niño ahogado en un lago.

La muerte del niño Salomón marca la historia familiar de Eduardo. Nadie en la familia quiere hablar de ello aunque la trágica desaparición ha dejado un poso de tristeza y culpa. La falta de más datos dejan huella en el Eduardo adulto que quiere saber más.

La muerte del niño Salomón es el motor de una búsqueda en los recuerdos, en el pasado familiar y da pie a una reflexión profunda por parte del protagonista sobre cómo la propia identidad depende de  quienes nos precedieron, de nuestros familiares.

Mezclando recuerdos, vivencias propias y otras contadas por sus allegados, Eduardo evoca el pasado de su familia judía.

Sus abuelos, uno polaco y el otro libanés, también se llamaban Salomón y como judíos tienen una historia de persecución y exterminio. Pero ese pasado duele y en un intento de proteger a su descendencia y de autoprotegerse también, se evita recordar, o se distorsionan los recuerdos. El abuelo polaco pasó la guerra mundial en un campo de concentración y para explicar al niño Eduardo qué son esos números tatuados en su brazo le dice que es un número de teléfono.

Además, como una forma de acentuar la importancia de lo que le ocurrió al niño Salomón, ese nombre, Salomón, es el de varios familiares más. A mí, esto me resultó muy lioso, tanto Salomón por todos lados me despistó y me hizo perder el hilo de la narración.

De todas formas la narración es caótica, algo que se ajusta a lo que se está tratando: recuperar recuerdos. Cuando uno evoca no lo hace de manera lineal ni ordenada. En ese aspecto el autor demuestra un gran dominio de la técnica para plasmar evocaciones, aunque esa técnica no sea la más adecuada para que el lector se aclare y se entere de qué está pasando. Por lo menos eso es lo que a mí me ocurrió.

Con el pretexto de saber qué sucedió realmente con el niño Salomón se hace un repaso sobre varios temas como el antisemitismo, el paso del tiempo o la situación social guatemalteca. Hay una gran carga simbólica en toda la narración y hay frases realmente buenas.

“El tiempo era una cosa real e indestructible.”
“A veces siento que lo puedo oír todo, salvo el sonido de mi propio nombre.”
“Siempre me ha espantado más la desidia del hombre ante el horror que el horror mismo.”

Esta mini novela -apenas tiene cien páginas- se encontraría en ese género que ahora llaman ‘realismo del yo’, es decir, es un relato semi-autobiográfico. En este género el autor cuenta cosas de su vida pero también añade otras inventadas. A mí, personalmente, estas semi-biografías me ponen nerviosa porque no sé qué es real y qué es inventado y no me siento cómoda. Sé que es una apreciación muy particular y tampoco sabría decir por qué me molesta tanto esta mezcla de vivencias reales e imaginadas. Es lo mismo que me pasa con la metaliteratura, otra técnica que me pone de los nervios y que me da inseguridad.

Por otra parte, la brevedad del relato me impidió implicarme en la historia, no conecté con ningún personaje porque apenas hay tiempo para conocerlos y “encariñarse” con ellos.

Por lo tanto, entre lo caótico de la narración y la brevedad de la historia esta mini novela no me llenó del todo. Además, en ese caos de real e imaginado hubo algunas escenas que acabaron de descolocarme. Para rematar, el final es tan simbólico que no pillé la alegoría o, posiblemente, es que no había nada que pillar. No estoy segura. ¡Qué torpe soy!



12 comentarios:

  1. Qué casualidad. Mi última reseña es una novela sobre los primeros años 39 años de la vida del autor (me imagino que también tendrá cosas inventadas) Se cuenta a través de las vidas de personas que vivieron antes o a la vez que él y la tesis que defiende es precisamente eso que dices en tu reseña "la propia identidad depende de quienes nos precedieron", y yo añadiría "de quienes nos rodearon".
    Al revés que tú, he aprendido a no preocuparme por qué partes son ficción y cuáles realidad. Voy leyendo la novela y no pienso en eso. Hasta que no termino los libros (si mi curiosidad puede evitarlo) no busco información porque me he dado cuenta de que a la hora de disfrutar de una historia eso es un tema secundario.
    Parte de lo que me atrae de este libro es precisamente ese caos que cuentas y que relaciona escritura con recuerdos.
    La dejo apuntada.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Acabo de leer la reseña a la que haces alusión y también te he dejado un comentario refiriéndome a esa casualidad que tú alegas.
      No sé si está de moda o es eso, casualidad, pero últimamente hay muchos libros medio autobiográficos. 'Ordesa', por ejemplo está siendo un bombazo editorial (algo que no entiendo porque a mí la novela no me terminó de convencer, pero no adelanto acontecimientos, que aún no he publicado la reseña).
      Yo intento disfrutar de la historia sin tener en cuenta si es real o no, pero que te anuncien o publiciten el libro diciendo que es la vida del escritor... creo que se hace por algún motivo y a mí me incomoda. Cosas mías.
      Ya me contarás qué te parece, además esta es de las tuyas porque es súper corta, te lo lees de una sentada.
      Besos.

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  2. Si para ti ha resultado muy liosa, para mi, no se si lo podré entender. Un abrazo.

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    1. Hola, Mamen.
      Es algo lioso pero se puede leer, lo malo es que a mí el final no me quedó claro.
      Un besote.

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  3. No se yo tampoco si la verdad siendo liosa voy a estar yo preparada para una novela así de modo que sintiéndolo mucho esta no la voy a leer.
    Besos.

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    1. Hola, Tere.
      Aunque decidieras leerla tampoco perderías mucho tiempo porque es muy cortita.
      Un beso, guapa.

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  4. Lo que dices del enredo de los nombres, me pasó al leer Cien años de soledad de Gabo García Marquéz. Tantos José Arcadios y Aurelianos Buendía eran de locura. NO obstante, creo que es parte de la misma cultura latina y hacía sentir a los personajes más reales por lo criollos.

    Es una lástima acabar insatisfecha pero por lo menos solo fueron 100 páginas.

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    1. Hola, Leslie Stephanie (¿cómo prefieres que abrevie, con Stephanie, no?)
      Con Cien años de soledad yo tuve que hacerme un esquema, una especie de árbol familiar porque el lío que me hacía fue de campeonato. He leído ese libro tres veces y tres veces he tenido que hacer ese esquema, si no, es imposible aclararse.
      En esta mini novela el lío no es para tanto, pero sí que me despisté algo con tanto Salomón.
      Un abrazo.

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  5. Que pena que haya sido una narración confusa, porque la trama y lo que se persigue suena genial, descubrir el pasado evocando recuerdos podría dar lugar a algo muy interesante, es una lástima que no lo supiera llevar como podría.

    Gracias por la reseña, fue muy entretenido leerla.

    Un saludo!

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    1. Hola, Karen.
      El libro se lee rápido pero esa confusión y desorden propios de las evocaciones a mí me desorientó y creo que no acabé de comprender totalmente el sentido de la historia.
      Gracias por tu visita y por tu amable comentario.
      Un abrazo.

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  6. Hola Paloma,
    Vengo de leer la reseña de Rosa, ;)
    Me gusta que vuestras opiniones sean diferentes, así se ve desde otra perspectiva.
    Creo que me voy animar y lo pediré, a ver que siento cuando lo lea.
    Un beso, y feliz fin de semana.

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    1. Hola, Irene.
      Esta novela es la prueba evidente de que cada lector capta sensaciones muy distintas cuando está delante de una historia.
      Aunque las reflexiones que se vierten y algunas frases son francamente buenas, a mí, la obra no terminó de convencerme. No conseguí centrarme plenamente en la lectura (esto fue culpa solo mía) y me perdí tanto que yo creía que los dos abuelos Salomón eran del protagonista y no, gracias a Rosa me enteré, eran los del padre del protagonista.
      Pero lo peor, para mí, fue ese final... que no voy a entrar en detalles porque vas a leer la novela. Ya me contarás, me gusta mucho contrastar opiniones diferentes.
      De todas formas, ya te digo que a la novela esta la ponen por las nubes en muchos foros, así que debo de ser yo la "rarita" o que tengo poca calidad lectora, no sé.
      Un besote, guapa.

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