Leer, el remedio del alma

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Imagen creada por Ilea Serafín

4 de septiembre de 2017

"La princesa azteca" - Colin Falconer

Versión más que libre de la conquista de México por Hernán Cortés utilizando como hilo conductor de la historia a Malinche (Malinalli, doña Marina), la mujer que sirvió de intérprete al capitán español para desenvolverse por los territorios mexicanos.

Aunque el  autor hace gala de haberse documentado muy bien a la hora de relatar la llegada de los españoles a México y la ocupación/conquista de su capital, Tenochtitlán, incurre en algunos errores que me parecen imperdonables y que le restan seriedad y calidad a la novela. Por ejemplo, le asigna a Cortés una infancia en Sevilla que yo no he logrado verificar en ninguna fuente de información, también le ubica en ciudades como Toledo que creo no llegó a conocer este aventurero extremeño. A la hora de contar la muerte de Moctezuma, y sin entrar en detalles para no destripar nada a los que no conozcan el final del imperio azteca, se toma una licencia literaria que me pareció excesiva y más propia de una película de Hollywood.

La narración es muy mala, tanto que creo que la culpa debe de ser de la traducción porque he leído otras novelas de este autor y no escribe tan mal, así que me temo que me hice con una mala copia de esta novela y la lectura se me hizo muy cuesta arriba.

Sin embargo, quiero ser positiva y creo que a pesar de todo lo que he expuesto anteriormente, hay algunas cosas que se deben destacar de este relato. 


La imagen que se da de Hernán Cortés es bastante ecuánime, ni se le detesta, ni se le ensalza; esto es algo que me llamó la atención y más viniendo de un escritor no español. Es más, no hay ensañamiento con los españoles, cosa rara cuando de narrar la conquista se trata. He leído mucho sobre esta parte de la Historia americana (siento fascinación por la cultura azteca) y conozco muchas opiniones sobre este conquistador, en la mayoría de ellas se puede ver cierta inquina hacia él. No voy a entrar a valorar la manera de actuar de quien va a tierras lejanas con el único motivo de enriquecerse, aunque partiendo de esta base uno ya puede imaginarse que su comportamiento no puede ser muy ejemplar; quinientos años después los soldados que intervienen en las distintas guerras que jalonan nuestro querido planeta no tienen actitudes mucho más altruistas ni edificantes cuando toman posesión de los lugares donde atacan y destruyen.

La protagonista principal es Malinche, a la que se le asigna un origen más ilustre del que realmente tuvo pues nunca fue una princesa, y creo que no se le hace justicia. Me parece que se le podría haber sacado mucho más jugo. La figura de esta india que se pone al servicio del invasor  ha dado lugar a muchas interpretaciones (repito que he leído mucho sobre esta parte  de la Historia). Para unos fue una traidora, para otros el símbolo del mestizaje (fue amante de Cortés y tuvo un hijo suyo). Incluso ahora hay una nueva versión feminista donde se la describe como una víctima del machismo que la hizo vulnerable y así explicar que se enamorara de su violador y amo. Este personaje da para mucho, pero en esta novela no se aprovecha nada.

A la memoria me viene otro personaje también real, Gonzalo Guerrero (Caminarás con el sol), un marino español que fue apresado y esclavizado por los mayas del Yucatán pero se adaptó de tal manera que luchó contra sus compatriotas y, al igual que Malinche, se le consideró un traidor, en este caso por los españoles; pero entre los mexicanos simboliza el mestizaje y la integración. Y es a este respecto donde creo que se puede reflexionar sobre el papel de aquellos que al  conocer otra cultura totalmente distinta a la suya en lugar de sentir rechazo se sienten atraídos e incluso cómodos con ella aunque eso les suponga la repulsa de los suyos y la desconfianza de los otros. 

De hecho en esta novela hay cierto conato de reflexión sobre el mestizaje, no como una raza sino como la fusión de dos culturas, como el entendimiento entre dos maneras de ver la vida donde se evalúa lo bueno y lo malo. Aparecen dos personajes ficticios, Norte (un español retenido por una tribu indígena y luego liberado que siente el desarraigo del que ha vivido en los dos bandos y no se siente aceptado por ninguno) y Benítez un capitán que siente la atracción de los otros, a los que no ve como bárbaros y observa con más imparcialidad. 

Todos los personajes se perfilan sin juicios previos, a cada uno se le “justifica” en función de su “motor”: Cortés, la ambición (material y espiritual); Malinche, la venganza; Moctezuma, el miedo.

En cualquier caso la gesta, la aventura, la invasión o como se le quiera llamar fue una heroicidad. Consideraciones morales aparte, creo que no hay que restar valor a lo que hizo Cortés. Fue alguien excepcional que supo jugar sus cartas para ganar –contaba con armas de fuego y al principio los indígenas le tomaron por un dios, pero no hay que olvidar que eran 500 soldados contra muchos miles de guerreros–, aunque fue una ganancia muy fugaz pues ya sabemos cómo y dónde acabó su ambición. Y el que no lo sepa que se lea alguna de las novelas que sobre él se han escrito que son muchas, aunque no todas muy buenas. Desde luego, esta no es la mejor.








21 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Hola!!!!
    Esta no es para mí. El tema en sí no me da más(se lo dejo a mi madre qu ele encanta y sabe muchísimo)y ya si la traducción es mala...ufffff.
    Lo que me da rabia es que tenga esos errores, una infancia en Sevilla o Toledo o esa licencia digna de Hollywood con una muerte, en ese caso lo mejor es que diga de mano que es una novela en la que se ha tomado licencias, de esas que hay que leer con la mente abierta.
    Besos y feliz semana.

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    1. Yo también creo que cuando un argumento está basado en hechos históricos el autor no se puede permitir ciertas licencias, lo que ocurrió y está constatado en los libros de Historia no se puede cambiar.
      Un beso, Gemma.

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  2. No es un tema ni una época que me atraiga mucho, pero vistas las objeciones que le haces, la descarto por completo.
    Una buena y reflexiva reseña.
    Un beso.

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    1. Esta novela, reflexiones aparte, se puede descartar sin ningún problema. Sin embargo, otras de este mismo autor a mí me gustaron mucho.
      Un beso.

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  3. Pues esta vez la dejo pasar porque no me interesa mucho ni la temática ni la ambientación. Besos

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    1. Te comento lo mismo que a Rosa, esta novela se puede dejar pasar sin problema. Yo la terminé porque me gusta mucho la época pero si a ti ni siquiera eso te llama...
      Un beso.

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  4. Aprecio que no te gustaron muchas cosas de esta novela: La historia en sí, errores de ubicación de los personajes, licencias literarias fuera e lugar... En fin que nos has quitado las ganas de leerla. Como se entere el autor seguro que te escribe un anónimo diciéndote que le has hundido su obra.
    Te recomiendo otra sobre el mismo periodo histórico, pero esta si que te iba a gustar sobremanera. Su título -Azteca- del autor -Gary Jennings-
    Besos

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    1. No creo que Colin Falconer lea esta reseña pero si así fuera tendría que admitir que la versión del final de Moctezuma es de lo más peregrino.
      Leí "Azteca" hace años y aunque me resultó entretenida no me terminó de convencer porque pertenece a esas obras a las que hago alusión en la reseña, juzga (creo que con bastante ligereza) los actos de los españoles, donde el europeo es el malo malísimo y el azteca es el bueno buenísimo. Por desgracia, la vida no es tan simple. Del mismo autor leí "Otoño azteca" y me pareció más de lo mismo.
      Un beso.

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  5. No se puede negar que a Cortés le acompañó la suerte. Aparte de considerarle un Dios, la epidemia de sarrampión hizo estragos entre la población indígena que, según algunos autores, quedó reducida a la mitad en poco tiempo, y le fue de perlas la enemistad entre los distintos pueblos indígenas, lo que hizo que algunos se le unieran voluntariamente para acabar con sus enemigos. Eso es, al menos, lo que nos contó un profesor de historia que nos hizo de guía en un museo de Ciudad de México. No obstante, no se le puede negar arrestos al conquistador.

    Que el papel del traductor es fundamental a la hora de valorar el estilo literario no hay duda alguna. Siempre he visto al traductor como un personaje a la sombra que nadie tiene en cuenta. Cuando decimos qué bien que escrito fulano, qué estilo más depurado que tiene, etc, etc, nos olvidamos que hay un experto responsable de mantener el sentido y los matices del original. No es tarea fácil y poco reconocida. De ahí que prefiera leer en la lengua original (si la domino lo suficiente, claro, jeje).

    Un abrazo.

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    1. Qué duda cabe que algunos hechos favorecieron a Cortés, pero él supo aprovecharlos y ahí radica para mí su mérito. La enemistad entre las distintas etnias que tenían a los aztecas como opresores fue la principal herramienta de la que se valió Cortés, pero según he podido ir leyendo, el extremeño manejó a estos pueblos descontentos de manera excelente, sabiendo en todo momento lo que cada cacique quería oír y conociendo todos sus puntos débiles.
      Creo que fue un buen estratega militar pero con un gran dominio de la psicología aunque al final la ambición le pudo y eso fue su perdición.
      En cuanto a los traductores tienes toda la razón, tienen un papel primordial que pasa desapercibido pero que es fundamental. A mí también me gustaría leer siempre en original pero mi ineptitud con otras lenguas me lo impide, por eso leo mayoritariamente obras españolas.
      Un abrazo.

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  6. Qué pena, con lo que me atrae esta época. Aún así le veo cosas interesantes. Hace tiempo me recomendaron una novela sobre el tema de Salvador de Madariaga (ministro durante la II República), "El corazón de piedra verde", que tiene mejor pinta. No sé si te suena.
    Un abrazo.

    (He eliminado el comentario anterior porque se me había colado un gambazo, perdón)

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    1. El corazón de piedra verde es una joya y no me refiero al jade precisamente. Como ya comento en la reseña he leído mucho sobre este tema y de todas las novelas tengo a dos como las mejores con diferencia, una es esta de Madariaga (una maravilla) y la otra es El dios de la lluvia llora sobre México del húngaro László Passuth. Ambas las he releído y no descarto volver a hacerlo para quitarme el mal sabor de boca de esta que aquí traigo en la reseña.
      Un abrazo, Gerardo.

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  7. Es una época de la que no sé mucho y hubiera estado bien pero reconozco que después de leerte no me han quedado muchas ganas. De hecho, a algún escritor he dejado de leerlo por haber detectado ese tipo de errores que me molestan porque creo que es casi una obligación para el escritor.

    Otro tema muy importante son las traducciones, como dice Josep Ma no se le da la importancia que merecen a los traductores, que pueden hacer aún más espléndido un libro o cargárselos.
    Besos

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    1. De esta parte de la Historia y si te apetece leer algo sobre el tema, te recomiendo El corazón de piedra verde o El dios de la lluvia llora sobre México. La de la princesa no es la mejor manera de adentrarse en la recreación de la conquista de México.
      Estoy de acuerdo que la labor de los traductores es fundamental. En este caso creo que la responsabilidad de una narración tan farragosa fue del traductor de turno porque de Falconer he leído Estigmas y La ruta de la seda, y sin ser una maravilla en cuanto a narrativa, estaban muy bien.
      Un beso, Conxita.

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  8. Desde luego una mala traducción arruina el trabajo del escritor. Me gusta eso de que no juzgue a la figura histórica. Personalmente siempre me parecido un poco bobo juzgar antiguas civilizaciones, que contaban con su propio código moral y social, con los valores actuales. A veces imagino cómo lo podrían hacer de nosotros en unos trescientos años.
    Cada época tuvo su escala de valores y su contexto, nosotros mismos actuaríamos como ellos en su momento.
    En todo caso, no es una recomendación que vaya a seguir de inmediato.
    Pero siempre es un gusto aprender de tus entradas.

    Un abrazo!

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    1. Estoy completamente de acuerdo contigo en lo de juzgar los hechos históricos, sobre todo cuando ocurrieron hace tantos años. Porque no solo hay que valorar el hecho en sí, sino la forma de pensar y la forma de vivir de sus protagonistas.
      En el caso que nos ocupa, yo me imagino a un español de aquella época, cargado de supersticiones religiosas, con poca cultura (los que se iban a América no pertenecían a lo más refinado de la sociedad española) y se encuentran con que los aztecas entre sus ritos religiosos está el sacrificio humano mediante la extracción del corazón, pues para volverse locos.
      Por otro lado los aztecas ven a tipos barbudos que montan caballos que no habían visto en su vida (de hecho pensaban que el jinete y el caballo eran todo uno) y que escupen fuego (por las armas de fuego). En fin, un choque de culturas como se dan en muchas de nuestras guerras actuales, ni más ni menos.
      Perdón por el discurso, pero este tema me tiene obnubilada.
      Un abrazo, David.

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  9. Si el autor quiso hacer solo ficción con hechos reales, me parecen bien las libertades que se haya tomado para recrear la historia. Stephen King escribió sobre el asesinato de Kennedy y se inventó muchas cosas, sin embargo realizó una hermosa historia de amor e intriga.
    Saludos.

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    1. Evidentemente, cada escritor es dueño y señor de lo que escribe y puede hacer lo que le dé la real gana. No obstante, creo que cuando un autor hace referencia a hechos históricos, aunque haga ficción sobre ellos, debe ceñirse lo más posible a la Historia.
      Pero esa es mi opinión, claro.
      Un abrazo.

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