Esta saga que está arrasando por todo el mundo, y más ahora que su fama ha aumentado con la emisión de la serie televisiva, es para mí un compendio de sensaciones encontradas.
Por un lado la historia es apasionante. George R.R.Martin recrea un mundo de fantasía y realidad con múltiples personajes que reflejan todo lo bueno y malo que puede albergar el ser humano. El ritmo de la narración es trepidante en muchos momentos y no se hace aburrido.
Por otro lado según he ido leyendo los cinco libros que, por ahora, comprenden la saga mi adhesión a la historia ha ido cambiando.
En Juego de tronos, el primer libro, nos introducimos en las intrigas de los Siete Reinos. Invernalia, Desembarco del Rey, el Muro, Stark, Lannister, Targaryen, son nombres con los que nos familiarizamos y que ya no nos abandonarán en toda la saga. Desde el primer momento la trama engancha y cuando se acaba el libro la única idea que permanece es seguir con el siguiente.
En Choque de reyes se sigue desgranando el argumento iniciado en el primer libro. Sin embargo en éste el ritmo se ralentiza y aunque sigue siendo una lectura entretenida se empieza a tener la sensación de que las páginas se suceden unas a otras sin que se den cambios significativos. Si se analiza en qué situación se encuentran los principales personajes al inicio del libro es la misma en la que están al final del mismo.
Tormenta de espadas me reconcilió de nuevo con las vicisitudes de los Siete Reinos. La historia vuelve a ponerse al rojo vivo dando giros inesperados. Aunque para que esos giros imprevistos se den hay que esperar al final, a las últimas cincuenta páginas, y teniendo en cuenta que el librito tiene casi mil trescientas, a mí eso me mosqueó mucho.
Festín de cuervos y Danza de dragones, me han resultado los libros más flojos de toda la colección. La lectura se hace entretenida por la fluidez con la que el escritor muestra la acción, pero lo que para algunos son libros de transición para mí ha sido una vuelta más de tuerca en una historia que ya se empieza a embrollar demasiado y, lo que es peor, que no avanza.
Lo que empezó como una saga épica y muy interesante, con acción, intriga y aventura, se está convirtiendo en un culebrón de tomo y lomo. ¿Llegaremos a ver el final algún día?
En Juego de tronos, el primer libro, nos introducimos en las intrigas de los Siete Reinos. Invernalia, Desembarco del Rey, el Muro, Stark, Lannister, Targaryen, son nombres con los que nos familiarizamos y que ya no nos abandonarán en toda la saga. Desde el primer momento la trama engancha y cuando se acaba el libro la única idea que permanece es seguir con el siguiente.
En Choque de reyes se sigue desgranando el argumento iniciado en el primer libro. Sin embargo en éste el ritmo se ralentiza y aunque sigue siendo una lectura entretenida se empieza a tener la sensación de que las páginas se suceden unas a otras sin que se den cambios significativos. Si se analiza en qué situación se encuentran los principales personajes al inicio del libro es la misma en la que están al final del mismo.
Tormenta de espadas me reconcilió de nuevo con las vicisitudes de los Siete Reinos. La historia vuelve a ponerse al rojo vivo dando giros inesperados. Aunque para que esos giros imprevistos se den hay que esperar al final, a las últimas cincuenta páginas, y teniendo en cuenta que el librito tiene casi mil trescientas, a mí eso me mosqueó mucho.
Festín de cuervos y Danza de dragones, me han resultado los libros más flojos de toda la colección. La lectura se hace entretenida por la fluidez con la que el escritor muestra la acción, pero lo que para algunos son libros de transición para mí ha sido una vuelta más de tuerca en una historia que ya se empieza a embrollar demasiado y, lo que es peor, que no avanza.
Lo que empezó como una saga épica y muy interesante, con acción, intriga y aventura, se está convirtiendo en un culebrón de tomo y lomo. ¿Llegaremos a ver el final algún día?
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