Soy aficionada a leer las reseñas de libros que han leído otros blogueros para asesorarme sobre futuras lecturas (yo misma tengo un blog de estas características). Esas reseñas además de ser un referente también es otra forma de leer, se supone que complacientemente pues si actúo así es porque me agrada la lectura.
Esa sensación de reproducir en la mente las palabras que otro ha escrito para así interactuar con el autor participando cada uno a su manera -el autor escribiendo y el lector leyendo- siempre me ha parecido lo más sublime de la lectura. Aunque pueda parecer una labor pasiva -por lo de que el lector está quieto- no lo es en absoluto. Al leer activamos la memoria verbal y visual, nuestro cerebro se ve obligado a realizar operaciones de codificación ortográfica, semántica y fonológica. Todo esto hace de la lectura una actividad muy beneficiosa.
Sin embargo ahora están de moda las videorreseñas, es decir, el reseñista no escribe su opinión sino que la cuenta de viva voz mediante un vídeo. Este formato se nos presenta como más cercano y más rápido/accesible pero me llama la atención que esa accesibilidad consista en oír/ver y no leer tratándose de temas de lecturas.
Reseñas sobre lecturas en formatos audiovisuales: es curioso constatar que la ya obsesiva querencia por la tecnología nos hace estar en una permanente contradicción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario