Anselmo se
sentía empoderado.
Mientras
caminaba hacia el altar llevando del brazo a su hermana, pensaba que él, como
padrino de los novios, era también protagonista y bien mirado el amo y señor
del evento al portar los anillos del enlace. Aquellos anillos tenían poder, sin
ellos no habría casorio.
Tenía un poco
de manía al que se iba a convertir en su nuevo cuñado, un tipo engreído. Llegó
a fantasear con perder los anillos y así evitar la boda, al menos retrasarla
hasta que se encargaran otros nuevos. El enamoramiento cerril de su hermana
hacia su prometido le disuadió, aunque menudo susto se llevaría ese imbécil,
pensó con una sonrisa mientras el cura comenzaba a oficiar la ceremonia.
En un gesto
instintivo se llevó la mano al bolsillo para comprobar que la cajita de los
anillos seguía allí y resultó que no. Alarmado miró en derredor. ¿Se le habrían
caído al entrar en la iglesia? Al salir del coche estaban en su sitio. La
sonrisita maléfica del niño portador de las arras, sentado a su lado, le
alarmó. En los deditos infantiles estaban los anillos.
―Dame esos
anillos ahora mismo ―susurró sin mover demasiado los labios y dándole una
colleja flojita.
―¡No! ¡Son míos!
Brillan mucho ―contestó el mocoso.
―¡Que me los
des!
―¡No! ¡Mi
tesoro! ―gritó el niño corriendo para escapar de la iglesia.
Mientras la concurrencia
asistía a la escena asombrada, Anselmo pensó que después de todo la boda no se
iba a celebrar. Cosas del destino.
Hola, Kirke. ¡Menudo Golum estaba hecho la criatura! Je, je, je. Bueno, al menos la ceremonia se detuvo, como quería el protagonista.
ResponderEliminarEl relato me ha arrancado una sonrisa. Enhorabuena.
Un saludo.
Gracias, Bruno.
EliminarEl gollum de las arras tenía lo suyo. Me alegro de que te haya hecho sonreír.
Un saludo.
Me ha encantado tu micro! Tanto lo deseaba que al final ocurrió. Felicidades, Kirke!
ResponderEliminarEso dicen, que a veces si deseas mucho una cosa se cumple, pero no siempre. Yo deseo con toda mi alma que me toque el euromillón, pero no hay manera.
EliminarUn saludo, Mayte.
Hola, Kirke. Al final , se salió con la suya. Un relato muy divertido. Saludos.
ResponderEliminarA lo que se ve, el señor de los anillos de la boda se salió con la suya. Muchas gracias, Pedro.
EliminarUn saludo.
Muy bueno, Paloma y con el humor que te caracteriza. Cuanto mejor les habría ido a algunos (y sobre todo a algunas) si la ceremonia de su boda se hubiera visto interrumpida y postergada sine die.
ResponderEliminarUn beso.
Ja, ja, ja. Yo también sé de unos cuantos que hubieran deseado que el niño o la niña de las arras se hubiera largado con los anillos y les habría ahorrado luego muchos disgustos.
EliminarUn besote, Rosa.
Vaya con el crío. Muy original. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarGracias, Nuria. Un saludo.
EliminarPues el chiquillo cayo bajo el hechizo de esos anillos magicos, y yo diria que de seguro mas de una vez paso que algun mocoso se llevo las arras
ResponderEliminarYo no conozco que se llevaran las arras, pero que se le cayeran, sí, y el pitote que se organizó buscando las monedas por debajo de los bancos de la iglesia fue de campeonato.
EliminarUn saludo, José.
jajaja al final lo que se desea se cumple y a veces sin querer, jejee.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho sobre todo por ese sentido del humor.
Yo tengo pendiente la correción del mío que este fin de semana lo hago y lo presento al concurso.
Un besote.
Hola, Tere.
EliminarMe encantará leer tu aportación al Tintero. Genial que este texto te haya gustado.
Un beso grande, guapa.
Hola, Kirke. Un giro divertido el de tu historia, que podía enlazar con otras películas como toma los anillos y corre o portador de arras a la fuga. En cualquier caso seguro que Anselmo le dio ventaja al niño para que nadie pudiera echarle mano en su huida 😂😂
ResponderEliminarSaludos 🖐🏼
En el texto no se cuenta, pero Anselmo no hizo nada por perseguir al niño, después de todo le estaba haciendo el trabajo.
EliminarUn saludo.
¡Vaya! Siempre hay que tener cuidado con lo que se desea, jeje. Muy buen micro, Paloma. Irónico y muy divertido.
ResponderEliminarGracias, Marta. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
¡Ja, ja, ja! Qué micro tan estupendo. Conocidas las intenciones del padrino, juega con el lector al aparecer los anillos en la mano del niño y ¡qué niño! Vamos, que fastidió la boda.
ResponderEliminarSaludos, Kirke.
A veces el destino, o la buena fortuna en este caso para Anselmo, nos hecha una mano y se pone de nuestro lado.
EliminarUn saludo, María Pilar.
Hola Kirke; el personaje tiene un control de su mente tan agudo; que pensó tanto en hacer fracasar la boda, que los anillos de las manos del señor, desaparecieron por una travesura infantil. Brillante tu narrativa. Un cordial saludo.
ResponderEliminarQuizás el poder de Anselmo por ser el señor de los anillos de la boda era mucho mayor de lo que él pensaba y acabó induciendo al niño para que hiciera la trastada. Quién sabe.
EliminarUn saludo, Daniel Edgardo.
Si es que a veces los deseos se cumplen, en esta ocasión gracias al niño-urraca ladronzuelo de cosas que brillan.
ResponderEliminarUn divertido micro, Paloma. ¡Lo que da de sí el título de una peli!
Un beso, Paloma.
Sí, Isabel, los títulos de algunas películas se prestan a muchas interpretaciones y David nos ha dado la ocasión de comprobarlo.
EliminarUn beso grande.
Hola Kirke, has creado un micro salpicado de malicia y al mismo tiempo de inocencia, con el hermano que quería hacerle una broma pesada y ese niño inocente atraído por el brillo de los anillos. Un escenario que se visualiza con facilidad, y que resulta divertido a pesar de la gravedad del caso, bueno, al menos para los novios, ja, ja.
ResponderEliminarTe ha quedado muy graciosa la historia Paloma.
En situaciones serias como puede ser una boda, cualquier incidente puede revestir la gravedad que uno quiera darle, o bien mirarlo desde el punto de vista jocoso que para algunos puede ser positivo y sujeto a sus intereses, como le pasó a Anselmo.
EliminarGracias, Harolina, por tus palabras.
Un abrazo.
Hola Paloma, qué bueno el cuñaillo se salió con la suya. No he podido evitar ver la cara de Gollum, jeje. Muy divertido. Un besote.
ResponderEliminarYo también me he imaginado al niño con los ojos saltones de Gollum aunque con un poco más de pelo, porque si fuera como el personaje de Tolkien no creo que ninguna novia lo quisiera en su boda, ja, ja, ja.
EliminarUn beso grande, Eme.
Qué bien te salió la historia, Paloma. Me gusta el argumento y la astuta solución del final del micro. Me he divertido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa era la intención, Carmen, que al leer esta disparatada boda uno se divierta.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo.
Muy buen relato. Hay que tener cuidado con lo que se desea porque puede hacerse realidad. Saludos.
ResponderEliminarSí que hay que tener cuidado, pero a veces no es suficiente porque yo tengo mucho cuidado en desear con todas mis fuerzas que me toque la lotería y ni el reintegro me cae, se ve que no tengo el mismo poder que el padrino de esta boda.
EliminarUn abrazo, Ana.
¡Hola, Paloma! Ja, ja, ja... Vaya con el puñetero niño. Un micro muy divertido dentro de ese subgénero como son las historias sobre bodas que tienen ese noséqué que siempre te sacan una sonrisa. Leyéndote me acordé de una boda en la que en el momento en el que se colocaban los anillos todo quedó en silencio hasta que empezó a sonar un "clink, clink, clink" del anillo al caerse al suelo de piedra de la ermita. Muy logrado que en los diálogos hayas parodiado el clásico Mi tesoro de la peli. Fantástico micro. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, David, por tus palabras y por darme la oportunidad de recrear una historia así pensando en el título de una película.
EliminarYo sé de otra boda donde lo que se cayeron fueron las arras, no veas la que se formó porque cada moneda tiró para un lado, debajo de los bancos, detrás del altar... qué espectáculo. Menos mal que los novios se lo tomaron con humor y la cosa terminó con toda la iglesia partiéndose de risa, incluido el cura.
Me alegro de que te haya gustado este señor de los anillos tan ceremonial.
Un abrazo.
Un fantástico y divertido micro donde ese niño al coger los anillos quizás que no se celebrara la boda. Un abrazo.
ResponderEliminarYo creo que no, que el niño torpedeó la ceremonia y la boda se anuló. Son cosas que pasan, para mal de algunos y para deseo de otros.
EliminarUn abrazo, Mamen.
El niño no se llamaría Gòl.lum por casualidad, ja,ja,ja. Dicen que las urracas se comportan como cleptómanas de los objetos brillantes. Ese niño ya apunta maneras, je,je.
ResponderEliminarMuy buen micro con un final que nos deja en ascuas por saber cómo y cuándo se celebrará por fin ese enlace que ya empieza con mal pie.
Un beso.
Quien sabe, lo mismo en lo que se encargan nuevos anillos (o los recuperan del niño-urraca) la novia se lo piensa mejor y no se casa con el engreído de su novio. El destino nos da avisos de la manera más tonta (o ladrona).
EliminarGracias por tus palabras, Josep Mª. Un beso.
Un anillo para gobernarlos y encerrarlos en las tinieblas, o algo así, jajaja. Muy bueno, Paloma, ingenioso y lleno de rencor de barrio, de ese que es más humorístico que otra cosa. Con lo del niño me has matado, como fan de la saga me ha encantado el giro que toma la situación.
ResponderEliminarUn abrazo!
Reconozco que el niño-Gollum es algo raro, raro, raro, pero no sé, cuando me lo representaba se me aparecía con ojos azules saltones y rubio (aunque con un poco más de pelo porque si lo tuviera como el Gollum de Tolkien el cura le haría un exorcismo).
EliminarYo también soy fan de la saga, la cinematográfica y la literaria, y me lo he pasado pipa dándole esta vuelta de tuerca tan choni a la historia de Sauron.
Un abrazo.
Hola, Paloma. Me ha hecho reír esa obsesión del protagonista por impedir la boda. Se salió con la suya, aunque solo sea por un rato. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces el destino acude en nuestra ayuda de la manera más boba e inocente, o no tan inocente, porque el niño de las arras va camino de convertirse en un delincuente juvenil.
EliminarUn abrazo, Mirna.
Estuve barajando este título con el que al final he presentado: El señor de los anillos. Mejor así, porque si hubiera competido contigo hubiera salido perdiendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quería decir que he presentado Con la muerte en los talones.
EliminarMe habría encantado saber qué versión hacías tú de El Señor de los Anillos. Leeré esa muerte en los talones.
EliminarUn saludo.
Hola, Paloma. Me he imaginado la escena de la persecución del mocoso atravesando la iglesia y me ha hecho mucha gracia. Has recreado muy bien, y en pocas palabras, esa vida interior del protagonista ante los hechos que están apunto de consumarse. Me ha gustado tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carles.
EliminarEl pobre Anselmo llamó a la fortuna para que le librara del molesto cuñado a través del niño roba anillos. En fin, uno no sabe nunca cuándo ni cómo el destino decide que nuestros sueños se cumplan,
Gracias por la visita y el comentario.
Un abrazo.
Hola Paloma, un relato divertido e interesante, muy bueno. Salieron los "preciosos" como siempre a encandilar a los que los tuvieron cerca ;). Y hasta le cumplió el deseo al hermano, la boda no se celebró. ¡Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarEs verdad, el niñito ladrón la lio pero a base de bien.
EliminarMuchas gracias, Mery, por tus palabras.
Hola, Paloma. Me ha gustado cómo has sabido enlazar la peli con tu relato, loa anillos y el mocoso con que son suyos. Y, mira por dónde sus deseos se han cumplido. Ha sido un relato estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Isan, me alegro de que te haya gustado esta versión gamberra del señor de los anillos.
EliminarUn abrazo.
HOla Kirke, bien traído el titulo de la película a este relato, el poder de los anillos, y le enfebrecida obsesión de Smeagol por poseer el anillo de poder, jjaajaj, me lo imagino saliendo a la carrera entre los bancos de la iglesia, con los anillos en la mano, observando su tesoro. Un gran micro, me ha encantado. Saludos, un abrazo.
ResponderEliminarLos bancos de la iglesia, en esta versión rara de la obra de Tolkien y de la peli de Jackson, sustituyeron a las ciénagas de Mordor, pero el resultado fue muy parecido, un ser bajito corriendo con el/los anillos para quedárselos.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Kirke!
ResponderEliminarMuy bueno el guiño a la película y muy divertido tu micro. Sin duda, ciertos anillos te otorgan un gran poder (y, cómo no, una gran responsabilidad, ja, ja!) Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
Llevar algunos anillos, aunque no sean propios, puede conllevar responsabilidad y quebraderos de cabeza.
EliminarGracias, Javier.
Un saludo.