Y ESO ¿QUIÉN LO DICE?
En mi juventud siempre me ilusionaba la palabra “cita”, especialmente cuando iba precedida de la palabra “primera”. La primera cita siempre era esperanzadora, sobre todo si quedaba con un chico que me gustaba mucho; luego las siguientes citas ya eran otro cantar, pero esa es otra historia que ahora no viene al caso. Obviamente me estoy refiriendo al tipo de cita que el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define como “Reunión o encuentro entre dos o más personas, previamente acordado” (1).
Pero no solo me gustaban las citas con algún chico en concreto, también me ilusionaba reunirme con mis amigos: cuando teníamos una cita para acudir al cine, para ir de copas o para juntarnos simplemente y echar unas risas. Me encantaban las citas.
Lo digo en pasado porque ahora ¡las odio! Para ser exactos odio la palabra, y es que el DRAE también tiene otra definición para ese vocablo: “Nota de ley, doctrina, autoridad o cualquier otro texto que se alega para prueba de lo que se dice o refiere” (1). Ahora me pone de muy mal humor la palabra “cita” especialmente si viene seguida de la palabra “bibliográfica”.
En la anterior entrega comenté que sin una “p” significativa un investigador no tiene futuro. Bien, hoy añado que sin citas bibliográficas un investigador no tiene manera de defender su labor.
Cuando se escribe sobre un trabajo de investigación (aquí también se incluye una tesis doctoral) siempre hay que citar otros trabajos previos para sustentar y basar el propio. Cuando se explica una teoría, una hipótesis o unos resultados hay que relacionarlos con otras teorías, hipótesis o resultados ya publicados, de manera que leer un texto científico supone abarcar el trabajo de mucha gente, no solo de los que escriben ese artículo sino de los referentes que anteriormente trabajaron en el tema a tratar. En lenguaje llano sería: tengo razón porque esto ya lo dijo fulanito y menganito.
A mí, personalmente, esta fase de la escritura me resulta muy engorrosa. Poseo una memoria muy mala y aunque leo bastante tengo mucha dificultad para recordar los detalles, y aquí incluyo quién escribió qué en qué momento. Es decir, sé de algunos conceptos y de investigaciones realizadas con unos resultados interesantes, pero soy incapaz de recordar quién las hizo o dónde se publicaron. Por eso escribir la tesis (2) y hacer continua referencia a los autores que previamente hablaron sobre lo que yo cuento me resulta arduo y agotador. Odio las citas.
Además, a mí esta ley no escrita de dar credibilidad a un trabajo porque otro ya encontró algo parecido me parece que resta fuerza a la investigación y resulta paradójico con ese interés desmedido de las revistas científicas por publicar cosas “novedosas”. ¿Cómo puede ser algo novedoso si se tiene que fundamentar en que otro ya obtuvo un resultado parecido? Así no hay manera de descubrir nada.
Si a Colón se le hubiera aplicado la misma norma no habría descubierto América (3), o mejor dicho, no se lo habrían creído. Quizás Colón no sea el mejor ejemplo en este caso porque antes que él a ese continente llegaron otros navegantes (4), aunque no dejaron testimonio escrito y eso es muy importante, que conste.
Pensemos mejor en Vasco Núñez de Balboa (5), ese sí que descubrió algo: el océano Pacífico (6). Imaginad que de vuelta a España y cuando informa de su descubrimiento le preguntan qué otro europeo antes que él llegó allí, para corroborar lo que cuenta, y entonces Vasco dice que nadie, pero que él puede probar que ha llegado a ese lugar, y le contestan que como no tiene base bibliográfica ese descubrimiento no vale. Absurdo, ¿verdad?
Tengo una compañera que escribió un artículo con resultados muy innovadores y se lo rechazaron en varias revistas antes de conseguir publicarlo. Luego resultó ser un buen artículo y muy útil. Ella creía, y con razón, que ese rechazo previo era porque, al no haber ningún trabajo anterior que sustentara todo lo que ella había conseguido, sencillamente no se creían lo que ponía.
Otro motivo por el que detesto las citas bibliográficas es porque hay múltiples formatos para escribir una referencia (7). Todas las maneras vienen a decir lo mismo: quiénes son los autores, cómo se llama el artículo y dónde y cuándo se ha publicado. Sin embargo estos datos pueden ponerse de muchas formas; una forma que no elige quien pone la cita sino quien tiene el poder de decidir si eso se publica o no, es decir, mis amigos los editores de revistas.
Pongamos que hay que citar un artículo que se titula “Doctoranda al borde de un ataque de nervios”, que la revista donde está publicado se llama “Leer, el remedio del alma” en enero de 2017, que ocupa las páginas 25-26 del volumen 1 de la revista y que la autora se llama María Kirke Libris. Con estos datos la forma de citar puede ser:
Libris MK. (2017) Doctoranda al borde de un ataque de nervios. Leer, el remedio del alma; 1: 25-26.
Libris, M.K. (2017) Doctoranda al borde de un ataque de nervios. Leer Rem Al; 1: 25-26.
LIBRIS, M.K. Doctoranda al borde de un ataque de nervios. Leer. Rem. Al. 2017; 1: 25-26.
Libris, MK. 2017. Doctoranda al borde de un ataque de nervios. Leer, el remedio del alma; 1: 25-6.
Hay muchas más combinaciones, porque la separación entre el volumen de la revista y las páginas puede ser con una coma en lugar de dos puntos, o la abreviatura de la revista puede tener un punto o no, o el nombre de la revista puede ponerse en negrita, etc. Y esto es solo para los artículos, cuando hay que citar un libro u otro tipo de publicación hay normas también distintas. Es un auténtico follón.
La cosa se complica en el caso de los autores españoles porque aquí tenemos dos apellidos, pero allende los Pirineos solo se tiene en cuenta uno, así que algunos autores patrios optan por unir sus dos apellidos con un guion. Otros nos hemos rendido a la evidencia extranjera y solo ponemos nuestro primer apellido; este caso se suele hacer cuando el apellido en cuestión no es muy corriente. El mío es Celada, por lo que aparezco por los índices de autores como “Celada, P”. Creí que no habría más autores con esas señas, pero me equivoqué. Por ahí hay algún autor (o alguna, que no he averiguado si es hombre o mujer) que también publica como “Celada, P.” Esto podría dar lugar a confusión pero en mi caso no es así porque ese (esa) otro que escribe firmando así lo hace sobre artículos de matemáticas y dada mi ineptitud con esa materia ya os digo que yo no soy esa (8).
Supongo que a estas alturas os estaréis preguntando qué significan esos números que aparecen entre el texto. Son, queridos lectores, las referencias bibliográficas de lo que estoy escribiendo, esas citas las encontraréis más abajo en el apartado de “Bibliografía”; yo cuando me sumerjo en un tema lo hago con todas las consecuencias. Pido disculpas si esto os ha hecho más incómoda la lectura pero que sepáis que en un artículo científico veríais muchas más. Yo me he llegado a encontrar en una frase más números de citas que palabras para describir algo.
Por todas estas cosas no me gustan las referencias bibliográficas, es un auténtico martirio para mí. Pero escribir es un ocio laborioso (9) y ya lo avisó un escritor (ahora mismo no recuerdo su nombre y no lo puedo poner en la bibliografía):
“Los libros siempre hablan de otros libros y cada historia cuenta una historia que ya se ha contado”. Fin de la cita.
Bibliografía (*)
1. Real Academia Española. 2014 Diccionario de la lengua española. 23 Ed. Madrid, pp. 544.
2. Celada, P. 2017 Tesis en proceso de escritura. UCM. Madrid; pp. aún sin determinar.
3. Díaz-Trechuelo L. 2006 Cristóbal Colón en su V centenario. Editorial Palabra. 2ª Ed.
4. Fernández Herrero, B. 1992 La utopía de América: teoría, leyes, experimentos. Anthropos Editorial. pp. 48.
5. Asenjo-García, F. 1991 Vasco Núñez de Balboa: El descubrimiento del Mar del Sur. Madrid: Sílex Ediciones.
6. Rubio A. 1965 La ruta de Balboa y el descubrimiento del Océano Pacífico. Instituto Panamericano de Geografía e Historia.
7. Principales estilos de citas bibliográficas. 2012 http://www.infobiblio.es/principales-estilos-de-citas-bibliograficas/
8. Mari Trini. 1971 Yo no soy esa. Álbum Escúchame.
9. Von Goethe, JW. 1811 Poesía y verdad.
(*) He puesto la bibliografía con el formato que me ha dado la gana, ya que yo soy mi propia editora. Para una vez que puedo me he dado el gusto.
¡¡¡Genial post!!! Tienes toda la razón del mundo explicando lo contradictorio que resulta que algo esté probado y, a la vez, sea innovador. Pero si la ciencia funciona así, querida amiga, a sus principios debemos sujetarnos.
ResponderEliminarYo, cuando he visto los numeritos (y no es por dármelas de lista) ya imaginé que nos ibas a llevar a las citas, y desde luego, son un engorro en cualquier clase de lectura. En el ámbito del Derecho también abundan mucho pero a mí, como a ti, siempre me gustaron más las otras citas ;-)
pincha aquí, que esto es para ti
¡Ánimo! tú puedes con las 'pes', las citas, y todo lo demás.
Un besazo enorme
Evidentemente yo me tengo que plegar a las normas establecidas, antes que yo nadie se ha rebelado y por tanto no tengo sustentación para justificar que no se cite a nadie en un trabajo de investigación ;)
EliminarTendré que seguir sufriendo en silencio (o a través de este blog) el martirio de las citas bibliográficas.
Muchas gracias por tu constante apoyo y por esa imagen superchula y motivadora.
Un beso muy grande.
Jajaja, qué bueno y estoy muy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarA las personas que antiguamente descubrían algo(penicilina, el océano Pacífico o el radio) no les pedían referencias de otros descubridores, ahí has dado de lleno.
Un besito y ánimo, yo también me quedo con las citas de juventud, amigos, chicos y esas cosas.
Gracias a que a esas personas a las que aludes no tuvieron que basar su trabajo en otros previos hoy podemos combatir las enfermedades infecciosas con antibióticos o conocer parajes espléndidos.
EliminarMuchas gracias por la visita, Gema.
Un beso grande.
Es verdad que es un jaleo lo de las citas bibliográficas. En algunos artículos (y en los temas de Filosofía) de mi blog las he puesto para parecer rigurosa y nunca me quedo con la sensación de si lo he hecho bien o no. Busco siempre en qué orden se coloca todo porque de una vez para otra no me acuerdo. Y encuentro, normalmente, modos distintos, lo que contribuye, por tanto, a que no se me quede cómo se hace. Un rollo.
ResponderEliminarMuy entretenido tu diario de Doctoranda. Lo leo con ganas y me gusta.
Un beso, Kirke.
Puedo entender que haya que citar determinados trabajos, pero lo que no comprendo es por qué no hay una única norma para hacerlo. Tantos formatos, que al final vienen a informar de lo mismo, no hacen más que dificultar la tarea y convertirla en algo desagradable.
EliminarMe alegra y me anima mucho que te guste este diario, de verdad.
Un beso enorme, Ángeles.
A mi tampoco me gustan las citas, son un engorro cuando has hecho alguna y si no lo anotas en ese momento no la puedes encontrar. Yo comencé a hacer citas de libros y si no apunto la pagina donde la le leído me vuelvo loca buscando. Pero como dice Marigem, ¡tu puedes con todo! Un abrazo
ResponderEliminarEsa es la clave, Mamen, apuntar, en el momento en que se lee algo interesante, el lugar donde lo estás leyendo porque luego no se encuentra y es desesperante.
EliminarNo sé si podré con todo, a medida que se acerca la fecha límite me voy agobiando más, pero vuestros comentarios me animan muchísimo, sois un encanto.
Un besote.
Comparto con vos. Yo soy horrible para las citas. No leo para memorizar, no marco libro, no hago apuntes. Así que me es imposible citar a alguien.
ResponderEliminarPero si te lo exigen, pues, tendrás que citar.
Saludos.
Tener que apuntar todo lo que vas leyendo hace la lectura muy lenta y poco agradable, al menos para mí. Pero tú lo has dicho, es una exigencia y la tengo que acatar.
EliminarUn saludo, Raúl.
Jajaja. Ironía fina la tuya. Ese es uno de los engorros de publicar. Ciertamente, los humanos solemos llevar las cosas a extremos, a veces por exceso y otras por defecto. A mi hija menor le suspendieron un trabajo por no incluir suficientes citas bibliográficas.
ResponderEliminarEs lógico que cuando un investigador decide dirigir sus esfuerzos hacia una temática determinada, sea imperativo que ante todo se cerciore, buscando en la bibliografía, hasta dónde han llegado sus predecesores para no caer en redundancias y repeticiones absurdas e inútiles que nada aportan y que de ahí arranque su nuevo enfoque o dirección a seguir, pero otra cosa es lo que tu comentas. A veces nos perdemos en formalismos.
Pero no me negarás que queda muy chulo un texto repleto de numeritos entre paréntesis. Y si lo aderezas todo con una buena dosis de siglas, ya queda fetén, jeje
Un abrazo.
No me referí en la entrada a que también hay diferentes formas de poner esos numeritos de las citas. Pueden ir entre corchetes, entre paréntesis, en superíndice o con el nombre del primer autor y el año de la publicación. Manda narices la cantidad de formatos que hay y el tiempo que se pierde en adaptar un texto a una normativa concreta.
EliminarSí que queda chulo el texto una vez que lo terminas, es como que le da empaque tanto número, jajaja.
Pero ¿sabes lo que realmente es fetén? Cuando te citan a ti. No me ocurre con frecuencia, pero alguna de mis publicaciones sí que ha sido citada por ahí y reconozco que me mola. Algo bueno debía de tener eso de citar.
Un abrazo.
He escrito pocos trabajo en mi vida en los que se requiriera citar bibliografía. Y, desde luego, nunca para publicar. Pero en todos los casos, lo peor para mí ha sido la p*** Bibliografía. Nunca me aclaro con la manera correcta de citarla y ahora encima, todo se complica con la Webgrafía.
ResponderEliminarEn fin, gajes de todo el que publica, y no solo científicos porque anda que los historiadores...
Un beso, amiga y adelante, que todo se acaba y, al final, llega la recompensa.
Un beso.
Lo de citar es obligatorio para todo tipo de publicaciones que se basen en la investigación, sea esta la que sea. Y sí que es un engorro. Pero como ya he comentado es obligatorio y hay que aceptarlo.
EliminarYo, al menos, tengo este blog para desahogarme y a vosotros para que aguantéis mis quejas con fortaleza espartana (algún día escribiré sobre vuestra paciencia).
Muchas gracias por la comprensión y el aguante.
Un beso, Rosa.
Estoy contigo Paloma que puestos a preferir las citas sin bibliografía. Son un auténtico engorro y por mucho que se supone que están unificadas y que todos tenemos que citar de una manera determinada la realidad es la que tú cuentas, que depende de cada revista y de cada editor y se acaba convirtiendo en un dolor de cabeza añadido y encima ahora es un tema muy pero que muy importante citar bien para que no te acusen de plagios.
ResponderEliminarEn el caso de los artículos científicos entiendo esa dificultad añadida de los "artículos pioneros", por definición si son pioneros es que no se han hecho antes y por tanto es difícil citar y que una revista que quiera ser puntera tendrá que arriesgar pero veo que en las editoriales también se es novedoso a veces solo de boquilla o en su caso de letrilla.
Feliz fin de semana doctoranda.
Es una paradoja eso de ser novedoso y a la vez tener precedentes que avalen un trabajo, pero es lo que hay. La investigación, como casi todo en la vida, es cuestión de dar pasitos cortos, es decir, alguien hace algo sobre un tema y otro hace un poquito más (pero poco) sobre ese tema, de manera que se sustenta en lo del primero pero con un añadido en el que radica "la novedad".
EliminarEs complicado y muy laborioso todo esto, aunque yo sigo pensando que esta manera frena mucho el avance.
Gracias por tus palabras, Conxita, el finde ya llega a su fin y me lo he pasado trabajando así que no ha sido muy divertido, pero el tiempo apremia y a mí me va a pillar el toro (el de la tesis doctora, aggg).
Un besote muy grande, guapa.
Vaya si es complicado las citas bibliográficas, uf, pero entiendo después de leer tú Diario, que me gusta mucho,que son necesarias aún engorrosas y trabajosas para cualquier tesis doctoral en este caso o trabajo para una revista o editorial, en fin paciencia, seguro que gracias a esas citas bibliográficas va a ser una gran tesis doctoral ya lo veras, por eso te animo y aconsejo si me lo permites que te tomes las citas como algo a añadir a la recompensa después my positiva, todo trabajo es así de modo que aunque con citas mucho ánimo.
ResponderEliminarAh y a mi me gustan por supuesto las citas con amigos, eso si, hay veces que si quedo con amigos fumadores, y me toca estar afuera d euna cafetería en invierno sobre todo, ya no me molan tanto jeje. un beso. TERE.
Esas citas con amigos sí que molan aunque en algunos casos conlleven ciertos inconvenientes como el de pasar frío para que algunos puedan fumar. Si quieres te puedo pasar unos cuantos artículos (con muchas citas) donde se habla de lo malo que es fumar, es para que se los des a tus amigos; así ellos mejoran su salud y tú no pasas frío, jajaja.
EliminarUn besote, Tere, me alegra mucho saber que te gusta este diario/terapia.
es fuera lo se, pero se me colo sin querer la A agrr
ResponderEliminarTranquila, a estas alturas ya tenemos asumido las jugarretas de los teclados.
EliminarJa, ja..., Paloma, disfruto leyendo tus cuotas de investigadora doctoranda. Estoy contigo en todo lo que dices es cierto que no hay un acuerdo absoluto en la manera de citar pues unos lo hacen así y otros asalto.
ResponderEliminarRecuerdo que haciendo la tesis -ya ha llovido de ello- la profesora que me la dirigía en una de la reuniónes en las que yo !e mostraba mis avances, al leer ya no sé qué me dijo algo así: 'Y esto, ¿quién lo dice?'. Anda, la pera, pensé para mí, vaya pregunta más estúpida, y le contesté "Yo, naturalmente". Pero no se quedó convencida, se ve que hay que tener años para ser creíble. Veo que con el cambio de siglo no ha cambiado el talante de los examinadores o/y enjuiciadores.
Ánimo, Kirke, que cada vez te queda menos para llegar a la meta. Besos
El corrector automático hace de las suyas como siempre: 'cuitas' (no cuotas), 'asao' (no asalto)
EliminarPara contestar como lo hiciste tú con tu profesora hay que haber sido citado muuuuchas veces, si eres un novato no vale, jajaja.
EliminarY esto que te cuento, aunque parezca una broma, es una verdad como un templo. Si un investigador, con muchos trabajos a sus espaldas, dice una barbaridad, como tiene "pedigrí" se la pasan (hasta cierto punto, claro, todo depende del grado de barbaridad). Pero los que no tenemos un historial debemos justificar hasta el más mínimo movimiento en el laboratorio (e incluso fuera de él).
Ya queda menos, sí, Juan Carlos, y eso no sé si es bueno porque voy muy retrasada y el tiempo se me echa encima inexorablemente, algo que me tiene con un ataque de nervios (ya no estoy al borde, sino atacada completamente).
Un beso y gracias por tus ánimos.
Tesis doctoral no he hecho ninguna, artículos científicos menos aún. Pero si he hecho multitud de trabajos en la universidad y te entiendo perfectamente. Y jamás me había fijado en las múltiples maneras de poner los datos, los míos los puse como me saliera del cuerpo en el momento de escribirlos, jeje. Ánimo y no desesperes,Celada, P. Besos
ResponderEliminarCreo que si al menos hubiera una única manera de citar, lo de la bibliografía sería más llevadero. Encima yo tengo muy mala memoria y se me olvidan los diferentes formatos, por lo que tengo que estar consultando constantemente cómo se hace, algo que me resta mucho tiempo; un tiempo que cada vez es más escaso.
EliminarMuchas gracias, Marina, por tus palabras de aliento.
Un beso.
Las citas celebres de algunos autores son las que conozco yo y aún así, me doy cuenta que para reflexionar y escribir sobre según que cosas, no hace falta citar a nadie, pues uno considera que también tiene frases memorables e ideas personales que no dijo nadie todavía, y que si lo hubiera hecho lo desconoce.
ResponderEliminarCreo que la originalidad de una investigación es apoyarse en escalones que pusieron otros y añadir algunos nuevos y no restar nunca méritos a los que pusieron las bases. Pero nuestros logros son propios y que para fundar criterios personales no hay que nombrar a los "Padres fundadores" ni remontarse a los libros sagrados de lo primigenio.
Besos y ¡A por ellos Doctoranda!
Tienes muchas razón en eso que comentas de remontarse a los padres fundadores. La obsesión por corroborar lo hecho puede llegar a hacer muy engorrosa una lectura si se abusa de tanta cita, aunque algunas revistas gustan de esto.
EliminarLa bibliografía tiene su fundamento pero en el equilibrio está la virtud.
Gracias por esos ánimos. Un beso.
Creo que yo también me quedo con la primera acepción de la palabra "cita"... ¡madre mía, qué follón con las citas bibliográficas! Aunque el tema en sí para tomárselo en serio y tener que dominarlo es una lata, reconozco que me ha encantado tu post y que he aprendido mucho. Y estoy totalmente de acuerdo contigo: ¿cómo se va a innovar si todo lo que uno argumenta ya tiene que haberlo dicho antes otro? En fín, que me alegro mucho de no tener que usar citas bibliográficas en plan "profesional" y también de hacer leído esta entrada. Compruebo que no solo me conservas tu maravilloso sentido del humor, sino que eres capaz de enseñarnos cosas complicadas con gracia y "salero" :)
ResponderEliminar¡Un beso enorme, Paloma, y feliz martes!
Ay, ¡¡qué alegría leerte por estos pagos, Julia!! ¿Ya te has incorporado a la blogosfera? Ando algo desconectada últimamente y no estoy al día de todas las publicaciones amigas, pues la puñetera tesis absorbe todo mi tiempo y también mis energías. Pero de vez en cuando me escapo del deber y me doy el gustazo de leeros, con suerte mañana podré pasearme por vuestras casas y la tuya será de las primeras.
EliminarGracias por tan amables palabras.
Un beso.
No podría estar más de acuerdo con lo que has expuesto de manera tan simpática y didáctica, Kirke. Al final, tanto remilgo en el mundo académico para encontrarnos en las redes y los medios a cada paso con citas dudosas que se le adscriben a afamados autores, como el caso de Borges y Shakespeare, por darte ejemplos que me he encontrado recientemente, que cualquiera que los haya leído seriamente se da cuenta de que jamás podrían ser de su autoría. Pero no pasa nada: si la firma está impresa al pie de la cita, todos creen más en la fuerza de eso que en las pruebas empíricas. Un placer leer tus doctas reflexiones de vuelta de mis vacaciones ;)!
ResponderEliminarUn beso.
Fer
El poco rigor a la hora de citar también sería motivo de debate. En la red hay mucha información falsa que se da por buena solo porque aparece en una web. Se supone que en las publicaciones "serias" eso no se da pero yo no pondría la mano en el fuego.
EliminarEspero que esas vacaciones hayan sido relajantes y que hayas recargado pilas para escribir bonitos relatos; se te echaba de menos.
Un besote.
Punzante entrada. En realidad las citas sirven para dos cosas; 1. Darse importancia, es decir, demostrar que sabes un huevo y 2. Buscar cómplices, aunque no se sepa qué relaciona la cita con el propio texto. Para los textos científicos, dudo mucho de su utilidad. No creo que Einstein insertara citas en sus artículos sobre la relatividad. En todo caso incorporaría el razonamiento, de Newton por ejemplo, para rebatirlo. Pero jamás una cita con comillas y referencia bibliográfica. Para los textos literarios o filosóficos su incorporación creo que responde a lo que comenté al principio. Parece que si incorporas una cita tu relato será mejor o, al menos, el lector al leer la cita pensará "este tío sabe de lo que habla", cuando a lo mejor ha sido la primera que ha encontrado en cualquier portal de citas que hay en la Red.
ResponderEliminarEn fin, así somos. Nos gusta dárnoslas de intelectuales. Otra variante son las citas falsas. En esto, Einstein es el rey. ¿Cuántas frases tipo New Age se le han asignado? O a Groucho Marx y su tan famoso, como falso, "perdone que no me levante". Es buscar referentes, intentar, a través de la cita de autodotarse de "Autoritas" en los argumentos que defiende quien las utiliza.
Como dices, una idea potente, innovadora, tiene sentido por sí misma.
Estupenda entrada!
Yo tampoco creo que Einstein citara a nadie en sus artículos porque entonces lo tendría complicado, antes que él nadie hablaba de la dualidad de la luz y cosas así.
EliminarRespecto a citar al primero que se encuentra uno puede ser peligroso, seguramente pase en muchos casos pero algunos revisores de artículos se leen las citas (o las conocen) porque a mí me han pedido corregir alguna porque no se ajustaba exactamente a lo que ponía en el texto. En eso de citar hay que andarse con un cuidado...
Yo creo que si un experimento está bien realizado y se demuestra que es reproducible (una condición obligatoria para que sea válido) eso ya es suficiente para darle validez, independientemente de si alguien antes ha hecho algo parecido.
Como le comentaba a Fer, poner en boca de personajes famosos frases que nunca dijeron también daría mucho sobre lo que debatir. Especialmente en internet circula mucha información falsa que hay que contrastar antes de darla por válida.
Me alegra saber que esta publicación ha sido de tu agrado. Bienvenido.
Un saludo.
Muy divertida tu entrada sobre las citas, en todos los sentidos de la palabra como te has encargado de dejar claro. para no gustarte las citas no se te dan nada mal, al menos las citas literarias, sobre otro tipo de citas no tengo elementos para opinar. Ánimo que tu puedes!
ResponderEliminarCon "todas" las citas me defiendo como buenamente puedo, pero prefiero las citas de quedar antes que las bibliográficas. En cuanto a citar textualmente lo que algún autor dejó escrito también me gusta mucho, de hecho tengo un cuaderno donde anoto frases que me llaman la atención cuando leo.
EliminarEntre tú y yo, la cita que pongo al final de la entrada sí sé de quién es: Umberto Eco (me permití una licencia literaria y 'mentí' al decir que no sabía quién era el autor).
Gracias por los ánimos, Jorge.
Un abrazo.
ajajajajajaja si todas las citas bibliográficas de la tesis de pudieran cambiar x el otro tipo de citas. ...más felices seríamos escribiendo tesis o artículos. Y si a5 eso añades las posiciones en las que pueden ir (que esto ya parece un kamasutra de citas) pues ya ni te cuento. ...todos pletóricos ��������
ResponderEliminarPero noooo! Triste realidad, tan triste como no poder justificar que lo tuyo sea novedoso y muy bueno xq no lo ha hecho nadie más, en fin! Así las cosas en la investigación. Ánimo y no dejes de deleitarnos con estas entradas.
Besos
Laura González
No sé yo si seríamos capaces de soportar tanta cita en el caso de que las que aparecen en la bibliografía fueran de "las otras". Es más, ¿te imaginas quedar con alguno de los señores (y señoras, que alguna hay) que citamos? Nos preguntarían cosas sobre su trabajo, seguro. Yo casi prefiero dejarlo como está, jajaja.
EliminarTú también sabes mucho de lo que se padece cuando de citar se trata, y lo que cuesta publicar. Pero es lo que hay y tenemos que resignarnos a nuestro destino: el del investigador.
Me alegra saber que te gusta este diario y mucho más leerte por aquí.
Un besote.