Esta es la
segunda publicación que dedico a los libros que, por un motivo u otro, he
abandonado. Como aviso a navegantes, y por si a alguien le puede servir de
ayuda, expongo aquí las razones que me llevaron a dejar la lectura de algunas
novelas.
Vaya por delante
que todas las opiniones que aquí vierto, además de ser muy personales y sujetas
a los gustos de una servidora, se basan en una lectura inconclusa por lo que
cabe la posibilidad de que lo que a mí no me gustó pudiera corregirse al final
pero que, al no terminar la novela en cuestión, no he podido
comprobar.
“La ciudad de la lluvia” – Alfonso del Río
“En el Bilbao
de principios de los años ochenta, tres misteriosas muertes unirán los destinos
de varios personajes sin conexión aparente. Alain Lara, un joven y prometedor
jugador del Athletic, descubre una vieja fotografía en la
que reconoce a su abuelo, junto a un famoso empresario bilbaíno. La repentina
desaparición de ambos, junto con otros sucesos, lo llevará a una investigación
que se remontará a un pasado oculto.”
Esta es la
sinopsis abreviada de la novela. La historia comienza en 1970 en Bilbao con un
abogado amenazado. Luego hay un salto al París de 1939 donde aparece un
ingeniero y un hombre que está buscando a un topo en el bando nazi, después nos
vamos a Valencia y a Bilbao otra vez pero ya en 1983... a esas alturas yo ya
estaba algo mareada con tanto ir y venir; y sin enterarme de nada.
Ante esta
desorientación, por tanto viaje en el tiempo, y ante el exhaustivo detalle con
que se cuentan cosas que a mí no me resultaron demasiado interesantes, como en
qué consiste la “fascinante” vida de un abogado junior o los avatares de una
inminente estrella del fútbol, yo me desinflé. No conseguía entrar en la
historia. Pero lo que me decidió a abandonar fueron algunos fallos gramaticales
que denotaban, además de cierta dejadez en la supervisión del trabajo final,
una calidad narrativa muy mala.
“Las hijas del agua” – Sandra Barneda
Una hermandad
secreta de mujeres, una joven elegida para proteger un legado escrito en el
agua, y la ciudad de Venecia en el siglo XVIII. Estos son los elementos de lo que
yo creía una historia interesante. Además, pillé el libro recién llegada de mi
visita a Venecia, una ciudad que me hechizó y que aún me tiene encandilada.
Dispuesta a
recorrer de nuevo esa localidad maravillosa, esta vez leyendo, me sumergí en la
lectura de la novela para casi morir de un ataque de hiperglucemia en el
intento.
Al principio,
las descripciones de la ciudad de los canales son muy buenas y aquello me animó
muchísimo. Por desgracia eso fue lo único bueno de todo el libro (o de lo que llegué a leer, la mitad más o menos).
La historia es
insulsa, los personajes planos y simplones (el malo es malísimo y el bueno lo
es tanto que es medio tonto), los diálogos son puro artificio empalagoso propio
de un telefilm de sobremesa dominguera. La ñoñería es tanta que hubo momentos
en los que creí que necesitaría un chute de insulina para combatir los niveles
elevados de glucosa.
“La maldición de la casa grande” – Juan
Ramón Lucas
“Esta es la
historia de Miguel Zapata Sáez, Tío Lobo, un modesto ganadero que a finales del
siglo XIX supo sacar provecho de la incipiente industria de la minería en la
sierra de La Unión (Murcia) y, a partir de una pequeña venta creada para dar
servicio a los trabajadores, edificó un auténtico imperio.”
Según la
sinopsis, y basada en hechos reales, la novela nos cuenta el ascenso de un
humilde ganadero que se hizo un empresario. Para empezar no se especifica en
qué año transcurre la historia, tan solo un vago “en el año del cólera que
cerró Cartagena” algo que a mí me dio muy poca información, no sé si por no ser
murciana o por ser una ignorante (seguramente que por las dos cosas).
Esta novela en
realidad la terminé (más o menos), aunque hice trampas porque me salté
bastantes páginas ya que la lectura fue insufrible. Si intenté acabar (más o
menos) fue por esa maldición que planea en la historia; me tenía intrigada
pero, al final, resultó ser una tomadura de pelo en toda regla. A modo de
señuelo se avanzan algunas cosas que van a ocurrir más adelante pero que luego
decepcionan mucho, además de descolocar y desordenar la lectura. Mucho ruido y
pocas nueces.
Los diálogos
son impostados y poco verosímiles. Que la hija de un minero diga cosas como
“Buenas tardes, caballero. Veo que tiene usted interés en que nos encontremos y
he de confesarle que no me resulta ingrato…” me descolocó más que los
desplazamientos temporales de la historia.
Hay mucha
digresión sobre la vida minera y sus penalidades, pero historia argumental
poca. Un argumento muy flojo que se pretende esconder tras una intriga que no
es realmente tal y que defrauda mucho.
“Laín, el bastardo” – Francisco Narla
El protagonista
de esta novela ambientada en el siglo XIII es hijo bastardo de un señor feudal
gallego y de una cocinera del castillo del noble. Cuando el padre se va a las
Cruzadas, el amparo que hasta entonces ha recibido de su progenitor desaparece
y la esposa y el hijo legítimo le hacen la vida imposible al bastardo. Es
entonces cuando decide huir y vive diferentes aventuras.
Esto último me
lo imagino porque yo no conseguí llegar a tanto. Son muchos los rodeos y las
vueltas que dan diferentes personajes, pero la historia avanza a paso de
tortuga y me cansé. Puede que el ritmo hubiera sido algo más ágil si al autor
no le gustara tanto detenerse en detalles sobre la fauna de los bosques, pues
describe con exasperante minuciosidad todo bicho que pulula por ese tipo de hábitat,
hasta el punto de que una servidora llegó a creer que estaba ante una versión
escrita de un documental de Félix Rodríguez de la Fuente.
Por otro lado
me llamó mucho la atención que, viviendo en la península ibérica, el señor
feudal se vaya tan lejos para luchar contra el infiel. Si de defender la
religión cristiana se trata con bajarse al sur (a Al-Ándalus) hubiera tenido
enemigos a los que enfrentarse sin necesidad de irse hasta Tierra Santa. Es
cierto que hubo caballeros hispanos que lucharon en las cruzadas pero la
mayoría se quedaron en la que tenían más cerca y al lado de casa, para mí
contar esto sería lo más lógico y lo más propio, aunque está claro que irse a
Jerusalén o a Antioquía es mucho más “cool” que irse a Jaén o a Granada, dónde va
a parar.
Una novela
llena de personajes, con muchas historias suplementarias que no dejan de ser
paja y que intentan esconder un argumento central muy pobre y muy lento.
“El club de los filósofos asesinos” – Julio
Murillo
A Henry le han
despedido, su mujer le traiciona y su madre se muere. Las cosas le van tan mal
que se lía la manta a la cabeza y decide vengarse a tiro limpio de quienes le
han desalojado de su paraíso personal. Al mismo tiempo un hombre aparece muerto
en un hotel con una nota firmada muy enigmática.
En principio la
novela prometía, pero solo al principio. Porque esta también tiene mucho
relleno innecesario. Si en la anterior me quejaba de descripciones abusivas
sobre animales, en esta de lo que se abusa es de datos sobre música y bandas
sonoras. Y ante este afán desmedido de algunos escritores por dar la brasa con
algunos temas, yo me pregunto: ¿tan difícil es escribir una novela sin
saturarla con detalles que no vienen a cuento? ¿qué problema hay con ir al
grano?
Además de
divagar, la novela tiene errores de bulto, como diálogos poco convincentes en
los que se quieren explicar cosas que no tienen cabida en una conversación. Y
en estos casos yo me vuelvo a hacer otra pregunta: ¿qué problema hay en que sea
el narrador quien nos facilite la información?
La historia no
me enganchaba, a pesar de las premisas, y lo dejé.
“Elogio de la madrastra” – Mario Vargas
Llosa
Esta mini
novela de Vargas Llosa la tenía guardada desde hacía tiempo. Se la clasifica
como novela erótica y tenía curiosidad por leer este género de la mano del gran
escritor peruano.
Entiendo que el
término “erótico” es algo difuso y va en gustos, pero en esta novela, el erotismo
está en su versión más suave. Puede que esta suavidad se deba a que el motivo
de las elucubraciones lúbricas de la madrastra son los “arrumacos” que le
proporciona su hijastro que es un tierno niño de pocos años. Precisamente la
poca edad de uno de los participantes en los juegos eróticos fue lo que a mí me
desconectó de la historia; me chirriaba mucho y no conseguí “ponerme” a tono
con lo que se contaba ya que no entiendo cómo un niño pequeño puede excitar, no
ya a mí (que no me estimula nada de nada) sino a nadie.
Y hasta aquí mi
lista de abandonos. Solo, y para terminar, incidir que todo esto son opiniones
muy particulares que, evidentemente, no coincidirán con las de otros lectores,
pero quiero seguir siendo honesta conmigo misma y con quienes por aquí me leen.
Cuando un libro me gusta no tengo inconveniente en expresarlo, pero cuando no
me gusta creo que es obligado compartirlo también.
Ee muy de agraceder que alguien se dedique a despotricar de algunas novelas que no ha podido aguantar. Tomo nota de tus opiniones negativas, pues con el tiempo que hace que te sigo he podido comprobar que coincidimos en gustos y disgustos, y sobre todo tenemos en común que aborrecemos la paja, no en el establo, donde debe estar, sino en los libros.
ResponderEliminarLa primera novela de tu lista la leí no hace mucho y porque mi mujer dijo que "estaba bien". Si no la abandoné (tentado estuve en varias ocasiones) fue porque me empeñé en conocer el desenlace y comprobar hasta qué punto mi mujer tenía razón. Hasta bien pasada la primera mitad de la novela, la cosa no emipeza a mejorar. Me resultó muy engorroso y aburrido tanto hablar de futbol, de los partidos y jugadas maestras del joven protagonista (me recordaba la seie japonesa de animación Oliver y Benji), y luego las entrevistas, comentarios y discusiones sobre la banca y demás negocios familiares, que exceden lo necesario para entender el contexto y que están ahí más como puro relleno. Este es uno de los muchos ejemplos de cómo una obra medianamente aceptable puede convertirse en un peñazo por el exceso de relleno y que bien podría resumirse en bastantes menos páginas. Hay que ver cómo una sinopsis puede llevarnos al engaño.
Un beso.
Hola, Josep Mª.
EliminarSi en una novela hay que "tragarse" más de dos tercios de ella para llegar a las últimas cincuenta páginas donde la cosa se pone interesante es que la trama es débil y se rellena con datos innecesarios. A mí este tipo de libros no me gustan, no tengo paciencia. Puede que el haber escrito artículos científicos donde hay que resumir la información hasta límites extremos me haya deformado la capacidad de apreciar ciertos textos, no lo niego, pero si hay algo que me desespera es leer cosas que aportan poco a la trama. Si, encima, esas cosas no me resultan interesantes, como los entresijos de la profesión de abogado o de futbolista, pues apaga y vámonos.
Yo también compruebo que tenemos ideas muy parecidas a la hora de valorar un libro. Me alegro (ya me siento menos un bicho raro).
Un beso grande.
De todos los que mencionas, solo he leído "La ciudad de la lluvia" y he de decir que me gustó bastante. Lo empecé una noche de fin de semana y cuando me di cuenta eran las tres de la mañana y había leído ciento cincuenta páginas. La historia del abogado, me gustó y me resultó muy interesante; la del futbolista, también, aunque he de confesar que me salté alguna escena en que se describían jugadas de fútbol que ni entiendo ni me interesan, pero tampoco recuerdo que fueran muchas y no aportaban nada a la trama. Toda la parte de Berlín en 1941 con nazis por medio también me gustó.
ResponderEliminarLo de los saltos en el tiempo es algo a lo que estoy acostumbrada. Hace mucho que leo libros así construidos y me gusta dejar que las piezas vayan encajando. Para mí es un aliciente añadido en cualquier historia. Esta, además, creo que es original y está muy bien diseñada.
Respecto a los fallos gramaticales, no recuero haber visto ninguno remarcable, aunque bien puede ser que yo sea menos exigente que tú o que absorbida por la trama no me haya fijado. Lo que sí recuerdo es que está muy bien ambientada y muy bien descritos los ambientes (con las inundaciones de Bilbao, llegue a sentirme los pies mojados 😂
Del resto no puedo decir nada, no he leído ninguna y solo conocía de nombre la de Vargas Llosa.
Un beso.
Hola, Rosa.
EliminarDe los errores gramaticales recuerdo uno especialmente porque lo comenté con unos compañeros y surgió controversia. Había una expresión donde se decía "Ya sé que no te importa una mierda". A mi modo de ver, eso está mal expresado y sobra el "no". O le importa una mierda o no le importa (a secas), si no le importa una mierda es que le importa. Menudo trabalenguas. Aunque ya te digo que suscitó polémica en una conversación cuando lo comenté, yo sigo en mis trece, eso está mal expresado. Hubo otras cosas de ese estilo pero ya no me acuerdo, tendría que ir al fichero y repasar las notas.
Lo del fútbol, lo de los abogados, y otras cosas así no me resultaron atractivas ni interesantes y no tuve paciencia, lo dejé. Sé que hay muy buenas críticas de este libro, incluida la tuya, pero a mí no me gustó. Ya sabes que soy muy rarita...
Un besote.
Ja,ja,ja, a mí me encanta esto que haces, y con la gracia que lo haces que además que no es nada sencillo. Bien por el despotrique y por la crítica literaria. No te desearé que leas malos libros, pero si lo haces será un placer leerte ;-). Un poco más en serio ya, me parece inaudito que escritores profesionales puedan cometer errores, faltas o demás, sin que la editorial, ellos mismos o los correctores se percaten de ello. Pero siendo importante esto, lo crucial es como puede haber tanta literatura de medio pelo, y con en muchas ocasiones, éxito en las ventas. Bueno, claro, de ahí quitamos a Vargas-LLosa, que entiendo lo que no te ha gustado es lo que él entiende por erotismo. Me he reído bastante con la insulina, miel y demás dulzuras de Sandra Barneda.
ResponderEliminarUn abrazo Paloma.
Hola, Miguel.
EliminarCreo que tú y yo compartimos la misma manera de afrontar la frustración que supone perder el tiempo con obras de mala calidad. Con este tipo de entradas me desahogo y vierto el mal humor que me viene cuando, encima, esas novelas malas tienen muchas ventas, que ya es el colmo.
Yo creo que hay editoriales que solo hacen caso al nombre del escritor, si saben que van a vender, lo publican sin más y ni se fijan si está bien o mal, solo importa el dinerito que van a ganar. Es lamentable, pero es así.
Gracias por tu "comprensión" ;)
Un besote.
Es bueno saber que tu que eres una buena lectora abandonas libros o los lees saltando páginas. Así nos previenes de libros que no debemos leer. Un abrazo. De esstos solo recuerdo que he leído el de Vargas Llosa y no me gustó nada. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen.
EliminarQue tampoco te gustara el de Vargas Llosa me deja más tranquila. Cuestionar a uno de los grandes me hace sentir un bicho raro.
Un besote.
Hola Paloma no he leído ni abandonado ninguno de los que comentas y tampoco creo que lo haga.
ResponderEliminarEntiendo esa fascinación por Venecia, ¡Qué ciudad! Recuerdo que leí alguno de Donna Leon que sitúa sus historias allí y lo que más me gustaba era recordar esas callejuelas, los canales,... Aunque no soy una fan de Donna Leon sí reconozco que sus historias son entretenidas y pasas un buen rato, no como la propuesta que has abandonado.
Y Vargas Llosa pues cada vez me cuesta más y es que en este caso separar escritor de la persona es cada vez más complicado porque el tipo me parece bastante aborrecible.
Besotes
Hola, Conxita.
EliminarDesde que volví de Venecia ando buscando alguna lectura que se desarrolle allí pero no he tenido mucho éxito. Ahora ando detrás de una que se llama El veneciano, de Blas Malo, aunque con ese apellido no sé si tomarlo como un aviso.
Solo leí una obra de Donna Leon (mucho antes de irme de viaje) y como no soy muy fan del género policíaco no repetí. Pero es cierto que describiendo Venecia es muy buena, así que tendré que leer más de ella.
Lo de Vargas Llosa con Elogio de la madrastra no ha mejorado la idea que tengo, a nivel personal, del escritor.
Un besote, guapa.
Hola!
ResponderEliminarLo cierto es que no he leído ninguna pero vamos que ya voy prevenida para no animarme con ninguna pues si que le tenía el ojo echado a Las hijas del agua pero ahora de momento no creo que me anime con ella pues no eres la única que la poner negativa.
Me encantan este tipo de entradas.
Acabo de descubrir tu blog, me quedo por aquí y te invito al mío.
−Fantasy Violet−
Besotes! ♥
Hola, Violeta.
EliminarNo me extraña que Las hijas del agua tenga críticas negativas porque yo creo que es muy mala, pero hay gente para todo.
Gracias por tu visita y me pasaré por tu blog.
Un beso.
Pues sí, Paloma. Cuando alcanzamos una edad, en mi caso, por supuesto, eso de acabar una novela por principios deja de tener vigencia. Si en la página 50 no siento la necesidad de leer la siguiente el libro va directo a la Biblioteca Pública para que otro pueda verlo con otros ojos. De la lista no he tenido la suerte de comenzar ninguno, veo dos periodistas. En esto si que ni siquiera les doy la oportunidad. Jamás compro nada de un presentador de televisión sin que antes me haya demostrado su compromiso con la literatura que me confirme que es algo más que un "escribo una novela para que vean lo inquieto intelectualmente que soy y publico gracias a que salgo en la tele". Prefiero gastarme el dinero en los compañeros que autopublican. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarHola, David.
EliminarLa verdad es que haces muy bien en no leer nada que venga de periodistas, porque si hago memoria yo tampoco tengo buenas experiencias con ellos. Ahora recuerdo un libro de Carme Chaparro, No soy un monstruo, que no estaba mal pero tampoco era para tirar cohetes.
En mi descargo he de decir que no sabía que Sandra Barneda era periodista (y no veas qué fila de gente tenía la tía en la Feria del Libro para firmar precisamente Las hijas del agua, alucinante), aunque sí sabía quién era Juan Ramón Lucas pero no pensé que podía tener errores en el uso de los diálogos como los que vi, la verdad.
Yo también prefiero leer obras de compañeros que autopublican, es mucho más gratificante, y precisamente porque sé qué bien escriben algunos que no son famosos, que no venden miles de ejemplares, cuando leo estas bazofias que se venden como churros, me enervo y me sale toda la mala baba. Como le comento a Mamen: ¡qué injusta es la vida!
Un abrazo.
Qué suerte!, en mi caso no recuerdo haber dejado nunca un libro sin acabar de leer,... a pesar de que que fuese un bodrio y créeme que leí unos cuantos. Per te envidio por esa decisión de no seguir perdiendo el tiempo en algo que no solo no te aporta, sino que se convierte casi en una obligación (el terminarlo). Imagínate la de horas que perdí,... pero en fin el carácter de cada cada es otra cosa conta la que no se puede luchar,...
ResponderEliminarPD.- No me gustaría que una novela mía cayera en trus manos,... jajaja
Feliz domingo!
Hola, Norte.
EliminarCuando yo era joven tampoco abandonaba ningún libro, resistía hasta el final. Pero ahora que ya tengo unos cuantos años, no sé si ya siento la necesidad de no desaprovechar el tiempo, el caso es que no me corto, abandono y a otra cosa, mariposa.
Con los escritores no consagrados suelo ser más benévola, la mala baba me la despiertan los que consiguen publicar por tener un nombre conocido, en el caso de los periodistas que salen en la tele, o porque son famosos por otros motivos, y entonces la editorial de turno da luz verde sin fijarse si el producto es bueno o malo.
No tienes nada que temer de mí. De vez en cuando, algún escritor novel me pasa su novela para que le dé mi opinión y si no me gusta o veo fallos se lo comunico vía email por privado y nunca publico la reseña. Pero el caso es que opiniones negativas de escritores noveles he tenido muy pocas, la mayoría de las veces he dado con buenas obras y me ha resultado muy grato poder hablar bien de ellas en el blog.
Un abrazo.
Yo también me niego a leer algo que no me atrapa desde los primeros capítulos, cuando era más joven leía todo lo que caía en mis manos, era un reto personal y al terminarlos les ponía una nota, que iba desde muy bien a muy mal.Ahora soy mas selectiva y procuro enterarme bien del libro que vaya a leer. De esos de los que hablas solo leí el de Vargas Llosa y para eso con esfuerzo porque me pareció bastante insulso.
ResponderEliminarLo que está claro es que las editoriales publican aquello que tendrá tirón por ser conocido el autor( por ser presentador de TV, o contertulio de la misma TV, y no por la calidad de lo que escriba.
Recuperemos los clásicos y encontraremos la verdadera literatura.
Un abrazo
Puri
Hola, Puri.
EliminarCompletamente de acuerdo contigo, recuperar los clásicos es una buena manera de quitarse el mal sabor de boca que deja una mala novela y encima con grandes ventas.
Normalmente, después de un chasco como los que aquí reseño, lo que hago es releer alguna novela que me gustó y me pareció muy buena. Es una manera de reconciliarme con la literatura.
Un beso grande.
Muchas gracias por entradas como estas! Así nos previenes al resto de inocentes lectoras de que puede que lo que prometan esas sipnosis luego no se cumplan.
ResponderEliminarCreo que haces muy bien en abandonarlos si no te enganchan, la vida es muy corta y hay muchos libros que leer ;P
Nos leemos!
Hola, Atthis.
EliminarCreo que una de las funciones de este tipo de blogs es avisar o ser sinceros para que otros lectores sepan a qué atenerse.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.