La protagonista
de este mes en Demencia, la madre de la Ciencia, es una mujer que pasó a la
historia por ser una auténtica ‘cazadora de cometas’.
Caroline
Lucretia Herschel nace el 16 de marzo de 1750, en Hannover (Alemania).
Pertenece a una familia numerosa donde el padre se dedicaba a la música aunque
también era un gran amante de la astronomía. Su progenitor quiere darle una
instrucción académica igual (o parecida) a la de sus hijos varones, pero su
madre se opone férreamente pues cree que, dada su condición femenina, lo que ha
de hacer es prepararse para ser una buena ama de casa y así poder cuidar a sus
hermanos. Esta actitud de su madre la marcaría para siempre haciendo de
Caroline una mujer apocada y con tendencia menospreciar su propio trabajo.
Con diez años Caroline
contrae el tifus, esta enfermedad frena su crecimiento haciendo de ella una
mujer poco agraciada, algo que vendrá a reforzar la teoría materna dictaminando
que su futuro está en el cuidado de sus hermanos ya que esa “tara” la hace poco
idónea para el matrimonio.
Pero si una
mujer, su madre, es la principal opositora a que Caroline tenga un papel diferente del que se espera en una fémina, es un hombre quien acude a rescatarla. Su hermano
William se va a Inglaterra como músico y se lleva a nuestra protagonista con
él. Allí, Caroline estudia canto y destaca como soprano aunque siempre bajo la
batuta de su hermano. Tanta es la dependencia que tiene de él que cuando este
decide abandonar la música para dedicarse a fabricar telescopios Caroline se
niega a seguir cantando y abandona su incipiente carrera como cantante de ópera
para pasar a ser ayudante de astrónomo a las órdenes de William.
Cuando Caroline
tiene treinta y un años, William descubre, gracias a sus telescopios de gran
potencia, el planeta Urano y este hallazgo le supone ser nombrado astrónomo del
rey Jorge. Mientras su hermano desempeña esta labor en Inglaterra, Caroline aprende
matemáticas y astronomía, primero con la ayuda de William, después de manera
completamente autodidacta. Pero siempre combinando esta labor de aprendizaje
con el cuidado de su hermano pues es ella la que se encarga de alimentarlo y
atender sus necesidades básicas (y no tan básicas como leerle novelas mientras
él pule los espejos de los telescopios).
La elaboración
de los telescopios de los hermanos Herschel (el propio William se encargó de
dejar claro que esos artilugios eran obra de los dos) fue mejorando, desde el
primero que era de cartón y de un tamaño reducido hasta los más complejos de
doce metros. Esta sofisticación en los telescopios permitió que se pudieran
observar cuerpos celestes con mayor definición y mucho más lejanos, de manera
que los dos hermanos fundaron la astronomía sideral ampliando el radio de
acción fuera del sistema solar, observando otros sistemas estelares de galaxias
más distantes.
El trabajo de
Caroline como ayudante de su hermano era muy variado, podía tanto dedicarse a moler
estiércol de caballo para preparar el
material de los moldes como supervisar equipos de docenas de operarios que
trabajaban a sus órdenes.
Cuando Caroline
cumple treinta y dos años, William le regala un telescopio reflector idóneo
para recorrer el cielo en busca de cometas. Este ‘barredor de cometas’ supone
el inicio de la carrera independiente como astrónoma de esta mujer. Con este
artilugio descubrirá tres nuevas nebulosas. Durante los siguientes años, y
según William construye nuevos artefactos más precisos, descubre varias
nebulosas más y grupos de estrellas.
El éxito por el
que pasará a la posteridad se produce el 1 de agosto de 1786 cuando Caroline
descubre un cometa. No era muy grande ni impresionante pero era el primer
cometa descubierto por una mujer y el único descubierto en la familia de
Caroline, pues su hermano nunca consiguió algo así.
Con treinta y
siete años Caroline es nombrada asistente del astrónomo de la corte británica.
Por primera vez se siente completamente independiente, al menos desde el punto
de vista económico aunque no desde un punto de vista psicológico-afectivo pues sigue
sintiéndose vinculada a su hermano. De hecho, cuando él contrae matrimonio al
año siguiente y su cuñada exige que Caroline viva fuera del domicilio conyugal,
esta se siente desamparada. En los diez años que duró este ‘exilio’ forzado
solo puede utilizar el observatorio y los instrumentos que en él se encuentran
cuando William y su familia se van de vacaciones.
A pesar de todo
es en esta época cuando Caroline obtiene sus mayores logros científicos. Como
ahora no tiene que ocuparse de las labores domésticas que realizaba cuando
cuidaba de su hermano emplea todo su tiempo en hacer cálculos y en mantener una
amplia correspondencia científica con otros colegas. Esta independencia le
procura también sus propias amistades con el enriquecimiento personal que eso
conlleva.
Durante varios
años los hermanos Herschel descubren mil estrellas dobles (sistemas binarios
con atracción mutua) y varias docenas de nebulosas. Pero Caroline consigue
entidad propia separada de su hermano: cuando tiene cuarenta y siete años ha
descubierto siete cometas más y ya es conocida en toda Europa como una
distinguida astrónoma. Esta trayectoria le da una seguridad que antes no
conocía pues sus artículos muestran firmeza y rigor cuando realiza algunas aseveraciones
(los artículos de su juventud estaban llenos de disculpas).
Al morir
William en 1822, Caroline tiene setenta y dos años y entonces decide abandonar
Inglaterra. Regresa a su Hannover natal donde vivirá veinticinco años más. Ya
muy anciana recibe varios galardones y medallas por parte de instituciones,
incluso el rey de Prusia la condecora, pero ella en lugar de sentirse halagada
se irrita, pues cree que al final de su vida tantos premios no le sirven de
nada, y no le falta razón.
Caroline muere
el 9 de enero de 1848 a la edad de noventa y siete años.
'Doodle de Google para conmemorar el nacimiento de esta astrónoma |
Caroline
Herschel es una prueba más del desafío a las leyes establecidas por una
sociedad patriarcal y, al mismo tiempo, una consecuencia de ellas. A pesar de
la apuesta que su hermano hizo con ella apoyándola, Caroline siempre tuvo
cierto sentimiento de culpa por su actitud.
La postura de
su propia madre que se opuso siempre a su actividad fuera del hogar y el rol
que la sociedad le asignaba debido a su sexo pesaron siempre como una losa.
Durante toda su vida, a pesar del reconocimiento internacional, ella siempre
subestimó sus aptitudes, fue la primera en despreciar su trabajo. Nunca le
gustó publicar sus escritos y llegó a destruir muchos de sus diarios y su correspondencia.
Para muestra de
todo esto, aquí están sus propias palabras cuando se define a sí misma:
“Solo hice para
mi hermano lo que hubiera hecho una cachorro bien adiestrado: es decir, hice lo
que me mandaba. Yo era un simple instrumento que él tuvo que tomarse el trabajo
de afilar.”
Esta falta de
autoestima fue el resultado de una sociedad misógina que inculca, hasta llegar
a lo más profundo de la mente, un papel previamente establecido a las mujeres.
Si Caroline no hubiera estado tan imbuida por las convenciones sociales yo me
pregunto qué más habría podido conseguir.
El hecho de que
los diez años que estuvo fuera de la órbita ‘doméstica’ de su hermano fueran
los de mayor éxito científico son un indicativo de que las tareas del hogar,
esas que muchas mujeres deben compaginar con su labor profesional, restan un tiempo
precioso que no siempre es bien valorado por quienes no las tienen que
realizar.
Que el
principal oponente en su familia fuera su madre, otra mujer, también es síntoma
de ese adoctrinamiento provocado por las convenciones sociales. A veces, las
víctimas de una situación injusta son las primeras en defender esa misma
postura.
Con sentimiento de culpa o sin él, Caroline
consiguió llegar a ser una gran astrónoma a pesar de no tener una preparación profunda. Logró abrir las ventanas del lugar que los demás habían preparado para ella y se asomó para observar el firmamento y no solo se dedicó a soñar
con su contemplación sino que lo analizó y descubrió en él cometas y nebulosas.
Uno de los
cráteres de la Luna lleva su nombre a modo de homenaje a esta mujer cuya
abnegación la llevó muy lejos, más allá de nuestro planeta y de nuestro sistema solar.
A esta sí que no la conocía de nada y me resulta muy interesante. Al menos ella conoció el prestigio en vida, no como otras que murieron en el anonimato después de haberles hecho el trabajo a maridos, padres, hermanos y directores.
ResponderEliminarParece mentira como muchas veces el machismo se debe a las madres que, o por miedo o por convencimiento, educan a sus hijas para ser esposas y madres y depender toda su vida de algún hombre. Incluso en nuestros días.
Me alegro de que sigas con la sección porque aprendo muchas cosas.
Un beso.
Hola, Rosa.
EliminarYo siempre he opinado que detrás de un hombre machista, la mayoría de las veces, está una madre machista que así le educó. Creo que asumir como natural un papel de sumisión o de inferioridad respecto al hombre es el principal obstáculo para las mujeres al luchar por la igualdad de oportunidades.
Encantada de haberte mostrado a esta mujer tan extraordinaria y compleja en cuanto a forma de ser.
Un besote.
Bien por Caroline, ahora cuando mire a la luna me acordaré de ella y de su valor al romper esos clichés tan rígidos a los que muchas veces contribuían las propias mujeres. Como dice Rosa, sorprende que sean las propias madres las que limiten tanto a sus hijas, pero el qué dirán y esa creencia que una mujer solo estaba para cuidar a los hombres era difícil de superar y aún sin compartir quizás era su manera de protegerlas, porque todo lo diferente siempre cuesta más.
ResponderEliminarYa sabes que me encanta esta sección, felicidades por tus investigaciones y por darme a conocer a esta descubridora de cometas, qué bonito trabajo.
Besos
Hola, Conxita.
EliminarPuede que estés en lo cierto cuando argumentas que quizás la madre lo que pretendía era proteger a su hija cuando no quiso que se saliera de lo común. Lo extraordinario o lo no corriente suele ser motivo de rechazo y, qué duda cabe, que actitudes como las de Caroline, siembran desconfianza y mujeres así lo tuvieron todo mucho más difícil que las que se plegaron a su destino predeterminado.
Gracias por tu entusiasmo con esta sección.
Un beso grande.
Qué buena sección Paloma y que buen aprendizaje sácamos de estos escritos tan didácticos como los de Caroline que al menos yo desconocía de su existencia y de sus logros astronómicos. Creo además que este reportaje es una perfecta crónica de la sociedad patriarcal que tanto ha perjudicado al ámbito científico, profesional o artístico privando a las mujeres, es decir, a más del 50 por ciento de la humanidad de conseguir descubrimientos o de su propio desarrollo personal. El problema es que muchos de estos comportamientos patriarcales o machistas siguen hoy en día sin erradicarse por completo. Otra cosa que me ha llamado la atención es la gran longevidad de esta mujer para la época.
ResponderEliminarUn gran abrazo y gracias por tan buen trabajo.
Hola, Miguel.
EliminarTienes razón en que tanto la Ciencia como cualquier otra disciplina se vieron mermadas al no poder contar con la mitad de la población para desarrollarse, pero eso ya no tiene remedio. Lo peor es que, al igual que tú comentas, aún hay mucho camino que recorrer y en algunos sectores a la mujer se la dificulta acceder a puestos de responsabilidad. Por desgracia, la principal causa de esa dificultad es la maternidad, así de paradójico y de cruel es la cosa. Conozco casos, no en la investigación, en los que mujeres han visto frenada su carrera profesional al quedarse embarazadas y han sido "rebasadas" por otras mujeres sí, pero que decidieron no tener hijos.
La longevidad de Caroline es llamativa, qué duda cabe, pero yo creo que precisamente que no tuviera hijos puede que algo influyera en su salud; quién sabe.
Un abrazo y gracias por tus palabras.
Te felicito, es un artículo muy interesante. El sentimiento de inferioridad de Herschel a pesar de sus méritos es desconcertante, desde luego, cada uno es hijo de su tiempo y el contexto social pesa muchísimo. Y sin embargo, llevó a cabo grandes descubrimientos, lo que nos da una prueba de su talento. La relación con su hermano resulta paradójica, le abre las puertas de la astronomía, pero al mismo tiempo la tiene en una posición subalterna, casi como criada. Su longevidad también es inaudita para aquella época, se merece una novela o película. Qué pena que estas personalidades sean tan poco conocidas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Gerardo.
EliminarCuando preparé este artículo leí un capítulo de un libro que hablaba sobre ella y en él aparecen fragmentos de alguna de sus cartas a amigos y colegas. Me afectó muchísimo comprobar qué poco se valoraba ella misma cuando se refería a su propio trabajo y cómo le daba todo el mérito a su hermano, incluso en los descubrimientos que ella realizó sola le daba continuamente las gracias a William de una manera casi servil.
En los primeros artículos que publicó se disculpaba constantemente y no se mostraba nada taxativa algo que en investigación puede estar bien (lo de no ser taxativo) pero que en su caso más parecía que no quería discutir y llevarle la contraria a nadie.
Te doy la razón: Caroline Herschel bien se merecía una película, de esas de época donde se vea reflejada una sociedad sumamente coercitiva.
Un abrazo.
Apabullante el tesón de algunas mujeres en aquella época que eran tan vilipendiadas. Aún así eran capaces de realizar investigaciones, proezas y aventuras que muchos hombres ni aún hoy en día serían capaces de emular tan siquiera.
ResponderEliminarBravo por esos hombres que sin embargo supieron ver el potencial y reconocer la valía de sus compañeras en esta historia de genios.
Besos.
Hola, Javier.
EliminarEn casos similares al de Caroline donde las mujeres no tenían posibilidad de desarrollar su actividad fuera del matrimonio y de la maternidad siempre hubo hombres que no pensaban como la mayoría y les dieron una oportunidad. En la mayoría de los casos esa oportunidad consistió en darles una buena preparación académica y luego, ellas solas demostraron cuánto valían. La educación es la base del desarrollo.
Un besote.
La sociedad machista ha ejercido tal poder sobre las mujeres, que estas actúan muchas veces como correa de transmisión y transmiten el machismo a sus propias hijas. En esta historia se puede decir aquello de "una de cal y otra de arena", pues si bien fueron dos hombres (su padre y su hermano) quienes la empujaron a realizar un trabajo pensado para los hombres, ella no dejó de sentir la marca de la dependencia hacia el sexo masculino, alternando su faceta científica con la de cuidadora del varón a quien dedicó parte de su vida.
ResponderEliminarNo resulta extraño que, en una sociedad como aquella, se le acabara reconociendo sus méritos en la vejez.
Me encanta este espacio en el que nos das a conocer la biografía de personalidades que, de un modo u otro, quedaron injustamente eclipsadas por otras personas o condiciones que les fueron adversas.
Un beso.
Hola, Josep Mª.
EliminarComo le comento a Javier, gracias a hombres que no pensaban como la mayoría, estas mujeres accedieron a conocimiento que les estaban vedados y pudieron desarrollar su potencial. Pero la educación "moral" pesa mucho y Caroline nunca pudo desprenderse de ese sentimiento de culpa por "desviarse" de su papel, además buena muestra es cómo cuidó de su hermano a pesar de todo.
El que tuviera mayor productividad científica cuando no tuvo que cuidar de él es algo que demuestra cuánto tiempo y energía consumen las tareas domésticas y cómo esta actividad (que encima no se valora demasiado) al ser mayoritariamente realizada por las mujeres deja en desventaja a estas cuando de alcanzar metas profesionales se trata.
En fin, Caroline Herschel es todo un personaje, desde un punto de vista científico y desde el personal también.
Un beso grande.
Desde luego, una personalidad con una vida que te deja ese mal sabor de la injusticia más grande que existe, como es aquella de que nuestra condición pueda ser un límite para desarrollar nuestro talento. Pero la Historia es justa, y desde luego de quien no se acuerda nadie es de la señora madre de Caroline.
ResponderEliminarPrecioso reconocimiento.
¡Ah! Pásate por la comunidad de El Tintero de Oro, no digo más. Un abrazo!!
Hola, David.
EliminarA la señora madre de Caroline la he recordado yo, espero que se me disculpe la impertinencia, ja, ja, ja. Pero tienes razón, el nombre de Caroline es el que lleva un cráter en la Luna y no su madre (menos mal). Además, y esto no lo añadí en la publicación, seis de los ocho cometas que descubrió también llevan su nombre, así que eso que se ha llevado nuestra astrónoma preferida.
Gracias por tu visita.
Un beso.
P.D. ¡Ay, David! ¡Qué regalo más bonito para esta Navidad esa antología en papel! Estoy encantada y deseando que ya se puedan comprar ejemplares. ¡Gracias por tu esfuerzo y dedicación!
Hola.
ResponderEliminarMuchas gracias por presentarnos a Caroline, yo no la conocía y al igual que Rosa, me queda el consuelo de que conoció el prestigio en vida. Muchas gracias por la sección.
Feliz finde.
Hola, Gemma.
EliminarMe alegra saber que gracias a esta publicación conoces a Caroline.
Un besote.
Me gusta leer sobre el trabajo de grandes mujeres que supieron hacerse un camino a pesar de las trabas que por entonces les imponía la sociedad, aunque más pena y rabia da que fuera otra mujer la que le atribuyera esas cargas y no la dejara avanzar. Mujeres con inquietudes, mujeres luchadoras, mujeres valientes, antes, hoy y siempre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Paloma. No tengo mucho tiempo, pero cuando dispongo de un ratito me paso y te leo.
Hola, Mer.
EliminarEs triste que muchas veces quien más se oponga al desarrollo de una mujer sea otra mujer, nosotras mismas somos quienes más nos ponemos trabas en ocasiones, pero es lo que pasa con una sociedad que a base de insistir en ciertas premisas hacen que algunas víctimas asuman su papel con sumisión y naturalidad.
Un besote y gracias por tu visita.
Realmente, una desconocida para mí. ¡Qué personaje paradigmático!Es la "matrona virtuosa", al tiempo que la pionera de su propio vuelo, en cuanto ve abierta la jaula. Muy buena tu investigación y el relato de la misma. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Beba.
EliminarEsta mujer fue contradictoria por ser un producto de su tiempo. Por un lado quería investigar, saber, pero por otro, la educación recibida la orientaba al cuidado de su familia.
Me alegro mucho de que que haya gustado esta publicación.
Un abrazo.