Aquel japonés de
las fotos fue el primero. Durante todo el trayecto se dedicó a fotografiar a
diestra y siniestra. En un inglés básico me pidió que fuera más despacio para
poder obtener una mejor instantánea del Puente Rialto. Mira con los ojos y no
con la cámara, imbécil, le dije en italiano, y ese no es el Puente Rialto sino
el de los Suspiros. Entonces él me sonrió bobaliconamente y eso me enfadó; sin
pensarlo le golpeé con el remo en la cara. Con los ojos desorbitados, pero sin
la sonrisa idiota, se quedó despatarrado en la góndola. Lo tapé con una manta y
me fui hasta Sacca San Bagio para hundirlo con unas piedras en la parte más
profunda.
Mi reacción me
sorprendió –soy una persona tranquila y pacifista–, pero me sorprendió mucho
más el constatar que deshacerme de ese nipón impertinente me había dado una
gran serenidad, una calma que no experimentaba desde hacía mucho. ¡Me sentí de
puta madre!
Amo mi ciudad. Amo
sus canales, sus balcones, sus puentes. Me gusta navegar por ella, respirar su
historia, sentir su melancolía. Cada rincón recuerda su esplendor, aquel que
consiguió hace tantos siglos y cuyo recuerdo sus hijos debemos preservar.
Viajeros
ilustres de antaño le dieron publicidad, pero ella no lo precisa. No
necesitamos que un poeta romántico y fatuo venga de Inglaterra a bañarse en la laguna o que
un compositor xenófobo y megalómano, encima alemán, tenga que morirse aquí para
que la ciudad alcance renombre. Nosotros tenemos a nuestros propios famosos.
Marco Polo fue uno de los primeros que llevó el nombre de nuestra patria por
todo lo alto. Aunque yo prefiero a Casanova, ese sí que nos dio lustre.
Mi padre fue
gondolero, como lo fue mi abuelo. Yo también heredé la misma profesión. El
legado recibido de mis antepasados es un honor y una responsabilidad; lo llevo
con orgullo.
Paseo todos los
días a viajeros que vienen a admirar esta urbe fascinante. Cada vez vienen más
y no todos son adecuados, no todos merecen contemplar las maravillas que se
muestran a sus ojos. Las autoridades están preocupadas por la masificación
turística y quieren hacer algo para remediarlo, aunque no saben qué. Esos
politicastros no se ponen de acuerdo y mientras tanto mi adorada ciudad se deteriora.
Pero yo no lo voy a consentir. Yo sí sé qué hacer.
Los siguientes
fueron una pareja de alemanes. Cuando señalaron el palazzo Cavallifranchetti y
dijeron “Wagner died” mirándome para que
les aplaudiera su cultura, la furia apareció de nuevo. Estúpidos, Wagner no
murió ahí, lo hizo en Ca’ Vendramin Calergi. Así que, aprovechando que ya era
casi de noche y que había poco tráfico por la zona, les aticé con el canto del
remo a los dos en la nuca, primero a él y después a ella. Cayeron a plomo una
encima del otro. Esta vez elegí la zona de Sacca Fisola para deshacerme de los
cadáveres.
A resultas de
esta acción el remo se me rompió. Como mi economía no es muy boyante, decidí
utilizar otro tipo de herramienta para la siguiente ejecución. Una cosa es
hacer un servicio a mi ciudad y otra arruinarme comprando remos.
Me agencié un
cuchillo de carnicero.
Dos recién
casados, creo que eran chinos, o coreanos, creyeron que estaban en el Gran
Canal cuando paseábamos por el Canal Giudecca. ¡Santa Madonna, cuánta ignorancia!
Cuando estábamos en un canal estrecho, aproveché uno de sus arrumacos para
sacar el machete y les rajé la garganta. Plis, plas. Esos orientales son de
sangre tan espesa que no reaccionaron cuando me abalancé sobre ellos. Por
desgracia, la sangre también la tienen roja, como la de cualquiera, y lo
pusieron todo perdido. Tardé una mañana entera en limpiar la góndola, y esas
horas que estuve sin trabajar se notaron en las ganancias del día. Tenía que
mejorar mi técnica.
Con los tres
australianos que confundieron el Palacio Ducal con la Biblioteca, empleé una
cuerda. Lo bueno de estrangular es que apenas se hace ruido y, lo más
importante, es un método muy limpio. El primero en caer asfixiado fue el más
delgaducho, estaba detrás de los otros dos y aproveché la posición. Hizo un
débil amago por respirar y dejó de mover las manos enseguida. Luego me fui por el moreno de la derecha ya
que el de al lado suyo estaba entretenido colgando en facebook las fotos hechas
con su teléfono móvil.
Este hizo algo
más de ruido cuando intentó deshacerse de mi presión en su garganta, además
pataleó, lo que provocó que su compañero levantara la vista de la pantalla. Me
vi forzado a recurrir de nuevo al remo. Me cargué al del móvil con un buen
golpe y al otro terminé de ahogarlo metiéndole la cabeza en el agua. Satisfecho
con el resultado, especialmente porque el remo salió indemne en esta ocasión,
me deshice de los restos sin dificultad. Esta ciudad maravillosa está llena de
rincones que no conocen bastantes venecianos en general y los carabinieri en particular.
Me gustaría
matar a muchos más, pero he de seleccionar entre la clientela porque no voy a
cargármelos a todos ya que no es cuestión de quedarme en el paro, así que he
decidido hacer una especie de examen a los viajeros. Tan solo unas preguntas de
cultura general sobre Venecia donde no saber quién fue el último Dogo o en qué
año la Serenísima perdió la independencia supondrá para el ignorante que le dé
matarile.
Amo mi ciudad y
detesto que tanto analfabeto la profane. Mientras que los politicuchos di merda andan dándole vueltas al tema
de la masificación yo me ocupo de limpiar los canales. Por cierto, querido
lector, ¿sabes quién fue el último Dogo?
Hola.
ResponderEliminarMe encantan los relatos h¡de humor negro y el tema es de lo más interesantes. Durante un momemto rec ordé las reflexiones de Dexter(no sé si has visto la serie).
Me ha encantado, como sienmpre, tus relatos no defraudan nunca.Besos.
Hola, Gemma.
EliminarSí vi las dos primeras temporadas de Dexter y dejé de seguirla porque ese hombre me daba mucho repelús. Ese mataba sin ton ni son, al menos mi gondolero tiene un motivo, ja, ja, ja.
Muchas gracias por tu visita, me alegra mucho verte por aquí. Espero que todo esté volviendo a la normalidad.
Un beso grande.
¡Vaya, este si que es un cambio de registro! Pero, claro, si fue por exigencias del guión...
ResponderEliminarMe ha encantado ese relato casi gore, que muy bien podría inspirar una película al mismísimo Tarantino, jajaja.
No negaré que es una forma eficiente de eliminar turistas, aunque solo se reduzca el número de los que regresan a casa, no de los que llegan a Venecia, jeje. Y ese gondolero asesino no tiene porque preocuparse de su economía, a fin de cuentas debe cobrar por adelantado, como hacen todos.
Veo también que tu reciente viaje a esa bellísima ciudad italiana no solo te ha inspirado sino también te ha ilustrado en cuanto a los mejores lugares para hacer desaparecer un cadáver.
Y no, no recuerdo quién fue el último Dogo, a pesar de que me he sentido tentado de consultárselo al señor Google.
Huelga decir que me ha parecido relato divertido y que, una vez más, has superado con creces el difícil reto impuesto por tu profesor.
Un abrazo.
Hola, Josep Mª.
EliminarUna de las muchas cosas buenas que tiene este curso que estoy haciendo es que me hace cambiar de registro, y eso siempre viene bien. Aunque en este caso emplear el humor a mí me ha hecho sentir muy a gusto, pero que me divierta masacrando turistas me preocupa un poquito.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los turistas lo primero que hacen nada más recalar en Venecia es montar en góndola, es posible que sí se note la disminución de visitantes. En cuanto a los ingresos del gondolero, si emplea la misma técnica que el que nos paseó a nosotros, sí verá mermada su economía pues nosotros pagamos al final del trayecto y no antes.
Mi estancia en Venecia fue productiva, me dio material para varias entradas en el blog y ahora para escenificar el radio de acción de un asesino en serie. Nunca me hubiera imaginado que daría tanto de sí el viaje, la verdad.
Como os tengo mucho aprecio a los que pasáis por aquí os aviso que el último Dogo fue un tal Ludovico Manin, y Venecia perdió su independencia cuando Napoleón la invadió, en 1797. Toma nota por si vuelves allí y te topas con el gondolero justiciero.
Un beso.
Nunca habíamos visto aflorar tu vena sádica y asesina, Paloma, pero parece que fluye con total naturalidad jajaaja. Es un relato estupendo que provoca sentimientos de horror ante las acciones del protagnista alternados con cierta empatía por sus motivaciones. Me ha parecido muy interesante, está muy bien documentado, es ameno y se lee con sobrado interés por conocer el desenlace. Si a eso le añades el humor del que hace gala, una solo puede aplaudir.
ResponderEliminarEspero que el profe quedara contento. Yo, desde luego, te daría muuuuuy buena nota :))
¡Un beso de martes, guapa!
Hola, Julia.
EliminarYo tampoco sabía de mi vena sádica, y me he sentido un poco como el gondolero cuando se carga al japonés: sorprendida y con una gran paz interior. Me doy miedo... ja, ja, ja.
Me parece que esa empatía con el asesino es porque las víctimas no se hacen querer. Creo que todos, en algún momento, nos hemos topado en nuestros viajes con turistas impertinentes que no saben apreciar la belleza de los lugares que visitan.
A mi profe le gustó el texto porque cumplí fielmente las reglas aunque según ella le faltaba algo más de intriga, en el sentido de que pillaran al asesino o que estuvieran a punto de pillarlo. Quien sabe, lo mismo hago una serie con policías y todo, yo me vengo arriba enseguida.
Un beso grande, guapa.
hola! nos encanto el humor negro!!! muy bueno y el asesino hasta es simpatico, gracias por compartirlo, muy bien logrado! saludosbuhos y suerte!!
ResponderEliminarHola, búhas.
EliminarQue hayáis sentido simpatía por el asesino me alegra porque eso supone que ha sabido exponer bien sus razones y que ha convencido.
Muchas gracias por vuestras palabras.
Un beso.
Como dice Julia, tu vena asesina se muestra con demasiada naturalidad. Igual es cierto que debes hacértelo mirar. Yo no sé si tengo esa naturalidad, pero he disfrutado tanto que igual también me voy de consulta.
ResponderEliminarAunque no sé si ponerme en la piel del asesino o de las víctimas. Con esas preguntas yo caía seguro: ni sé quién fue el último Dogo ni el año en que la República Serenísima perdió la independencia. la próxima vez que vaya a Venecia, pasré de pasear en góndola no vaya a caer en manos de tu gondolero.
Me encanta porque además, tienes un estilo sencillo, sin florituras innecesarias y atrapa desde el principio.
Un beso.
Hola, Rosa.
EliminarPara que te sientas a salvo puedes ver las respuestas a las preguntas del gondolero en mi contestación a Josep Mª. Así cuando vuelvas a Venecia, si te apetece volver a montar en góndola, puedes hacerlo con tranquilidad. Aunque puede que el test del gondolero psicópata cambie, entonces ya no me hago responsable, que conste.
Cuando vayas a consulta me avisas, a lo mejor nos hacen precio por ir en grupo, ja, ja, ja.
Gracias por tu valoración al relato.
Un besote.
Ha sido un paseo interesante de tu mano por Venecia. No se si está aflorando tu vena sádica asesina, lo que si veo es la vena hinchada de escritora con ganas de plasmar sobre blanco, más y más historias como esta.
ResponderEliminarEstupendo para ti y los que te leemos.
Besos.
Hola, Javier.
EliminarCada vez disfruto más escribiendo, además cambiar de registro y probar estilos nuevos me divierte mucho. Aunque en este caso me deje algo preocupada porque nunca hubiera imaginado que yo podría escribir, y disfrutar tanto, un texto con asesinatos a diestro y siniestro. Cosas veredes...
Gracias por tus palabras.
Un beso.
Y yo que estaba pensando en subir en Góndola si vuelvo por la bellísima Venecia, ya me da un poco de cosa, no vaya a encontrarme con tu Gondolero asesino ejej, me lo pensaré.
ResponderEliminarEn serio, me ha gustado mucho y como los demás no tengo ni idea de quien fue el último Dogo, jeje, creo que es general, en fin por esto posiblemente también habría caído en las manos de tú gondolero jeje.
Me ha gustado mucho Paloma
Besos.
Hola, Tere.
EliminarPara evitar muertes innecesarias y que a mí me dejarían con sentimiento de culpa, puedes averiguar quién fue el último Dogo y cuándo Venecia dejó de ser independiente leyendo mi contestación a Josep Mª.
Cuando vuelvas a Venecia puedes montar tranquila en góndola, solo debes evitar perder de vista al gondolero, ja, ja, ja.
Un besote, guapa.
Un pelín drástico el método para limpiar los canales... Fantástico relato, Paloma.
ResponderEliminarHola, Marta.
EliminarA veces hay que recurrir a medidas extremas para conseguir eficacia.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Nunca imaginé que un gondolero (no los conozco más que por las películas), fuera tan fanático de la ciudad, y tan taimado con sus pasajeros. En fin, cada uno tiene su corazoncito. Excepcional puesta en acción de un gondolero fervoroso y expeditivo; debiera postularse para alguna legislatura perezosa. Suerte,
ResponderEliminarHola, Beba.
EliminarFanáticos los hay en todas partes, y parece ser que en el gremio de los gondoleros hay uno que además es un psicópata. Quién sabe, lo mismo acaba de presidente del país, todo es posible.
Me alegra saber que te gustó el escenario.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Sin duda, una notable historia de humor negro y sanguinario narrada con singular frescura y macabro desenfado. De tu original y entretenido relato se pueden deducir 3 cosas sobre el psicópata protagonista: A- Adora la ciudad de Venecia. B- Conoce bien el nombre y la historia de sus célebres canales. C- Odia a los turistas ignorantes que tiene que soportar a diario. "La Historia con sangre entra" sería una moraleja muy adecuada para tu delirante fábula.
ResponderEliminarSuerte en el concurso de El Tintero. Saludos cordiales, Paloma.
Hola, Paco.
EliminarEste psicópata con remo adora a su ciudad pero lo demuestra de una manera poco ortodoxa y desde luego ilegal. Es cierto que cuando las autoridades competentes se muestran incompetentes algunos deciden tomar la iniciativa y luego pasa lo que pasa.
Gracias por tu visita y comentario.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho este humor sádico que empleas con estos asesinatos del gondolero. Llegas y arrasas con todos los nombres de los lugares en el paseo. Tienes muy reciente ese viaje y una memoria muy buena. Así que este relato tiene una muy buena nota. ¡Suerte en el tintero!Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen.
EliminarEse viaje reciente a Venecia me facilitó mucho la escenificación, podía recordar perfectamente todos los lugares que cito y eso ayudó bastante.
Gracias por valorar tan positivamente mi relato.
Un besote.
Me largo...............ja,ja,ja, me das miedo Paloma!!
ResponderEliminarEso si, hay que ver lo a gusto que se mata desde el teclado y además a través de otros personajes :-), ya veo que por aquí quedan aún historias de la siempre inspiradora Venecia y lo has aprovechado la mar de bien.
Un beso veneciano y otro marciano :-)
Hola, Miguel.
EliminarEntiendo tu miedo, yo también estoy algo asustada de mí misma.
Como bien dices es fácil matar desde el teclado, espero que nunca llegue a hacerlo materialmente porque la sangre me da mucho respeto por ser fuente de infecciones varias, algunas mortales.
Nunca hubiera imaginado que ese viaje a Venecia diera tanto de sí.
Un beso.
Jajajaj que bueno Paloma!! Un gondolero asesino!!
ResponderEliminarMe ha encantado que escribas sobre Venecia!! significa que te ha inspirado lo suficiente como para escribir sobre ella, que mientras estabas allí tu imaginación volaba, y eso me encanta. Pero es que es un escenario tan bonito!! Respecto al relato, me ha encantado la reflexión del gondolero: “no me voy a quedar en paro”.
Pero en cierto modo lo entiendo (o sea sin llegar al extremo de asesinar), me refiero a su indignación. Adora su ciudad y tiene que ver como un grupo de catetos confunden Rialto con Los suspiros jajaja eso no tiene perdón!
A veces los turistas agotan mucho, y el gondolero solo quiero respeto por su ciudad :))
Eso sí, el examen se vuelve un pelín difícil, yo la palmo seguro!!
Me ha encantado, es divertido, tiene buen ritmo y con ese toque de humor negro que me encanta!!
Un besote guapa y feliz noche :))
Hola, María.
EliminarCreo que esa simpatía que te despierta el gondolero es porque tú también amas Venecia, te enamoró como a todos los que hemos tenido la suerte de conocerla. Saber que hay turistas que van a tontas y a locas, sin apreciar las maravillas que tiene, nos enfada igual que a él.
Me alegro de que te haya gustado y divertido.
Un beso.
P.D. Las respuestas a las preguntas del gondolero están en la contestación a Josep Mª ;)
Excelente relato por donde se lo mire, la trama, la construcción del personaje, el ambiente y la frescura con que el narrador lo cuenta. También hay un dejo de ironía en la voz que va narrando que hace que uno se ponga del lado de este gondolero y se crea la historia desde el comienzo hasta el final. Una verdadera perla. Te deseo mucha suerte en el concurso del tintero!!
ResponderEliminarAriel
Hola, Ariel.
EliminarQue te pongas del lado del gondolero me gusta, eso quiere decir que ha sabido convencer con sus explicaciones y sus motivaciones se entienden. A mí también me ha caído bien este protagonista desde el principio ;)
Muchas gracias por tu valoración, es un placer cuando un texto es tan bien apreciado por un lector.
Un abrazo.
Hola Paloma.
EliminarMis felicitaciones por tu brillante tintero de bronce. Te mando un cariñoso saludo y ¡qué disfrutes de este hermoso premio!
Ariel
Muchas gracias.
EliminarEstoy muy, pero que muy contenta, la verdad.
Un abrazo.
Gracias, Paloma, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarHola, David.
EliminarComo verás he roto mi propósito de no participar en concursos ni retos. Pero es que tus iniciativas son tan sugerentes y tan tentadoras que no pude evitar desdecirme. Llevaba ocho galas resistiendo, pero al final, en esta caí y aquí estoy.
Un abrazo.
Ah! cuando suba a una góndola..entraré temerosa...qué ingenio para describir a un psicópata! Felicitaciones aunque a mi no me gustan estas historia tétricas..a mis hijos grandes les va a apasionar.Son fanáticos de ellas.Suerte en el concurso! Abrazo
ResponderEliminarHola, Graciela.
EliminarA mí este tipo de historias, en principio, no me gustaban mucho hasta que me puse a escribir una, y resulta que me he divertido un montón.
Si subes a una góndola, hazlo tranquila, seguro que ese gondolero psicópata no te toca en suerte, hay muchos por Venecia y la probabilidad es muy baja.
Un abrazo.
Se te da de miedo lo del psicópata jajaja no me extraña que te divirtieras y es que a veces hay personas que sacarían al monstruo que llevamos dentro y qué mejor que soltarle un golpe de remo, a ese paso diezma la población de turistas de Venecia y los moradores seguro que se lo agradecen.
ResponderEliminarEste tipo de humor entre negro e irónico se te da muy bien y consigues relatos que se leen en un suspiro y te dejan con una sonrisa, a pesar del tema y del psicópata.
Besos
Hola, Conxita.
EliminarDescubrí hace tiempo el poder terapéutico de la escritura, cómo una podía desahogarse volcando en el papel impresiones, pero nunca pensé que entre esas impresiones se encontraría el matar a gente, ja, ja, ja.
Creo que el ser humano es un animal, en el sentido biológico de la palabra, y esa fisiología, a veces, no puede ser reprimida por la educación y los convencionalismos sociales, y es entonces cuando aflora el lado más salvaje.
Gracias por tu valoración y tus palabras, guapa. Que tengas un buen jueves.
Un besote grande.
Prefiero no contestar tu pregunta!!!! Me encanta el tono tan natural con el que explica sus andanzas nuestro amigo. Sí, prefiero considerarlo un amigo, por lo que pueda pasar.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, David.
EliminarA este tipo de personajes es mejor tenerlos de tu lado y que sean tus amigos, porque como enemigos son muy peligrosos.
Como te aprecio y no quiero que te pase nada malo te chivo la respuesta: el último Dogo se llamaba Ludovico Manin ;)
Un abrazo.
La nota a pie del relato, me ha dejado más tranquila. Jaja
ResponderEliminarEn cuanto a lo de divertirte matando, mi consejo es que te vayas observando, porque motivos para continuar, seguro que no te faltan.
Suerte.
Un abrazo
Hola, Ana.
EliminarSí que me quedé con ganas de extender el relato y contar más escabechinas, pero decidí no abusar. Tienes razón, lo mío es para consultarlo con profesionales.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Voy corriendo a google a buscar quien fue el último Dogo!! de los relatos que te he leído Paloma en mi opinión es de los mejores, tanto en técnica narrativa, como la propia y original historia y también la estructura del relato. La idea de un asesino que mata a los turistas que no conocen su ciudad es sin duda innovadora. Además se ve la evolución del personaje, al principio mata por arrebatos, luego lo planifica y exige cada vez un mayor nivel de conocimiento. LA historia daría un desarrollo mayor. Veo que te has lanzado a presentarlo al Tintero, te deseo mucha suerte. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, Jorge.
EliminarCreo que este gondolero llevaba un asesino en su interior desde hacía tiempo pero no lo sabía. El japonés impertinente lo despertó y una vez que probó la sangre ya no pudo parar.
Eso que dices sobre una idea innovadora me preocupa, a ver si le he dado ideas a algún otro gondolero...
Como me divertí tanto escribiendo esto me quedé con ganas de alargar la historia, tenía en mente una evolución mayor de este asesino en serie, pero la limitación de palabras (en el curso y también en el Tintero) me lo impidió. Puede que más adelante haga una versión extendida, no sé.
Gracias por esa suerte que me deseas en el concurso porque la voy a necesitar.
Espero que hayas encontrado quién fue el último Dogo ;)
Un abrazo.
Hola Paloma, impactante final, me ha parecido buenísimo que impliques al lector de esa forma. A pesar de lo macabro del relato me he divertido leyéndolo. También me parece muy original la forma en que tratas el tema de la masificación turística y la falta de cultura sobre la ciudad. Te deseo mucha suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Pilar.
EliminarDicen que a grandes males, grandes remedios. Este gondolero no se anduvo por las ramas, se puso drástico.
Me alegro de que te hayas divertido, a pesar del tema esa era la intención, así que misión cumplida.
Muchas gracias por tus deseos y por tu visita.
Un abrazo.
Hola Paloma, ay con lo bonita que es Venecia...creo que como llevo pura sangre italiana, mis dos apellidos me delatan y así es de verdad, voy a presumir, tal vez ese gondolero se lo hubiera pensado, ¿qué te parece? Le hubiera dado conversación en italiano, y le hubiese resultado simpática. Muy bueno y divertido tu relato. Un abrazo Paloma.
ResponderEliminarHola, Miry.
EliminarQue haya un gondolero desequilibrado no quiere decir que todos los italianos sean igual. Es más, he visitado Italia en tres ocasiones y siempre me he llevado una estupenda impresión de quienes son de allí.
Si tú hubieras ido en esa góndola maldita a buen seguro que nuestro gondolero asesino no te habría atacado, hablarle en italiano habría un punto a tu favor, y estoy convencida de que tu cultura sobre esa ciudad tan bonita, Venecia, le habría satisfecho.
Gracias por tu comentario y tu visita.
Un abrazo.
A partir de ahora, cuando vuelva a Vencia, trataré de repasar la lección antes,... y sobre todo, no le queitaré ojo al gondolero! Me ha encantado tu ejercicio...
ResponderEliminarHola, Norte.
EliminarHarás bien en no quitarle el ojo al gondolero, lo que pasa es que quedará raro porque se supone que se pone en la parte trasera de la góndola, pero es cuestión de supervivencia y no de estética.
Me encanta que te haya encantado.
Un abrazo.
Vaya Paloma pues si que te ha dejado huella Venecia, todo un aprendizaje, aunque hay lecciones de criminología y cultura que habrá que repasar ante de ir jeje. Vaya que se ha ensañado bien el gondolero con los turistas y ¡es que no se puede ir solo a hacer fotos señores! cómo deben de estar los canales de turistas desaparecidos. Este gondolero hace buenas migas con Norman Bates, cada uno en su especialidad, pero los dos le van las superficies cortantes. Me ha resultado un relato muy ameno y macabro jaja. Yo me pido la habitación a compartir contigo en el Motel, así se que Norman no nos tocará, y pobre de él como se atreva. Un beso
ResponderEliminarHola, Eme.
EliminarLa verdad es que el viaje a Venecia ha sido muy productivo. Nunca lo hubiera imaginado.
Me parece buena idea compartir habitación en la gala, aunque si hace buen tiempo yo te propongo acampar fuera de la casa en una tienda de campaña, no sé, las duchas de ese motel no me molan nada.
De todas formas, gracias al gondolero justiciero, tengo unas cuantas ideas en la cabeza sobre ataque cuerpo a cuerpo, así que en caso de apuro podremos apañarnos.
Un besote grande.
Hola ¿Paloma?.
ResponderEliminarMe ha parecido un relato estupendo con el que he disfrutado un montón. Primero porque está bien escrito, con agilidad narrativo y humor negro del bueno bueno, y además, porque me pasa lo que al prota, yo también mataría a los ignorantes que confunden puentes e historia.
Tu relato, como mínimo, merece estar en el podio de nuestro ya mítico Tintero.
¡Suerte compañera!
Hola, Tara.
EliminarSí, soy Paloma. Kirke es mi alias, pero en otros foros (Facebook) aparezco con mi nombre real, Paloma, y David lo conoce.
Ojalá pudiera estar en ese podio magnífico del Tintero que algunos ya conocéis (¡qué envidia!), sería todo un honor. Pero comentarios como el tuyo son ya un gran premio. Que valores tan bien el relato me enorgullece.
Muchísimas gracias por tus palabras y tus deseos.
Un beso.
Gracias.
ResponderEliminarEs buenísimo Kirke el relato , lo cuentas con tanta naturalidad que casi nos animas a formar parte de su club .
ResponderEliminarEs de lectura rápida y los hechos suceden tan velozmente que casi no te da tiempo a saber al final a cuantos mató.
Es que no conocer el puente de los suspiros cabrea al mas pintado jejeje.
Suerte en el concurso el T. de Oro.
Un abrazo
Puri
Hola, Dulcinea.
EliminarCreo que este gondolero se ha cargado de razones para actuar como lo hace, él nos lo ha contado y parece que nos ha convencido.
Sí, confundir esos dos puentes no tiene perdón.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
A mi de un remazo se me hubieran cargado a la primera de cambio, y además me hubieran pillado haciendo algún selfie o enviando alguna foto a alguien conocido.
ResponderEliminar¡Buenísimo el relato, Paloma, además de ilustrativo! Has tenido la suerte de estar allí cerquita para inspirarte realmente como Dios manda.
Te deseo mucha suerte en el concurso, solete.
Un besazo
Hola, Chelo.
EliminarEs cierto que haber estado en Venecia hace tan poco me ha ayudado con la descripción del escenario, y el saber cuánto turista ignorante abunda por allí me ha ayudado a perfilar mejor a "mi" gondolero.
Espero que cuando vayas a Venecia no te topes con este personaje, o no te entretengas en enviar fotos cuando se puede disfrutar del paseo y de las vistas.
Un beso muy grande y gracias por tus buenos deseos.
Que horror, y yo que tenía pensado visitar Venecia y pasearme en una góndola! ahora que leo tu relato, será mejor que repase la historia, no vaya ser que diga algo incoherente y termine igual que los turistas. Me dio pena el pobre japonés, me lo imagine con sus gafas, su cámara, sombrero de sol y esa peculiar sonrisa. Me fascino el humor negro en este texto, es magnífico. Suerte en el tintero!
ResponderEliminarHola, Yessy.
EliminarPor si te toca en suerte el gondolero psicópata te soplo la respuesta a las dos preguntas del test. El último Dogo se llamaba Ludovico Manin y Venecia perdió la independencia en 1797.
Si el gondolero decide cambiar el cuestionario ya no me hago responsable. Habrá que visitar Venecia después de cursar un máster en historia veneciana, de lo contrario puede ser peligroso ir allí.
Muchas gracias por tu comentario y por tus deseos.
Un abrazo.
Kirke, excelente relato. Me ha producido cierto rechazo, eso es bueno quiere decir que lo has hecho muy creíble.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Un beso
Hola, Mirna.
EliminarLos métodos de este gondolero son cruentos y extremos. Que te hayan parecido creíbles me gusta, aunque no te haya gustado a ti ;)
Gracias por tu visita.
Un beso grande.
'Hola hola!
ResponderEliminarEnhorabuena compañera por tu tintero de bronce, un relato estupendo que e ha dado la oportunidad de conocer tu modo de escribir.
Hasta pronto.
Hola, Tara.
EliminarMuchas gracias. Estoy muy contenta, es la primera vez que participo y no puedo más que enorgullecerme de haberme batido con tan buenos escritores y que me hayan valorado tan positivamente.
Un abrazo.
Felicidades Paloma por ese Tintero de Bronce. Llegar y besar el santo como quien dice. Vas a tener que darnos la dirección del profesor de ese curso que estás haciendo ;) Un beso!
ResponderEliminarHola, Jorge.
EliminarSupongo que fue la suerte del novato, te aseguro que he flipado.
Estoy aprendiendo mucho en este curso, pero que con este texto precisamente haya ganado un premio me sorprende más porque apenas hice caso a las indicaciones (y pegas) que me puso la profesora, mira tú, ja, ja, ja.
Gracias y enhorabuena por el Tintero de Oro.
Un abrazo.