Siempre he pensado que todo amante de la lectura lleva el germen de un escritor en su interior. Quien más quien menos siempre ha pensado emular a los escritores que más le gustan.
Esta inquietud muchas veces se traduce en cortos textos o narraciones más o menos extensas que la mayoría de las veces permanecen guardadas en un cajón a salvo de la mirada de los otros. Ahora con internet y la facilidad que nos proporcionan las redes sociales estos escritos tienen un canal de exposición y se puede compartir con otras personas con inclinaciones parecidas lo que hace sentirse al aficionado escritor acompañado y comprendido.
Sin embargo algunos quieren ir más allá. No se conforman con difundir por la red sus creaciones. Quieren que sus escritos se publiquen, que se editen y, supongo, también quieren recibir una compensación monetaria a cambio. Es de ley, un trabajo además de ser reconocido también debe ser remunerado, ¿por qué no?
Pero una cosa es publicar un texto en un medio social—blogs, Facebook, etc—y otra muy distinta comercializarlo. No conozco el mundo editorial para ponderar los baremos que se utilizan a la hora de decidir si una obra se publica o no pero yo también tengo mis tablas en lo de pelearme para que mi labor pase a la imprenta.
Me dedico a la investigación y en este mundo si tus trabajos no aparecen en una revista científica no eres nadie, simplemente no existes. Hagas lo que hagas debe mostrarse en letra impresa. Se supone que es para divulgar tus conocimientos y para que el mundo se beneficie de las conclusiones de tus experimentos. Se supone.
Evidentemente un artículo científico no tiene nada que ver con una obra literaria. Aunque es importante cómo se escribe cuando de ciencia se trata lo que más importa es lo que se escribe. Rigor experimental, datos constatados y estadísticas fiables son los elementos básicos para que un estudio se dé por bueno lo que no quiere decir que se vaya a publicar.
Y es que antes de que un editor decida insertar un artículo en su revista dicho artículo debe pasar por lo que familiarmente llamamos “peer review” que traducido literalmente es revisión por pares, es decir, varios “colegas” que trabajan en campos similares deben leerlo y dar el visto bueno. Lo de “colegas” ya lleva mucha traca porque si uno se piensa que por ser un compañero de área de investigación va a ser más comprensivo está muy equivocado. La imagen que aparece a continuación ilustra perfectamente lo que supone ese trámite de “peer review”.
Las escabechinas dejarían en mantillas a algunas masacres bélicas—metafóricamente hablando, claro—ya que algunos comentarios de estos colegas no es que sean implacables, son auténticas sentencias de muerte (investigadora).
Con todo esto quiero decir que es muy difícil publicar en revistas científicas pero no imposible. Si uno es constante, tiene una voluntad de hierro y nervios templados lo puede conseguir. La que escribe sabe de esto y con perseverancia—y más moral que el Alcoyano—ha logrado publicar varios artículos. Pero también he recibido muchas negativas, críticas demoledoras—unas veces con razón, otras no tanto—incluso me han rechazado un manuscrito sin tiempo material para leerlo.
Sobre lo que yo quiero reflexionar es hasta qué punto somos críticos con nosotros mismos, hasta qué punto somos capaces de reconocer que a veces no hacemos las cosas bien, que nuestro trabajo no es bueno. En el mundo científico la subjetividad tiene muy poca influencia aunque también existe—los “colegas” que revisan los artículos tendrían mucho que explicar al respecto—pero los números y los resultados son los que salen tras un experimento. Esto no es cuestión de gustos.
Sin embargo en las obras literarias la percepción del lector es un factor imponderable e imprevisto, es imposible controlar las emociones de un tercero. Una novela puede estar muy bien escrita y no gustar. ¿Por qué? Pues yo no lo sé, quizás un psicólogo sabría mejor explicar estas cosas. Y esto es lo que ocurre algunas veces pero a algunos autores les cuesta reconocerlo y envolviéndose en un aura de excelsitud piensan que los lectores son unos ignorantes y no han sabido captar la excelencia de su obra o piensan que todo es una conspiración cósmica que se forma para destruir su carrera profesional.
Otra diferencia con la literatura es que en el mundo científico el autor no recibe un céntimo por la publicación—en algunas ocasiones incluso tiene que costear parte de los gastos de edición—y su única recompensa es que algún laboratorio o empresa lea ese artículo y decida financiar futuras investigaciones. Si esto no ocurre—que no suele ocurrir—el único consuelo es que se cite su artículo en otras revistas o conseguir un número elevado de descargas en Research Gate (una especie de Twitter para científicos) que suele indicar que el artículo es interesante. De todas formas puedo entender la frustración de un escritor cuando su novela no se vende porque eso afecta a su economía además de a su ego.
Desde mi humilde experiencia me atrevería aconsejar a estos autores que no se desanimen, que sigan adelante y que sigan luchando contra viento y marea, porque la vocación lo exige y porque hacer lo que a uno le gusta no tiene precio.
Kirke
Curiosa entrada. Nunca se me había ocurrido pensar en la relación entre las publicaciones científicas y las literarias. Para mí, una cosa es trabajo puro y duro (no mío; yo nunca me he visto en esa tesitura, pero sí a muchos amigos) y otra, es afición, vicio, entretenimiento por parte del lector y arte, por parte del autor.
ResponderEliminarMe has hecho reflexionar en la semejanza. Muy interesante.
Gracias y un abrazo.
En el proceso de escribir un artículo científico no hay mucho arte pero sí afición porque intentar que otros comprendan lo que tú has comprobado y concluido con tu estudio a veces es complicado. Es un trabajo arduo y meticuloso (tablas, gráficos, estadísticas) que te tiene que gustar porque de lo contrario te aburrirías soberanamente.
EliminarAdemás con todo lo que hay que sufrir para que te lo acepten en una revista hay que amar mucho este oficio si no no se podría soportar.
Gracias, un beso.
Interesante y descriptiva entrada que va al meollo del asunto: El que escribe es porque quiere y se lo pide el cuerpo, pero por eso mismo está expuesto a críticas constructivas o no, a gustos y disgustos.
ResponderEliminarNo siempre se triunfa, pero con humildad y constancia se consigue lo que uno se propone.
Besos
Hay que ser conscientes que cuando uno se expone a la luz pública la crítica está servida.
EliminarLo que no hay que hacer es tirar la toalla ante el primer obstáculo que se nos presenta. La vida no es fácil y la del escritor no va a ser una excepción.
Un besote.
Interesante comparación Kirke. Tengo conocidos que publican y creo que es un mundo muy similar o no sé si incluso más competitivo porque a veces hay mucho en juego y no solo hablo de prestigio profesional.
ResponderEliminarA mi me parece admirable lo valiente que es la gente, que se lanza a escribir un libro...buff, a mí me parece muy difícil y tampoco sé qué ingredientes son los que hacen que alguien tenga éxito y buenos libros (según mi opinión) se queden aparcados. También es cierto que a veces también me admira la poca capacidad de autocritica que algunas personas tienen, pero bueno si son felices haciéndolo y alguien les sigue y lee...¿quién soy yo para juzgar a nadie?
Desconozco el mundo editorial, de momento pronto hará un año que tengo mi blog y me encanta escribir, llamarme "escritora" me supera un poco, yo digo que soy una aprendiz porque es lo que siento que estoy haciendo, aprender.
Claro que sueño con escribir un libro y más de uno, pero lo veo muy lejos y no sé si nunca lo he visto como algo con posibilidades, y ya imaginarme que sea un éxito...eso aún creo que no lo he soñado. Lo que es cierto es que escribir me hace feliz, me gusta y me relaja crear historias y de momento he conseguido superar el miedo escénico y enseñar lo que escribo, compartirlo con otros y aprender de otros.
Lo importante es perseguir los sueños y hacer aquello que te hace feliz.
Un abrazo
Pues, Conxita, poco a poco vas realizando tus sueños. Has superado esa vergüenza que algunos tenemos a que nos lean (a mí también me ocurrió), ya es un paso. Sigue escribiendo esos relatos tan bonitos deleitándonos a los que te leemos y cuando veas el momento escribe ese libro que sueñas.
EliminarOjalá tuviera la fórmula para averiguar qué hace falta para que un libro se venda y sea un éxito. Al igual que tú no entiendo el impacto que tienen algunos libros y la poca mella que tienen otros con mayor calidad.
En fin, en cualquier caso no desistas de realizar lo que te hace feliz.
Un beso
Interesante artículo y no menos los comentarios. No sabía que existía esa competitividad dentro de las publicaciones científicas aunque me lo figuraba y creo que debe venir de antiguo (Newton y después Darwin creo que tuvieron buenas trifulcas con algunos de sus contemporáneos, aunque no se si me estoy saliendo del tema).
ResponderEliminarCoincido con otros comentarios, lo esencial es constancia y humildad. Cada uno escribe por diferentes razones, si tienes la necesidad adelante. Si quieres progresar, hay que estar abierto a la autocrítica. Yo tampoco me atrevo a llamarme escritor con mayúsculas, siempre añado el calificativo de amateur, novel o aficionado. No tengo planes a corto plazo de momento, solo se que si escribir se convierte para mi en un calvario me bajo o como dicen donde vivo "me apeo".
Un saludo Kirke.
Cuando tomamos una afición se supone que es para disfrutar. El disfrute no creo que esté reñido con cierto sacrificio, si queremos hacer algo bien seguramente necesitaremos esforzarnos pero como decía mi abuela "sarna con gusto no pica".
EliminarEl mundo de la investigación, como cualquier otro entorno profesional, es muy competitivo y las trifulcas se siguen dando incluso entre científicos con menos enjundia que los que tú citas. La envidia y los celos son defectos extendidos que afectan a todas las áreas del conocimiento.
Supongo que todos los escritores ahora famosos, en su día fueron aficionados y noveles así que sigue insistiendo que quizás algún día llegues a ser "profesional". En mí ya tienes una rendida lectora.
Ánimo
Muy bueno tu post, Kirke, me ha encantado el tema y cómo lo has redactado.
ResponderEliminarAlgo puedo aportar sobre el tema, pues mi cuñado es químico (tiene algunas publicaciones en revistas científicas )y he podido ver de cerca la ardua labor que supone llegar hasta ahí.
Para mi, que no entiendo de la materia ni me gusta, leer lo que los demás tanto elogian es, como tú dices, un soberano aburrimiento, pero conociendo todo el esfuerzo que hay detrás, cuando lo veo en papel me crea mucha admiración, que es lo que, en general, siento por cualquiera que publica un libro de cualquier tipo, aunque sea tan solo por el trabajo que le presupongo..
Pero claro que las diferencias son grandes. Entre otras cosas, las publicaciones científicas difunden conocimientos adquiridos, ensayados, testados y, en realidad, poco discutibles, y en las literarias, lo has dicho tú perfectamente, el escritor queda a merced de que su libro genere opinión, e incluso controversia y discusión.
Por eso es importante, además de la autocrítica (que no todo el mundo sabe hacer), respetar las críticas de los demás (aunque no sean críticos en el sentido estricto de la palabra).
En cualquier caso, se publique o no, sea uno autocrítico o no, tu última frase es lapidaria: "hacer lo que a uno le gusta no tiene precio".
Yo, por la parte que me toca, de momento me conformo con lo que dice Conxita de "superar el miedo escénico" ;-)
¡Un beso grande!
Se nota que tienes 'un científico en tu vida' porque sabes valorar muy bien esas publicaciones que para los profanos son un auténtico tostón (incluso para algunos entendidos) y que pueden parecer muy breves pero que tienen detrás meses de duro trabajo.
EliminarCualquier trabajo que uno realice primero debe hacerlo con responsabilidad pero si además le satisface debe complementarlo con ilusión y siempre sentirse agraciado porque al menos hace lo que le gusta.
Un besote, Chelo
Qué interesante¡¡ me alegra que te hayan publicado algunas publicaciones científicas¡¡ es real que todo blogero lleva un escritor en ciernes (casi todo) pero como bie dices lo único que hace falta es perseverancia¡¡¡un besazo enorme¡¡¡ ánimo y adelante¡¡
ResponderEliminarPerseverar es bueno en todos los ámbitos. Hay que ser constante porque raras veces las cosas importantes se consiguen sin esfuerzo.
EliminarUn saludo
Hola! Que gran entrada, muy interesante. Yo la verdad es que me encantaría publicar, pero para eso primero tendría que aprender a escribir, porque historias se me ocurren mil en mi cabeza, pero como intente plasmarlas en un papel quedan de lo más cutre.
ResponderEliminarTambién reconozco que con esto de las nuevas tecnologías y los ebooks cada vez es más fácil publicar algo. Incluso aquel que quiera puede crear un word o pdf y venderlo por su cuenta en su blog o web, pero está claro que si quieres que llegue a mucha gente necesitas promoción y opciones para vender, y para eso hace falta dinero.
Yo tampoco entiendo de editoriales y baremos así que ni idea, lo que si que veo es que cada vez está más en auge la autopublicación.
Un saludo!
La autopublicación es una opción sobre todo para los principiantes pero también es importante la promoción y ahí ya entran en juego otros factores.
EliminarSi tienes muchas historias en tu cabeza hazlas salir, Beatriz, que seguro lo harás muy bien. No te quedes con las ganas de verter lo que imaginas.
Un abrazo
Es interesante lo que nos comentas y sì que es similar con las publicaciones en revistas jurìdicas. Pasa un filtro tremendo para asegurar que es correcto el fundamento legal que lo acompaña, que no tiene matices discriminatorios o violatorios ( eso solamente en el fondo) pero en la forma tambièn, desde la redacciòn, la estructura temàtica y hasta la cantidad de palabras.
ResponderEliminarYo por lo menos puedo nombrar 3 libros de Coelho que me han matado del aburrimiento, supongo que las ventas infieren que es un escritor destacado pero en lo que a mì respecta cada libro es similar al siguiente y su estilo no requiere esfuerzo. No me explico como lo aman tanto algunos lectores, pero ya es cosa que va en el gusto personal. Si tambièn tuviera que pasar un filtro entre colegas, y esos colegas fueran Vargas Llosa, J.K. Rowling, Dan Brown, ... me gustarìa que le dieran una paliza.
Está claro que los textos técnicos (ya sean de derecho o ciencia) pasan por filtros quizás más estrictos que los literarios. Por otra parte es lógico porque el arte puede ser subjetivo pero las leyes o los experimentos deben ser rigurosos y ajustarse a normas precisas.
EliminarRespecto a lo que comentas sobre escritores afamados que tienen libros malos se podría aplicar el dicho ese de "cría fama y échate a dormir"
Una interesante reflexión con la que estoy de acuerdo y con la que, además, he aprendido cosas sobre la publicación en el mundo científico.
ResponderEliminarYa imaginaba que la rigurosidad y respaldo de casos prácticos eran imprescindibles a la hora de poder publicar un artículo de corte científico, lo que no sabía es que otros "colegas" versados en la materia tuvieran que dar su vista bueno. Creo que ahí es donde entra la más completa subjetividad. Admirable el acopio de fuerza de voluntad y perseverancia que mencionas para llegar, al fin, a buen puerto. Y por cierto, enhorabuena por haberlo conseguido tú en más de una ocasión.
Respecto a las publicaciciones literarias, comparto tu opinión en todo. La humildad no es una característica que posean todos los escritores o los que se creen serlo, pero uno tiene que trabajar por aquello en lo que cree, no ha duda.
Muy bueno, Kirke, me ha gustado mucho leerte!!
Un abrazo :)
Muchas gracias, Julia, por tus palabras.
EliminarComo ya he comentado anteriormente la perseverancia y la disciplina son necesarias en cualquier ámbito si uno quiere realizar un buen trabajo aunque, quizás, también hace falta un poquito de suerte.
Como escritora que eres, yo te considero así, también sabes de las críticas y con mucho sentido común (y humildad) aceptas las opiniones de tus comentaristas. Ya tienes el terreno abonado para triunfar.
Gracias por pasarte por aquí.
Un beso