REGALO DE NAVIDAD
Esta pandemia
nos ha traído muy malos momentos, pero también nos ha regalado la faceta mejor
de algunas personas, y no me estoy refiriendo solo a los sanitarios o a los
trabajadores de servicios esenciales que han estado dando el callo desde el
minuto cero.
Pequeños gestos,
en principio sin importancia, han resultado reveladores y muestra de qué pasta
están hechos algunos.
Durante el confinamiento
más estricto en la primera ola estuve en contacto “estrecho” con una pareja muy
mayor de vecinos. Ese contacto consistía en preguntar cómo estaban cuando
coincidía con la mujer a través de nuestras respectivas ventanas de la cocina
que daban a un pequeño patio. Tanto al tender la ropa, o al abrir para
ventilar, si ella también estaba asomada hablábamos un poco, tan solo un «¿Qué
tal vamos?» «¿Necesitan algo?» o simplemente un «Buenos días». Ella me
comentaba sus miedos, su preocupación por la salud de su marido y también se interesaba
por la salud de los míos. Entonces yo me ofrecía a ayudar en lo que fuera preciso,
una ayuda que, afortunadamente, no fue necesaria.
Ese fue nuestro
trato durante varias semanas.
Hoy, día de
Navidad, mi vecina se ha presentado con un plato de repostería que me ha dejado
con la boca abierta (y babeando). Sé que le ha costado mucho trabajo porque, a
la laboriosidad del postre en sí, hay que añadir que ella no está muy bien de
salud y tanto tiempo en la cocina ha debido suponer un gran esfuerzo, por eso
se lo he agradecido aún más. Ella simplemente se ha dedicado a decirme con
lágrimas en los ojos: «¡Feliz Navidad!», yo apenas pude balbucir un entrecortado
«Igualmente». No hizo falta más.
Todo un regalo de Navidad, Paloma, pues no solo es el postre en sí sino el tiempo en prepararlo pensando en ti. Feliz Navidad!
ResponderEliminarDesde luego fue un estupendo regalo, además de estar muy rico, el tiempo empleado en él es lo que más valor le dio.
Eliminar¡Feliz Navidad, David!
Hola Paloma lo he leído en el FB y me ha parecido un detalle precioso por parte de tu vecina, un auténtico regalo de navidad como ese regalo que tú también le hiciste durante el confinamiento. Vamos que podría ser un relato navideño de lo más verídico. Esta pandemia también nos ha traído preciosos gestos aunque como siempre a los malos se le da más publicidad.
ResponderEliminarBesotes guapísima y feliz Navidad.
En los malos momentos que nos toca vivir, yo me agarro a estas "pequeñas cosas", a estos instantes donde te das cuenta quién está cerca de ti. Es reconfortante saber que hay gente generosa, dispuesta a regalar su tiempo y su esfuerzo. Tienes razón en que se le da más publicidad a los gestos malos, porque es lo que vende, pero yo creo que los buenos abundan más.
EliminarUn beso muy grande, Conxita, y pasa unas felices Pascuas.
Hola Paloma: "Amor con amor se paga" es la frase que se me ha venido a la boca cuando he leído tu entrada.Como tu bien dices, esta tragedia ha sacado a luz la pasta de la que esta hecho cada uno y, afortunadamente hay gente que esta hecha de una pasta con tan buena pinta como el "pastel" de tu vecina.
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!
P. D. Anda que has "compartido" el regalo. Un beso
Hola, Pura.
EliminarCreo que en este intercambio he salido yo ganando porque el pastel estaba de chuparse los dedos. Todo un detalle el de esta mujer al acordarse de mí y hacerme algo tan rico.
Apenas me dio tiempo a hacerle la foto, porque desapareció en un plis plas en cuanto lo puse a la mesa, no quedaron ni las migas, así que poco pude compartir, ja, ja, ja.
Un beso grande y cuídate mucho.
¡Qué bonita muestra de amistad, Paloma! El pastel de tu vecina es la respuesta a tu sincera preocupación por ella y por su marido. Ella, la autora de ese apetitoso plato de repostería ha sabido valorarte en lo que vales, amiga mía. Sigue siempre así.
ResponderEliminarTe deseo una salida de 2020 venturosa y sobre todo un 2021 Feliz Feliz. Creo que todos nos lo merecemos.
No sé si me lo merezco o no, pero yo le agradezco a mi vecina que pensara que sí, porque estaba de rechupete el pastel.
EliminarGracias por esos buenos deseos, y esperemos que el 2021 sea mejor que este año que ya se acaba, que, bien mirado, tampoco lo tiene muy complicado, a poco que se esfuerce, mejor que este...
Un beso grande, Juan Carlos.
Loa buenos modales y la generosidad siempre (o casi siempre) se ven compensados. La gente mayor que vive sola y que es la más vulnerable ante esta pandemia, es la que se muestra más agradecida por esa muestras de cariño e interés.
ResponderEliminarUn plato de repostería casera es todo un detalle. Espero que lo hayáis disfrutados.
Felices fiestas!!!!
Un beso navideño.
Hola, Josep Mª.
EliminarSé que durante el primer confinamiento mucha gente mayor se sintió asustada. Estos vecinos tienen una hija pero vive en Alicante, pero tienen una sobrina en Madrid que estaba un poco más pendiente de ellos. Todo eso me lo contó mi vecina en nuestras charletas asomadas a la ventana; yo intentaba darle ánimos porque en aquel principio de pandemia creo que el miedo fue lo peor que nos pasó a todos, y más a la gente mayor.
Ahora, aunque el tema sigue presente, creo que estamos más preparados mental y físicamente, para afrontarlo, y al no tener ese confinamiento estricto, la cosa se lleva algo mejor.
Disfrutamos del postre a tope, rebañando el plato.
¡Felices Fiestas!
Cierto es y queda sobradamente demostrado, que el humilde ciudadano de a pie, el que brega a diario con los problemas reales, es el más generoso y el más preocupado por el vecino, el amigo o el familiar.
ResponderEliminarPor eso lo de la bienaventuranza: Los humildes de corazón pues ello heredarán la tierra.
Un beso enorme.
Fe de alguna errata: Bienaventurados los humildes de corazón, pues ellos heredarán la tierra. Eso es lo que quise poner.
ResponderEliminarAprovecho y te vuelvo a besar.
No sé si yo soy humilde de corazón, ni si heredaré la tierra, pero, de momento, me he llevado un pedazo pastel a la mesa. Así que me doy por recompensada y bienaventurada.
Eliminar¡Feliz Navidad! y gracias por esos dos besos ;)
Precioso detalle, Paloma. Lo mejor que ha tenido esta pandemia y los confinamientos sucesivos, sobre todo el primero, han sido las muestras de empatía y solidaridad con los vecinos ancianos. Mis suegros que viven en Bilbao, donde no tienen a nadie de la familia (fue imposible que vinieran a vivir a Cantabria, lo que hemos intentado durante años) recibieron en todo momento la ayuda de una pareja de vecinas que estaban de continuo pendientes de ellos y les subían la compra. Respecto a eso del agradecimiento, mi suegra tiene una frase que me encanta "Manos que no dais, ¿qué esperáis?"
ResponderEliminarUn detalle precioso y muy sabroso el de tu vecina. Por cierto, ¿qué es? Como cocinitas que soy, me entra la curiosidad.
Un beso.
Un beso.
Desde luego los primeros meses de la pandemia fueron especialmente duros para la gente mayor, verse encerrados en casa, con miedo a salir por si se contagiaban, sin poder ver a su familia si estaban en otras zonas del país, etc, etc... Ahora, aunque el problema sigue estando ahí, creo que estamos más preparados y sabemos cómo reaccionar. De hecho, mi vecina está más entera que en el mes de abril, aunque estas navidades no ha recibido la visita de su hija y nieta que viven en Alicante, pero creo que lo lleva mejor, dentro de lo que cabe.
EliminarEs un brazo de gitano relleno de nata, fresas y frambuesas. Estaba riquísimo, y lo digo en pasado porque no quedaron ni las migas.
Un besote grande, grande.