Pestañas

21 de diciembre de 2018

Escenas navideñas: Ande, ande, ande, la Marimorena.



—¿Lo has grabado todo con el móvil, Rafa?

Rafa miró la galería de imágenes de su teléfono y asintió con la cabeza desde el asiento del copiloto. Marta iba al volante con una sonrisa. La representación navideña en el colegio de Jorge había sido entrañable  y su hijo había dado muestras de tener madera de actor; ese “Muuu” de su papel como buey había sido muy convincente. Habría que plantearse apuntarlo a alguna actividad extraescolar de teatro, o algo así.

—Mira que ponerle un casco de vikingo al niño… Ya te vale, Marta —le dijo Rafa mirándola con sorna.
—¿Y qué querías? De alguna manera tenía que poner cuernos al disfraz —contestó ella con el ceño fruncido.
—Ya, pero un casco de vikingo… Además, el resto del traje era de un disfraz de oso, y no sé si sabes que el apéndice trasero de esos animales no coincide con el de un buey y…
—Mira, no me calientes —le interrumpió Marta— El niño quedó de lujo, y además, si tan mal te pareció podías haberte encargado tú de disfrazarlo.
—Vale, valeee —replicó Rafa y decidió no seguir por ese camino.

El marido de Marta sabía muy bien qué nerviosa le ponían las fiestas navideñas a su mujer. Él intentaba restarle importancia y no preocuparse demasiado por la cena de Nochebuena. La verdad es que pasaba olímpicamente de todos esos rollos y tenía un don especial para aislarse del sentir general. Pero Marta no era como él, aunque Rafa reconocía que su cuñada Alicia no se lo ponía nada fácil, era una cascarrabias integral y siempre estaba criticándolo todo.

Para mayor inri los padres de Marta también tenían lo suyo y complicaban más este tipo de reuniones. El matrimonio estaba pasando por una de sus habituales crisis; llevaban casi cincuenta años casados y nunca se habían llevado bien, pero últimamente las peleas eran más frecuentes y enconadas, y además tenían especial predilección por mostrar su beligerancia cuando estaban en público. Pero Rafa sabía lidiar con estas contingencias, mientras su suegro tuviera una copa de vino en la mano solía estar callado y ya se encargaría él de “silenciarlo”.

Rafa no tenía tantos problemas con su familia; sus padres se llevaban más o menos bien y con su hermano no tenía ningún roce, básicamente porque vivía en Japón desde hacía diez años y se veían muy de tarde en tarde.

—Jorge, a la ducha y ponte el pijama —dijo Marta mientras entraban en la casa.
—¿Me puedo acostar con el disfraz, mamá?
—No, ni hablar. Ponte el pijama.
—Jooo, es muy chuli y suave, por faaaa. Estaré muy calentito…
—Y muy cómodo con ese casco, para dormir debe de ser la leche —añadió Rafa.
—Mejor harías en vigilar que el niño se mete en la ducha en lugar de cachondearte —le contestó Marta mientras llevaba a Inés a su habitación.

Después de acostar a los niños, Marta se recostó en el sofá junto a Rafa que estaba medio adormilado delante del televisor.

—He pensado este año innovar en la cena de Nochebuena y cambiar el marisco por otra cosa. Voy a poner lombarda de primero —dijo Marta mientras colocaba sus pies encima de las piernas de Rafa.
—¿Lombarda? ¿Verdura? ¿En la cena de Nochebuena? ¡Venga ya!
—Pues es un plato típico madrileño, mi madre dice que todas las nochebuenas, cuando era pequeña, la comían.
—Claro, porque cuando tu madre era pequeña no se podían permitir el marisco. Marta, déjate de innovaciones y haz lo de todos los años. Marisco de primero, cordero de segundo y turrón y mazapán de postre. Ya.
—Mi hermana siempre se queja de que el menú es muy soso.
—Tu hermana se va a quejar pongas lo que pongas. Así que cocina lo que sea más cómodo y no te rayes.
***
“En el portal del Belén hay estrellas, sol y luna...”

Unos villancicos sonaban en el reproductor de música cuando empezaron a llegar los invitados y se acomodaron como pudieron en el pequeño salón. Jorge, excitado, correteaba entre los comensales con el consiguiente cabreo de su madre que vio peligrar la cristalería dispuesta sobre la mesa tras un par de empellones del niño. Mientras a los padres de Rafa se les caía la baba con los primeros balbuceos de Inés, los padres de Marta se sentaron a la mesa, uno en un extremo y la otra en el opuesto, a la vez que se dirigían aviesas miradas.

“Hacia Belén va una burra, rin, rin, yo me remendaba, yo me remendé...”

Tan solo faltaba Alicia y su nuevo novio. Aún no lo conocían y esta sería la ocasión para presentarlo a toda la familia. Alicia, además de ser una tocapelotas, con sus parejas tenía mala suerte —Rafa lo llamaba karma—, tras su divorcio había cambiado de novio varias veces.

Mientras Marta le daba los últimos toques al guiso de lombarda con manzana y pasas, sonó el timbre. "Será Alicia, a ver a quién nos trae ahora de noviete", pensó Marta. Desde la cocina oyó cómo Rafa abría la puerta y saludaba a los recién llegados.

—Tienes que venir a ver esto —le dijo a Marta un Rafa con los ojos como platos.

Que Rafa se asombrara de algo la alarmó, el pasotismo de su marido la exasperaba pero verle nervioso casi era peor.

—¿Qué pasa?
—¿A ti, en algún momento, te dijo tu hermana a qué se dedicaba su novio? —contestó Rafa mientras miraba de soslayo hacia el salón donde estaban todos los invitados.
—No, ¿por qué?
—Mejor será que lo veas con tus propios ojos.

Marta salió corriendo de la cocina para llegar al salón y encontrarse con un hombre muy alto, rubio, con la piel muy blanca, trajeado de negro. Y con alzacuello.

—Mira, Marta, este es Steven. Mi pareja —se adelantó Alicia mientras le presentaba a su acompañante.
—¿Tu pareja? Pero si.. Esto… Bueno, qué raro ¿no?

Ante el tartamudeo de Marta, Steven sonrió y habló con un marcado acento inglés.

—Yo ser presbítero anglicano, no sacerdote católico.
—Un hereje, vamos —contestó la madre de Rafa, voluntaria de Cáritas y catequista en una parroquia desde hacía tres décadas.
—Mamá, ¡por favor! —replicó Rafa—. Mejor nos sentamos a la mesa que la cena ya está lista.

Una vez acomodados todos, Marta se dirigió a su hermana mientras miraba de reojo cómo Jorge empezaba poner caras raras delante de su plato de lombarda.

—¡Qué sorpresa, Alicia! No nos habías dicho nada sobre “la profesión” de Steven. Es un poco sorprendente viniendo de ti que siempre te declaraste atea.
—¿Verdura en Nochebuena, mamá? ¿En serio? —refunfuñó Jorge.
—Soy agnóstica, no atea —aclaró Alicia—. Nos conocimos este verano en Londres. Yo estaba visitando la abadía de Westminster y él se ofreció a darme algunas explicaciones. Luego nos fuimos a un pub a seguir hablando de arte delante de unas pintas y… bueno, se podría decir que fue un flechazo, ¿verdad my dear? —añadió mientras acariciaba la mano a Steven.
—Vaya con el cura —dijo por lo bajinis el padre de Rafa, pero no lo suficientemente bajo porque Steven contestó.
—Yo no ser cura, ser presbítero. Y anglicano.
—¡Qué más dará! Un siervo del Señor es igual en todos los sitios. Diferentes Iglesias pero un mismo dios —contestó la madre de Rafa que miraba ceñudamente al británico, y anglicano.
—Bueno, mamá —contestó conciliador Rafa— en la Iglesia anglicana los sacerdotes se pueden casar…
— Un sacerdote debe dedicarse por completo a su vocación y no filtrear con mujeres —le interrumpió su madre.
—¡Casarse! Menuda estupidez —intervino el padre de Marta mientras miraba torcidamente a su mujer—. Aunque también pueden divorciarse y eso ya está mejor.
—Aquí también se puede uno divorciar —respondió su esposa con voz desabrida.
—Si eres católico, no, my dear Lola—replicó él remarcando la expresión inglesa.
—Y a ti qué mas te da, si no has pisado una iglesia desde la boda de Marta.
—Además, aquí eso del divorcio llegó más tarde —contestó él mientras apuraba su copa de Ribera del Duero.
—Pues no sé por qué no lo haces ahora —porfió ella.
— Ahora no tiene remedio, ya me has amargado la vida,.
—Tú venías amargado de serie, yo lo único que he hecho ha sido aguantarte.
—¿Más vino, Pedro? —terció Rafa mientras le llenaba la copa a su suegro.
—Por favor, papá, mamá, tengamos la cena en paz —intervino Alicia—. Al menos un poco de consideración hacia Steven, ¿qué va a pensar de nosotros?
—Que “Spain, is different” —contestó el padre de Rafa mirando a su consuegro con cierta complicidad.
—Tú no pinches, Ramiro —le reconvino su mujer.
—Vamos a ver, Carmen, tú puedes dar un discursito sobre la conveniencia del celibato y ¿yo no puedo hablar? —exclamó el aludido encarándose a su mujer.
—A mí no me levantes la voz…

“Noooocheeee de paz, Noooocheeee de amorrrrr…”

—Voy por el cordero —dijo Marta levantándose y aliviada por salir del salón.
—Y yo voy por otra botella de vino —añadió Rafa levantándose también.
—Sí, hijo, vete por más botellas que éste se ha pimplado una casi él solito, así lleva la melopea que lleva, claro —replicó la madre de Marta señalando a su marido.
—Es que borracho es la única manera de soportar estar cerca de ti.
—¿Qué es melopea, tía Alicia? —preguntó Jorge.
—Eso, ¿qué es milopea? —insistió Steven— Mi no comprendo.

“Pero mira cómo beben los peces en el río…”

Cuando degustaban el cordero asado el guirigay era importante. Los padres de Marta discutían acaloradamente y la madre de Rafa intentaba hacerse oír, por encima de los exabruptos de sus consuegros, para convencer a Steven de que los católicos eran mejores cristianos que los anglicanos. Mientras, Ramiro jugaba con Jorge a tirarse migas de pan a través de la mesa y Alicia le explicaba a Marta cómo había que asar “bien” un cordero. Inés, a pesar del ruido, se había quedado frita en su trona y Rafa se dedicó a rellenar las copas vacías de vino, haciendo especial hincapié en la de su suegro.

“Arre, borriquito, arre, burro, arre,…”

Cuando se sirvieron los cafés y con los niños en sus camas, la conversación era bastante caótica. Steven hablaba sobre algo acerca del brexit que nadie supo comprender porque, al poco dominio del idioma español por parte del británico —y anglicano—, ahora se añadía que el vino había mermado su vocalización y el resultado es que no se le entendía nada.

—Si es que estos ingleses no saben beber —dijo el padre de Marta.
—No como tú, Pedro, que sabes beber perfectamente, tienes muchos años de práctica —replicó su mujer.
—El vino es un excelente acompañante para degustar pescados y carnes. Siempre y cuando sea un buen caldo de una buena cosecha, claro —añadió Alicia con un retintín pedante y mientras miraba de reojo a su hermana.
—Ni mesa sin vino, ni sermón sin agustino —dijo la madre de Rafa.
—Pues aquí a falta de agustino ya tenemos anglicano —añadió su hijo al que el Ribera también le había hecho efecto— Por cierto, Steven, ¿los anglicanos dais sermones?
—No le des ideas, para sermones ya tenemos suficiente con los de tu madre —contestó Ramiro.
—¿Qué quieres decir exactamente?—dijo su mujer medio incorporándose en la silla y con el ceño fruncido.
—Hombre, pues yo creo que ha quedado bastante claro —contestó el padre de Marta levantando una ceja.
—Tú calla y no metas cizaña —intervino su mujer.
—Porque tú lo digas me voy a callar.

Entonces Steven preguntó qué era cizaña, Ramiro le contestó que debería ir a una academia de idiomas, Carmen avisó de que en su parroquia había clases gratuitas para inmigrantes, Alicia dijo que Steven no era ningún inmigrante y el padre de Marta brindó por un Gibraltar español tras lo cual su mujer le llamó facha.

Mientras todos hablaban a la vez, Rafa se acercó a Marta y, pasándole un brazo por encima del hombro, le dijo al oído.

—¡Feliz Navidad, cariño! Mola ver a la familia reunida, ¿a qué sí?

En el reproductor de música sonaba otro villancico.

“Ande, ande, ande, la Marimorena, ande, ande, ande, que es la Nochebuena.”

Continuará…



NOTA: Aprovecho esta publicación para desearos a todos una Feliz Navidad y espero que la cena de Nochebuena no os sea tan problemática como la de Marta, pero si es así al menos tomadlo con humor.



28 comentarios:

  1. Ja,ja,ja, vaya lío con las cenas navideñas Paloma; todo un camarote de los Hermanos Marx a la española y regado con diálogos muy bien hilvanados, con situaciones surrealistas y todo con un humor y amor familiar ;-). Alguna cena parecida he vivido, pero sin cura de por medio, ja,ja,ja. Por cierto, mi padre acostumbraba a hacer lombarda con una receta muy especial y me has traído recuerdos muy cariñosos hacía él. Besos y que pases unos días muy felices en compañía de tu seres queridos, feliz Navidad.

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    1. Hola, Miguel.
      Afortunadamente mis cenas de Nochebuena nunca fueron tan complicadas como esta de Marta, y desde luego no estuvo presente ningún anglicano aunque en una ocasión, siendo yo adolescente, se nos presentó un invitado sorpresa y su indumentaria aunque no tenía alzacuello era de lo más peculiar, mi madre tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por no comportarse como la madre de Rafa, ja, ja, ja.
      Mi madre también preparaba la lombarda de vez en cuando. Yo la suelo cocinar a menudo aunque no la he preparado nunca en Navidad, y es un plato muy rico.
      Yo también te deseo unas felices fiestas acompañado de los tuyos.
      Un beso muy grande.

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  2. Genial Paloma. Qué desmadre y qué bien me lo he pasado leyendo esas peripecias familiares. Tienes un gran sentido del humor y un don especial para la ironía y la crítica mordaz. Además, le das tal naturalidad y realismo al relato (será porque lo que describes no es algo inimaginable, jeje) que nos haces ver la escena y a sus protagonistas con gran nitidez. Por fortuna, excepto algún "detallito" suelto, mis reuniones familiares navideñas no son tan accidentadas, jajaja. Te felicito por esa parodia de la Navidad en familia.
    Lo de la lombarda me ha llamado la atención, pues ignoraba que fuera un alimento típico navideño en vuestros lares. Por eso me extrañó que en las noticias por TV, donde hablaban del precio de los alimentos en esta época (creo que era en Madrid), mencionaban, entre otros, la (¿col?) lombarda. Ahora veo que no es tan extraño.
    Y si te sirve de consuelo, en Cataluña esta historia o enfrentamiento familiar podría ser peor, por más larga. No sé si sabes que nosotros celebramos mucho más la Navidad que la Nochebuena. Es decir, la comida navideña por excelencia es la del día 25 (luego tenemos la prórroga del día 26, San Esteban, o Boxing Day en Inglaterra, en la tierra de Stephen, jeje), así que la bronca podría prolongarse todo el día, desde el mediodía hasta la noche, jajaja.
    Que pases unas muy felices fiestas en paz y armonía.
    Un beso.

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    1. Hola, Josep Mª.
      Si en la primera entrega de estas escenas navideñas el 80% del relato estaba basado en experiencias propias, en este, afortunadamente, prácticamente todo es inventado. Mis cenas nunca han sido accidentadas, con algún invitado sorpresa cuando yo vivía con mis padres sí (una Nochebuena un sobrino adolescente de mi madre decidió escaparse de su casa y apareció en la mía, ya te puedes imaginar la que se armó...).
      La lombarda (una especie de repollo morado y más suave) es un plato típico madrileño (hasta hace poco yo creía que se consumía habitualmente en todo el territorio nacional, pero parece ser que no, ja, ja, ja). El caso es que mi madre, gallega de nacimiento pero madrileña de adopción, lo preparaba muy bien y yo lo cocino de vez en cuando con manzanas y pasas y está delicioso.
      Tengo amigos que celebran la Nochebuena y el día de Navidad todo de corrido, se reúnen la tarde del 24 y no se "dispersan" hasta el día siguiente por la noche. En mi familia no, la cena suele tener más peso aunque la comida del día de Navidad también se celebra pero sin tantos alardes. Lo vuestro de prolongarlo hasta el día 26 me parece un agotamiento, la verdad, ja, ja, ja. Pero cada zona tiene sus tradiciones y es bueno mantenerlas aunque sean "peligrosas" por lo que pueda pasar.
      Buenas fiestas también para ti, y que la única prevención que debas tener es no excederte con los dulces y las grasas.
      Un beso grande.

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  3. Vaya comida más "entretenida", buff. Afortunadamente las mías son más sosas y tranquilas. Has reflejado con mucha gracia esos "roces" que se producen en algunas familias y es que las cosas que se hacen por obligación nunca son agradables.
    Besos y muy felices fiestas para ti y los tuyos

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    1. Hola, Conxita.
      En algunas familias la convivencia no es fácil y reunirse por obligación, como tú comentas, no es buena idea. Yo tampoco tengo unas cenas tan movidas porque entre mis familiares no existen esos roces, y menos mal. En este relato reflejo una situación cómica aunque la verdad es que debe de ser muy desagradable cenar con tanta tensión.
      Felices fiestas también para ti, guapa, espero que disfrutes y seas feliz rodeada de los tuyos.
      Un besote.

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  4. qué puntito de gracia tiene esta cena de Nochebuena, no falta mi el cura anglicano. (gracia la tuya de cómo lo cuentas). En mis cenas últimamente según me toque trabajar la paso con mis hijos. Este año así como el año pasado tengo suerte de tener Nochebuena y Navidad fiestas. Mis hijos y el padre de mi nuera vienen a casa, seremos sólo séis. unas risas pasaremos. Atrás se quedaron las cenas con discusiones y peripecias con niños corriendo alrededor de la mesa. Eran noches muy buenas sobre todo con la familia de mi marido que se juntaban muchos, suegros, tíos hermanos, cuñados e hijos una pasada y siempre había alguna discusión. ¡Pasarlo bien! Un abrazo.

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    1. Hola, Mamen.
      Por desgracia, mis cenas de Nochebuena son muy tranquilas ahora, y digo por desgracia porque ya hay ausencias que han mermado el número de comensales y los niños ahora ya son adultos. Pero es ley de vida.
      Afortunadamente nunca hemos discutido en este tipo de cenas (en realidad en ningún tipo) y es que, aunque pueda parecer raro, entre mi familia (al menos la cercana) nos llevamos fenomenal y coincidimos en casi todo, hasta en política y deporte, que ya es raro, ja, ja, ja.
      Un beso muy grande y disfruta de la compañía de Pepe, tus hijos y nuera y familia.
      Felices fiestas.

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  5. Has representado de maravilla lo que suelen ser estas reuniones. Entre el roce obligado de gente que no siempre se lleva a las mil maravillas y el vino que va desatando sentimientos y aligerando la palabra, se puede terminar como el rosario de la aurora. Estoy deseando ver cómo terminan estos.
    Mientras tanto yo también te deseo unas felices navidades y que tu cena de Nochebuena sea más en paz y armonía.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Mi cena de Nochebuena será tranquila casi con seguridad porque vamos a ser muy pocos (en Nochevieja ya seremos más).
      La comida copiosa y el vino ayudan a soltar la lengua y eso puede ser un arma de doble filo. Estos de la cena de Marta te puedes imaginar que muy contentos no quedaron, salvo Rafa que en su pasotismo ve todo bien y es positivo siempre.
      Feliz Navidad, amiga, y disfruta en lo posible de estos días que supongo serán difíciles para ti por tus circunstancias personales. Mucho ánimo, yo también he pasado por algo parecido y hay que asumirlo, así es la vida.
      Un beso muy, pero que muy grande.

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  6. Ja, ja, ja... Más que Nochebuena diría que es la noche de los cuchillos largos. Un relato muy divertido, ese anglicano da un toque de humor fantástico y las pullas de cada uno están muy bien mostradas. También destaco el mérito de conseguir narrar una escena con tantos personajes y que además sea dialogada. Has conseguido darle a cada uno su protagonismo. A ver cómo termina. Un fuerte abrazo y FELIZ NAVIDAD!!

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    1. Hola, David.
      Este relato, desde un punto técnico, me supuso un reto porque mostrar una escena con tantos personajes se me antojaba muy complicado. Afortunadamente los diálogos son una herramienta útil para mostrar más resumidamente aunque pueden liar al lector si se pierde y no sabe quién está hablando. Me alegra mucho saber que te gustó.
      Por desgracia para Marta sus adversidades aún no han acabado, todavía queda mucha Navidad y le esperan sorpresas. Ya os las contaré.
      Un beso grande y feliz Navidad para ti y los tuyos.

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  7. ESto va caldeándose a medida que los "caldos" vanciendo efecto jajaja. Menudo follón de cena,... Marta tiene un aguante difícil de superar. Has dibujado la escena de un modo fantástico! Esperamos al desenlace!
    Feliz Navidad!

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    1. Hola, Norte.
      Como verás Marta tiene motivos más que suficientes para detestar la Navidad. Con cenas así dan ganas de irse a un Burger y pasar de familia.
      Seguirás sabiendo de ella en las próximas entregas porque aún queda Nochevieja y Reyes.
      Un besote.

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  8. Feliz Navidad, Paloma. La cena de Marta ha sido (está siendo dado que veo ese 'Continuará') movidita, pero muy divertida también, y eso es lo importante. Porbre Alicia y Steven, vaya con los padres de Marta y lo "bien" que se llevan...
    Un relato genial, desde luego no has podido elegir mejor manera de felicitar la Navidad que presentando una escena que se repetirá con ligeras variantes en muchas casas durante la cena del día 24. esperemos que la sangre no llegue al río.
    Muchísimos besos, amiga

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    1. Hola, Juan Carlos.
      La cena no termina bien como ya te puedes imaginar, lo peor para Marta es que aún quedan más festividades (Nochevieja y Reyes) por lo que su calvario particular aún no ha acabado.
      Espero que tu cena sea más tranquila y que la concordia reine y no haya sobresaltos.
      Un beso grande y felices fiestas.

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  9. Escenas navideñas tan cotidianas como esta se pueden disfrutar por toda la geografía hispana. Y es que no hay nada más bonito que ver a una familia unida por lazos de afecto y sangre.
    Menuda comedieta te estás montando con tus personajes, Paloma.
    Aprovecho y te deseo una feliz navidad con anglicano o sin él, que tampoco es que haga mucha falta uno de estos.
    Besos.

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    1. Hola, Javier.
      El anglicano a mí sí me hizo falta para añadir ese absurdo que ya sabes a mí me gusta, y así contar historias retorcidas, ja, ja, ja.
      Espero que estas fiestas sean lo más felices posibles para ti, amigo, aunque este año sé que será especial. Mucho ánimo y espero que entre toda tu familia os apoyéis; seguro que sí.
      Un beso muy grande.

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  10. Jajajajaja, lo de Gibraltar español ha sido lo mejor.
    La verdad es que estas cosas a veces pasan, en mi caso y mira que nos hemos llegado a juntar gente, nunca nos ha pasado pero claro, no había curas anglicanos, ni matrimonios longevos en crisis.
    Estoy deseand leer la continuación.

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    1. Hola, Gemma.
      Afortunadamente en mi familia tampoco suele haber rifirrafes como los de Marta, pero claro es que no hemos tenido ningún anglicano. Si hubiera venido uno, simplemente por ser inglés, ya le habría caído una buena por muchos motivos y la religión no sería el principal. Gibraltar podría ser uno de ellos, pero el brexit también o el fútbol donde Mourinho tendría un papel destacado, ja, ja, ja.
      Un beso grande y una feliz Navidad.

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  11. Hola Paloma, has reflejado muy bien el ambiente navideño de algunas casas, se empieza sin querer y las cosas se van calentando entre plato y plato y el vino que corre por las copas, el resultado puede ser dramático
    Conseguiste meternos de lleno en la escena, con esos diálogos tan bien narrados entre ese tumulto de personajes.
    Esperaremos por la continuación...
    Besos y Felices Fiestas
    Puri

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    1. Hola, Puri.
      Esas cenas son un arma de doble filo, pueden ser una excusa para reunir a toda la familia y así departir y ponerse al día, o ser el detonante de malos rollos y acabar como el rosario de la aurora.
      Me alegro de que te haya gustado.
      Un beso muy grande y felices Pascuas!!!

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  12. Hola Paloma, este cuento no podía recoger mejor estas fechas, ¡qué cenita! con bebida, comida, villancicos y ¡al compás! con esa gracia que solo tú le das. Casi me imagino la zambomba por los aires y los platillos de la panderete saltando crispados, huyendo, jajaja. Aprovecho para dejarte mi buenos deseos. Besos y abrazos.

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    1. Hola, Eme.
      Espero que tu cena de Nochebuena fuera más tranquila que la de esta familia.
      Yo también te deseo unas Felices Pascuas y que estés rodeada de los tuyos en armonía.
      Un beso enorme, guapa.

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  13. Menuda cena , madre mía como acabará esta cena de Nochebuena? Me temo que si no se arreglan las cosas lleva camino de acabar como el rosario de la aurora jeje.
    Me ha gustado mucho los diálogos y ese toque de humor, la verdad esta muy bien muy bien.
    Mis cenas nunca hemos tenido ningún problema afortunadamente, siempre hemos procurado que no hubieran roces, y sobre todo porque a mi padre estos días no le gustaban especialmente, decía que había mucho días en el año para juntarse con la familia y comer turrón pero aún así iba encantado a casa d emi hermana y luego lo pasaba muy muy bien la verdad, solo protestaba de boquilla jeje.
    Estoy deseando leer la continuación.
    Besote grande y espero que hayas pasado unos días estupendos junto a los tuyos, yo con tener a mis dos hombres de mi vida, Jorge y mi marido soy muy feliz, ains, y pronto se me vuelve para Madrid, cuanto lo voy a echar de menos hasta Semana Santa.

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    1. Hola, Tere.
      Cuando se tiene a algún miembro de la familia viviendo fuera del hogar estas fechas son especialmente de agradecer, aunque solo sea porque tienen vacaciones y pueden acercarse a casa. Aprovecha la estancia de tu hijo y disfruta de las fiestas.
      A mí las comidas familiares no me suponen ningún problema, aunque es cierto que en Navidades hay demasiadas comilonas juntas (comidas de empresa, reuniones con amigos, Nochebuena, Nochevieja, Reyes, etc.) y me llegan a saturar.
      Espero que lo que queda de la Navidad te sea propicio y seas muy feliz durante todo el año.
      Un besote grande, grande.

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  14. Mis cenas navideñas no son tan entretenidas!!!! Me encanta, me hiciste sonreir.
    Y aunque sea un poco tarde.... FELICES FIESTAS Y QUE TENGAS UN GRAN 2019!!
    Un abrazo

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    1. Hola, David.
      Mis cenas tampoco son tan movidas, y menos mal porque tanta discusión... no sé yo.
      Yo también espero que tengas un maravilloso año 2019.
      Un beso.

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