Pestañas

7 de mayo de 2018

O sole mio (I)


Los que además de leerme por el blog me seguís por otras redes sociales, estáis al corriente de que hace unas semanas estuve en Venecia para celebrar con mi media naranja nuestras bodas de plata. Por las fotos que colgué en esas redes, algunos pudisteis deducir que la estancia fue muy romántica. La verdad es que no estuvo nada mal pero ya sabéis que yo siempre soy muy sincera y cuento todo lo bueno y… todo lo malo.

Aprovecho este viaje a Venecia para recuperar la sección “Do you speak English?” y así hablar, nuevamente, de mis desventuras cuando traspaso las fronteras españolas.

En esta ocasión el viaje lo realizamos mi marido y yo en compañía de otro matrimonio amigo que también cumplía 25 años de casados. Con toda la ilusión del mundo nos volcamos entusiasmados en este viaje a Italia (el tercero para mí). Una vez más (y esto ya es una tradición) los días previos estuve cantando “Veneeeezia, Veneeeezia ¡cha! ¡cha! ¡cha!. Lo tengo preparado, tengo las maletas. Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas”.

Vista del Gran Canal desde el Puente de la Constitución

Un viernes soleado y esplendoroso recalamos en esa ciudad maravillosa. Llevaba muchos años soñando con conocerla; cuando el autobús que nos recogió en el aeropuerto Marco Polo nos dejó en Piazzale Roma y cruzamos el Gran Canal por el puente de la Constitución yo estaba taquicárdica perdida por la emoción de ver cumplido un sueño largamente deseado.

 Pero los sueños suelen estar mejor en la imaginación y son muy distintos a la cruda realidad.

Venecia es una ciudad muy bonita, las cosas como son, pero a mi modo de ver yo creo que necesita alguna reforma, principalmente una buena mano de pintura porque la encontré bastante descascarillada. La humedad inherente a tener tanta agua por todos lados es un incordio y lo pone todo perdido de moho ensuciando las fachadas de los edificios. Si a esto le añadimos que los venecianos tienen cierta querencia en construir los edificios blancos… se masca la tragedia, en cuanto a imagen y presencia.





El hotel en el que nos alojamos era un antiguo palacio –palazzo los llaman allí del siglo XVIII que habitó un conde llamado Querini. Dicho palazzo está situado justo al lado de uno de los muchos canales que discurren por la ciudad y además utilizado como itinerario frecuente de las góndolas donde van los turistas. Esto tuvo como consecuencia que una de las mañanas, recién levantada, yo me asomara a la ventana en plan, ¡qué bonito día, voy a ver qué temperatura hace fuera! para encontrarme con un grupo de japoneses en góndola que en esos momentos estaban pasando por debajo de la habitación fotografiándolo todo, incluida una servidora con legañas y en pijama.

Recepción del hotel donde nos alojamos

A la izquierda Palazzo Querini, el edificio donde se encontraban nuestras habitaciones

Vistas desde la habitación
Mucho se está hablando estos días de la masificación turística de Venecia. La verdad es que hay mucha gente en determinados sitios y el paso por algunas calles y puentes angostos es complicado. La aglomeración en el puente de Rialto me llevó a hacerme un selfie con un desconocido. Con el sol de frente que me cegaba y con tanta gente alrededor no me di cuenta de que el hombre que estaba a mi lado no era mi marido. Encima no me enteré del error hasta que miré las fotos más tarde, en el hotel, y me pregunté ¿pero este tío, quién es? Lo que obligó a volver al día siguiente al concurrido puente para repetir la foto, porque yo no me iba de Venecia sin tener un bonito recuerdo de ese sitio con mi churri, aunque el churri en esta ocasión se mosqueara bastante pues el mogollón de gente le molesta cantidad.

Esta masificación se manifesta especialmente cuando desembarcan los miles de pasajeros de los cruceros que suelen hacer escala en el puerto. De hecho, en muchos balcones de Venecia cuelgan carteles donde se exhibe el rechazo a ese tipo de turismo masivo.

Uno de los cruceros que visitan diariamente Venecia

El desembarco de hordas de turistas que en un par de horas pretenden conocer una ciudad que es mucho más que una plaza, una basílica y un par de puentes, causa muchas molestias. No solo a los venecianos, sino a los viajeros que nos tomamos la visita a la ciudad con mucha más calma. Nosotros a punto estuvimos de no poder entrar en la basílica por culpa de estos grupos numerosos que invaden la Plaza de San Marcos y que lo copan todo. Menos mal que estuvimos al loro y entre dos desembarcos vimos un hueco y, tras solo diez minutos de espera, pudimos contemplar uno de los templos más bonitos que he visto en mi vida. Los mosaicos de las cúpulas y las paredes me dejaron con la boca abierta. Eso sí que es una obra de arte y no los cuadros para el día de la madre que yo hice en el colegio con unas tenazas y unos gresites de colores.

De todas formas si uno quiere estar en la Plaza de San Marcos con poca gente no tiene más que esperar a que se haga de noche; cuando cierran las cafeterías y restaurantes que por allí hay la afluencia de público disminuye considerablemente. Lo malo es que no solo cierran las cafeterías, también lo hace la basílica y los demás edificios emblemáticos por lo que poco se puede hacer por allí, salvo pasear tranquilamente. En fin, nada es perfecto.

Plaza de San Marcos sin apenas gente

Cuando intentamos subir al Campanile pude comprobar una vez más cómo el idioma italiano no solo no se parece al español, sino que mueve a confusión. Resulta que en el letrero de la entrada podía leerse en letras grandes: Ingresso completo, Ingresso ridotto. Pensamos que había dos recorridos, uno largo y otro más corto. Dado que la atracción consistía en subir a un campanario yo pensé que el “ridotto” sería quedarse a mitad de altura o algo así. Mientras pensábamos cuál escoger y yo le daba vueltas a eso de subir hasta la mitad ya que en el medio de la torre no había ventanas, nos acercamos más al citado cartel y pudimos ver en una letra más pequeña: 
Ingresso completo 8 €, Ingresso ridotto 4 € (minore 16 anni)

O sea, que todos subíamos a arriba del todo, pero los menores de 16 años pagaban menos.


Pero Venecia es mucho más que San Marcos y su campanario, o el Gran Canal. Son muchas las cosas que se pueden contar de esa ciudad. Y son cosas poco conocidas como la fauna agresiva que la habita o los fenómenos extraños que se dan entre las islas de la laguna, donde las brújulas (y el GPS)  no funcionan como en el resto del planeta. Pero todo eso lo haré en otra entrega.

Ci vediamo*

*Hasta la vista






34 comentarios:

  1. Es de agradecer el que personas como tú, sean capaces de captar esos pequeños detalles no tan esplendorosos y deslumbrantes, que no dejan ver la realidad cotidiana que conforma la autentica realidad de las cosas. Con ello, tus lectores podemos divertirnos con las crónicas de una "Paloma en Venecia" conociendo de primera mano los inconvenientes de la humedad, de las aglomeraciones y de lo romántico de un paseo nocturno por la Piazza San Marco.
    Baci.

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    1. Hola, Javier.
      Evidentemente todos esos defectos que yo señalo en realidad no lo son, o no son tan graves. Le he puesto el tono gamberro que me suele salir de vez en cuando.
      Tan solo es molesto esa masificación por culpa de los cruceros, pero es fácilmente evitable en cuanto uno se separa de la zona caliente, léase Plaza de San Marcos y Puente Rialto.
      Venecia es una ciudad única.
      Un beso.

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  2. Cómo me has hecho reír con lo del selfie junto a un extraño, jajaja. Bueno, si ese hubiera sido un famoso actor de Hollywood seguro que habrías presumido con tus amistades de haberle conocido e intimado lo suficiente como para fotografiaros juntos, jeje.
    Yo he estado dos veces en Venecia y las dos con mi mujer, y repetiría, aunque bien es cierto que las aglomeraciones me superan. De todos modos, por cómo lo cuentas, diría que la situación ha empeorado notablemente desde la última vez que la visitamos, también con motivo de nuestras bodas de plata, en 2004. La superpoblación turística es un problema cada vez más acuciante y no le veo una fácil solución. En Barcelona también hay un movimiento en contra del turismo, pero este deja mucho dinero en la ciudad. Hay que buscar el equilibrio.
    En cuanto al estado de algunos edificios no emblemáticos, esos que quedan escondidos en esas callejuelas tan estrechas, aunque haya quien lo considere muy romántico, a mí también me parece un signo de dejadez y decrepitud.
    A pesar de los pesares, volvería.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Josep Mª
      El fin de semana siguiente al que estuve yo en Venecia, pusieron unos tornos en algunos de los puentes que cruzan el Gran Canal. La medida parece que no satisface a nadie. Es complicado gestionar esa afluencia masiva de visitantes. Si las tintas se cargan con los cruceros es porque apenas dejan dinero en la ciudad (tienen tan solo cuatro o cinco horas para visitarla) y dan muchas molestias. Cuando yo estuve se notaba claramente cuándo venían los cruceristas porque llegaban en grupos numerosos de más de cien personas, algo brutal.
      La dejadez a la que tú aludes yo creo que es por dos motivos. Primero porque mantener las fachadas de esos edificios en buenas condiciones con tanta humedad debe de ser muy costoso, y segundo porque por culpa de las molestias de un turismo salvaje muchos venecianos se han marchado de sus casas dejándolas vacías, lo que acelera su deterioro.
      Es una pena, pero como no se pongan manos a la obra la ciudad se verá dañada irreversiblemente. De hecho, creo que la UNESCO les ha dado un toque de atención.
      Yo también volvería a pesar de los pesares. ¡Es una ciudad preciosa!
      Un abrazo.

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  3. Es cierto que la aglomeración turística en ciertos lugares es terrible, pero en cuanto te sales de los lugares emblemáticos y te pierdes por callejas, canales y plazas, puedes verte tú sola paseando y no tener a quién preguntar cuando compruebas que te has perdido (porque, antes o después, te pierdes, eso seguro).
    Es cierto que hay mucho edificio que se cae a pedazos y mucha fachada descascarillada, pero también tiene su cosa y es como muy veneciano. Si todo estuviera limpio, impoluto y recién pintado, parecería un decorado de cine.
    El interior de la basílica de San Marcos, estoy contigo, te deja muda de belleza. Qué maravilla de mosaicos bizantinos y qué cantidad de oro por todas partes.
    Espero el resto de la visita.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Lo de perderse por sus callejas será uno de los temas que trataré en la próxima entrega, así que ya te enterarás de qué manera nos perdimos y dónde fuimos a parar.
      Tienes razón en que la masificación se da en sitios muy puntuales. La Plaza San Marcos y el Puente Rialto son los lugares donde más gente hay, y en el puente que atraviesa el canal entre el Palacio Ducal y la cárcel (desde el que se ve el puente de los suspiros).
      Pero si te separas un poco la aglomeración es mucho menor. Paseando por el Zattere llegamos a lugares preciosos y llenos de encanto. Esa decadencia es un signo muy veneciano, como tú comentas. Si "protesto" es por poner una nota discordante y con chispa.
      Un besote.

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  4. Lo de los cruceros es terrible. Hace tres años un día del mes de julio paseábamos yo y mi mujer plácidamente por las calles de la ciudad fortificada de Dubrovnik en Croacia cuando a la vuelta de una esquina topamos con unos 3000 ó 4000 sudorosos y vociferantes turistas deseosos de beber cerveza y "visitar" la ciudad en las tres horas de que disponían. Allí acabó la tranquilidad y las visitas agradables que hasta ese momento habíamos disfrutado.
    Vamos, Paloma, que entiendo perfectamente tu malestar. Pero esa foto de la Piazza de San Marcos desierta es maravillosa. Sólo por verla así ya merecía la visita, ¿verdad? Lo del hombre que te llevaste en tu cámara de fotos es fantástico (ja, ja...). En fin, amiga, lo importante es que disfrutaste de unos días encantadores en compañía de tu marido y esa pareja amiga. Y eso es lo más importante.
    Sobre la Venecia que se desmorona, estoy con Rosa en que ese decadentismo que emana de esas aguas (en verano fétidas algunas veces y llenas de mosquitos siempre) y de esos edificios que rezuman humedades y descascarillamientos forma parte del encanto único de esta ciudad italiana. Y la catedral..., bueno, la catedral es una maravilla.
    Como el resto de comentaristas esperamos la continuación
    Un beso

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    1. Hola, Juan Carlos.
      Al igual que tocaré el tema de perderse por Venecia (al que hacía alusión Rosa), también hablaré de los mosquitos que habitan Venecia. ¡Qué manera de picar!
      Estos días, cuando salió en las noticias que habían puesto tornos en los accesos de algunos puentes, comentaros que solo uno de cada cuatro visitantes pernoctaba en Venecia. Y se notaba. Sobre las cinco de la tarde, más o menos, había un descenso notable de visitantes (se ve que los de los cruceros ya se iban al puerto) y a partir de las siete-ocho de la tarde se debían ir los que tenían el hotel en Mestre, porque entonces la ciudad estaba mucho más tranquila.
      Esa imagen de la Pza. de San Marcos prácticamente vacía la tengo grabada en la retina. Fue todo un contraste con la imagen que tenía de esa misma mañana cuando no cabía un alfiler. Eso fue el viernes a las doce y media de la noche. El sábado pasamos un poco antes, sobre las once y cuarto más o menos, y en el café Florian había un cuarteto de música clásica tocando en la terraza, y gente bailando en la plaza un vals. Esa imagen tampoco se me olvidará nunca. Fue entrañable.
      A pesar de mis "lamentos", Venecia es una ciudad preciosa. Aunque en las próximas entrega seguiré quejándome.
      Un beso grande.

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  5. Mira lo que me he podido reír con el selfie y es que te imagino la cara que se te quedo cuando viste la foto, jejeje, y el mosqueo de tú marido pobrecillo, pero es cierto una no puede irse de Venecia sin hacer una foto en ese puente, gracias por hacerme reír jeje.
    Venecia es preciosa, y eso que yo no la ví bien, alguna vez te contaré mi aventura, y me encantaría volver alguna vez y con calma, pero es una preciosidad.
    Besos Paloma buena semana.

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    1. Hola, Tere.
      Si no viste bien Venecia cuando estuviste, tienes que volver. Esa ciudad es para contemplarla con detenimiento, para perderse por sus callejas y deleitarse contemplando sus balcones, sus rincones llenos de humedad y de historias. En un lugar ideal para perderse.
      Acabo de llegar de allí y no descarto la posibilidad de volver.
      Un beso, guapa. Buenas noches.

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  6. Me encanta como nos cuentas esa visita a Venecia. Ese despiste de selfie con un desconocido. Eso ocurre cuando hay masificación en los lugares. Yo cuando estuve en Barcelona, había lugares imposibles de fotografiar con que saliera gente. Esperamos el la siguiente entrega de este precioso viaje. Un abrazo.

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    1. Hola, Mamen.
      Siempre que hago fotos a edificios o monumentos intento que no salga gente, pero en algunos sitios de Venecia es completamente imposible. De todas formas sí conseguí instantáneas de algunos lugares que solían estar muy concurridos pero que al final del día se quedaban más solitarios.
      Dentro de unos tres días, más o menos, os seguiré contando.
      Un besote.

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  7. Que bonito. Nosotros celebramos este mismo evento hace dos años, con una visita a Florencia y Roma. Venecia nos dijeron que no merecía mucho la pena y por eso, y falta de tiempo, no pegamos el salto. La dejaremos para la celebración de las bodas de oro, que vayamos con el Inserso. Besos

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    1. Hola, Marina.
      ¿Quién te dijo que Venecia no merecía la pena? P'a matarlo, ja, ja, ja.
      Puede que sea una ciudad decadente, vetusta, con humedad, e incluso con algunos sitios que huelen mal (cuando yo estuve muy pocos, no sé en verano si la cosa es peor), pero lo que es indudable es que es una ciudad única. No hay nada parecido.
      Espero que la conozcas antes de esas bodas de oro, lo mismo para entonces los cruceros o el cambio climático la han hecho desaparecer bajo las aguas.
      Un besote.

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  8. A mí no me pilló mucha aglomeración, y eso que fui en una Semana Santa. La plaza de San Marcos y alrededores, sí; pero te ibas dos calles más lejos y no había nadie. A mí me encantaron las fachadas desconchadas y con falta de pintura. Esa decandencia me pareció bella. Y tu alojamiento, desde fuera, precioso. Yo me quedé en Mestre, mucho más barato, y cada día íbamos y veníamos. Los billetes,,muy económicos. Venecia me pareció preciosa y me sorprendió positivamente.
    Un beso.

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    1. Hola, Ángeles.
      Como le comento a Francisco, he hecho una crónica en plan gamberro, pero Venecia es una preciosidad. Todas esas cosas negativas que comento, no lo son en realidad.
      Efectivamente, la gran afluencia de público se da en San Marcos y en un par de sitios más. Además, a partir de las ocho de la tarde la ciudad quedaba muy tranquila. Aunque yo fui un fin de semana (de viernes a lunes) corriente, sin puentes ni fiestas especiales, así que puede que en verano haya mucha gente a todas horas.
      Paseando por el Canal Giudecca encontramos lugares donde van a comer y reunirse los venecianos y se estaba de lujo. Es cuestión de caminar un poco más.
      Nosotros utilizamos un día un pase de 24 horas para usar los vaporettos y aprovechamos para visitar Murano y Burano.
      Coincido contigo, Venecia es una preciosidad.
      Un beso.

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  9. Oh Venecia, me encantó a pesar de esas terribles aglomeraciones y a diferencia de ti supongo que la esperaba más decadente y más sucia y me sorprendió agradablemente. Es verdad que los lugares más emblemáticos eran un horror de gente, especialmente cuando descargaban los cruceros pero después si te alejabas y callejeabas podías estar casi solo.
    Me has hecho reír con esa selfie y el desconocido, jajaja y es que en algunos lugares hacerse una foto sin que apareciera un o una japonesa con un palo selfie era imposible.

    A mi me horrorizó especialmente ver los atascos de góndolas, aquello era lo más antiromántico que he visto en mi vida.
    Respecto a los cruceros escuché que hay muchos que están en contra de ellos porque aparte de las multitudes que arrastran, están las grandes masas de agua que desplazan que parece ser que perjudican a la ciudad y para los venecianos tiene que ser un horror convivir cada día con tanta aglomeración.
    Lo que seguro es que con gente o sin lo pasasteis divino y de eso se trata.
    Besos guapa

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    1. Hola, Conxita.
      Pues al igual que Rosa y Juan Carlos, tú tocas otro tema que trataré en la próxima entrega. En tu caso es el paseo en góndola,aunque el percance no consistió en un atasco. En cambio, delante de nuestro hotel había un cruce de canales y una tarde fue de traca porque se formó un tapón cuando una góndola le dio por ir en sentido contrario. Alucinante.
      Es verdad que cuando te alejas del centro más turístico y llamativo, hay callejuelas y rincones muy tranquilos y ahí es donde uno puede sentir y ver lo bella que es esa ciudad.
      De todas formas creo que Venecia es una ciudad incómoda para vivir en ella. Todos esos puentes con escaleras, esa humedad y la subida de mareas que acaban en inundaciones de muchos sitios son realmente un incordio.
      Lo de hacerse un selfie es casi misión imposible en algunos sitios, por lo menos si pretendes salir sin compañía extra.
      A pesar de todos esos inconvenientes (que en realidad no lo fueron), sí, nos lo pasamos de maravilla.
      Un beso grande.

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  10. Hola! Que precioso, las fotos son chulísimas. Este es uno de mis viajes pendientes pero tengo tantos... jejeje. Me alegra ver que lo pasasteis bien.

    Un saludo!

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    1. Hola, Beatriz.
      Si tienes pendiente visitar Venecia no lo dejes. Es una ciudad preciosa, única y con edificaciones muy chulas.
      No te la puedes perder.
      Un beso.

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  11. Muy buena crónica Paloma de un viaje soñado por millones de personas de todo el mundo. Me ha gustado especialmente la fantástica fotografía nocturna de la plaza de San Marcos y la fachada de entrada al hotel. No conozco esta ciudad tan cinematográfica y quizás la masificación turística sea lo que menos me atraiga. En cambio ver una ciudad tan mitíca, su gastronomía y su festival de cine sean motivos más que suficientes para conocerla algún día.
    Gracias por compartir tus aventuras y muchas felicidades por esos 25 años de matrimonio.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola, Miguel
      Tú te lo pasarías de fábula con la Mostra en esa ciudad. Aunque creo que en esas fechas es cuando más gente hay allí (en los carnavales también) aunque el lugar donde se celebra, el Lido, no está tan masificado.
      No puedes dejar de verla algún día, seguro que te enamorará como a todos los que allí hemos ido tarde o temprano.
      Y sí, la imagen de una Plaza de San Marcos casi vacía fue impactante para mí. Eso y el silencio. De hecho llegamos allí sobre las doce y pico de la noche y antes de desembocar a la plaza oímos las campanadas desde fuera anunciando la medianoche, resonaron en el silencio y fue muy llamativo.
      Gracias por la felicitación.
      Un beso.

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  12. Qué ciudad tan literaria, ¿verdad? Hay un relato de Sergio Pitol, "El relato veneciano de Billie Upward" y es todo como un sueño lleno de equívocos. Así recuerdo Venecia, con esa sensación de irrealidad.
    Estoy contigo respecto al turismo masivo que lo estropea todo, pero al fin y al cabo es lo que mantiene muchas economías. No entiendo qué partido se puede sacar de visitar ningún sitio a la carrera. Pero en fin, allá cada cual. Quedo a la espera de la siguiente entrega.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Gerardo.
      Yo tampoco entiendo cómo estar en una ciudad cuatro o cinco horas supone para nadie un aliciente. Yo necesito callejear, perderme y cuando paso tres o cuatro veces por el mismo sitio es cuando empiezo a retenerlo en la memoria y a acordarme de él.
      Cuando estuve allí me acordé de un comisario de policía, Brunetti, de una serie de Donna Leon (y que Rosa me hizo recordar) de la que leí solo un par de libros.
      También me vinieron imágenes de una película de James Bond (creo) donde había una persecución con lanchas.
      En fin, una ciudad literaria, cinematográfica y todo lo que uno quiera imaginarse porque los palacios que hay por todas partes y sus puentes son para dejar volar la imaginación.
      Un abrazo.

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  13. Me encanta la naturalidad que imprimes a tus textos, sean reseñas, ficción o tus propias experiencias. Como no podía ser menos en esta Venecia a ojos de Kirke, nos muestras las incomodidades de todo destino turístico, esa cara B que solemos callarnos cuando al regresar contamos las maravillas de nuestro viaje.
    La verdad es que no he estado en Venecia y quizá no es que me atraiga demasiado, soy más de destinos más despoblados, pero está claro que tarde o temprano tendré que ir y quizá me haga un selfie con ese tipo, je, je, je... ¡Como me he reído! Y si ya me dices que encima estaba posando sería la leche. Un abrazo!!

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    1. Hola, David.
      En Venecia se pueden encontrar sitios muy tranquilos, es muy grande y hay de todo. Lo que ocurre es que la zona caliente es donde se concentran todos los turistas. Pero yo he podido disfrutar de rincones preciosos y sin nadie de gente, o si acaso, con algún paisano que vivía por allí. Es cuestión de callejear y perderse por sus recovecos.
      El tipo del selfie, posar lo que se dice posar no lo hizo, pero sí que miró de reojo a la cámara, ja, ja, ja.
      Un abrazo.

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  14. Toda una odisea, y tiene razón David que la mayoría de las veces no callammos esas cosas que "emborronan" nustro bonito recuerdo. Cuando Norte viaje suele llevarse una lectura acorde con el destino,... y en el caso de mi primera vez a Venecia lo recuerdo perfectamente,... EL LIBRO FLOTANTE MICHELLE LOVRIC, una novela ambientada en la Venecia de 1468 y en la que los libros manuscritos comienzan a dejar paso a los libros impresos,... toda una revolución. A mi me encantó.
    Bueno Kirke,... a pesar de todo un viaje a Venecia vale realmente la pena ¿no?

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    1. Hola, Norte.
      El viaje mereció la pena, ya lo creo. Volvería otra vez encantada de la vida.
      En esta publicación, y en otras dos más, empleo un tono irónico, pero la verdad es que Venecia es única. Es cierto que está muy desconchada, pero eso también le da un aire decadente que le confiere encanto (aunque no sé yo si los que viven allí opinan lo mismo).
      En cuanto a la masificación, eso depende de por dónde te muevas. Como le comento a David, hay lugares que eran solitarios y rincones realmente bellos. Todo es cuestión de alejarse de la zona más comercial.
      A mí quien me vino a la mente cuando allí estuve fue el personaje del comisario Brunetti, de Dona Leon.
      Un abrazo.

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  15. Jajajaja un selfie con un desconocido??? Que bueno!!!
    Es verdad que Venecia está un poco deteriorada, pero creo que forma parte del encanto, no?? Siempre he oído que quien tiene muchas ganas de ir se acaba decepcionando in poco porque se la imagina de otra manera, yo no la tenía como la mejor ciudad del mundo cuando fui, y creo que por eso me sorprendió para bien!! Al revés de todo el mundo, vamos!!
    Y que está masificada no te lo discuto!!! A veces es horrible hacerte una foto (bueno, la evidencia de la masificación es tu “selfie con desconocido”)
    Ya he ido viendo tus geniales fotos por el facebook y el Instagram, me alegro de que lo hayas pasado bien a pesar de algunos momentos.
    Y sobretodo, felicidades por tus bodas de plata guapa!!! No todas las parejas pueden llegar a celebrarlas!! :))
    Un besote y feliz martes!! :*

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    1. Hola, María.
      Aunque me ponga negativa en esta publicación, y en otras dos más que tengo en el horno, en realidad el viaje fue estupendo. Ironizo mucho, pero si tienes buen talante las cosas negativas no lo son tanto. La masificación del Puente Rialto, por ejemplo, dio lugar a una situación graciosa cuando me hice un selfie con un desconocido. Así que todo tiene su lado bueno.
      Venecia no me decepcionó en absoluto. Es cierto que en esta publicación bromeo mucho, pero es eso, una broma. Vine de allí enamorada de la ciudad y de su encanto.
      Un beso grande, guapa.

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  16. Hola, Kirke
    Estuve en Venecia hace muchos años, y me encantó. Probablemente fuera por las fechas (estuve cuatro días en Noviembre) pero estaba casi desierta y era una delicia pasear por la Plaza de San Marco. Entonces no estaba tan masificada, imagino. Además, nos coincidió con unos días buenísimos y lo pasamos genial.
    Tengo un montón de recuerdos preciosos de esta maravillosa ciudad, que a mi me pareció una de las más románticas donde había estado hasta entonces.
    Ojalá hicieran algo para remediar todo lo malo que esos cruceros llevan consigo.
    Me ha encantado tu relato, en especial la anécdota de la góndola llena de japoneses haciéndote foto en pijama, jajaja
    Espero la continuación.
    Un beso, Paloma

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    1. Hola, Chari.
      A nosotros también nos hizo unos días estupendos, con buena temperatura y un cielo sin una sola nube. Ideal para apreciar con toda su luz esa ciudad.
      Por lo que pude averiguar charlando con un camarero del Campo de Santa Margherita, las protestas por los cruceros es posible que hagan mella y que al final las autoridades entren en razón. Esperemos que se pongan manos a la obra y conserven una ciudad que es patrimonio de la Humanidad.
      Un beso grande.

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  17. Lo primero es lo primero, Paloma: ¡¡enhorabuena por esas bodas de plata!! Venecia es un destino perfecto para celebrarlo, o al menos eso creemos todos :))

    Lo de la masificación es horrible, doy fe de ello. Yo no sé qué arreglo podría tener, pero realmente puede ser agobiante tratar de circular con las muchedumbres que llegan a concentrarse en algunos puntos a algunas horas del día. Eso por no mencionar el desgaste inmenso que supone para la ciudad. Vosotros, a pesar de los "detallitos" que hicieron que no todo fuera perfecto, creo que lo disfrutásteis mucho, de lo cual me alegro. ¿O espero a la siguente entrega para decidir eso? :))

    Un beso grande, guapa.

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    1. Hola, Julia.
      Lo bueno de tener el hotel en la propia Venecia y de estar más de un día en ella fue que al final de la tarde y por la noche, la ciudad quedaba más tranquila, se podía pasear sin agobios por los centros neurálgicos y se podía disfrutar de más tranquilidad.
      No obstante, Venecia es mucho más que la Pza. San Marcos y el Puente Rialto, tiene lugares muy bonitos, como el Zattere (el paseo marítimo) o la avenida Garibaldi, donde apenas hay turistas y donde se pueden ver edificaciones realmente bonitas.
      En la próxima entrega hablaré de la fauna y de la (des)orientación de los GPS de Venecia. Pero ya te aviso que sí, que nos lo pasamos realmente bien a pesar de los inconvenientes de perderse y de los "ataques" de esa fauna agresiva, ja, ja, ja.
      Un besote, guapa.

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