Una vez recuperada la normalidad, al menos en parte, voy a retomar mis aficiones y escribir en este blog es una de ellas. Lo he estado haciendo estos meses, pero casi en exclusividad me centré en mis agobios doctorales.
Hoy traigo un texto de ficción, algo a lo que no soy muy aficionada porque no tengo imaginación y me cuesta mucho pergeñar historias, pero esta ocasión es excepcional pues con este mini-relato participo por primera vez en un reto que organiza la comunidad de Google, "Escribiendo, que es gerundio".
Además, me hace mucha ilusión participar por dos motivos. Primero porque los administradores de la comunidad son dos maravillosos compañeros de la blogosfera con los que siento una especial afinidad, y segundo porque este primer reto se basa en contar una historia partiendo de un refrán, y yo soy una gran admiradora de esas sentencias populares tan llenas de sabiduría.
Sin más dilación aquí viene mi aportación a esta iniciativa. El refrán en el que se basa es:
Casorio y mortaja, del cielo bajan
Me
enseñaron desde pequeña el respeto que les debo a mis padres y qué conlleva ser
la única heredera del reino. Desde que tengo uso de razón sé que no puedo
comportarme como el común de los mortales. Mis obligaciones dinásticas están
por encima de mis deseos y ante todo he de obedecer a mi señor padre, el rey.
Siempre
soñé con unirme a algún príncipe azul, algún heredero de otro feudo con el que
compartir trono y lecho. La fortuna trajo hasta este reino un rico conde,
ganador de mil batallas y poseedor de un vasto ejército; sus huestes serán un poderoso
regalo de boda para las defensas de nuestro acosado territorio. Su valentía le
precede, y su violencia también.
Siempre
soñé con el día de mi boda y siempre pensé que sería el más feliz de mi
existencia. Pero hoy me siento la mujer más desdichada sobre la faz de la
Tierra. Temo por mi vida. De mi futuro esposo se cuentan cosas terribles; su
cólera y su despotismo son legendarios. Ya lleva desposadas tres mujeres y las
tres murieron tempranamente. Las malas lenguas dicen que de palizas recibidas
cuando, el que hoy será mi esposo, estaba bajo los efectos de alguna de sus
habituales borracheras.
Mi aya,
entre lamentos, me dice “Casorio y mortaja del cielo bajan”. La pobre mujer no
para de rezar a todos sus santos milagreros para que el refrán no se cumpla
conmigo. Pero esta noche yo lo haré realidad.
Sin
embargo, no será mi mortaja la que del cielo baje si consigo que, en el brindis
nupcial, unas gotas de la estricnina que guardo en mi anillo lleguen a la copa de
mi flamante marido.
Muy bueno el relato, Kirke. Estás aprendiendo de Francisco a sorprender con finales inesperados y este es de los buenos. Espero que le salga bien a nuestra novia y consiga cambiar el digno de la tradición, ya que no la propia tradición.
ResponderEliminarUn beso.
Esta princesa parece ser que salió espabilada, y aunque creía en príncipes azules cuando la cruda realidad la golpeó supo reaccionar.
EliminarGracias por tus palabras, guapa.
Un beso y feliz día del libro.
Hola Kirke, me ha gustado mucho tu relato. Realmente a la pobre chica pocas más opotunidades le quedan. Para llegar a ese extremo debe de estar muy desesperada, aunque no es para menos!
ResponderEliminarUn beso, me ha gustado mucho :)
Ya que el relato está basado en un refrán, podríamos complementarlo, y al hilo de lo que comentas, con otro: a grandes males, grandes remedios.
EliminarCuando uno se ve entre la espada y la pared tiene que reaccionar a la altura de las circunstancias.
Gracias María por tus palabras.
Un beso grande.
Te parecerá mentira volver a tener un poco más de tiempo libre, ¿no? Por la parte que me toca te agradezco mucho que hayas invertido una parte en escribir un relato para el reto de la comunidad, ¡eres un sol! Ah, y para nada estoy se acuerdo en que no tengas imaginación para inventar historias, ¡a la vista está! :))
ResponderEliminarMe gusta tu princesa (mujer) de armas tomar. A veces hay que ser decidida y resolutiva para anular los designios que el destino nos tiene injustamente preparados, ji, ji. Como es un cuento no está mal que mate al malvado :D
¡¡Un beso enorme y feliz finde, Paloma!!
Ojalá en la realidad los malvados se llevaran su merecido. Lo bueno que tiene fabular es que una puede finalizar las historias a su gusto, aunque no sean demasiado creíbles.
EliminarEsta princesa se cayó del guindo cuando comprobó que en lugar de príncipes azules lo que toca son condes violentos. Menos mal que supo reaccionar, si no ya estaría criando malvas.
Un beso grande y feliz domingo.
Vaya descanso queda después de ese largo parto, a descansar un poco que ya te tocaba y me parece una gran idea incorporarte con este buen relato en la comunidad de esos dos grandes que son Julia y Francisco.
ResponderEliminarMe ha gustado esta princesa de cuento que ni es tonta ni se resigna, bien por ella.
No había escuchado nunca este refrán.
Un beso
De los cuentos a mí siempre me gustaron más las brujas que las princesas, porque "mientras las princesas sueñan, las brujas vuelan" (es una cita de un libro). En este caso, quise imaginar una princesa más lista de las que suelen aparecer por esos cuentos de nuestra infancia.
EliminarUn beso, y feliz San Jordi, aunque para los que estudian/estudiaron en la universidad de Alcalá, hoy es realmente San Cervantes (un 23 de abril murió Cervantes y cuando cae en día laborable en la universidad no suele haber clase).
Me ha gustado mucho esta historia esa mujer que teme lo peor para su vida de casada busca una buena venganza antes de que la mortaja sea para ella. Un abrazo
ResponderEliminarEsta mujer supo cómo deshacer un matrimonio que otros hicieron para ella.
EliminarUn beso grande, Mamen.
No me a gustado, si no lo siguiente o sea me ha encantado Paloma y esta vuelta es estupenda, yo a ver si me animo a participar pero no se si en esta primera ocasión porque voy últimamente loca, con mil cosas que hacer, d emod que si consigo relajarme y parar, igual me animo.
ResponderEliminarEl final es inesperado, de modo que como suele hacer Francisco, me has sorprendido muy gratamente y me gustan mucho esos giros que dais a los relatos.Besos, y me alegro mucho que poco a poco vayas recuperando la normalidad. TERE.
Me alegra mucho saber que te ha gustado, Tere. Eres una de mis más fieles seguidoras.
EliminarEspero que tú también te animes y escribas algo. Yo, de entrada, nunca se me ocurre nada ficticio sobre lo que escribir, pero cuando te ponen un inicio, léase una frase, una imagen, o como en este caso, un refrán, ya se tiene un punto de partida y facilita que la imaginación empiece a funcionar.
Un besote.
Bienvenida seas, Paloma, al mundo de los relatos, que , por cierto, se te dan muy bien. Y para muestra, un botón.
ResponderEliminarEn esta interesante y simpática historia, podríamos añadir dos refranes más, muy parecidos entre sí: hombre (en este caso mujer) prevenido vale por dos, y más vale prevenir que curar. Y seguro que aun podríamos encontrar más en este vasto refranero español.
Un abrazo.
Esos dos refranes que citas, Josep, también se me vinieron a la cabeza cuando estaba escribiendo este mini-relato. Pero podríamos añadir otros más: 'A grandes males, grandes remedios'; 'Donde las dan, las toman', 'A Dios rogando, y con el mazo dando'.
EliminarEn fin, que nuestro acervo refranero es muy grande.
Un abrazo.
¡Vaya con la princesita, qué inocente y pobrecita es ella! Muy bien, Kirke. Un relato entretenido y bien hilado. Yo tampoco soy muy de escribir, pero quizás me anime algún día como tú has hecho hoy.
ResponderEliminarTe veo feliz por el parto doctoral. Seguro que vas a triunfar.
Un beso
Te aconsejo que te animes a escribir, relaja mucho y además estimula las neuronas y eso siempre viene bien.
EliminarEstoy ahora mismo en una nube después de ese parto tan complicado y largo, y me siento flotar. Participar en este reto sin agobios doctorales ha sido una auténtica gozada.
Un beso, Juan Carlos.
Me encanta el resultado de tu "no saber escribir fantasía."
ResponderEliminarAgradecido por invertir tu tiempo en esa comunidad recién nacida que espero te de muchos motivos para desafiar a los valientes que se atreven a presentar sus letras.
Besos
Me ha hecho mucha ilusión participar en esa comunidad, la siento un poco mía porque quienes la habéis creado sois unos excelentes compañeros de letras.
EliminarDentro de mis limitaciones he hecho lo que he podido, pero como se dice por ahí, y aunque no sea un refrán: lo importante es participar.
Un beso.
Bueno, pues que el resultado de la estricnina le será venturoso, pues el futuro consorte parece que se lo merece.
ResponderEliminarEstupenda incursion en el mundo de los relatos.
Un beso, Kirke.
De vez en cuando hago mis pinitos en esto de los relatos, me resulta muy laborioso porque me cuesta mucho trabajo fabular e idear historias ajenas, pero hago lo que puedo.
EliminarCasi todas las princesas de cuento me parecen unas sosainas y unas ñoñas, por eso a esta que he creado le he dado un perfil algo más inteligente.
Un beso grande, Ángeles.
¿Ya vuelve todo a la calma? Si no me he perdido ningún post, todavía te queda la defensa, ¿no? La futura princesa lo tiene claro: el que golpea primero golpea dos veces. PD: soy un ignorante, he tenido que mirar en Google lo que es la estricnina, aunque por el contexto me figuraba que nada bueno. ¿No podías haberlo dejado en arsénico, que ese sí es de dominio público?
ResponderEliminarSaludos
Ya he dado a luz, Gerardo. No sé si leíste la publicación anterior a esta. Ahora queda el 'bautizo', que es la defensa, pero aún faltan cinco o seis semanas, con lo que ya me agobiaré más adelante. De momento, estos días disfruto del post-parto y ando más relajada.
EliminarUtilizar arsénico en aquella época pretérita (cuando había princesas, reinos y condes con huestes) me pareció más complicado pues se debe extraer de las rocas. En cambio, la estricnina sale de un árbol, y al ser una planta es más sencillo. De todas formas, no pensé en arsénico, la mente me trajo el nombre de un matarratas, quizás sea porque el conde me sugirió la imagen, inconscientemente, de un bichejo repugnante.
Además, creo recordar que la muerte por estricnina es mucho más agónica que la del arsénico (esto ahora mismo no lo tengo muy seguro porque mi memoria ya flaquea).
Un abrazo, Gerardo, y perdona la perorata farmacológica, jajaja.
¡¡¡Hola!!!!
ResponderEliminarPues ojalá que ese Barba azul tome la estricnina. Y ella seguro que encuentra un príncipe azul a su medida, y nada violento.
Besos y feliz semana.
Creo que después de esta experiencia lo mismo la princesa piensa en ese otro refrán que dice "Más vale sola, que mal acompañada" y dejar de esperar a príncipes imaginarios.
EliminarUn besote grande
Este relato demuestra que imaginación tenés. Tenés que dedicarle más tiempo a la ficción. Te asombraría saber de lo que sos capaz de crear.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Raúl, por esas palabras tan amables que, viniendo de un escritor de ficción tan bueno como eres tú, son todo un halago.
EliminarUn abrazo.
Un ataque preventivo es a veces la mejor defensa, y nuestra princesa lo tiene bien aprendido. Dicen que no hay dos sin tres, y ella debió de pensar que tampoco hay tres sin cuatro. Te deseo mucha suerte en el reto. Un abrazo.
ResponderEliminarYo también creo que esta princesa sabía contar, y que ella sería la próxima en formar parte de esa lista negra. Menos mal que decidió coger el toro por los cuernos y adelantarse a los acontecimientos.
EliminarUn abrazo grande, Jorge.
P.D. Te iba a "regañar" porque llevabas mucho tiempo sin regalarnos nada tuyo, pero acabo de ver que has publicado. Me paso a leerte.
Un poco extremo el uso de estricnina habiendo amores por medio. Al final me dan miedo las mujeres inteligentes, nunca sabes por donde vendrá la venganza. Cuídate.
ResponderEliminarConocer las propiedades de algunas plantas es un arma de doble filo, ya sabes que muchas sustancias pueden ser buenas o malas según la dosis... y la intención de quien las suministra.
EliminarEn este caso la estricnina fue un arma acorde a la brutalidad del destinatario.
Besos.
La imaginación está muy sobrevalorada, Paloma. En realidad no importa tanto el qué sino el cómo se cuenta. Y a ti te sobra desparpajo para enganchar al lector. Este micro cumple todo lo que se le pide: inicio, nudo y desenlace; y si encima se consigue una sorpresa con el final, mejor que mejor. Pero, desde luego, da gusto leerte, tienes personalidad narrando, sea ficción o no. Un abrazo!
ResponderEliminarCaray, David, tú sí que sabes cómo motivar a un escritor en ciernes. No tengo yo muy claro mi futuro con esto de relatar ficción pero con tus palabras, desde luego, no tendría perdón si no siguiera insistiendo.
EliminarMuchas gracias por todo lo que me dices, de verdad, anima mucho. De momento, y sin que sirva de precedente, me he presentado también a un concurso de mini-relatos en la facultad de Farmacia; cuando salga el veredicto ya podré colgar aquí lo que escribí.
Un abrazo.
Me gusta la Historia y me atrae esa época medieval peninsular hasta el final del reinado de los reyes católicos, justo cuando empieza termina la edad media y comienza la edad moderna. Es cierto que a veces los detalles se hacen un tanto pesados pero no dejan de ser interesantes. Además aunque esos años quedan muy atrás, creo que algunas cosas pueden aplicarse a los tiempos modernos, ahora que hay tanta polémica alrededor de todo lo que concierne al Islam. Parece una lectura interesante. Abrazos Paloma.
ResponderEliminarSupongo que este comentario querías publicarlo en la reseña de 'La loba de al-Andalus' dado lo que cuentas. No obstante, y teniendo en cuenta que mi relato va de princesas y condes... lo mismo has leído entre líneas más cosas...
EliminarTambién es verdad que en el proceso de escribir y entregar la tesis yo creo que he perdido una cantidad importante de neuronas y me han quedado secuelas por lo que todo es posible y yo no entiendo el comentario, jajaja.
Un abrazo, Jorge.
Ups, si jeje, se me ha colado donde no debía.
EliminarSe me pasaba este post tuyo pero, como ya te comenté en la Comunidad, comparada con tu prota Maléfica era una buenecita (por más que él lo mereciera).
ResponderEliminarMuy buena tu inventiva, compi. Suerte para todos.
Un besazo
Los varapalos de la vida pueden malear al más pintado, incluso a una cándida e ingenua princesita. La necesidad obliga a recurrir a medidas extremas.
EliminarUn besote.