Pestañas

25 de febrero de 2017

Doctoranda al borde de un ataque de nervios (VII)

Peer-review: el poder en la sombra


La expresión peer-review se utiliza cuando en el ámbito académico se habla coloquialmente (y también cuando se habla en inglés) del proceso de arbitraje que sufre todo artículo científico antes de ser aceptado para su publicación.

La traducción literal sería “revisión por pares” y lo de "pares" se debe a que el texto a evaluar es revisado por otros científicos de igual o superior categoría que el autor del artículo en cuestión. Es decir, varios colegas, que trabajan en campos similares, deben leer y dar el visto bueno al artículo. Lo de “colegas” ya lleva mucha retranca porque si uno se piensa que por ser un compañero de área de investigación va a ser más comprensivo está muy equivocado. Además, en mi caso, ya os digo que todos los revisores son de superior categoría a la mía por lo que, además, eso de “par” me suena un poco a choteo.

El caso es que estos señores, también llamados referees, tienen en sus manos el poder de dar luz verde a un artículo, encumbrándolo al Olimpo de los artículos publicados, o mandarlo a la papelera de la editorial en cuestión, sumiéndolo en el más oscuro ostracismo.

Se habla mucho del cuarto poder (el de los medios de comunicación) o de la importante influencia de los grandes lobbies que manejan los hilos de la economía mundial. Sin embargo muy pocos conocen el poder absoluto que ejercen los referees de artículos científicos.

Una de las características de estos señores (y señoras) es el completo anonimato con el que actúan, y en el que se escudan. Cuando mandan sus críticas a los autores de un artículo nunca se identifican, algo que les viene muy bien a muchos pues así aprovechan para poner de vuelta y media a quienes firman dichos artículos (o a su trabajo, que viene a ser lo mismo).

Muchas de las opiniones que vierten para calificar el trabajo revisado dejan bastante que desear en cuanto a ecuanimidad e imparcialidad. Las escabechinas que realizan dejarían en mantillas a algunas masacres bélicas -metafóricamente hablando, claro- ya que algunos comentarios de estos colegas no es que sean implacables, son auténticas sentencias de muerte (investigadora).

Es posible que cuando los comentarios no son elogiosos el criticado se lo tome por lo personal y puede que vea ofensas donde no las hay, pero al leer alguna de estas observaciones recibidas una servidora ha llegado a pensar:

 Yo a este tío le debo dinero o algo así, denoto cierta animadversión hacia mi persona. ¡Qué manía me tiene!

Y es que, si bien el anonimato se mantiene para los revisores, no lo hay para los autores. Es decir, yo no sé quién me está evaluando pero quien me evalúa sí sabe quién soy yo. Esto, a mi modo de ver, deja en clara desventaja al evaluado pues al defenderse no sabe muy bien hacia dónde dirigir sus tiros (ni a la madre de quién mentar).

La que esto escribe ha recibido muchas críticas negativas y demoledoras -unas veces con razón, otras no tanto- incluso me han llegado a rechazar un manuscrito sin tiempo material para leerlo. En esta ocasión en concreto estoy segura de que simplemente contaron los (pocos) asteriscos de las tablas y tomaron la decisión de mandarme a la porra.

Los comentarios de los referees suelen ir acompañados de consejos. Consejos que son más bien órdenes, -a ver quién es el guapo que les dice que no- y cuando leo las objeciones a mi trabajo me afano con obediencia espartana en enmendar esos fallos -que muchas veces no son tales pero para los revisores sí y yo les hago caso porque me dan mucho miedo-. En raras ocasiones, y ante la absoluta falta de razón del revisor, me niego a seguir las pautas recomendadas, pero esto siempre que lo hago va acompañado de palpitaciones, sudoración fría y falta de aire, es decir, bajo un auténtico ataque de pánico.


A pesar de todo, se puede dar el caso de que esas modificaciones, una vez seguidas al pie de la letra y con disciplina militar, al final no son suficientes y después de trabajar durante muchas horas para adaptar el artículo a los gustos y/o criterios de los referees, estos, en un alarde de refinada crueldad, decidan rechazar finalmente el artículo en cuestión. Es en estas ocasiones cuando me doy cuenta de la facilidad que tengo para renegar en varios idiomas y acordarme de toda la parentela -la viva y la muerta- de los revisores de marras.

También en estas ocasiones doy gracias por el anonimato en el que se encuentran estos sujetos, de lo contrario ya contaría en mi haber varios delitos tipificados por el Código Penal con muchos años de cárcel.

A lo largo de la Historia se ha especulado mucho sobre cómo podría ser el infierno. Unos lo describen como un lugar en llamas donde los penados sufren el martirio eterno de quemarse a fuego lento; otros lo definen como la nada absoluta donde el condenado queda relegado al olvido. 

Yo me imagino el infierno lleno de revisores de revistas científicas. En lugar de llamas que me queman y me causan dolor, me lo figuro con miles de referees exigiéndome montones de aclaraciones, cambios en las tablas, añadir más citas bibliográficas y muchas cosas más para luego, en medio de estentóreas carcajadas, decirme que no les gusta el artículo y que no lo van a publicar.

Eso sí que es una tortura y no las quemaduras de tercer grado de las llamas eternas.

Tanto miedo me da que exista un infierno así que he prometido portarme bien durante esta vida para evitar sufrir ese suplicio en la otra.

Kirke

Anteriormente en "Doctoranda al borde de un ataque de nervios":

32 comentarios:

  1. Sigues en la onda de la genialidad escrita.
    Tu descripción del sufrimiento al realizar una tesis, puede significar un revulsivo para aquellos que te lean y estén preparando una ¡Pobrecitos!
    Un abrazo.

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    1. Mi intención no es espantar a posibles doctorandos, es un aviso de lo que se pueden encontrar. Creo que más de uno antes de empezar una tesis si supiera de antemano lo que en realidad supone iría más preparado y en guardia.
      Un beso.

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  2. Osea ¿me estás dicie do que estos individuos actúan amparándose en el anonimato? Encima lo harán con nocturnidad y alevosía... mecawennnn. Paloma, no pierdas la esperanza y no te achantes ante estos individuos. Algún día el poder será tuyo y podrás desquitarte, jeje.
    Besos

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    1. Entre las ideas que me vienen cuando me rechazan un artículo es la de hacerme en un futuro lejano yo también referee y pagarles a ellos (que también publican) con su misma moneda.
      Quién sabe, lo mismo algún día lo cumplo y la venganza será terrible, jajaja.
      Un besote, guapa.

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  3. Jajajajaja, tu imagen del infierno es lo más.
    Besos y me parece fatal que vosotros no tengáis anonimato.
    ¡¡¡Feliz finde!!!

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    1. No soy creyente pero solo de pensar que pueda haber un infierno así me entran ganas de rezar.
      Un beso, Gema, y que tengas una buena semana.

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  4. Yo creo que no sería capaz de soportar esa angustiosa espera por conocer el veredicto y mucho menos la dolorosa decepción al recibir criticas muy negativas (mi autoestima siempre ha sido muy frágil).
    Considero injusto que quienes dan su opinión se escondan en el anonimato. El autor no solo debería conocer a su crítico sino incluso poder impugnarlo si le consta que puede sentir una animadversión hacia él o ella.
    Todo ese escenario me retrotrae a épocas pretéritas, cuando las sociedades científicas conservadoras se mofaban públicamente del científico innovador (léase Charles Darwin).
    En definitiva, creo que ese proceder no es propio del siglo XXI.
    Solo me queda darte ánimos para hacer frente a esos "peers" despreciables y posiblemente envidiosos.
    Un abrazo.

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    1. Toda esta serie de "anécdotas" doctorales las hago en clave de humor, pero en el fondo subyace una crítica al sistema. Todo lo que cuento es real, y ese anonimato es muy cuestionado por muchos.
      Además, que el que te corrige sea del mismo campo de investigación puede originar un conflicto de intereses y en este caso no solo la envidia entra en juego, también el interés espurio de no desear que tú publiques algo antes que él.
      Pero, de momento, estoy es lo que hay y tendré que plegarme a las normas establecidas.
      Un abrazo, Josep.

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  5. Esas 'masacres bélicas', metafóricamente hablando, son imperdonables. Los que deberían ir al infierno son ellos, esos que se permiten juzgar como Dios si algo vale o no (por resumir), y encima sin dar la cara, porque sería más digno saber que el Doctor X, con nombre y apellidos, no considera viable algo. Pero claro, así no corren ningún riesgo.
    Bueno, amiga, saldrás de ésta como de tantas otras lo has hecho, y si ahora nos reímos con lo que cuentas, entonces aún más.
    Un beso muy fuerte

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    1. Desde luego algunos revisores pueden tener una muy buena preparación científica pero tacto a la hora de valorar negativamente algo no.
      Otros son educados y aunque te están dando un repaso de no te menees, al menos lo hacen con educación y eso siempre es de agradecer, aunque al final el resultado es el mismo: te mandan a hacer puñetas.
      Tendré que aguantar y esperar, precisamente tengo ahora mismo un artículo en espera de la respuesta de unos referees (supongo que no habrán leído esta publicación porque no son españoles, o eso creo) y la verdad es que se pasa mal.
      Un beso muy grande, Chelo.

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  6. Jo y encima no sabes quienes son, así no vale, ellos en ventaja y tú en desventaja ante las criticas e opiniones no hay derecho pero espero y deseo que al final a alguno de estos señores les guste tú articulo y les parezca bien, estoy segura que así será la esperanza es lo último que se pierde Paloma, aunque te imagino diciendo de todo menos bonito.
    Lo del infierno me ha hecho gracia, al menos un poquito de hunmor te queda. un beso. TERE.

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    1. Como le comentaba a Chelo, ahora mismo estoy esperando la decisión de un par de revisores sobre un artículo, estoy encomendándome a todos los santos que se me ocurren para que tengan un buen día y estén de buen talante cuando se pongan a corregirme. Ya veremos.
      Un beso grande, Tere.

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  7. Ya busco una crítica a un trabajo donde había un ataque frontal contra uno de los autores nombrándolo y todo que me obligó a darle un toque al editor.
    Sarcasmo e ingenio no te faltan, eres luz que alumbra este océano incierto que es la investigación y sus "dolores de parto".
    Besos.

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    1. Creo que sé a quién te refieres en concreto. En aquella ocasión el referee demostró ser muy poco profesional y con una baja catadura moral, desde luego hiciste bien en quejarte al editor.
      Tú sabes que todos y cada uno de los artículos que he ido (hemos ido) publicando han sido auténticos partos porque hemos tenido que pelear hasta el último resultado y siempre luchando contra los elementos, pero al final sí hemos conseguido victorias que,después de tantos desvelos, son mucho más
      Si me lo tomo con humor es por eso de "me río por no llorar".
      Besos, jefe.

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  8. Genial, Kirke. Tu sentido del humor, aún cuando para ti no es ninguna broma y te juegas mucho en ese asunto, es encomiable.
    Has tenido una gran idea con estos posts. Nos estás dando a conocer muchas cosas que ignorabamos, nos lo pasamos genial y seguro que a ti te sirve de revulsivo.
    Un beso.

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    1. Me ayuda mucho contar estas cosas, ya lo avisé en la primera publicación de esta serie: descargo delante de un grupo mis preocupaciones y es cierto que compartir los problemas con los demás ayuda, y conocer vuestras opiniones aún mucho más.
      Si además, sirve para ilustrar a los legos, mejor que mejor. A partir de ahora, valoraréis más a los doctores, jajaja.
      Un beso grande, amiga.

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  9. Nunca hubiera imaginado que la revisión de artículos científicos funcionara de forma similar al Tribunal de la Inquisición, me he quedado a cuadros. La caricatura de los científicos con armas medievales dispuesto a despacharse a un incauto viene que ni pintada. Aqui tienes material de primera para una novela negra o cuanto menos para un relato muy, muy inquietante.
    Abrazos.

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    1. Puede que tengas razón, Gerardo, este tema da para una novela negra o de terror si vierto en un papel las cosas que se me ocurren hacer con los revisores cuando me rechazan un manuscrito.
      Como ya he comentado anteriormente, describo con humor situaciones que son reales y en realidad estoy criticando un sistema injusto y que, en ocasiones, rayan la inmoralidad.
      Un abrazo.

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  10. En un mundo en el que imagino hay una competición bárbara y muchos egos por satisfacer, esas revisiones deben ser desde luego la antesala del infierno y una revancha fácil para algunos que hacen de la envidia una manera de vivir. En serio, me han parecido muy injustas, entiendo que se mantenga el anonimato pero en ambas direcciones porque hay algunos que detrás del anonimato son mucho más valientes que de frente y se dedican a sacar toda su mala leche y envidias no bien digeridas en contra de aquellos que aspiran a ser encumbrados a doctores. Menos mal Paloma que tienes un sentido del humor fantástico que hace que cada cosa se ponga en su lugar.
    Un beso guapa y ánimo que ya son tuyos, bueno casi.

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    1. Algunas revistas, pero muy pocas, sí mantienen el anonimato de los autores, pero ya digo que son la excepción. Y ese sería el sistema más justo.
      La envidia y el evitar que no se publiquen cosas que pueden pisar el trabajo propio puede mover a un revisor a hacer una crítica negativa.
      No obstante, voy a romper una lanza en favor de este colectivo, pues la mayoría son gente honesta que intentan realizar su labor de la manera más ecuánime, pero los que se comportan de mforma incorrecta hacen mucho daño y son los que destacan más.
      Intentaré sobrevivir en esta jungla de editores y referees como buenamente pueda.
      Besos, Conxita, y que tengas una fantástica semana.

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  11. Mi hija ya me había comentado algo de lo que ocurre en las revistas científicas. En el caso de ella le afecta más el mamoneo que a veces se da en los laboratorios entre grupos distintos de investigadores.Por ejemplo, realizar ella una investigación concreta, tener datos acumulados y tener que cedérselos a otra becaria (ella iría en primer lugar) porque el jefe de ésta está por encima del suyo (o tiene más cara) y la becaria en cuestión necesita más publicaciones, aunque no tenga mucha idea de cómo se han obtenido los resultados ni sepa manejar los aparatos. En fin, en todos lados hay jaleos y pequeñas y grandes corruptelas. Un abrazo, Kirke, y a seguir deleitándonos con estas aventuras.

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    1. El tema que comentas también daría para una entrada en esta serie, además es muy grave.
      Afortunadamente yo no he tenido esa experiencia tan desagradable de que tu trabajo se lo lleve otro compañero que no ha hecho nada pero que tiene que figurar en primer lugar.
      El orden de los coautores en un artículo ha devenido en más de una ocasión en una auténtica batalla. Como ya digo, yo no he tenido que pasar por eso y la verdad es que lo celebro porque es muy injusto.
      En todas partes hay mafias, corruptelas y la envidia rige el comportamiento de muchos.
      Un besote.

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  12. Nunca me lo había planteado, pero es completamente cierto: si los referees son anónimos, los autores también deberían serlo. Así se evita que posibles "asuntillos pendientes" a nivel personal puedan intervenir en su juicio profesional.
    Yo imagiaba que cada uno tiene su propia imagen del Infierno, pero la tuya es muuuuuy particular jajajaja. Cuantas más cosas nos cuentas, más te admiro a tí y a todos los que pasáis por estos trances. Animo que armada con tu mucho sentido del humor conseguirás salir vencedora :))

    ¡Un beso grande y feliz domingo!

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    1. No te puedes ni imaginar la ansiedad con la que me enfrento yo a los dictámenes de los revisores. Si el rechazo ya es inicial leo compungida (y muuuy deprimida) los motivos por los que he sido rechazada, y si me dan una oportunidad de rectificar me pongo quizás más nerviosa, porque hay una remota posibilidad de hacerles cambiar de opinión y ahí es cuando me entra el pánico por si lo que cambio es a peor, jajaja.
      Menos mal que soy boticaria y conozco los riesgos que tienen los ansiolíticos, si no, a estas alturas, ya estaba enganchada sin remisión a las benzodiazepinas.
      Un beso, Julia, y que tengas una buena semana.

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  13. Menos mal que tu sentido de humor no decae, tu puedes con todo y seguro que te los llevas de calle con tu tesis. Un abrazo

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    1. Bueno, como le comentaba a mi jefe: me río por no llorar.
      Gracias, Mamen, intentaré acabar como sea.
      Un besote grande.

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  14. Cuando "seas mayor" podrás decidirte por una de estas dos cosas,... convertirte en uno de ellos, destilando rencor por todos los poros disfrazado por un celo al trabajo mal entendido,... o, por el contrario, podrás intentar cambiar las cosas. Personalmente y sin conocerte, creo que optarás por la segunda opción. Feliz semana!

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    1. Creo que tienes un concepto demasiado altruista de mí, porque tengo muchas ganas de venganza por tanto padecimiento sufrido a cuenta de algunos revisores, aunque reconozco que no sería de ley descargar mi frustración en otros futuros e inocentes doctorandos, jajaja.
      Ojalá pudiera cambiar algo de ese sistema tan injusto, pero si tengo ocasión no la desaprovecharé.
      Un beso grande y gracias por la visita.

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  15. Que sepas que nada más leer ya puedes ser revisor, incluso antes según me han dicho. Así que yo que tú iba preparando ya la fría cena ����
    Besos grandes
    Laura

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    1. No sabía que cualquier lector de un artículo puede ser un revisor, madre mía, ahora estoy aún más asustada.
      Un beso muy grande, Laura.

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    2. Bueno, perdón, creo que no me expresé bien. Quería decir que nada más leer o presentar la tesis, puedes ser revisor o incluso editor. Y que algunas veces según sea de opulento tu currículo,jo hace falta tener la tesis de doctorado para ser uno de ellos. De cualquier forma, asusta verdad? Creo que no he ayudado mucho. Solo espero que eso no pase en las revistas a las que nosotros enviamos trabajos jajajajajajaja

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    3. Ahhh, vale, ahora ya me quedo más tranquila, jajaja.
      Pues si consigo acabar la tesis y hacerme doctora algún día puede que me anime a ser revisora, se van a enterar algunos... Es broooma.
      Un beso.

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