Pestañas

3 de octubre de 2020

Diario de un RE-confinamiento Parte I

 

Ayer, 18 de septiembre, me dispuse a escuchar la comparecencia de los dirigentes de mi comunidad autónoma porque llevaban avisando que iban a tomar medidas para atajar el alarmante número de contagios de Covid-19. Estuve a punto de no hacer caso porque lo de que van a tomar medidas lo llevan diciendo desde mayo y hasta ahora no habían hecho nada, pero como en el fondo soy una ilusa puse la tele a ver qué decían.

La rueda de prensa ya estaba empezada cuando me conecté ―es que la ponían en Telemadrid y me costó encontrar el canal en la tele porque no lo veo desde hace años―. En el momento de unirme el señor vicepresidente nos estaba preguntando a los madrileños qué queríamos ser, si virus o vacuna. Desconcertada por la pregunta, y creyendo que me podía ver y escuchar, levanté la mano y pregunté a mi vez en voz alta: «¿Se puede ser una bacteria? Porque a mí me gustaría ser una Salmonella, ir en un pincho de tortilla que tú te comieras y darte una diarrea que te mantenga sentado en el váter una semana, so capullo.» Pero, por suerte o por desgracia, no me oyó el señor vicepresidente y siguió a lo suyo. Después dijo que lo que estaba haciendo era lo más doloroso que había tenido que hacer nunca a lo que yo repliqué, de nuevo en voz alta: «Eso lo dices porque no me has tenido a mí como Salmonella en tu intestino, que si no, te ibas a enterar de lo que duelen algunos retortijones cuando vas al baño a hacer de vientre.» Pero… tampoco me oyó.

Después habló la presidenta, dijo algo así como que había que evitar el estado de alarma. Siento decirle a esa señora, aunque no me oiga, que no lo ha evitado. Yo estoy en estado de alarma desde que esa mujer nos gobierna; me alarmo, y mucho, cada vez que la veo y oigo. Para empezar, me alarma esa mirada perdida que tiene cuando dirige los ojos al infinito porque me da la sensación de que en esos momentos de desconexión con la realidad está prestando atención a las voces que debe de oír en su cabeza y, lo que es más alarmante aún, que las está haciendo caso a tenor de lo que después dice y hace. A mí esa señora me alarma y me da miedo.

Tras la presidenta habló el consejero de sanidad, dijo que las medidas restrictivas se darían en 37 “áreas básicas de salud”. Con el corazón en un puño me dispuse a escuchar las zonas condenadas, digo afectadas. El tío, con una parsimonia digna de un psicópata, fue diciendo las treinta y siete zonas una a una, cuando iba por la treinta y seis, la mía aún no la había dicho y yo ya me estaba haciendo ilusiones, pero, en el último puesto y como si de un festival de Eurovisión se tratara, ¡zas!, dice: «La Elipa». Mierda.

Me deprimí mucho, pero entonces mi marido, que estaba con su portátil contrastando la información ―es muy pulcro mi chico con las noticias― va y me dice que nosotros no pertenecemos a La Elipa. Flipé, porque yo siempre me he considerado de ese barrio y ahora resultaba que no vivía en él. Parece ser que nosotros estamos en la parte del barrio más nueva y eso ya es otra zona, en concreto la de Daroca. Me puse a pegar saltos de alegría, aunque sería más correcto decir “salto” de alegría porque solo di uno, cuando iba a dar el segundo, mi marido añadió: «La zona de Daroca también está confinada». Mierda.

He estado mirando y los barrios más afectados son los más populares y modestos. En mi indignación y haciendo alarde del espíritu combativo que caracteriza a mi barrio ―o a mi zona, que ahora mismo no sé ni dónde estoy― pensé en convocar para mañana, aprovechando que aún no están vigentes las restricciones, una concentración de los habitantes afectados en las puertas de la Asamblea de Madrid y con una pegatina en la frente donde se vea en qué zona vivimos, para ver si así se acojonan un poco nuestros representantes al ver tanto “foco infeccioso” cerca de ellos; solo por joder. Pero luego caí en la cuenta de que mañana es domingo y los sábados y domingos los políticos no trabajan, o estaría mejor dicho que no trabajan ningún día: los fines de semana simplemente no van allí.

Así que a partir del lunes vuelvo a estar encerrada. Ya iré contando cómo me va y qué pienso. Estas nuevas entregas se llamarán «DIARIO DE UN RECONFINAMIENTO». Aunque no tengo muy claro qué puedo y qué no puedo hacer, de momento, lo que sí voy a hacer es cagarme en . Mierda.

 

Día 1 (21 de septiembre)

Hoy es el primer día de este nuevo confinamiento y no lo he podido empezar peor. He dormido fatal, una pesadilla horrible me ha agitado en sueños.

Soñé que estaba jugando al Juego de la Oca, pero el tablero y las normas eran raras. Las casillas, en lugar de dibujos infantiles, eran escenas de mi vida: el lugar donde trabajo, mi casa, el súper donde hago la compra y cosas así. Las ocas no eran tales sino unos cisnes negros que me recordaron a los del Retiro, que es donde suelo ir a caminar.

En mi sueño iba avanzando por esas casillas tan peculiares, pero caí en la de los dados, y estos también eran muy extraños porque en lugar de números tenían caracteres orientales y un señor, sorprendentemente parecido al presidente de la República Popular de China, los estaba agitando.

Seguí jugando y avanzando en el tablero, pero ahora los personajes de las casillas eran en su mayoría sanitarios y tenían cara de preocupación. Llegué a la casilla del laberinto que estaba dentro del Congreso de los Diputados (ya avisé que el tablero era raro). Me metí dentro del laberinto y me encontré con que, en una bifurcación, había un político plantado diciendo «Es por aquí» pero en el lado opuesto había otro que decía «No, es por aquí»; en otros rincones había diputados que ponían en venta su voto favorable o en contra según quién se lo comprara ―la moneda utilizada no era el euro sino prebendas para sus comunidades autónomas y/o grupos parlamentarios―. Cada vez había más políticos gritando, insultándose entre sí y dando órdenes contradictorias, al final el guirigay era ensordecedor y por más que caminaba no conseguía salir de allí. Creí que me volvía loca.

De repente, me encontré fuera y, dormida, respiré más tranquila, aunque el alivio duró poco porque llegué a la casilla de la cárcel, y en lugar de esperar dos turnos para seguir jugando, me tocó esperar catorce semanas. Al final, salí ―menos mal que en los sueños los tiempos son distintos a la vigilia― y seguí caminando, pero ahora en las casillas los personajes iban con mascarilla, aunque no todos, incluso los había que hacían botellón ―creí reconocer a un chaval de mi barrio asiduo a estas reuniones ilegales en el parque que está al lado de casa―.

Caminando a través del tablero parecía que iba a llegar al final, pero de golpe caí en la casilla de la muerte, solo que en lugar de una calavera estaba la cara de Isabel Díaz Ayuso que, con gesto autoritario y señalándome con el dedo, me mandó a la casilla de salida para empezar de nuevo.

En ese momento me desperté, sudando y con una taquicardia importante. No sé si mi nerviosismo fue por lo de volver a empezar o por ver a la presidenta tan de cerca. Durante unos segundos me calmé porque aquello había sido un mal sueño, pero enseguida caí en la cuenta de que no. Hoy empieza el nuevo confinamiento ―nuevo porque es un confinamiento raro, como la nueva normalidad y, supongo, igual de efectivo que esta―. He retrocedido todas las casillas y encima, ahora, sé lo que me espera; mal empezamos.







14 comentarios:

  1. Genial Paloma, no voy añadir nada porque tu has expresado estupendamente como nos sentimos mas de uno y una. La niña del exorcista da risa si la comparamos con la Señora Ayuso. Miedo no, autentico pavor me da. Hemos elegido a la zorra para cuidar de las gallinas y así nos va, nos vamos a quedar sin huevos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Pura.
      Yo también prefiero a la niña del exorcista antes que a la Ayuso, dónde va a parar.
      He tenido que recurrir a la técnica del avestruz cuando sale esa mujer por la tele, es decir, cambio de canal y prefiero no saber qué va a hacer porque me pone de los nervios y me cabreo mogollón.
      Con esta mujer nos vamos a quedar sin huevos y sin la mitad de las gallinas porque se nos van a morir, así de triste es la situación.
      Aguantaremos el mal trago como podamos y yo seguiré recurriendo al humor (amargo en muchas ocasiones, ya lo verás si sigues el diario) para soportarlo.
      Un besote.

      Eliminar
  2. Ya solo faltaría que la Ayuso contratara como consejero de salud a Freddy Krueger. Entonces el estado de alarma sería permanente.
    Disculpa la frivolidad, pero es que ante ese estado en el que vivís y vivimos (unos más que otros, de momento) a uno se le remueven las tripas al comprobar en manos de quiénes está el control de la pandemia. No es extraño tener pesadillas, aunque no sean en Elm Street, sino en La Elipa, o en Daroca, da igual.
    Un beso y ánimos, que es lo único a lo que podemos recurrir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues mira, Josep Mª, si prefiero a la niña del exorcista antes que a la Ayuso, como le he comentado a Pura, casi que prefiero a Freddy Krueger antes que al Escudero, ya puestos.... La película de terror perfecta.
      Lo que comentas no es frivolidad, yo creo que es un mecanismo de defensa ante tanta estulticia por parte de nuestros dirigentes. La situación creada es esperpéntica y si no fuera tan grave sería para echarse a reír a carcajadas.
      Gracias por esos ánimos, intentaremos sobrevivir.
      Un besote.

      Eliminar
  3. Muy buena esa comparación con el juego de la oca, aunque sea una oca un tanto más perversa que la de nuestros juegos infantiles.
    No se le ve el fin a esto, pero vuestras autoridades ya han conseguido lo que querían: el Gobierno central se ha implicado y ahora ya pueden tirar a matar. Es un puto asco. Y no digo que el Gobierno lo esté haciendo de maravilla, pero creo que la presión de comunidades como la de Madrid y de los partidos de la oposición no ayudan nada.
    A ver por dónde sale todo esto. En cualquier momento confinan León. Allí la situación está fatal y empeorando.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Rosa. Yo tampoco creo que el gobierno central lo esté haciendo muy bien, pero este rifirrafe entre partidos no es de recibo. La Ayuso ya avisó cuando llegó al poder que se iba a dedicar a hacer oposición al gobierno central y creo que eso es lo único que está cumpliendo de todas sus promesas.
      Y ahí radica el problema, que nuestros políticos están acostumbrados a hacer política, no a gobernar ni a gestionar. Ahora que tenemos un problema de los gordos, que nos va la vida de muchos, no saben cambiar de chip, no saben lo que es remar juntos y solucionar problemas, al revés, están complicando aún más la situación, como si no fuera suficiente con lo que hay.
      Tú lo has expresado genial: esto es un puto asco.
      Un besote.
      P.D. Sí señora, León ya está confinado (con una tasa de infección mucho menor que en Madrid)

      Eliminar
  4. hay que ponerle al mal tiempo buena cara. A esto nos lleva la mala gestión que se está haciendo, y lo que aún nos queda por ver. Pero tu diario es una pasada. Sabes que me encanta leerlo. Ese humor crítico que empleas...
    Feliz domingo ( aunque sea en casita)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Rita, si no fuera por este diario me habría salido una úlcera de estómago. Escribir esto e intentar sacarle el lado "divertido" al asunto es una terapia estupenda para la mala leche que me viene cuando oigo a nuestros gobernantes. De hecho, la mayoría de las cosas que irán apareciendo por aquí las he escrito después de oír o ver un noticiario y enterarme de lo que nuestros queridos dirigentes han hecho. Si no escribo, exploto.
      Gracias por compartir conmigo estas experiencias que cuento.
      Feliz martes, guapa.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Vaya situación más delirante. Cuando leí "diario de un reconfinamiento" pensé que era un error, jaja. Lo bueno es que disfrutaremos unas cuantas entregas de tu sarcasmo. Parece que al virus se han unido otros agentes patógenos que son bípedos y para los que tampoco hay tratamiento conocido. Espero que el encierro sea breve, por el bien de todos. Esto es un olla a presión que cualquier día... En fin, que no falte el humor.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Gerardo.
      Llamar a este diario de RE-confinamiento pretende enlazar con el otro que anduve escribiendo cuando estuvimos todos encerrados. Si bien es cierto que los dos buscaban/buscan tomarse con humor la situación, este segundo va a ser más ácido porque ahora ya no es de recibo lo que nos está pasando. Aquella primera oleada nos pilló a todos desprevenidos, pero esta segunda volvemos a fallar en lo mismo y eso ya es de cabreo monumental.
      ¿Tú estás seguro que no hay tratamiento para estos agentes patógenos bípedos que nos gobiernan? A mí se me ocurren unos cuantos pero no los voy a poner por escrito porque creo que serían motivo de delito y van contra la Convención de Ginebra.
      Seguiré recurriendo al humor porque si no... me salto la convención de Ginebra a la torera y monto un Puerto Hurraco en la Asamblea de Madrid y en el Congreso de los Diputados.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Ciertamente amiguita lo has contado muy bien, con el humor y el salero que te caracterizan y ese toque de "cabreator" que nos sale a todos cuando presentimos que nos están tomando el pelo. lastima no ser bacilo de Koch, salmonerosis o fiebre española, solo para colarse en el congreso y contaminar a todos esos que no pegan palo al agua y que nos vacilan sin ser bacilos sino gilipollas integrales de una sola pieza.
    Muy bien la primera parte. a ver si en la segunda matas en sueños a alguno de esos que nos lo quitan a la vez que las ganas de vivir.
    Besos confitados que no confinados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Escribir este diario me supone una válvula de escape, pero compartirlo y saber vuestras opiniones me está sirviendo de lenitivo también porque veo que estáis igual que yo y que también os vais soltando. Rosa antes ha soltado un "puto asco" y tú ahora sueltas de de "gilipollas". Me encanta que os desahoguéis tan bien. Ánimo, hay que liberar tensiones como sea: yo, escribiendo este diario, y vosotros leyéndolo. Estupendo.
      Todavía no he matado a nadie en sueños (y en vigilia tampoco), no sé si será porque me pesa mucho la educación que me dieron mis padres y hasta soñando soy correcta con la ley, pero el caso es que cuando estoy despierta sí que me imagino que le pasa "algo malo" a "alguien". Qué cosas tiene la mente.
      Un besote, padrino.

      Eliminar
  7. ¡Hola, Paloma! ¡Ánimo! Me parece que en Madrid tenéis el mismo problema que en Cataluña: la suma del Coronavirus y el politicovirus. La verdad es que viendo las cifras del Ministerio de Sanidad, no acabo de ver el por qué de este confinamiento. Hace doce días, cuando el IA 14 días estaba casi en 800 podría entenderse, pero desde entonces la cifra ha ido bajando hasta hoy, que marca 586, siendo previsible que baje de los 500 esta semana. En fin, reconozco que con el paso de los meses mi sentido crítico ha subido como la espuma. Mis únicas certezas son que en marzo y abril hubo un exceso de muertes en España y que un nuevo coronavirus se pasea por las calles. Todo lo demás, origen, medidas, mascarillas, gobiernos, OMS, vacunas, etc... los tengo entre mil signos de interrogación. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, David. Te doy la razón, como al resto de los comentaristas, en que los políticos están haciendo más daño que el propio virus. Son mucho peores y con diferencia.
      El tema de las cifras es un desastre y una vergüenza. Aquí en Madrid te puedo asegurar que lo de los casos positivos se cuenta según conviene. Tengo una amiga que trabaja en Salud Pública de la Comunidad de Madrid, y se dan los datos de PCR positivos días concretos para "subir" o "bajar" las cifras. Ahora mismo y desde que el ministerio "intervino" se están "guardando" datos. No sigo porque me enciendo. Aquí la salud de los madrileños es lo de menos, lo único que importa, desde un gobierno y desde otro, es arrojarse los resultados para echar la culpa al de enfrente de que lo hace muy mal. Una auténtica vergüenza.
      No sé cómo está la tasa de infección, pero que haya bajado de 1000 a 500 en dos semanas no me lo creo, más que nada porque el confinamiento selectivo era una pantomima, en mi barrio confinado los bares y los centros de ocio siguieron abiertos y la gente socializó igualmente, eso sí, todos mezcladitos en la zona "peligrosa", sin contaminar las otras zonas "limpias" (zonas limpias con una supuesta tasa de 700). Un desatino. Yo lo único que sé es que algunos hospitales están completamente llenos y no porque lo digan los políticos interesados, sino porque tengo amigas enfermeras que me lo cuentan (una de ella trabaja en el Doce de Octubre y allí ya no hay camas de UCI libres, están habilitando otras zonas para poner más).
      En fin, seguiré recurriendo al humor para descargar la frustración de tener en puestos de mando a tanto incompetente que nos va a llevar al desastre.
      Un abrazo.

      Eliminar