Lucas Pereyra,
un escritor argentino, con no muy buena fortuna, relata lo que le ocurrió
cuando se fue a Montevideo a cobrar el adelanto que unas editoriales extranjeras
le han dado por un libro que va a escribir. El motivo de acudir a otro país
para cobrar ese dinero no es otro que el de evadir las estrictas leyes fiscales
de su país.
Lucas sufre
varias crisis existenciales que, como una conspiración cósmica, vienen a
complicarle la vida. Por una parte sufre la crisis de los cuarenta, no sabe muy
bien hacia dónde va ni que está haciendo de su vida. También sufre la decepción
de no haber conseguido casi ningún sueño de juventud, todas la metas que se
había propuesto no las ha conseguido. El sospechar que su esposa le es infiel
no le ayuda nada, y el no ver reconocida su obra literaria como a él le
gustaría, tampoco.
Pero Lucas es
un hombre de recursos y decide aprovechar el viaje a Montevideo para reunirse
con una amante ocasional con la que mantiene un contacto irregular. Esa mujer,
bastante más joven que él, supone un aliciente al viaje y una manera de
sentirse mejor consigo mismo, una reafirmación de su virilidad. Lo tiene todo
bien planificado, le sacará todo el partido a las horas que va invertir en esa
estancia. Sin embargo, nada sale como él pensaba.
Esta novela
corta, o relato largo, cuenta unos sucesos que transcurren en menos de
veinticuatro horas, y es la prueba evidente de que una historia no necesita un
lapso de tiempo extenso para ser buena. Porque el relato, o la novela, es
estupendo. El lenguaje utilizado es fluido y cuidado, aunque está lleno de
localismos argentinos pero que no me impidieron seguir el hilo de la narración.
Aunque la vida
de Lucas Pereyra no es muy divertida, todo lo que cuenta él mismo se hace con
mucho humor. Este aspecto es lo que más me gustó de este relato, o de esta
novela. Toca, como de pasada, algunos temas con una ironía que a mí me hizo
sonreír y hasta soltar alguna carcajada.
Por ejemplo,
cuando habla de los médicos (él sospecha que el supuesto amante de su mujer es
uno de ellos) llega a decir:
“…maltratadores
sociales, ladrones del tiempo y la salud, ojalá les llegue un infierno eterno
de salas de espera con revistas pegoteadas, aprovechadores parados en su
columnata griega…”
También
reflexiona de manera muy cómica, pero con seriedad, lo sobrevalorada que está
la paternidad. Acerca de lo que supone tener hijos comenta esto:
“Tanto curso de
preparto y después nace y cuando llegás a tu casa por primera vez no sabés ni
dónde ponerlo. Si realmente hicieran un curso integral de cómo criar hijos,
nadie los tendría. Hace falta ignorancia para que continúe la especie,
generaciones de ingenuos que se meten en un baile del que no tienen ni idea.”
El sarcasmo y
la gracia de algunos comentarios le da frescura a todo el texto. Por ejemplo,
cuando alude al dueño de un perro pit bull:
“¿Quién querría
tener un perro así? ¿Qué hueco afectivo emocional venía a llenar semejante
monstruo en una casa?”
Debajo de esas
expresiones tan sarcásticas se encierra toda un crítica social a muchos valores
invertidos que, si se analizan bien, dan idea de cómo nuestra sociedad ha ido
perdiendo el norte. En un momento dado, uno de los personajes le comenta al protagonista
que no entiende que le paguen por adelantado un libro que aún no ha escrito:
“Los libros se
escriben y luego se ve cuánto valen”
Una novela, o
un relato, entretenida, diferente a lo que suelo leer y que me ha gustado mucho.
Un relato, o una novela, sobre la decepción que sobreviene cuando nuestras
expectativas no se cumplen, cuando los sueños de juventud no son más que
quimeras, cuando debemos bajar el listón de nuestros deseos si queremos tener
un mínimo de realización personal.
Una novela preciosa. Yo la leí a principio de curso para la tertulia del instituto y me encantó. El lenguaje porteño me gusta mucho y no creo que ralentice el estilo narrativo, al contrario, para mí lo hace más atractivo y dinámico. Hay frases geniales, esa con la que termina la novela (y tu reseña y la mía, por cierto) es muy buena. Por cierto, las has "traducido" tú, ¿verdad?.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Rosa.
EliminarEn principio a mí el tema no me atraía nada. Si leí la novela fue por sugerencia de la profesora del curso de escritura, como era corta me lancé, y la verdad es que me alegro porque me gustó mucho.
Esa traducción final ha sido mi subconsciente quien la ha hecho, supongo que te refieres al "prueba" por "probá". Una que es políglota y lo hace sin pensar, ja, ja, ja.
Un beso.
Tanto tu como Rosa siempre nos traeis unas buenas reseñas. Y este libro parece que merece la pena leerlo. lo anoto un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen.
EliminarCuando Rosa hizo su reseña no me atraía el tema, y cuando la profesora nos aconsejó leer el libro, tampoco, pero he de reconocer que las apariencias engañan, en este caso, negativamente, porque la novela está muy bien y el ritmo es fluido. Además, ese humor que se gasta el autor es muy bueno.
Un besote.
Como en el cine, pienso que la literatura no se debe medir por la duración del metraje o por el "peso" de un libro. Solo cuenta una cosa: la calidad. Me alegro por eso, que traigas una novela corta y que le des la entidad que una obra escrita (buena) se merece, tenga esta 50 páginas o 500. Por otro lado, me parece muy enriquecedor leer obras de autores de Hispanoamérica por sus matices y riqueza en el uso de nuestra lengua común.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Miguel.
EliminarHace años solía preferir leer obras extensas porque tenía la sensación de que en una historia larga me implicaba más con los personajes, como si con tantas horas de lecturas me sintiera más unida a sus vicisitudes. Pero la experiencia me ha enseñado que en la mayoría de esas obras tan extensas la mitad, o incluso más, de las páginas son prescindibles. Así que últimamente me decanto por historias cortas, donde todo está más condensado y no se divaga tanto.
Leer autores hispanoamericanos a mí me suele gustar mucho, si no abusan en exceso de los localismos, la lectura me resulta entrañable, "oír" esos acentos cadenciosos del otro lado del charco siempre me ha gustado.
Un abrazo.
Aún no la he leído pero con tantas buenas recomendaciones le tengo ganas, voy a hacer que suba posiciones en la lista de pendientes y como es cortita supongo que más fácil.
ResponderEliminarBesos
Hola, Conxita.
EliminarSi te soy sincera a mí no me apetecía mucho leer esta novela. El tema, en principio, no me atraía mucho. Pero la profesora del curso de escritura nos la recomendó y como era cortita decidí que probaría suerte. Y no me arrepiento. Es muy buena.
Ya nos contarás qué te parece a ti.
Un beso grande.
Es una de las novelas que tengo apuntada en la lista de deseos desde hace tiempo. Sabiendo ahora que es cortita y que a ti también te gusta quizás adelante la lectura. He leído muy buenas críticas de este libro!
ResponderEliminarUn besote guapa!!! mua
Hola, María.
EliminarNo me extraña que tenga tan buenas críticas, porque es una novela muy buena. Es corta, pero te metes en la historia perfectamente y te implicas en las cosas que le pasan al prota.
Seguro que te gusta.
Un beso grande.
Tu sugerencia esta vez me ha seducido en parte. Veré el hacerle un huequito en la lista.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Besos
Hola, Javier.
EliminarEspero que te guste tanto como a mí si te decides a leerla.
Un beso.
Esta me la apunto, me apetece
ResponderEliminarGracias por esta reseña una vez más.
Besos
Hola, Tere.
EliminarDe nada. Ojalá te guste si la lees.
Un beso.
Me gusta la filosofía y la forma de tomarse las cosas de Lucas. Creo que este relato, más allá del disfrute, sirve para hacer muchas reflexiones. Lo único que me hubiera podido disuadir de encontrarlo una buena lectura es no entenderlo por completo, pero si tú dices que no hay problema... ¡me apunto el título! Pronto me cogeré vacaciones blogueras y estoy emocionada haciendo acopio de todas las cosas que quiero leer. Espero que me acerque, al menos, a cumplir mis expectativas :))
ResponderEliminarEstupenda recomendación, Paloma. Entiendo que te haya gustado tanto, por aquello de tener en común con él el sentido de humor a la hora de escribir :D
¡Un besote enorme!
Hola, Julia.
EliminarHace poco Juan Carlos Galán hizo una reseña de este libro y puso como objeción esa manera de hablar argentina, a mí no me molestó. Yo lo entendí perfectamente todo, es más, esos vocablos típicos me ayudaron a "oír" el acento tan característico de aquellas tierras. Cuestión de percepción.
El humor que se gasta el protagonista, a pesar de todo lo que le pasa al pobre, me gustó mucho, fue un plus que le dio mucha más calidad a un relato que ya es muy bueno.
Por cierto, si la lees a lo mejor deberías saltarte el párrafo donde pone a los médicos a bajar de un burro... Sin ánimo de defender a nadie, en descargo del protagonista diré que está mosqueado con ese gremio porque cree que un médico se está beneficiando a su mujer, y claro, la infidelidad le escuece.
Un beso muy grande, guapa.
Tu conclusión final no tiene desperdicio, Paloma. Voy a hacer por leerlo, más si no es largo y tiene ese toque de humor (lo de no saber dónde colocar al bebé me ha hecho mucha gracia).
ResponderEliminarNo conocía al autor, así que agradezco que me hayas tentado. Lo busco ya.
Un beso, compi.
Hola, Chelo.
EliminarLa historia abarca un lapso de tiempo que no llega a las veinticuatro horas, y no tiene mucha retórica por lo que es muy cortita, pero aun así tiene un argumento trabajado.
Yo creo que te va a gustar.
Un besote.
Jo, pues me pasa como a ti, Paloma. No es de las novelas por las que me lanzaría al estante y por eso valoro que te haya gustado. Desde luego el humor siempre es un excelente recurso para narrar y en este caso esos "uruguayismos" le dan al lector de acá un sabor especial. ¡Apuntada! Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarHola, David.
EliminarRosa hizo una reseña de esta novela hace meses y le comenté que la dejaba pasar. Cuando la profesora nos habló de ella, en principio no me atrajo, pero nos dijo que hablaríamos del libro un día en clase (aún no lo hemos hecho) y no quería ser la única que no lo había leído, así que me puse manos a la obra y resultó que me gustó mucho.
Los localismos (uruguayos y argentinos, porque la acción es en Uruguay pero el prota es argentino) no obstaculizan la lectura, al menos a mí, y dan una cadencia muy buena a la forma de narrar.
Un beso grande.
Me ha parecido una reseña muy interesante, no había leído la de Rosa, pero me has descubierto una novela y un autor que desconocía, así que te lo agradezco Paloma.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande y feliz semana.
Hola, Xus.
EliminarEsta novela también ha sido un descubrimiento para mí. De hecho, estoy detrás de más obras de este autor. Ya he leído un relato corto y me ha gustado también mucho. Tiene una forma de narrar de lo más atrayente.
Un beso y feliz semana también para ti.