Hace unas semanas anuncié que cierta aventura me tendría apartada de estos lares blogueros, si no apartada sí algo desconectada. Esa aventura consiste en escribir una tesis doctoral y, como si de un parásito invasor se tratara, está quitándome tiempo libre y energía. También me está desquiciando por lo que no solo mi ocio se ve resentido sino que también mi salud mental está empezando a flaquear.
Como hace tiempo descubrí que escribir en este blog me reportaba mucha serenidad he decidido iniciar una serie de relatos y/o reflexiones a modo de terapia para combatir el estrés. Esta serie de publicaciones se llamarán “Doctoranda al borde de un ataque de nervios”.
Ya que tomaré esta serie de publicaciones como un lenitivo contra el agobio y el nerviosismo iniciaré la primera de las entradas como se suelen empezar muchas terapias de grupo: reconociendo el problema.
- Hola, me llamo Paloma y… soy doctoranda.
No sé muy bien cómo he llegado hasta aquí y tampoco sé cómo he podido acabar así pero lo que sí sé es que necesito ayuda y que yo sola no podré salir de esta situación. Quizás sea esclarecedor contar cuáles fueron los primeros pasos que terminaron enviándome a este infierno en el que vivo.
Mis padres siempre fueron cariñosos conmigo y tuve una infancia feliz; eran gente de orden y de letras pero aun así desde joven me sentí atraída por la ciencia y la investigación. Mis primeros escarceos tuvieron lugar en el instituto, fueron tan solo un par de visitas al laboratorio de biología donde vimos cómo se diseccionaba un corazón de vaca y donde nos enseñaron un esqueleto humano. En aquella ocasión recuerdo que no tomé ningún tipo de precaución, entré en el laboratorio con la confianza que me inspiraba mi profesora y ni siquiera me puse guantes ni bata.
Sin embargo debí de contagiarme con el virus de investigar pues decidí estudiar una carrera de ciencias y experimental: Farmacia. En la Universidad sí que me aficioné a visitar el laboratorio y, aunque procuraba protegerme, cada vez me gustaba más asistir a las prácticas llegando a preferir ir al laboratorio que acudir a las clases teóricas. Cuando acabé la carrera y ante la falta de ocupación laboral me reenganché en la facultad para hacer una tesina. Se supone que lo hice para mejorar mi currículum pero la verdad es que no podía estar sin investigar y la realización de la tesina era una excusa perfecta para seguir con mi adicción.
Así estuve dos años pero esta adicción es muy cara y mis ingresos en aquella época eran nulos –carecía de beca y no cobraba un duro-. Al principio mis padres se encargaron de costear tan caro vicio pero llegó un momento en que mis progenitores empezaron a demandar más responsabilidad por mi parte. Con todo el dolor de mi corazón hube de abandonar la investigación y procedí a mi reinserción en la sociedad. Conseguí un empleo en una empresa privada y hasta llegué a ostentar un buen cargo bien remunerado. Me compré una casa, fundé una familia. Tenía amigos y era respetada en mi profesión.
Pero la crisis me afectó cuando aún no se hablaba de ella, es más, el presidente del gobierno de aquel entonces decía que España iba muy bien. Por desgracia la empresa en la que yo trabajaba no era española y supongo que por eso quebró y nos mandó a todos los empleados a la calle. Me vi en el paro y con un montón de horas de ocio por delante. Como entonces tenía una hija pequeña me dediqué a su crianza y no fui muy consciente del abismo que ante mí se abría.
Sin embargo, unos años después y con muy pocas expectativas laborales, la tentación volvió a llamar a mi puerta. Me ofrecieron participar en un proyecto de investigación; me ofrecieron volver a investigar. La investigación, como la droga que es, una vez que la pruebas y aunque lleves años alejado de ella no se olvida nunca. Después de más de veinte años sin pisar un laboratorio volví a recaer y esta vez sin remisión. Me comprometí con aquel proyecto con la ilusión de un novato pero con la experiencia de un ex convicto. Me entregué en cuerpo y alma a mi nueva misión. De tal manera me he implicado que, con la inconsciencia que da la euforia de hacer algo que te gusta y a lo que no puedes renunciar, me dejé convencer para escribir una tesis doctoral.
Y aquí estoy. Ahora apenas tengo tiempo para ver a mis amigos, me he convertido en una extraña para algunos miembros de mi familia y me paso días encerrada en casa sin ver la luz del sol. A mi marido y a mi hija solo los veo a la hora de cenar y en las pocas frases que nos cruzamos van palabras como “LDL oxidada”, “arilesterasa”, “factor de necrosis tumoral” o “proteína C reactiva”.
Ya no soy la misma. Yo antes me reía, disfrutaba de los pequeños placeres que la vida nos da, cuando leía un libro me sumergía en la historia que contaba, en cambio, cuando ahora estoy leyendo una novela entre las líneas veo gráficas con baja significación estadística y logaritmos neperianos. No puedo más, necesito ayuda.
Continuará...
Jejeje me has atrapado.
ResponderEliminarMe ha encantado saber como has llegado a tal punto de !
"adicción" y como lo vas narrando.
Estoy deseando leer la siguiente entrega y...si, lo sé, no he sido de ayuda, no te he dicho nada que te ayude a superarlo y además soy mala porquebhe disfrutado de tu drama.
Besos y muy feliz jueves.
Supongo que si yo estuviera "al otro lado" de este drama también me reiría. No te preocupes por tu reacción, es muy natural que el ser humano se divierta con las desgracias ajenas, además ya estoy acostumbrada. Cuando digo que estoy escribiendo una tesis la reacción de mi interlocutor es invariablemente reírse ;)
EliminarUn besote grande, Gema.
Buenísimo, Paloma. Ay qué risa....Bueno, querida mía. Bienvenida al club! (de los que escribimos,s ea lo que sea). Yo a punto de convertirme en vampira. No he visto el cielo ni el sol en dos meses. Arghh....Muchos besos
ResponderEliminarMe temo que los motivos por los que tú no ves el sol son peores que los míos, querida Unknown. Si yo no veo el sol no es porque esté detrás de una capa de polución (aunque hemos tenido algunos días bastante fastidiados pero nada que ver con lo que hay en algunas ciudades asiáticas).
EliminarUn beso grande y cuídate mucho.
P.D. Deseando estoy por conocer tu nueva creación.
Ah, soy Dolo!! que olvidé firmar y eso no está nada bien. Achuchones desde Shanghai!
ResponderEliminarEn el comentario anterior te adiviné, Dolo.
EliminarUn beso intercontinental.
Si la investigación es tu droga...te animo a que sigas siendo una yonqui de los avances científicos para no quedarnos anclados en el pasado y continuar avanzando. Mucha suerte, querida futura Doctorada. Besos
ResponderEliminarMi aportación a la ciencia no creo que quede reflejada en los anales de la historia de la ciencia, aunque sí hay algo publicado en algunas revistas científicas ;)
EliminarLa investigación, como cualquier profesión, si se quiere realizar con seriedad hay que dedicarle tiempo y mucho sacrificio, a veces me pregunto si merece la pena. Espero que cuando ya esté doctorada vea que sí.
Un beso y muchas gracias por tus ánimos.
Pero al menos eres afortunada por haber podido ingresar en ese selecto club de investigadores, no como otros que tuvimos que contentarnos con trabajar para la empresa privada hasta el fin de nuestros días laborables, amén.
ResponderEliminarTodo lo malo (al igual que lo bueno, por desgracia) pasa. Así que, como el que se somete a un proceso de desintoxicación, ten paciencia. Algún día no muy lejano lo agradecerás y te sentirás orgullosa por este esfuerzo.
Un abrazo.
Reconozco que a cambio de tantos sinsabores estoy trabajando con excelentes profesionales de los que aprendo un montón, empezando por mi director principal, catedrático de nutrición, que es todo un crack en este campo.
EliminarNo sé cuál fue tu caso, pero yo cuando trabajaba en la empresa privada ganaba mucho más, es verdad que lo que hacía no me gustaba tanto como lo que hago ahora pero no hay color. La investigación está muy mal remunerada, sobre todo si es pública, además las condiciones en las que se trabaja son lamentables, los recortes de los últimos años nos han dejado los laboratorios con aparatos obsoletos o estropeados sin posibilidad de arreglo y cosas así. Una pena.
Ya te contaré si, cuando llegue ese día más o menos cercano, me siento orgullosa o me tienen que encerrar en un manicomio, todo es posible.
Un abrazo muy grande, Josep.
"La gente joven, no sabéis luchar por las cosas. Os creéis que todo es placer. Pues no, hay que sufrir. Y mucho". Esto lo dijo Pepa (Carmen Maura) en la película cuyo título da pie a tu 'serie'.
ResponderEliminarY es una realidad, Paloma. Cuando somos jóvenes muchos cosas se hacen por inercia (sales del instituto, te metes en una carrera, que si un máster...).En cambio, cuando se es adulto se estudia con más conciencia.
Y como una ya no está sola no es tan fácil dedicar "cuerpo y alma" a lo que se hace, pues hay muchas obligaciones que atender y 'jefes', ejem ejem ;-) a los que supeditarse. Pero, lo creas o no, tu cabecita es la de siempre y ésa no falla.
A pesar de conocer (casi) todos tus periplos hasta llegar a donde estás, me ha encantado leerte.
¡Un beso fortísimo, amiga mía, y aquí nos tienes para lo que haga falta!
No recordaba esa frase que comentas y eso que vi la película un par de veces. Me parece una frase muy acertada y muy acorde con el tema que estamos tratando.
EliminarTambién es muy acertado lo que dices de estudiar de adulto. Cuando hice la carrera mi expediente fue muy normalito, no llegué a repetir ni a arrastrar asignaturas de un curso para otro pero mis notas eran corrientes (aprobados raspados, algún notable y un único sobresaliente). En cambio, hace unos cinco años hice un máster y saqué unas notazas impresionantes (perdona la inmodestia), hasta matrícula de honor tuve en una de las asignaturas más difíciles. Es verdad que con los años uno se implica más seriamente y en aquel máster yo no quería solo aprobar y cubrir el expediente, quería "aprender" y puse mucho interés. Supongo que el ser más viejo conlleva una madurez que nos hace más responsables.
Gracias por tu continuo apoyo y tu absoluta disponibilidad en esta alocada aventura en la que estoy inmersa.
Un beso grande.
Me ha gustado mucho y me he reído, sigue manteniendo ese buen humor, te lo aconsejo eso te hará llevar mejor las cosas y escribir en esta sección también, estoy segura que te servirá como válvula de escape para todo el estres que supone y conlleva, de modo que mucho ánimo y aquí estamos para leerte y servirte de ayuda, en la medida posible. un besazo y repito mucho ánimo Paloma. TERE.
ResponderEliminarDicen que el humor es la última trinchera en la que se refugian los que no tienen otras armas para defenderse.
EliminarReconozco que tomarme las cosas con humor las desdramatiza y reírme con vosotros de mis "desdichas" alivia mucho. Seguiré escribiendo y compartiendo mis desventuras porque es terapéutico y muy relajante.
Gracias por participar de esta terapia, tus comentarios son muy buenos para mi salud mental.
Un beso muy grande, Tere.
Qué buen rato me has hecho pasar. Se nota que has conseguido desahogarte de lo lindo, pero no te descuides, ojo.
ResponderEliminarUn abrazo y ánimo.
Continuaré desahogándome y dando la brasa por aquí. O eso o cojo una recortada y me lío a tiros por cualquier sitio. Creo que es mejor la primera opción, mucho menos sangrienta y creo que mucho más efectiva.
EliminarGracias por los ánimos y participar en esta terapia de grupo.
Un abrazo.
Qué diversión se puede sacar hasta de las peripecias más oscuras. Ánimo, amiga. Estoy segura de que el próximo año, el 18, lo comenzarás con el flamante de doctora que habrá cumplido unos cuantos meses y todo esto será un recuerdo más para la anécdota.
ResponderEliminarLo malo será que nosotros nos quedaremos sin ti divertidas crónicas.
Un beso.
Como le digo a Tere, reírse de las cosas que nos pasan (de algunas al menos) quita dramatismo y uno ve que a veces tampoco es para tanto.
EliminarMe alegro que te hayas divertido, yo también lo he hecho escribiendo la publicación. Cuando puse que esto es una terapia no estaba bromeando, me ha relajado muchísimo.
Muchas gracias por tu colaboración.
Un besote grande.
Interesante tu recorrido y muy amena la manera de contarlo. Se lee con ganas. Ánimo, Kirke, el triunfo por perservar y el título de doctora serán tuyos. Un abrazo,
ResponderEliminarEspero que ese triunfo y ese título no se lleven por delante mi salud porque en algunos momentos no tengo yo muy claro que esta historia vaya a tener un final feliz.
EliminarYa veremos.
Un beso muy grande y gracias por tus ánimos,
ánimo nena ¡Tu puedes con todo! ¿Y que es una tesis para ti después de lo que has conseguido en tu blog?
ResponderEliminarEstás destinada a conseguir lo que te propongas. De momento sigue recreándonos con tu desgracia. Je,je.
Besos
Me temo que mis desgracias van a continuar, así que temas para escribir no me van a faltar. Fíjate que siempre me he quejado de mi falta de imaginación, pero quién necesita inventar si la realidad ya da mucho de sí.
EliminarOjalá que quienes tengan que leer mi tesis sean tan generosos como los que leéis el blog.
Muchísimas gracias por tus ánimos.
Un beso grande.
Bien por ti Paloma, me ha encantado leerte y mis ánimos en este empujón final de la tesis, con lo rápido que pasan los meses en nada ya te tenemos defendiéndola y va a ser fantástica. ¿
ResponderEliminarCreo que es mucho más meritorio hacer este súper esfuerzo cuando una tiene más edad y una familia con las responsabilidades que hay ahí detrás (sobre todo a nivel de tiempo libre), eso ya dice mucho de ti y de tu fuerza de voluntad y sí escribir te sirve para desahogar esos nervios que sea muy bienvenida esta serie, el humor lo relativiza todo y desestresa un montón.
Un beso enorme señora doctoranda.
La verdad es que ahora me estoy dando cuenta de la suerte que tuve cuando estudié la carrera. Vivía con mis padres y cuando llegaba agotada a casa me encontraba con la mesa puesta y la comida preparada, no tenía otra preocupación mas que estudiar y aprobar.
EliminarCuando ya se tienen otro tipo de responsabilidades la cosa es mucho más complicada y eso que mi marido y mi hija me están ayudando muchísimo.
Sí que es necesaria mucha fuerza de voluntad para ponerse a estas alturas a hacer una tesis, pero creo que también se necesita cierto grado de locura o inconsciencia porque lo mío no es muy normal, jajaja.
Muchas gracias por tus palabras de ánimo.
Un besote grande, grande.
Para cuando la siguiente entrega? Está buenísimo! Vaya droga la nuestra, de las peores, encima nos deja conscientes mientras nos consumimos������
ResponderEliminarBesos y ánimo que ya queda muy poco!
Y ya sabes que cuentas conmigo para el tema de las carnes ��������
Laura
Qué alegría verte por aquí, Laura!! Supongo que te habrás sentido identificada con casi todo lo que cuento porque como tú ya comentas compartimos droga y adicción, además pasaste por este trago no hace mucho.
EliminarGracias por tu ofrecimiento, sé que cuento contigo. Y ya que citas la carne... estoy a punto de hacerme vegetariana, después de tanto escribir sobre ella ¿cómo conseguiste no aborrecerla para siempre? jajaja. Además ahora ha salido una publicación diciendo que la carne roja produce diverticulitis, a ver si entrego ya la tesis antes de que salga otra enfermedad asociada más, a este paso me van a meter en la cárcel.
La próxima entrega aún tardará unos días pero te mantendré informada.
Un beso muy grande.
Si el Sacrificio hace de ti trabajo una gran obra, y además nos regala historias así, pues, bienvenido.
ResponderEliminarSaludos.
Espero que tanto esfuerzo acaba llevando a buen puerto. Ya iré contando.
EliminarUn saludo.
Bueno, no empieza uno bien leyendo cómo se martiriza a una doctoranda. La ilusión de conocerte y compartir ratos y pelear por ver luz es un balance que te puede sonar pobre, pero es un motor que mueve mi montaña desde hace años y me gustaría ver que esto te contamina y te hace importante.
ResponderEliminarTú y yo, nuestro tándem es importante y sin él no te llamas Paloma y yo tampoco Paco, así que sonríe y sigue peleando.
Queda pendiente un rato más largo en que me hables de tu empresa no española y en lo bien que lo estás haciendo aunque para ello tengas que pasar por varios ataques de nervios, mi querida doctoranda, mi querida Paloma.
Besos y adelante.
No sé en qué acabará esta aventura, espero que defendiendo con éxito la tesis ante un tribunal, aunque aún no descarto que yo acabe antes encerrada en un manicomio.
EliminarPero acabe como acabe lo que es seguro es que he aprendido mucho y eso se debe a tener un buen director que sabe mucho y que sabe transmitir lo que sabe. Si no fuera por lo que sabes y por lo que peleas no habría llegado a donde estoy ahora.
Gracias por tus ánimos y espero que ya estés haciendo buen acopio de paciencia, que falta te va a hacer conmigo porque los nervios van a ir 'in crescendo'.
Un beso grande.
Malas noticias! se te ha escapado la proteina "creativa" y estas infectada. Muy divertida la entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me temo que tienes razón, en la próxima analítica que me haga miraré esa proteína a ver qué niveles tengo, jajaja.
EliminarUn beso Pura, me alegro que te haya gustado la entrada.
Este tipo de cosas son de las que se sufren mientras se está inmerso en ellas pero se disfrutan cuando uno ve el resultado de su trabajo. Sin duda esa será la consecuencia de tanto esfuerzo. No obstante y como consejo, que las relaciones personales no se queden por el camino, tan importante es conseguir el objetivo propuesto como mantener esos reductos de nuestra existencia que nos mantienen vivos. Un abrazo.
ResponderEliminarIntento seguir viendo a mis amigos, seguir haciendo cosas que no tengan que ver con la tesis porque, de lo contrario, me volvería loca. Pero el tiempo libre se acorta cada vez más según llega la fecha límite de entrega.
EliminarEspero aguantar hasta la primavera y no morir en el intento, para así poder comprobar que mereció la pena.
Un abrazo, Jorge.
Eso es lo que encarna tener que hacer una tesis a estas edades. Yo no hice tesis de mis estudios pero te puedo asegurar que sufría mucho cuando tenía exámenes. Cuando se tiene esa adicción tu a tus investigaciones y yo cuando estudiaba con mas de 35 años se vuelve adictivo y ya no se puede parar. Te lo digo por experiencia. Solo paras cuando ya te planteas jubilarte. jajaja, asi que ¡animo!. Has elegido una buena terapia no se puede guardar dentro lo que se siente cuando se es adicta. Estoy aquí escribiendo mientras escucho los sones de Saliegui de la Tamborrada de Donosti. Un abrazo
ResponderEliminarSí que hay una forma muy distinta de entender los estudios cuando ya se tiene una edad. Es una decisión que conlleva más responsabilidad y seriedad.
EliminarBonito hilo musical te has buscado tú, la tamborrada, madre mía.
Un beso.